Nevinirral
01-31-2009, 03:06 AM
Victoria.Uthgars, Enanos y Nordos vociferando palabras de vitcoria luego de retomar Imperia, nuestro castillo, de las manos de Ignis. Abrazandose y secandoe el sudor, otros, limpiando la sangre de sus espadas, todos con esa sensacion que solo te puede dar la victoria.
Dura poco.
Practicamente todo el regimiento de alsirios, embriagados en victoria y sedientos de sangre ignita se deciden a retomar Alagros, asiendo oidos sordos a los consejos de los pocos veteranos en batalla.
No se que me iso pensar diferente al grupo de soldados que, ciegos al peligro inminente, se abalanzaban al fuerte olvidando un detalle: Imperia quedaba desprotegido.
Pronto me apresure a unirme a los que imploraban que se quedacen pero poco sirvio.
Muchos gritaban "Por Alsius", "Por la gloria", ¡bah! la gloria es algo que inventan los ancianos para que los jovenes luchen sus guerras.
Al ver que todos desaparecian detras de las colinas mire atras, esperando ver un contingente mediano de soldados (aunque no espere ver muchos).
Lo que vi fue peor, solo una maga diestra en la batalla, que pudo predecir lo que pasaria, y un arquero que al parecer fue el unico, ademas de mi mismo que escucho a la veterana de guerra, ahora con un perfil adolorido por lo que acaba`ba de pasar.
Me quede esperando, arriba del arco de la puerta el inminente destre, la inminente masacre.
Me quede un tiempo solo en mis pensamientos, sabia que no iba a sobrevivir, pero ¡por Alsius que no iba a uir!
Esa tranquilidad de ensueño duro poco. A lo lejos se escuchaban los rugidos de las mascotas de sus amos, pero no era lo mas aterrador: los barbaros ignitas preparandose para la batalla exalaban rugidos dignos del propio Thorkull.
Iba a ir corriendo para dar la alarma pero parece que no era necesario, la maga dijo palabras que eran como cuchillos para mi oirlas:
-No podemos detenerlos, van a entrar, no podemos impedirlo.
Ducho esto el arquero seguido por la echisera detras subieron a el ultimo piso de la torre de observacion.
No me atrevia a subir a los muros, no por miedo a que me atraviese una flecha, si no por la masacre que los guardias del lado exterior del castillo iban a enfrentar. Al frente de la puerta espere entonces con temple de acero, con mirada apretada, deparnado el destino que tocaba la puerta frente a mi.
Se escucharon los gritos de los guardias surcando el aire como cuchillos. Helaban la sangre y eso que yo era un alsirio criado en las tierras de nieves enternas.
La puerta empeso a temblar, estaban aqui, en frente de la puerta y no iba a poder detenerlos. Ise las pases con migo mismo. En eso la puerta se empeso a quebrar, salio un hacha que rapidamente se alejo, probablemente por una flecha de un guardia al lado mio. De repente la imagen que recordare por el resto de mis dias: la puerta abriendose, dejando entrar ordas de Elfos Oscuros, Moloks y como quiera que se llamen los humanos en esas aridas tierras.
En ese momentos, yo Santhis, caballero defensor de alsius, alse mi escudo y tome firme mi lanza y grite a viva voz "¡Por Alsius!" mientras cargaba de frente asia el ejercito invasor.
La ecena se vuelve oscura, yo en el suelo, con la vida escapandose de mi cuerpo como agua en una red, ignorante del destino de la veterana echisera y el pobre arquero.
Ganar juntos, morir solo.
Esa es la vida de un caballero.
Dura poco.
Practicamente todo el regimiento de alsirios, embriagados en victoria y sedientos de sangre ignita se deciden a retomar Alagros, asiendo oidos sordos a los consejos de los pocos veteranos en batalla.
No se que me iso pensar diferente al grupo de soldados que, ciegos al peligro inminente, se abalanzaban al fuerte olvidando un detalle: Imperia quedaba desprotegido.
Pronto me apresure a unirme a los que imploraban que se quedacen pero poco sirvio.
Muchos gritaban "Por Alsius", "Por la gloria", ¡bah! la gloria es algo que inventan los ancianos para que los jovenes luchen sus guerras.
Al ver que todos desaparecian detras de las colinas mire atras, esperando ver un contingente mediano de soldados (aunque no espere ver muchos).
Lo que vi fue peor, solo una maga diestra en la batalla, que pudo predecir lo que pasaria, y un arquero que al parecer fue el unico, ademas de mi mismo que escucho a la veterana de guerra, ahora con un perfil adolorido por lo que acaba`ba de pasar.
Me quede esperando, arriba del arco de la puerta el inminente destre, la inminente masacre.
Me quede un tiempo solo en mis pensamientos, sabia que no iba a sobrevivir, pero ¡por Alsius que no iba a uir!
Esa tranquilidad de ensueño duro poco. A lo lejos se escuchaban los rugidos de las mascotas de sus amos, pero no era lo mas aterrador: los barbaros ignitas preparandose para la batalla exalaban rugidos dignos del propio Thorkull.
Iba a ir corriendo para dar la alarma pero parece que no era necesario, la maga dijo palabras que eran como cuchillos para mi oirlas:
-No podemos detenerlos, van a entrar, no podemos impedirlo.
Ducho esto el arquero seguido por la echisera detras subieron a el ultimo piso de la torre de observacion.
No me atrevia a subir a los muros, no por miedo a que me atraviese una flecha, si no por la masacre que los guardias del lado exterior del castillo iban a enfrentar. Al frente de la puerta espere entonces con temple de acero, con mirada apretada, deparnado el destino que tocaba la puerta frente a mi.
Se escucharon los gritos de los guardias surcando el aire como cuchillos. Helaban la sangre y eso que yo era un alsirio criado en las tierras de nieves enternas.
La puerta empeso a temblar, estaban aqui, en frente de la puerta y no iba a poder detenerlos. Ise las pases con migo mismo. En eso la puerta se empeso a quebrar, salio un hacha que rapidamente se alejo, probablemente por una flecha de un guardia al lado mio. De repente la imagen que recordare por el resto de mis dias: la puerta abriendose, dejando entrar ordas de Elfos Oscuros, Moloks y como quiera que se llamen los humanos en esas aridas tierras.
En ese momentos, yo Santhis, caballero defensor de alsius, alse mi escudo y tome firme mi lanza y grite a viva voz "¡Por Alsius!" mientras cargaba de frente asia el ejercito invasor.
La ecena se vuelve oscura, yo en el suelo, con la vida escapandose de mi cuerpo como agua en una red, ignorante del destino de la veterana echisera y el pobre arquero.
Ganar juntos, morir solo.
Esa es la vida de un caballero.