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06-09-2009, 02:58 AM | #1 |
Apprentice
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La guerra
Bueno gente aqui dejo toda la historia que escribi por ahora son 6 capitulos pero la historia sigue, disfrutenla
El inicio Ahí estaba yo, un elfo invocador de demonios y curador de heridas, caminando por los bosques cuyos árboles tenían copas de color verde oscuro. Yo era un nómada, para los que no saben, no tengo un hogar fijo, deambulo por el mundo con la compañía de mi invocación y visito de ves en cuando algunas ciudades. He participado en varias batallas curando y protegiendo a los soldados que mas me paguen, hay necesidades que hacer como por ejemplo alimentarse. Mientras caminaba me di cuenta de que no había animales cerca, cosa rara en esos bosques ya que la fauna es grande, y no había ni un solo ruido. De la nada se escucha un fuerte grito de dolor y una explosión. Rápidamente utilice el conjuro invocador para llamar a mi criatura y me dirigí a donde se había causado esa explosión, no era difícil perderse ya que había una columna inmensa de humo. Al llegar pude observar a un demonio de piel roja, ojos y pelo de un fuego abrasador y a un guerrero de armadura brillante que estaban peleando de una manera increíble. Después de caer en la cuenta vi como al guerrero le caía sangre muy deprisa y no dude ni un segundo en sacar mí libro de hechizos y curar al guerrero mientras que le ordené a mi criatura atacar al demonio de ojos de fuego. El demonio no tenia intenciones de caer, así que invoco una bola de fuego hacia nosotros, pero gracias a mi escudo de maná( energía mágica ) la bola de fuego no me causo daño grave, pero al guerrero y a mi invocación si. Mi invocación desapareció al instante y el guerrero cayo al suelo muy herido y nuevamente utilice mi hechizo para curar al guerrero pero ya era tarde, el demonio lanzo un ataque veloz y el guerrero dio su ultimo grito de dolor, o eso creía el demonio ya que no contaba con mi poder de regresar a los muertos a la vida, claro que ese hechizo tarda en invocarse y no tuve mas opción que agarrar al guerrero caído y llevarlo hacia el bosque, donde el demonio no pueda atraparnos pero necesitaría utilizar mi hechizo de tele transportación cercana, así que me escondí por un tiempo detrás de unos árboles y nos tele transporte a una cueva. Debo confesar que nunca en mis 300 años había visto y peleado contra un demonio. No era tiempo para pensar en eso así que me dispuse a revivir al guerrero. Luego mientras el hechizo hace efecto me puse a pensar que hacia un demonio por estas tierras y que hacia peleando con un guerrero. Mas tarde el hechizo termino y el guerrero volvió a respirar -¿Qué hacías peleando con un demonio? Humano idiota no seguirías aquí sin mi ayuda- le acuse -Que raro, creí que los elfos eran seres amigables- respondió -Y yo creí que los humanos eran un poco más inteligentes… En fin, no me respondiste ¿Qué hacías peleando con un demonio?- otras ves pregunte -Estaba… estaba…- se notaba a kilómetros que no sabia que responder -¿Si?- seguí insistiendo -Bueno… fui desterrado de mi ciudad, me culparon de espía- respondió al fin -Ah, humanos, ¿Te querías suicidar?- pregunte lleno de duda -En parte, aunque por otro lado… Cuando me cruce con el demonio, pensé en el resto de la gente y decidí enfrentarlo- respondió, por su tono de voz, se sentía orgulloso de esa última parte- Aunque no me esperaba este final, no de este modo- agrego -Seguro que esperabas matarlo…- agregue también -No del todo, pero debilitarlo- respondió Es increíble como los humanos tienen esas ideas, por favor, ¿Matar a un demonio solo? Ni siquiera yo intentaría semejante estupidez, y eso que cometí tonterías en mis 300 años. Aunque por mas estupido humano que era, la verdad es que ya me sentía solo y tener un compañero de carne y hueso no era después de todo una mala idea -A si que no tienes a nadie con quien estar ahora- le mande una indirecta -No- respondió, creo que entendió mi pregunta -Bueno, porque no me acompañas, no tendrás la mejor vida, pero si te gusta pelear yo suelo ir a guerras por oro y pagan muy bien…- estaba nervioso que es lo que iba a responder él -Esta bien, ya que no tengo nada, no vendría mal- respondió, y eso me alegro, en parte Continuara |
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