Valkasar
09-29-2009, 01:15 AM
La mierda si que quedo largo el "cuentito"
Edit: me entere que mi abuelo murio cuando estaba escribiendo esto. Ironias de la vida no?
El joven conjurador observa su baculo con atencion. Sabe que esta callendose a pedazos desde hace una semana pero no consigue el oro para las reparaciones. A su alrederor ve a los aliados preparandose para la inminente batalla.
De repente el vigia alerta a la tropilla de que el ejercito alsirio estara alli en breve. A una sola voz se inparten las ordenes, los conjuradores, que curen y revivan. "Los arqueros, que tiren flechas" contesta un inpertinente conjurador apostrado contra la bandera. "dejate de joder -contesta un barbaro, curtido en mil batallas- sabes a que me refiero".
A lo lejos se escuchan diversos gritos de batalla.
Todos -incluidos los guerreros- se alzan orguyosamente sobre la tarima. Nadie se amedrena ante la evidente superioridad numerica o, al menos, nadie lo demuestra. Ambos ejercitos empiezan a preparar sus poderes, intentando desmoralizar al enemigo. Los cazadores, sabiendo eso, llevaban por mascota inpresionantes trolls de tres metros, los cuales les hacian gestos obcenos a los enemigos.
Los conjuradores descanzaban entre los hehizos de proteccion que lanzaban en los aliados y en ellos mismos, sabiendo que en una batalla es mejor entrar con toda su energia disponible. El joven conjurador hace lo propio.
Un cazador, de apenas quince primaveras, observa inpresionado a los musculosos barbaros, cuyos brazos eran anchos como todo su cuerpo, y a los valientes caballeros, de expresion bondadosa, sabiendose los mas aptos para resistir el daño enemigo y asi proteger a sus aliados mas debiles. Un caballero observa de reojo al joven cazador, que miraba su escudo de aspecto inpotente. "este muchacho va a salir vivo de este infierno, yo me voy a encargar de eso" -piensa, mirando sin disimulo al joven, que de repente estaba muy interesado en el estado de las garras de su lobo.
A lo lejos un creciente grito de guerra distrae los pensamientos del caballero, que, por acto reflejo, se para adelante de sus aliados que estaban bajando de la tarima.
El conjurador se concentra en su respiracion para no pensar en la carniceria que se desarrollaria en breve. Le rogaba, silenciosamente, a su estomago que resistiera ver a los aliados masacrados pero vivos, pidiendo un poco de ayuda para volver a la batalla.
El cazador, nervioso como kelonte en el desierto, se para en la tarima junto a los tiradores que, a su vez, le pidieron que dejase a su mascota en la planta baja para poder moverse con mayor libertad.
El caballero, del lado de afuera del fuerte, miraba de reojo al cazador calculando a ojo si llegaria a protegerlo a tiempo de los poderes enemigos. Sabe perfectamente que un habil enemigo podria noquearlo en un segundo, y moriria sin remedio.
Un cazador enano, observa con un gran interes al joven cazador que tenia un panico no muy disimulado. Sabe que es un principiante, y recuerda cuando el tambien lo fue, hace ya años. Le sonrie a su arco, rememorando aquellos años, de matar crias de grifonita a diez pasos de la segura ciudad de Montsognir. Su fiel compañero de aventuras, un gol tar traido directamente del arido desierto ignita, le gruñe para que deje de sonreir como un idiota y se prepare para la batalla. A su lado un barbado comienza a gritar, y todos a su alrededor responden al grito de buena manera.
Ambos ejercitos se miran a los ojos. Apenas pueden ver parte de la anatomia separada de cada individuo pero ahora ya nadie pensaba como una unidad. Eran una parte de un todo, todos y cada uno de ellos.
Terror. Confucion.
De repente el conjurador despierta de su trance. Sostiene a un tirador, ya sin vida, con las manos tintas de sangre. Siente arcadas. El olor de las viceras al crudo sol del mediodia mancilla el aire. Lo que quedaba del ejercito de la Republica de Syrtis se miraba a lso ojos, incapaces de decir en palabras que habian perdido. A nadie le quedaban fuerzas para luchar. Pero lucharian. Todos lucharian. Y no pocos morirían.
El joven cazador llora amargamente. Una flecha perdida alcanzo en un pulmon al pobre lobo, quien murio en pocos minutos. El cazador se ecuentra arrodillado ante su fiel compañero de adenturas y entrenamiento. Parece no advertir el animo negro que anida en los corazones de sus compañeros. No le inporta nada. Tiene los puños apretados con fuerza, temblando ligeramente. Agarra su arco. Sabe que va a morir, lo sabe, y este echo parece generarle gracia. Comienza a reir mas alto, cada vez mas alto. La muerte es uan maravilla, oh si, y es tan gracioso pensar que esos inperialistas piensan que tienen miedo. El ejercito de la Republica de Syrtis tiene miedo. Pero este cazador no. Solo hay venganza en su mente.
El caballero observa reir al cazador. Al principio piensa asentarle un golpe en la cabeza para que deje de reir de ese modo. Su ria demente estaba desmoralizando aun mas a las tropas. Pero en ese momento se da cuenta de quien es. Es el joven cazador, que antes temblaba de miedo y ahora temblaba de ira. "ha crecido mucho el dia de hoy"-piensa-"El va a salir vivo de aca, y va a vivir y sufrir muchasmas guerras"
El cazador enano, mientras aún le dispara a la puerta, escucha una risa que le pone los pelos de la nuca en punta. Ese sonido de ultratumba le esta haciendo dudar si esa no sera la risa de un zarquit que se rie del dolor de su maestro. Pero luego se da cuenta de que esa voz es inconfundiblemente humana, y de sonido aflautado, muy agudo para un adulto. Recuerda al cazador qe le hizo pensar en su juventud. Recuerda el aullido de dolor de una criatura agonica luego de un disparo de distraccion. Habia pensado algo semejante a "dos pajaros de un tiro" pero, ahora sin saber porque, relaciona automaticamente ese aullido con el joven elfo, de profecion cazador.
Se puede oir claramente un estruendo. Lo poco que quedaba de puerta se derrumba. Al caerse ambos ejercitos se miran a los ojos. Los alsirios con sed de sangre. Los syrtenses con panico.
Doble post
Edit: me entere que mi abuelo murio cuando estaba escribiendo esto. Ironias de la vida no?
El joven conjurador observa su baculo con atencion. Sabe que esta callendose a pedazos desde hace una semana pero no consigue el oro para las reparaciones. A su alrederor ve a los aliados preparandose para la inminente batalla.
De repente el vigia alerta a la tropilla de que el ejercito alsirio estara alli en breve. A una sola voz se inparten las ordenes, los conjuradores, que curen y revivan. "Los arqueros, que tiren flechas" contesta un inpertinente conjurador apostrado contra la bandera. "dejate de joder -contesta un barbaro, curtido en mil batallas- sabes a que me refiero".
A lo lejos se escuchan diversos gritos de batalla.
Todos -incluidos los guerreros- se alzan orguyosamente sobre la tarima. Nadie se amedrena ante la evidente superioridad numerica o, al menos, nadie lo demuestra. Ambos ejercitos empiezan a preparar sus poderes, intentando desmoralizar al enemigo. Los cazadores, sabiendo eso, llevaban por mascota inpresionantes trolls de tres metros, los cuales les hacian gestos obcenos a los enemigos.
Los conjuradores descanzaban entre los hehizos de proteccion que lanzaban en los aliados y en ellos mismos, sabiendo que en una batalla es mejor entrar con toda su energia disponible. El joven conjurador hace lo propio.
Un cazador, de apenas quince primaveras, observa inpresionado a los musculosos barbaros, cuyos brazos eran anchos como todo su cuerpo, y a los valientes caballeros, de expresion bondadosa, sabiendose los mas aptos para resistir el daño enemigo y asi proteger a sus aliados mas debiles. Un caballero observa de reojo al joven cazador, que miraba su escudo de aspecto inpotente. "este muchacho va a salir vivo de este infierno, yo me voy a encargar de eso" -piensa, mirando sin disimulo al joven, que de repente estaba muy interesado en el estado de las garras de su lobo.
A lo lejos un creciente grito de guerra distrae los pensamientos del caballero, que, por acto reflejo, se para adelante de sus aliados que estaban bajando de la tarima.
El conjurador se concentra en su respiracion para no pensar en la carniceria que se desarrollaria en breve. Le rogaba, silenciosamente, a su estomago que resistiera ver a los aliados masacrados pero vivos, pidiendo un poco de ayuda para volver a la batalla.
El cazador, nervioso como kelonte en el desierto, se para en la tarima junto a los tiradores que, a su vez, le pidieron que dejase a su mascota en la planta baja para poder moverse con mayor libertad.
El caballero, del lado de afuera del fuerte, miraba de reojo al cazador calculando a ojo si llegaria a protegerlo a tiempo de los poderes enemigos. Sabe perfectamente que un habil enemigo podria noquearlo en un segundo, y moriria sin remedio.
Un cazador enano, observa con un gran interes al joven cazador que tenia un panico no muy disimulado. Sabe que es un principiante, y recuerda cuando el tambien lo fue, hace ya años. Le sonrie a su arco, rememorando aquellos años, de matar crias de grifonita a diez pasos de la segura ciudad de Montsognir. Su fiel compañero de aventuras, un gol tar traido directamente del arido desierto ignita, le gruñe para que deje de sonreir como un idiota y se prepare para la batalla. A su lado un barbado comienza a gritar, y todos a su alrededor responden al grito de buena manera.
Ambos ejercitos se miran a los ojos. Apenas pueden ver parte de la anatomia separada de cada individuo pero ahora ya nadie pensaba como una unidad. Eran una parte de un todo, todos y cada uno de ellos.
Terror. Confucion.
De repente el conjurador despierta de su trance. Sostiene a un tirador, ya sin vida, con las manos tintas de sangre. Siente arcadas. El olor de las viceras al crudo sol del mediodia mancilla el aire. Lo que quedaba del ejercito de la Republica de Syrtis se miraba a lso ojos, incapaces de decir en palabras que habian perdido. A nadie le quedaban fuerzas para luchar. Pero lucharian. Todos lucharian. Y no pocos morirían.
El joven cazador llora amargamente. Una flecha perdida alcanzo en un pulmon al pobre lobo, quien murio en pocos minutos. El cazador se ecuentra arrodillado ante su fiel compañero de adenturas y entrenamiento. Parece no advertir el animo negro que anida en los corazones de sus compañeros. No le inporta nada. Tiene los puños apretados con fuerza, temblando ligeramente. Agarra su arco. Sabe que va a morir, lo sabe, y este echo parece generarle gracia. Comienza a reir mas alto, cada vez mas alto. La muerte es uan maravilla, oh si, y es tan gracioso pensar que esos inperialistas piensan que tienen miedo. El ejercito de la Republica de Syrtis tiene miedo. Pero este cazador no. Solo hay venganza en su mente.
El caballero observa reir al cazador. Al principio piensa asentarle un golpe en la cabeza para que deje de reir de ese modo. Su ria demente estaba desmoralizando aun mas a las tropas. Pero en ese momento se da cuenta de quien es. Es el joven cazador, que antes temblaba de miedo y ahora temblaba de ira. "ha crecido mucho el dia de hoy"-piensa-"El va a salir vivo de aca, y va a vivir y sufrir muchasmas guerras"
El cazador enano, mientras aún le dispara a la puerta, escucha una risa que le pone los pelos de la nuca en punta. Ese sonido de ultratumba le esta haciendo dudar si esa no sera la risa de un zarquit que se rie del dolor de su maestro. Pero luego se da cuenta de que esa voz es inconfundiblemente humana, y de sonido aflautado, muy agudo para un adulto. Recuerda al cazador qe le hizo pensar en su juventud. Recuerda el aullido de dolor de una criatura agonica luego de un disparo de distraccion. Habia pensado algo semejante a "dos pajaros de un tiro" pero, ahora sin saber porque, relaciona automaticamente ese aullido con el joven elfo, de profecion cazador.
Se puede oir claramente un estruendo. Lo poco que quedaba de puerta se derrumba. Al caerse ambos ejercitos se miran a los ojos. Los alsirios con sed de sangre. Los syrtenses con panico.
Doble post