Juego introspectivo ? Entrevista a un amigo (redacción)

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Buenos días " visto el mini-éxito que tubo lo que redacté el otro día, en esta ocasión les traigo algo que escribí hace bastante tiempo y que es una de las pocas cosas que tengo pasadas a la máquina.
Es un trabajo de la facultad, Taller de expresión I, el profesor nos propuso la idea de jugar a entrevistarnos, desde el lado de quien pregunta, y dar a entender una imagen algo idealizada de nosotros mismos como para que se note la diferencia entre los dos personajes.
Así que no se crean todo , espero que les guste.


ENTREVISTA A UN AMIGO


Cuando me mandaron de la revista a entrevistar a Matías no pensé que al llamarlo por teléfono, no me daría tiempo siquiera de proponerle un encuentro en un lugar neutral como tenía pensado, se me adelantó diciendo que no habría problema de concretarla en su casa. Como era de esperar ante tal reacción, ni atiné a comunicarle mi propuesta de realizar la entrevista en un café porteño.

El viaje no fue tan largo como me lo esperaba: “… avellaneda … “ no digan que no suena un lugar lejano.

Al pagar el viaje al taxista y bajarme del coche, me encontré con una esquina gigante, en la que se me hacía imposible encontrar la numeración. Alta, robusta y pintada de esos colores que dan señales claras del paso del tiempo. En la plenitud de la noche se alzaba frente a mi como una especie de fortaleza industrial imponente. Debía doblar la esquina tal como me había indicado, me fui caminando despacio pegado a la pared y arrastrando mi mano por la rusticidad del reboque hasta el final de la pared, a donde estaba la gran puerta de madera que parecía chica hundida en la inmensidad de la esquina.

Toqué timbre con fuerza. No me había percatado de que un balcón colgaba sobre mi cabeza sino hasta que asomo su figura por el. Hizo una seña como para que esperara, y acto seguido sentí el chirrido de la bocina que habilitaba la traba de la puerta, suave, pero lo suficientemente precisa como para darme cuenta que tenía que empujarla.

Empujé primero con torpeza, sin lograr que se abriera. Jalé desde el picaporte y volví a empujar hacia adentro, ahora con mas suavidad, solo entonces me abrí paso hacia la oscura pendiente con escalones de negro mármol que llevaba hacia el nivel donde se encontraba la casa.

Comencé el fatídico ascenso sirviéndome de la baranda de madera a mi derecha. Para cuando llegué al primer descanso estaba algo agitado y me recordé lo bien que había hecho al dejar de fumar. Matías me esperaba al final de las escaleras ensayando una sonrisa.

- … la puerta es mañosa, como todo en esta casa.

Fue lo primero que me dijo cuando terminé de subir. No se si estaba tratando de romper el hielo de la formalidad o bien se había apiadado del gesto de agotamiento, que cual cicatriz en un combate, la exagerada pendiente había marcado en mi rostro.
Estaba tratando de recuperar aire, para disimular mi estado cuando extendió su mano para saludarme a la vez que con la otra me ofrecía a pasar.

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- .. el gusto es mío.



Mas tarde al leer el borrador de todo lo que había anotado en la entrevista, pensé que las primeras actitudes que tuvo al recibirme, ya habían desvirtuado la idea original de la entrevista, como si al mostrarse de esa manera desde un principio, hubiera de condicionar mi trabajo.

A Matías no lo conocía mas que por sus escritos. Era una persona de perfil bajo, jamás había visto una foto suya. Se la pasaba esquivando lugares donde abundan las cámaras y rehusaba enérgicamente las invitaciones a fiestas y ceremonias públicas. Tal posición y convicción, habían generado en mis colegas una suerte de desgano por abordarlo, mientras que en lo que a mi respecta, de alguna manera lo veía como un desafío y hasta podría decir que su imagen me generaba cierto misterio.

Cuando lo tuve enfrente me encontré con un muchacho un poco bajo y flaco, de contextura normal pero vívida como airosa. Tenía el pelo crecido,enredado, de color negro y a medio peinar. Ojos oscuros redondos, cejas anchas prominentes, la nariz huesuda y los pómulos florecidos, lo que generaba una suerte de de profundidad casi mágica en su semblante tímido. Tenía los rasgos tan fuertes, que la única idea que se me vino a la cabeza en ese momento fue la de pensar que cualquier gesto con que se vistiera ese rostro, sería un gesto convincente.

No abandonó hasta después de un rato el gesto amable con que había iniciado todo. Lo habría dibujado de saber hacerlo, yo seguía sorprendido por la violencia de sus rasgos, los pómulos, la barbilla ancha, la barba a medio crecer, la boca carnosa … todos esos signos me daban cuenta de una persona natural, algo tosco, de alguien que no forzaba el gesto, que no tenía sonrisas ni lágrimas que le sobren para dibujar cuando no se siente. Tenía las justas y esa noche pintaba para que pudiera regalarme alguna.

Me invitó a pasar, estuvimos largo rato parados esperando que ambos termináramos de estudiarnos un poco. Supongo que el habrá sacado tanta – o mas – información como yo acerca de él en esa primera instancia. Escritores, yo ya los conocía, conviven con la habilidad de construir, percibir, regenerar y destruir conceptos. Aunque por momentos lo pareciera, yo no era ningún novato.

Sacó de un bolsillo del jean un atado de cigarrillos, abrió la caja, la sacudió y extendió el brazo convidándome. La verdad es que ya llevaba casi dos meses sin fumar, vacilé unos segundos, y sentí como mi resistencia al monstruo de la nicotina se rendía de antemano. Y con razón. Estaba condenado a una noche larga a solas con un fumador en un lugar que no conocía. Si bien el cigarrillo es enemigo de la salud, mas allá de los placeres que pueda encender en los que fumamos, es también a veces un placebo que sirve para descomprimirnos.

Con mi débil guardia “antinicotínica” destruida, tomé el cigarrillo sin culpas y me dispuse a fumarlo … volví a sentir entonces todas esas sensaciones que pocos fumadores conocen.

Abandonamos el pequeño hall donde finalizaba la escalera. Me invitó a sentarme y entre otras palabras me dijo que me sintiera como en su casa. Mientras dejaba toda la carga que siempre me acompaña en el trabajo, me detuve un instante a observar el ambiente antes de sentarme.
Pese a la invitación de Matías a “sentirme como en mi propia casa“, cargaba con la incomodidad de estar por primera vez en un lugar que me es ajeno, y con el aditivo de que el dueño de ese lugar me estaba observando.

- Molesta?

La pregunta era clara, mas que observar quería arrancar alguna información suya de ese ambiente, algún detalle que siempre no es celosamente ocultado. Para hacerse de esa información el periodista tiene que ver mas allá de lo que se le muestra, y créanme, no todos mis colegas están preparados para eso, de hecho a algunos ni les interesa.
Matías también lo sabía, los escritores se sirven mucho de esa costumbre de diseccionar ambientes a la hora de engendrar historias, es como si mas que una profesión, el escribir, para ellos fuese un oficio constante. Se la pasan afilando el sentido y en cualquier lugar que estén mientras todos están mirando, ellos observan

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En el tono de su respuesta, se notaba claramente el sentimiento de complicidad con esa idea compartida.

- adelante, dale tranca¡

Todavía sin sentarme, dí una fuerte bocanada al cigarro al cual la brasa entre tanto pensar, ya se había comido la mitad del tabaco.

Comencé desde mi derecha, en contrapuesto a las agujas del reloj. Estábamos en un comedor - cocina. No lo había notado pero junto a la puerta divisoria del hall y el comedor había otra puerta vidriada que daba al patio. Desde adentro del comedor a mi derecha había una mesita con ruedas donde estaban el teléfono y mas abajo las guías. A su lado la tele montada sobre un mueble, en ella una de Jason, creo que era Martes XIII la cuarta parte. Atrás de la tele un ventanal que no llegaba al suelo, ventanal que daba al patio que también se veía desde la puerta vidriada del hall. Entre lo que quedaba de la pared y la esquina una estufa negra de gas. La otra pared, estaba toda forrada por varas de madera que brillaban y olían a recién barnizadas. De ella colgaban tres cuadros, uno de un florero pintado en tela, con colores que no eran los de las flores felices, el cuadro era opaco, pero en su borde inferior izquierdo había encajado en sus hendijas una imagen de la virgen maría orando. A su derecha dos cuadritos mas, ambos eran paisajes creados con relieves mediante materiales extraños. Al final otra puerta pintada de rosa que llevaba a otro ambiente que no llegue a conocer.
La pared que seguía estaba frente a mí, comenzaba con otra puerta idéntica y pintada del mismo rosa que la que estaba a su lado, parecía una puerta divisoria que llevaba esta sí a otra parte de la casa. Un mueble grande de tres cuerpos, encajado en la pared completaba ese espacio. Al otro lado una arcada grande, que separaba la cocina, algo chica, del comedor. Cocina de la que no llegué a notar mas que su prolijidad por la poca luminosidad del ambiente.


A mi izquierda, una heladera cerraba el cuadrado, arriba suyo otro mueble de dos cuerpos también encastrado en la pared.

Yo escribía en la computadora que estaba sobre la mesa, después de recorrer todo el ambiente casi viciado por mi obsesiva mecánica de protocolo profesional sin obtener detalle alguno que me sorprendiera, reparé en la mesa… una mesa de madera, excesivamente grande para el espacio que había, sobre ella montado un vidrio que acaparaba todo el ancho y largo de la mesa. Bajo él, un centenar de fotos familiares.


- Mi abuela fue poniendo todas las fotos, las mas lindas son de cuando éramos chicos y estábamos todos.

Notó en seguida que había reparado en las fotos, al tiempo que yo noté un salpicón de angustia en su rostro al momento de cerrar la oración.
No le pregunté mas nada, me quedé esperando que se acercara y de mientras desplacé la máquina a una silla como invitándolo a charlar de las fotos.
Se acercó… y tomó bastante aire como quien toma envión para dar un salto….

- Acá estamos con mi hermana cuando íbamos al jardín maternal – sonreía -, yo empecé el jardín a los dos años porque era hiperquinético. Entonces mi vieja al ver que yo miraba con ansias para adentro del jardín siempre que acompañaba a mi hermana decidió mandarme con ella. Casi siempre nos llevaba mi abuelo, yo creía que mi abuelo era el mas grande, de hecho todavía lo creo. Tanto que una vez que se rompió la calesita lo comprometí sin avisarle a que la arreglara – se acentuaba la sonrisa que esta vez casi le desbordaba el rostro-…

- Y la arregló?


- Claro, pero tuvo que pagar, ja, hice cada locura en ese jardín. Lo bueno es que puedo recordarlas, eso me gusta.

En la foto con su hermana parecían dos muñecos de algodón vestidos color piel, ella sonriendo el mas serio como asombrado, pero los dos increíblemente esponjosos.

- No hay vez que no mire esa foto y no sonría, además de tierna es muy graciosa.

- Sos de mirarla seguido? – yo siempre sacaba esas preguntas que caen bien en otro tipo de gente, de esa gente que respondería que si que bla bla bla …

- No, la verdad muy de vez en cuando me cuelgo a mirar la fotos, casi siempre hay un mantel, la gente que viene si, se cuelga mucho a mirar las fotos, y lo loco es que me preguntan “quien es ese gordito “….


Siguió mostrándome mas fotos, las de el eran todas iguales, un gordito cachetón que siempre tiene ese gesto de asombro. Mirándolo detenidamente, caigo en que su mirada de hoy dista mucho de la ese chico, ahora tiene una mirada perdida, algo fría pero mucho mas intensa que las de su infancia.

Las fotos de su familia la mayoría están todos alrededor de una mesa, claro ambiente familiar de asados, de domingos, de esas pequeñas multitudes que genera la sangre…

Me paré en una foto de unas pascuas algo antiguas, conejitos, huevos y pedazos de chocolate regados por la mesa. Matías tendría unos siete años, estaba apoyado en la mesa, con un gesto muy alegre abrazando el cuello de un tipo mayor que sería el abuelo, “el que arregló la calesita”. Mas arriba un señor de barba frondosa, había mucha mas gente, todos en el borde de la mesa…

- Esta es de pascuas no?

- Si, al que estoy abrazando es mi abuelo, el de la barba eterna es mi viejo. – siguió señalando – mi vieja que es mi mentora, mi abuela, mi hermana …

Prendió otro cigarrillo y volvió a ofrecerme. Le dije que por esta vuelta me abstenía. Fumó y volvió sobre las fotos. Me señaló algunas que al parecer le gustaban, ocasiones que le traían recuerdos lindos. Será que las fotos sirven para eso, para reemplazar los avatares del olvido, o bien para reforzar algunos recuerdos antes de que se extingan.

Ni que lo hubiera coordinado, al acabar el cigarrillo también terminó el tour de fotos. Se fue hacia la oscura cocinita, me dejó escribiendo un rato sin hablarme. Lo escuché llenar una pava y prender el fuego con un fósforo. De mientras yo seguía escribiendo cuanto podía.

- Que querés tomar?… Hay café whisky licor té…mejor whisky no, pero si querés otro día nos tomamos un Red Label juntos… de verdad que vas a tomar?

Esa es una pregunta que siempre me incomoda, no me gusta pedir nada y si me ofrecen me pongo colorado.

- Te agradezco, cené hace un rato y la verdad no tengo ganas de tomar nada. – la verdad es que me moría por un café doble negro -

- Buen, yo puse la pava para el mate, a mi me gusta amargo. Yo te convido, si querés agarrás sin vergüenza.

Se acercó, pasó por atrás mío abrió la heladera y sacó un frasco de vidrio con café. Lo abrió y me lo acercó a la nariz para hacerme sentir el aroma.

- Siempre le pongo este al mate, en realidad lo compro para hacer café en el sistema italiano con la vaporera.

El olor a café fresco era por demás relajante, y entró en mis fauces como un gallo en celo entra al corral a reclamar gallinas. Lo cierto es que sus intentos por hacerme sentir mas cómodo y el aroma del café, me despertaron unas locas ganas de tomar los mates que ya venían.

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Olió el frasco de café de una manera casi grosera, como enterrando su nariz en él. Largó una expresión de relajo, como si le mismo lo hubiera cosechado.

- Me encanta este olor, deberían de hacer una fragancia con el. Te juro sería el primer cliente… es raro, que la gran variedad de perfumes que hay en el mercado son fragancias que jamás pueda generar ningún cuerpo humano, y las que hay no son originales, naturales, no se… se me ocurre que me gustaría oler rosas en una mujer, porque no limón o miel, canela, y café .. que rico que tu chica huela a café – sonríe - . Por otro lado, estaría bueno que algunas fragancias tengan mas que ver con las actitudes de algunas, nada dulces, agrias como un pomelo rosado, o ácidas como las que besan por regalos… - sonreímos juntos -.

En seguida volvió hacia la cocina y trajo un mate. Encendió un cigarrillo y volvió a convidarme. Accedí.
A el se le escapó una risita cómplice mientras mi mano arremetía fervorosa contra el atado de cigarrillos. …. esperó que encienda el tabaco, que inhalara el humo, y arremetió.

- El mate para mí es inconcebible sin el cigarrillo. No banco que una persona que nunca fumó me crtique el cigarrillo – el gestito cómplice que me hizo al ver que iba a compartir otro cigarrillo con el, me da la pauta de que entendió que yo estaba en plena transición para largar el pucho - . Puedo aceptar de parte de un profesional, de un médico de un cardiólogo, pero que sabe el que no fuma cuán placentero es?... – hizo una pausa, miró al techo y volvió a su discurso - .. es una sensación única, mira, como cuando terminas de tener sexo, no se empieza la segunda tanda si no te fumas un cigarro. Por que? Porque el cigarro es la pausa, es más, y acá me voy al carajo con lo que digo, pero para mi, el orgasmo no se termina hasta que no me prendo el cigarro …

No me quedó mas opción que estallar de la risa… me dolía la barriga, y no me alcanzaba el aire para explicarle cuanta razón tenía. De alguna forma me había topado con un visionario de la vida mundana… pensaba en mi mujer, en cuanto le restaba a nuestras relaciones su prohibición de que fumara porque le desagradaba el aliento…

Esta otra cara que me estaba mostrando ninguno de sus lectores la conocía. En sus textos nunca hablaba de esto, al menos no de una manera que se pudiera percibir claramente, es decir, no usaba todo ese conocimiento acerca de la vida en su estado ordinario, para decir nada. Estaba frente a alguien que sistematizaba y definía con precisión situaciones de la vida diaria, un discurso mas que agotado, acabado por miles de escritores, cómicos y monologuistas, pero no por el, Matías escribía en otros tonos.

Cuando al fin pude recuperar el aliento después de tanto reír me dispuse a tomar el dichoso mate con café.
Lo que se me cruzó ese momento por la cabeza fue pensar en el prejuicio. En primer lugar en el prejuicio que me había creado para con el, con su persona. Me había preparado una semana antes, leí autores que son de su agrado – pero no del mío – no quería quedar como un ignorante, leí algunas de sus publicaciones, hasta me había armado un cuestionario… me había preparado para todo, para todo menos para el.

La entrevista por su parte se había distorsionado hacia cualquier punto. Lejos, muy lejos estaba de poder encaminar un diálogo apto formal que tuviera que tuviera lugar en el marco conceptual que manejaba la revista para la que trabajaba. Aunque nadie me obligaba, me sentí en la presión de confesárselo.

- Matías, sabes que hace dos horas que estoy acá y no te formulé ninguna pregunta del cuestionario que me había armado, nunca me pasa…

Lo que siguió fue un silencio que se extendió hasta el punto de incomodarnos…

Lo que dije no había sido una pregunta, no era un reproche, pero de todas formas tomé fuerte entre mis manos el mate que me había alcanzado y me dispuse a mirarlo, quería forzarlo a que dijera algo, trataba de llevarlo a hacia algún lugar…

- … es el problema de la paradoja no? Si uno se forma preconceptos sobre algo que no conoce, entonces se esta rehusando a conocer mucho mas de lo que se puede. Preconceptualizar es como encerrarse. Vos viniste con preguntas, pero esas preguntas está diseñadas en base a una imagen de mi que es estrictamente vocacional…

Ensayé un gesto de asombro un poco forzado, quería que siguiera hablando en esos términos. Matías no me miraba cuando hablaba, solo a veces y de reojo. El porque de mi gesto es simple, una costumbre que con los años uno va desarrollando en este medio. A veces tenemos que mostrarnos interesados por discursos que no nos provocan mas que sueño.

- … uno no puede ir en busca de un conocimiento sin un preconcepto. En primer lugar porque es imposible poner la mente en blanco, tendríamos que liberarla de toda la información que conocemos y eso pasa solo en las películas. Y si pudiéramos, al hacer eso, estaríamos librándonos de todos nuestros filtros, y asimilaríamos todo lo que se nos dice, perdiéndose los detalles mas importantes en ese alud de información .. pero como dije antes, es imposible. Ahora si hablamos de prejuicios y preconceptos, quien no los tiene?... el preconcepto es enemigo del conocimiento, pero no es su antítesis, para nada.


Vuelve sobre mí con sus ojos ..


- se entiende?

-si si, se entiende.


Le dije que si enseguida, pero me costó un poco terminar de organizar esa información en mi cabeza. Matías se expresaba extraño, de alguna manera tenía un discurso rebuscado, algo desorganizado y podría decir que a veces cargaba tanto las ideas que exponía que terminaba por marearme, más no por eso dejaba de ser claro.


- el preconcepto es a veces antítesis de la sorpresa. Las ideas preestablecidas acerca de algo o de alguien son obstáculos y hasta se puede decir que a veces no sirven mas que para desilusionarnos. Además, de cómo dije antes, un preconcepto un prejuicio, son ese árbol que no nos va a dejar ver el bosque…pero, aún así, no esta mal tener preconceptos.

Hubo una pausa, y terminó de cerrar la idea.


- Lo que si hay que tener, mas allá de la paradoja que te planteaba, es la convicción de destruir los preconceptos. Y lo mas importante, hay que tener la convicción para destruir un preconcepto que uno mismo creó.


Hablando de sorpresas me quedé profundamente conmocionado con la paradoja de la que hablaba. Increíble me resultaba entender como alguien que tomaba mate con café y fumaba cigarro como un condenado y que justificaba sus acciones en términos empíricamente mundanos, pragmáticos, me planteaba respuestas a preguntas que yo ni le había formulado.
Había una especie de proto-discurso filosófico en el, fluía en su lenguaje, envuelto entre bocanadas de cigarro y rondas de mate.

Al terminar de organizar la idea del dilema del conocimiento en mi cráneo, caí en la cuenta de que podía sacar mucho mas de Matías charlando que sometiéndolo a mis preguntas. Llevar la charla a un plano formal no me servía de nada, estaba resignado a volverme sin mi entrevista, o bien, a relajarme como en una charla con amigos y a tratar de sacar de todo esto una nota diferente para la revista.
Así que me dejé ser…

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-Yo también tenía mis prejuicios, de hecho todavía los tengo. Pero no te pasa que cuando imaginas algo se da siempre en una forma muy distinta?


Me preguntaba como con cierta inocencia, pero a la vez buscando reafirmar su idea.

- Si, siempre me pasa, pero en mi trabajo es necesario informarse de antemano, y siempre llevar un “plan B”, para no quedar pagando nunca. Lo que si te puedo decir con certeza, es que la mayoría tiene para con el periodismo gráfico un personaje preparado, se muestran solo como quieren ser vistos, y muchas veces intentan corregir tu trabajo, te piden que saltees alguna parte, o que hagas hincapié en un punto .. – puse voz de pito - “ pone esto por favor, no te olvides de estos, cuando sale la nota? Me mandan las fotos antes así la elijo no?“ – te juro, no te dejan hablar algunos. Lo único que queda a la vista de esa gente es su mundo tristemente frívolo del que ellos ni siquiera son parte, es algo que escapa a su control… viven buscando pertenencia y respeto justamente de aquellos quienes mas los denigran.


Me interrumpió…


- …depende mucho de la situación de cada uno creo. De cómo fue criado, son miles los condicionantes que se ponen en juego en estas ocasiones, pero es muy sabio de tu parte percibir eso. A mi me parece que pasa mas por algo físico, digo, el tema de construirse, de vivir haciendo fuerza para que te vean de tal manera. … pensa que en tanto se agranda la exposición frente a los demás tu posición como persona se vuelve cada vez mas incómoda cuando no es natural, fijate sino lo que pasa cuando sobrecargás un músculo, se desgarra, se lesiona. Se puede establecer una comparación clara entre el músculo y la persona, la persona que después de todo no es mas que una bolsa de músculos… si entendemos una persona como una postura, una postura requiere de fuerza muscular constante, mientras mas forzada sea la postura, mas se sobrecarga el músculo, hasta que de tanto forzarlo cede. … cuando cede, se debe regenerar el músculo darle tiempo, trabajarlo despacio para que pueda volver a su estado natural óptimo, pero ya será mas proclive a ceder cuanto mas se lo esfuerce … así es como se desgasta una imagen.


No hacía mas que asentir con la cabeza mientras el seguía desgranando esa idea….


- Para algunas personas la imagen es todo, por eso viven forzándose a ser algo que no son, si tu postura, tu imagen, son tu fuerza, una vez que la perdiste, ya no sos nada. Te quedas con el recuerdo de lo que alguna vez pensaron de vos, y el recuerdo es nada mas que el pasado, siempre tenemos el futuro por delante, y siempre hay que estar entero, no va servirse del pasado para llenarse de lástima cuando tenes que dejar de lamentarte y empezar a caminar, hay que ser fuerte, y estar dispuesto a desafiar al destino siempre. Es la única manera de que la vida no te masque como chicle, la vida siempre te come, para mal o para bien, siempre es asi…



Se detuvo por unos instantes, el hablaba despacio, como si estuviera dando tiempo a mi lógica de asimilar lo que me decía. Una de las tantas características que pude desenmarañar de su discurso, era que en todo su hablar no escuché nunca un consejo, siempre hablaba de forma bilateral, de las opciones, de la dualidad, ofreciéndome controversias, como si a propósito dejaba picando una respuesta, como una pelota picando en la puerta del área esperando mi puntinazo .. a mi, que alguna vez fui un goleador!


- …. Pero?

- tomate el mate, dejame pensar un minuto que me sale humo de la cabeza – sonrió -.

- es el humo del cigarro – usé mi humor por primera vez en la noche provocándonos una carcajada - , por algún lado tiene que salir…. En serio, en que estábamos – traté de volver al tema en cuestión – que ibas a decir?

- a eso iba, a que el sistema te traga de una u otra manera. El tema está en que si te va a masticar, si la realidad nos propone a los individuos como chicles, que a la hora de comernos que no se sientan nada a gusto, que te sientan agrio, como si estuvieran chupándose una hoja de aloe vera, es decir que les cueste. Que se encuentren un palo, que nos tengan que masticar muy duro si es que nos quieren sacar el jugo.


Tenía ganas de hacerle saber cuanta razón tenía, pero no quería halagarlo. Todavía me costaba entender que Matías era un muchacho humilde, conciente de su sabiduría, de su disposición para aprender y que no había forma de sacarlo de esa postura, ni con el halago mas fino.

Me concentré entonces en seguir escuchándolo, tomando como pauta la idea de dejarlo hablar y de cuando en cuando meter un comentario…para mal, siguió hablando del amargo gusto del aloe vera, contándome que a los diez años mordió una planta solo por curiosidad. Estuvo un rato dando vueltas con eso, hablando de las propiedades de la planta y después se llamó a silencio, prendió un cigarro, y se sentó.

Me obligó a sacar esa pregunta que hace rato quería hacerle, aunque el contexto no era el mas indicado, y si bien no tenía nada que ver con el hilo que llevaba la charla, aproveché el momento de silencio para ejecutar mi jugada …

- che Matías – traté de referirme a el de la manera mas informal posible -,y vos por que escribís? Digo cuando lo haces en que te inspiras, - no me salía la oración justa – digo que como nace de vos sentarte a escribir, cuando comenzaste ¿ muchas preguntas juntas…


- si man, me estas bombardeando,,,

- bueh, disculpa…


Le devolví el mate, lo cebo lentamente de nuevo como meditando mientras llenaba el recipiente… prendió otro cigarro, y me hizo llegar uno rodándolo – esta vez sin preguntarme - . Pensó un rato mas, gesticuló con sus manos y arremetió…


- buena pregunta, acá me dejaste cliqueando un toque…


Tomó unos sorbos del mate, fumó unas bocanadas del cigarro y prosiguió ..


-Yo esencialmente escribo por necesidad – la última palabra la pronuncio en forma pausada, separando las sílabas y enfatizando un inexistente acento en la esdrújula - … muchas veces me pregunté cuando fue que el hombre descubrió que debajo de un techo no se mojaba al llover, cosa medio loca, porque para mi no fue algo que descubriera el hombre sino un animal.


Siguió hilando fino la idea…


- Ese animal lo hizo por necesidad, ese animal es el antecedente del hombre. - A todo esto yo me preguntaba hacia donde me quería llevar hablando de animales en la lluvia… - , tal vez el fuego si, lo haya conocido por accidente, o por la mano sagrada de alguien que no conocemos, porque el fuego no es algo espontáneo, pero la lluvia si, y la lluvia moja, pero moja menos cuando estamos debajo de, si se quiere, un árbol...

Mi cara de asombro lo decía todo, no sabía hacia donde quería llevarme, o bien, como iba a relacionar los animales y la lluvia con lo que le había preguntando, sería tan marcado el rodeo o en verdad se estaba desviando de la ide.

- ... tal vez el fuego si, lo haya conocido por accidente, o por la mano sagrada de alguien que no conocemos, porque el fuego no es algo espontáneo, pero la lluvia si, y la lluvia moja, pero moja menos cuando estamos debajo de, si se quiere, un árbol.

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Casi todo lo que hace el hombre lo hace por necesidad, las reacciones mas vanguardistas también son las mas originales, y éstas tienen origen en la carencia … es al ausencia de algo lo que nos hace ir en busca de eso que quizás no conozcamos … yo sentía carencias a la hora de comunicarme, me sentía cargado, pesado, y un día llegué a una hoja, y descubrí que ahí me puedo esconder, como el mono se escondió de la lluvia por necesidad debajo de un árbol, yo me escondí de mis cargas dentro de una hoja ..
A escribir comencé desde muy chico, y me di cuenta que me sentía mas cómodo escribiendo que charlando y entré en un círculo vicioso, me cegué de tal manera con el tiempo que empecé a forzarme por escribir, como si fuera la única forma de expresarme, y cometí un error…


Se frenó un minuto, quedó como congelado con el cigarro colgando de su boca inanimada, el gesto perdido, la mirada mas ida que nunca, buscando un punto lejano, mas allá de ese comedor en el que estábamos, un lugar que yo no podía ver…

Lo iba a interrumpir para preguntarle lo que pasó después de eso, pero su rostro había tomado una coloración ocre. Como pálido, entristecido, buscando alguna respuesta no a mi pregunta, sino a una que se estaba formulando muy adentro de el, lo dejé.
Me cebé un mate, tecleé un par de veces la máquina, y noté como su mirada, ahora mas profunda y violenta se volvía hacia mi al tiempo que rompía el silencio…


- ves cuán frágil son los hilos con que se teje la vida?


Primero pensé que me preguntaba a modo de reproche, como castigándome sutilmente por romper la instancia que había alcanzado al cebarme el mate y hacer ruido con la máquina, y de alguna forma me sentí culpable. En vez de disculparme por algún crimen que no sabía si había cometido, opté por dejarlo hablar…


- Al tratar de responder tu pregunta, viajé por un camino que tenía olvidado.


Cuando escuché la pregunta, creí que me estaba culpando por estropearle esa instancia de abstracción.
Empecé a gesticular sin esbozar excusa alguna por haber hecho lo que hice. Me invadió un sentimiento de culpa medio extraño, es como cuando hacemos algo que no sabemos que al otro le molestó y nos damos cuenta cuando ya es tarde, tal vez lo había llevado por un camino que el no quería… pero para mi sorpresa y al notar que ya empezaba a incomodarme, me sacó esa carga de encima…


- … esos caminos que uno clausura, a veces sin querer. Resultó como un disparador, me volví a inundar en unas aguas con las que hacía mucho no me bañaba. Por eso te hablé de la fragilidad de los hilos con que se teje la vida.


Se paró, abrió los dos brazos e hizo un gesto minimalista con las manos…


- La soga de la conciencia mas fuerte, esta formada por hebras del hilo mas fino. Y si tocamos, casi sin querer, el hilo justo, podemos tensar toda la soga, hasta llegar a romperla.


Mas allá de la certeza en lo que me decía, lo que me sorprendía era la espontaneidad con que engendraba una idea de la nada…


- …recién, gracias a lo que me dijiste, llegué a tocar unas de esa hebras… me invadieron tantos recuerdos juntos, que no pude ni gesticular. No me interrumpiste, esos momentos son imposibles de invadir, además duran poco, son tan mágicos como efímeros, es como una ametralladora que te bombardea con imágenes palabras olores sonidos y a una velocidad que es imposible tomar todo en otro orden que no sea el de su totalidad… esas balas llegan, golpean duro, y al rato, el conciente las organiza y quedan flotando dentro de nosotros, es una instancia superior, un golpe certero que causa un revuelo en la cabeza…. golpea donde la conciencia es mas básica, ahí donde se tejen las signos mas sutiles, donde nacen los primeros símbolos, las primeras palabras… se puede describir, conceptualizar lo que pasa, pero no se puede hablar de la sensación en si, es decir, de esa sensación.


Pasaron unos minutos, salió la segunda ronda de mate. Me aproveché de el estado de confianza que había alcanzado, arrebaté el atado de cigarrillos de arriba de la mesa, prendí uno y se lo tiré sin mucha violencia, como obligándolo a fumar cuando yo fumaba. Estuvo un rato sin prender el cigarro, abrazándose a las piernas, acurrucándose… hacía girar el encendedor entre sus manos mientras relojeaba la ventana del patio, acción que me relajó por completo, al punto de pensar que ya se estaba terminando todo.

Así me agarró infraganti, retomando la pregunta que había quedado suspendida, pero abordándola con mas fuerza que antes…


-… como te decía, estuve un tiempo sin escribir, cargaba con la presión de hacer algo que a los demás les agrade. Pero un día estaba tan enojado con mi persona, que volví a escribir. Lo que escribí no significaba mucho para mi, ni para nadie, pero cuando termine de hacerlo me sentí realmente aliviado, sentí un alivio que no encontraba ni cuando descansaba. Ahí me di cuenta de lo importante que era para mi.
Recién ahí, empecé a entender, que mas que una herramienta para conquistar el agrado de los demás, era una herramienta para conquistarme a mi mismo, una acto de liberación, es la única forma en la que yo puedo andar mas liviano, escribiendo, dejando mis cargas en una hoja.


Yo solo me dignaba a escupir onomatopeyas….

- ahhhhh …


- Primero está la luz, o lo que yo entendía que era la luz, después viene la oscuridad, es necesario siempre sumergirse un poco en el oscuro, es a mi entender un proceso necesario… después, si la oscuridad no te come, volvés a salir a flote, te encontrás con una luz nueva, muy diferente a la que antes creías era luz, esta es una luz que encandila y no encandila porque venís desde el oscuro, encandila porque son pocos los ojos que están preparados para verla.


Cuando hablaba de esa luz, el rostro parecía llenársele de ella, abrazarlo como una primaver llenándolo bañando de colores un parque…. todavía quedaba mucho camino por recorrer, muchas preguntas por hacer, pero yo me sentía satisfecho. Había ido a buscar algo que no encontré ni por cerca, y lo que me estaba llevando nunca me lo había esperado. Por un momento pensé que podía ver a través de el, de sus vivencias, de sus modos y hasta de su manera de ver la vida, habrá sido por la forma de expresarse, por su claridad acerca de esas cosas que todo el mundo complica siempre, no se, pero créanme que por un instante esa noche, me sentía transparente, limpio ….terminé por llevarme muchas cosas de esa casa, la charla se extendió hasta altas horas de la madrugada y me atrevo a confesarles que entre tanta charla, descuidé el reloj y solo me avivé de la hora por la llegada del alba. A la revista le entregué una nota simple, corta y abstracta que escribí en unas setenta palabras en el camino de vuelta a mi casa, mi jefe quedó conforme, era lo que esperaba. De lo que se charló cuando cerré la máquina no voy a contarles nada, Matías es un libro abierto, queda en ustedes aprender a leerlo.





-FIN-

[arkantos___tercero]

Resumen porfavor