Baron
Join Date: Mar 2006
Location: de día: Rosario // de noche: ZG -Regnum
Posts: 824
|
Capítulo I : La Poción Mágica
Capitulo I: La Poción Mágica
Luca abríó lentamente los ojos. Afuera se escuchó el aullido de un lobo adulto, amanecía.
- Como joden esos bichos - pensó.
Se levantó, y puso la pava para el mate. Había llovido toda la noche, y la mañana estaba nublada.
- Puta madre che, El camino a Korsum debe estar echo un asco - se dijo.
- Para colmo estoy a gamba.- Ya era fin de mes, y no había Ximerines ni para un mísero caballo.
- Para colmo este Irehok, que me tiene de boludo... que traeme esto, que traeme lo otro. Y el loco todo el día ahi parado, hablando al pedo con el que se cruce. ¿No tiene patitas para ir él a buscarse sus cosas?
Pero lo que le preocupaba hoy era otra cosa. Mecánicamente, dio vuelta la cara al pasar frente al espejo. Pero después se vovlió y dijo
- No, tengo que verlo una vez más, tengo que estar seguro.- Se puso de frente y levanto la vista.
Ahi estaba. Como siempre. Imposible no notarlo, imposible no verlo...
- No lo puedo creer - pensó una vez más.
El rojo rabioso de su cabellera brillaba con el sol de la mañana, erizado como algo salvaje, vivo por su cuenta.
- La puta madre, como voy a tener este pelo...
La pava burbujeaba con el agua que se había hervido - ya fue, dijo. Se calzó el primer casco que tuvo a mano y salío a la calle. Fisgael recíen empezaba a despertarse, nomás par de petes corrían alrededor de la pérgola.
Uy... la espalda - pensó. La noche anterior en zona de guerra había cobrado de lo lindo.- Esa bárbara del orto, me tiene de hijo. Encima con el lag que tenía, no pude meter un mazazo,... tendría que ponerme a levear un poco...
- El lunes empiezo - dijo, como siempre.
Reviso en la bolsita del inventario, y ahi estaba el paquetito de hierbas que le había dado la vieja del bosque de Arvana.
- Que no te lo vean lo guardias, le había dicho, a ver si me metés en un quilombo.
- No se preocupe abuela, va de callado la cosa.
Trotó hasta la casa del Alquimista, que ya lo tenía hablado hace un tiempito.
- Vos traeme las cosas y yo te lo preparo, viste, pero te va a salir unos manguitos...- le había dicho.
Andaba medio seco, todavía estaba pagando las cuotas de la pechera. Encima por la pieles de Aquantis están pagando dos monedas, y ni hablar del olor a pescado que te dejan. - Me tendría que meter a guardia, que por lo menos tienen obra social...
Saludó al viejo. - Buenas don, le traigo lo que hablamos el otro día.
- Joya, pibe, pegate una vuelta a la tardecita.
Decí que acá el tiempo pasa más rapido, pensó. Y se fue a dar una vueltita al centro. Ya hacía calorcito, y se empezaba a levantar la humedad del piso. Mientras se hacía el que miraba unas flechas, marqueteaba una caza con una minifaldita que la partía.
- Pero nos sos bárbaro vos, que andas mirando flechas... ?
- No, no, son para un amigo, vió...
Se pegó la vuelta y pasó por lo del alquimista.
- Listo pibe, lo único te digo... yo la verdad, nunca lo había hecho... en teoría tendría que funcionar, pero que se yo, solo NGD sabe... haceme caso, ¿ porque no hablas con un Adh - Min ?
- Vamos, don, no me diga que usted también cree en esas cosas... Digame, alguna vez vió uno ?
- Yo no, pero dicen que los hay...
- Sebe que pasa, estoy jugado maestro, asi ya no puedo vivir más. Mire lo que es esto... - y se sacó el casco.
El alquimista hacía visibles esfuerzos para no cagarse de risa. Le empezaron a lagrimear los ojos.
- No es para tanto pibe... es un poquito... colorado.. .juajuaja..
Las carcajadas se escuchaban todavía desde la calle. Hijo de puta, pensó, ya vas a ver. Mientras corría para su pisito, pensaba en los guachitos de los semielfos, tan coquetos con sus peinaditos que se hacían, colitas, de todo, y él con este felpudo en la cabeza.
Ya van a ver, dijo. Cerró la puerta, y abrío el paquete. En una botellita había un liquido espeso y oscuro. Tomó coraje y se lo aplicó por todo el pelo. Anochecía. Se metío en la cama, a dormir mientras la poción hacía su efecto. Mañana veremos.
Afuera empezaron los lobos adultos.
Como joden estos bichos, pensó. Y se durmió...
|