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12-27-2010, 01:09 AM | #1 |
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El héroe olvidado | La revolución omitida
PARTE UNO
La forja (1889-1918) (Gracias pescau :P) Néstor Ivanovich Makhno, Néstor, hijo de Iván, nació en octubre de 1889 en el seno de una familia campesina, a unos 35 o 40 kilómetros (la anodina medida de siete leguas, en sus propias palabras) de Guliaipolé, destacada población Ucraniana hasta principios del siglo XX (difícil de hallar en los mapas actuales), según nos cuenta él mismo en sus memorias, escritas en París y publicadas de modo póstumo en 1935. Su padre apenas lo conoció, murió pronto. Al pequeño Néstor le tocó contribuir al mantenimiento de su madre y sus cuatro hermanos (los dos mayores fueron fusilados en la puerta de su casa, por portar apellido, y los dos menores cayeron en combate contras las fuerzas del enemigo que ya en 1900 se sentía cercano). Se hizo pastor, una verdadera “ironía metafórica”, considerando los hechos que le aguardaban en el camino. Durante el verano sufría las condiciones de un trabajo extenuante para un niño. En el invierno, en cambio, sólo debía soportar las bajas temperaturas, como todos y, por fortuna, asistir a clases en la escuela local. Su educación fue menos que básica. Pobre, necia, ingenua. Pero aprendió a leer y a escribir. A los 12 años sirvió como peón en varias granjas, propiedad de colones alemanes. Atestiguó de primera mano, y sufrió en carne propia, los abusos de poder de los terratenientes. Un reducido grupo de hombres y mujeres aprendió a odiar la mano del amo pronto. Muy pronto. Por supuesto, el aún crío Néstor no quedó fuera del grupo de protosubversivos. Guliaipolé, el centro urbano más cercano, tenía a principios del siglo pasado más de 16.000 habitantes según los registros oficiales, tres iglesias, una sinagoga, tres institutos, una escuela alemana, dos escuelas judias, cinco escuelas de agricultura, un teatro, una biblioteca, tres molinos y varias fundiciones. En la mayor de las fundiciones funcionaba un grupo de teatro. Actores amateurs, si se quiere. Un día Néster se los acercó y preguntó si podía unirse. Lo aceptaron. Pronto comenzó a vincularse con diversos grupos políticos. Pronto comenzó a conocer las ideas que procedían de Moscú. Comunismo. Sindicalismo. Anarquismo. En 1905 comenzó la revolución. En San Petersburgo (llamada luego Petrogrado en 1914, leningrado en 1924 y una vez más San Petersburgo desde 1991 a la actualidad) comenzó una marcha pacífica de obreros y campesinos que solicitaban, y esa es la palabra, mejoras laborales al Zar. No tenían afiliación política alguna, era la clase obrera en su totalidad la que pedía algo tan simple como un trato humano. Las tropas zaristas reprimieron brutalmente a los manifestantes. Así comenzó una ola de violencia en distintos puntos del territorio, donde cada grupo tenía sus propias demandas y agendas. El grupo de teatro de Guliaipolé no fue la excepción. Alrededor del anarquista de origen checo Valdemar Antoin, formaron la Unión de Trabajadores Pobres. Antoin llevó las dos herramientras esenciales para el grupo, para Makhno y para el ulterior destino de Ucrania: los fusiles y los libros. Bakunin y Kropotkin, historia y astronomía. Esto, la literatura, la cultura otorgada al iletrado, era la mayor amenaza al establishment y, por supuesto, asustó mucho más que las armas a los burgueses. Prometeo había llegado a Ucrania. Los propietarios, asustados como ratas, crearon entonces la Asociación de Verdaderos Rusos. Su eslogan era “Mate un judío. Salve Rusia”. Muchos campesinos eran de origen hebreo, pero los progromos no hacían distinción. La idea era aterrar a los trabajadores. Y, en rigor de verdad, entre los campesinos católicos encontraron enorme apoyo. Y enormes enemigos, claro. Escribe Makhno en sus memorias: “Entonces decidimos, antes de que fuera demasiado tarde, combatir contra ellos. Hicimos que los verdaderos rusos se reunieran con la madre tierra. Esa fue nuestra primera victoria”. El primero de mayo de 1907 la manifestación está prohibida en Guliaipolé. Néstor es buscado por la policía. Vuelve la institución del opresor. Y llegan la represión, la clandestinidad, los fusilamientos. Y las condenas. El destino de nuestro héroe, apresado en 1908, es la muerte, acusado de cometer actos terroristas. Dada su corta edad, el castigo será conmutado por reclusión perpetua. Como luego fue tradición para los anarquistas, la cárcel se transformó en su universidad. En calidad de preso político, tenía derecho a usar la biblioteca. Leyó todo lo que encontró. Conoció en la prisión central de Moscú a otro joven agitador, Piotr Arshinov, hombre esencial en su formación, que luego escribiría parte de la epopeya del incombustible Néstor Makhno. El tiempo marcha. En la cárcel, el futuro héroe lee, piensa, medita. Es ahí donde comprende los errores de Marx; es ahí donde comprende que el bien más preciado, al menos desde su punto de vista, es la libertad. Afuera, mientras tanto, se desencadena la primera guerra mundial. El tiempo, sin embargo, parecerá detenerse cuando llegue febrero de 1917 y, con él, la revolución menchevique. El zar se ve obligado a abdicar. Las prisiones se abren. Se dicta amnistía total para todos los presos políticos. Néstor vuelve a las calles. Pero el mundo aún no está preparado para él. Él, sin embargo, está muy bien preparado para todo lo que se avecina, aunque no tenga conciencia de ello y sea incapaz de imaginarse el papel que la historia le depara en los senderos de la humanidad. Makhno regresa a su Guliaipolé con 28 años. Escribe en sus memorias: “Diez años de detención no habían reducido en nada mi fe en un trabajo libre, basado en la igualdad y la solidaridad. Es con ésta convicción con la que volví a Guliaipolé, donde nací, donde había dejado a tantos seres queridos y donde pensaba que podía ser útil en medio de la gran familia de campesinos”. Había vacío de poder. No había mencheviques ni bolcheviques en el área. La gente estaba sola. Desde su llegada, hasta octubre, Makhno presenció la anarquía práctica. Al no tener dirigentes, los campesinos debieron encargarse de sí mismos. A la fuerza. ¿Qué el anarquismo es irrealizable, decía Marx? Pobre señor Marx, no vio Guliaipolé. No fue revolución, nadie la impuso, las propias circunstancias materializaron la idea. Aunque muchos se declaraban comunistas, en la práctica no había ni partido ni dictadura del proletariado, sólo autogestión. Un territorio de la mitad del tamaño total de Francia, donde vivían dos millones de personas, quedó en esta situación. Escribe en sus memorias: “Primero de mayo de 1917, hace diez años que no participo en las fiestas obreras y me preparo con alegría. Por la noche duermo sobre una tabla, y durante el día corro de la fábrica a las asambleas obreras, asisto a reuniones con profesores y con los delegados que nos envían los compañeros para informarnos”. Pronto se formó el primer soviet para la ciudad, es decir, el primer comité, elegido por democracia directa. Mientras tanto, Makhno fue elegido presidente de la Unión de Obreros de la Metalurgia. Pronto, ante el peligro del ejército que avanzaba desde Petrogrado, se crea un comité de defensa. Otra vez, Makhno es elegido presidente. Por primera vez en la historia del Imperio Ruso, antes de la revolución de octubre, se reunen todos los documentos de propiedad y se los quema. Se desarma a los propietarios. ¿La tierra? La tierra para el que la trabaja, dicen todos. Iniciativa propia. Makhno no era un líder: era el tipo que tenía que llevar la peor parte ante un potencial ataque de las fuerzas armadas. Tristemente, los soviéticos jamás admitieron esto. Sólo el ya mencionado Arshinov y el historiador Volin dejaron testimonios de esto. Escribe Néstor: “El reparto de tierras recuperadas se hizo en otoño. Era urgente prepararlas para sembrar y arar la tierra. Estaba previsto darle a cada familia, según sus necesidades, uno o dos pares de caballos, una o dos vacas y los aparejos indispensables. Se organizaron cuatro comunas alrededor de Guliaipolé y otras aún más lejos. La participación en las comunas era voluntaria. Los campesinos que deseaban ser comuneros se agrupaban por familias o afinidades. (…) Hubo muchas discusiones respecto a la educación. Las comunas no querían volver al viejo sistema. Eligieron el modelo libertario de Francisco Ferrer Guardia. Llega octubre. Llegan los bolcheviques. Llegan a Guliaipolé los primeros comisarios del partido comunista. Y Makhno escribe: “Los campesinos venían a vernos, 'Somos gente humilde', decían, 'Tienen que explicarnos, ellos, los comisarios vienen, gritan y se van. Y luego dicen que los campesinos estamos en contra del poder del soviet'”. Y sigue: “Nosotros, que somos los hijos de esta revolución y del pueblo trabajador, hemos forjados nuestros destinos aquí, en nuestros pueblos y aldeas. Elaboraremos una solución que no implique humillación sino responsabilidad. Las comunas campesinas, los uniones libres de trabajadores en los pueblos, son el germen de las comunidades libres de trabajo. No necesitamos comisarios ni otros poderes. Solamente debemos reforzar la conciencia de nuestras acciones y aplicarla con fuerza a todos los aspectos de nuestra vida”. En febrero de 1918 los alemanes atacan los soviets. Trotsky, comisario del pueblo y fundador del ejército rojo, pacta la paz. Los rusos salen de Ucrania. Los alemanes entran a Kiev. La tierra, rica en recursos naturales, que sería objeto de más luchas por los mismos motivos en la segunda guerra mundial, pasa a manos de las potencias centrales. (Sigue en el otro post)
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Los ucranianos estaban ya acostumbrados a los abusos del ejército zarista, del ejército rojo ruso, del ejército de ocupación alemán, del ejército de ocupación asutríaco y de cualquier otro que pasara por ahí. Robos, asesinatos, violaciones, destrucción de toda la cosecha que el invasor no pudiera cargar al marcharse. Nadie los defendía. Y ahora eran colonizados.
La revolución agoniza. Los alemanes restituyen a los propietarios las tierras. Los hombres que se liberaron son ahora siervos, de facto en todos los casos. Se crea un gobierno colaboracionista. En abril de 1918, Guliaipolé es ocupada por el invasor. Escribe Néstor: “Es en el andén de una estación (de trenes) de paso, donde me enteré de la ocupación de Guliaipolé. Veía a mi alrededor la huída de las tropas revolucionarias (del ejército rojo). Algo incomprensible, pesado, me apretaba el corazón. Una angustia tal, que me tumbé en el andén pensando que sería incapaz de moverme”. Los insurgentes pasan a la clandestinidad. Se sienten traicionados por quienes se dicen revolucionarios, meros burgueses charlatanes, asesinos y cobardes. Makhno parte a Moscú. Quiere comprender lo que ocurre. Visita al círculo revolucionario sin obtener nada que se asemeje a una respuesta. Visita luego a Kropotkin, quien lo recibe, en sus propias palabras, con “candor y ternura”. Y luego, a su amigo Arshinov. Con él asiste a las reuniones, los mitines, las conferencias. Al respecto, escribe: “Yo reflexionaba sobre lo que veía en las fábricas, donde dominaba el pensamiento tan extendido entre los obreros, fascinados y crédulos, de que debían consagrarlo todo no a construir su propio destino, sino al poder y su dictadura, una dictadura que me alejaba de ellos, pues ni yo mis hermanos campesinos eramos obreros”. Los términos “obreros” y “campesinos” perfectamente podrían haber sido cambiados por “urbanos” y “rurales”, en el contexto. Cansado y decepcionado de Moscú, Makhno resuelve regresar a Guliaipolé. Así, termina en el Kremlin. No podía regresar, está claro, como un clandestino a un país ocupado sin un salvoconducto. Así, el campesino prisionero durante una década, a un paso de los hechos que lo convertirían en un héroe, se entrevista con Vladimir Lenin, el líder del naciente coloso rojo. El anarquista y el bolchevique. El revolucionario y el político. El libertario y el autoritario. Dice Makhno: “Lenin me recibió paternalmente y comenzó a interrogarme lo más minuciosamente posible. La pregunta de cómo los campesinos habían recibido la consigna 'Todo el poder a los soviets', me la hizo tres veces. Yo le dije que para los campesinos eso quería decir que el poder, en todos sus aspectos, debía realizarse con el consentimiento y la voluntad de los campesinos mismos. A lo que Lenin me respondió que los campesinos están contaminados por el anarquismo, y le respondí: ¿Y eso es malo? Entonces Lenin puso sobre la mesa el tema del Ejército Rojo, de su lucha heróica contra el invasor, de la falta de apoyo de los campesinos. 'Me temo, camarada Lenin, que está usted mal informado' le respondí. 'Sus tropas se mantienen alejadas de los caminos y no combaten en el campo. ¿Cómo quiere usted que los campesinos los apoyen? No los ven jamás' Lenin se echó a reir. 'Ustedes, los anarquistas, piensan y escriben sobre el futuro. No son capaces de pensar en el presente' (dijo). Yo le respondí que era un campesino iletrado, que me era difícil discutir un punto tan importante. 'Pero le puedo decir, camarada Lenin, que en Ucrania, en la Rusia del sur, como le llaman ustedes los bolcheviques, estamos sumergidos en el presente y es a través de él que buscamos acercarnos al futuro. En el que, efectivamente, pensamos. Y pensamos muy seriamente'”. Continúa: “Ya estaba harto de Moscú, donde moría la revolución en el torbellino de la política del poder. Moscú, la perdida, que mantenía a centenares de ociosos de la causa, los del partido vencedor y los otros, que se perdían buscando en la anarquía una perfección que no pertenece al orden de la vida”. Este pasaje revela dos puntos importantes. El primero, algo omitido por casi todo historiador que rozó, al menos, la gesta del anarquismo: nunca se dijo que fuera perfecto. No es el paraíso lo que se propone, pero sí un mundo mejor. El otro aspecto es la notoria contradicción que se verá en el análisis minucioso de los hechos, la teoría y la ulterior práxis. Contradicción abrazada, no rechazada. Capitalismo, marxismo, neoliberalismo, incluso movimientos populares como el peronismo y el cristianismo tienen, también, sus contradicciones, unos más, otros menos, pero todos las tienen. Y todos las niegan. ¿Por qué el anarquismo acepta las suyas? Por una cuestión de coherencia. Porque es una verdadera filosofía de la libertad. “El Capital”, obra cumbre de Marx, explica muy bien que los proletarios son los revolucionarios y los burgueses la reacción. El mismo Marx en su manifiesto comunista, sin embargo, defiende a los burgueses como revolucionarios. Esta es una de las contradicciones de las que hablo, una de las que se niegan. Porque el marxismo es, como se ha expuesto, autoritario. No es casual el surgimiento de Stalin. Un Stalin es la conclusión lógica del marxismo. No se puede esperar otra cosa. Un sistema que propone una dictadura (aunque sea del proletariado) y un partido único sólo puede culminar en la acumulación de poder desmedido, que puede traducirse en opresión traída por hombres con aliento a bebés calcinados. Por otro lado, no tengo noticia alguna de un marxista que afirme que su doctrina es una filosofía de la libertad. Al contrario. Mientras tanto, Néstor Makhno era anoticiado sobre lo ocurrido en Guliaipolé. En abril, todos sus compañeros que aún residían en la ciudad fueron apresados y condenados a muerte. Los judíos los habían traicionado, habían cooperado con los alemanes, los mismos que treinta años despues tratarían de erradicarlos de la faz de la tierra. Acá hay otro pasaje en las memorias de Mahko que muestra un rasgo de su carácter esencial, uno de los motivos que lo convirtieron en un héroe. Narra en el capítulo seis de sus memorias: “'Judío, respira libremente, durante la época de los zares y de los propietarios, más de una vez has sido desterrado de tus tierras y has vagado lejos de tu casa, sin apoyo ni consuelo. Estás cansado. Descansa. Descansa y sé libre como todos los otros pueblos'. Con estas palabras me dirigí en 1917, en Guliaipolé, a los judíos, cuando la gente me preguntaba '¿Y tu, Néstor Ivanovich, qué opinas de todos esos judíos con los que te sientas en el comité de la ciudad?'”. A su modo, fue uno de los primeros enemigos del prejuicio racial. Antifascista aún antes del surgimiento del fascismo, que una década después, enmascarado como nacionalismo, surgiría en Europa y América Latina. Makhno fue llamado, por las clases “bienpensantes” europeas anarco, bandido, delincuente, asesino, antisemita. Y esto es falso. En parte. Anarco sí era, asesino no, pero pronto lo sería. Tanto como cualquier soldado. Delincuente también: comenzó a robar ganado, caballos y herramientas a los terratenientes y las regaló a los pobres. ¿Qué pidió a cambio? Nada. Antes que pudieran darle las gracias ya se perdía en las estepas. ¿Robin Hood? No. Robin Hood es un mito. Su nombre era Néstor Makhno, el amigo del pueblo, el héroe del pueblo. El invasor imprimía su moneda. En la lengua del terrateniente. El que robaba, mataba y esclavizaba a los ucranianos, olvidados por Moscú y por el tirano Yahvé. Sólo aquellos considerados demonios por la sociedad “bienpensante” miraron. E hicieron. Se formaron los primeros grupos de resistencia, primero sin conexión, pero luego en unión. En su mayoría estaban compuestos por veteranos de la primera guerra. Eran doce en un primer momento. Salieron a las calles. Disparaban, gritaban, arengaban. Los campesinos tomaron lo único que tenían: herramientas. Enfrentaron al invasor (soldados austríacos, en este caso, pero también había alemanes en otras áreas). Y vencieron. Y al frente marchaban los demonios de la sociedad. Al frente marchaban los insurrectos. Al frente marchaba el peor de todos, el mismísimo diablo, Lucifer. O Prometeo. O, lo que es lo mismo: Néstor Makhno, que de ahora en adelante, y pese a su protesta, sería llamado “Batko” por sus compañeros. Batko, que significa “Padre”, porque los defendía ante los de afuera. Escribe él mismo al respecto: “Era extraño y me afectaba mucho escuchar 'Batko Makhno' en vez de camarada. E incluso algunas veces era 'Camarada Batko Makhno'. Y ese epíteto pegado a mi nombre se pasaba de campesino a campesino, de niño a niño. Las palabras Batko Makhno se volvieron inseparables. Con un extraño respeto y un amor y un orgullo que me eran difíciles de entender, se iba a extender de pueblo sobre casi toda la orilla izquierda ucraniana. Era retomado por los insurgentes y por grupos que se hacían llamar 'Batallón Batko Makhno' sin que yo supiera de ellos ni les conociera”. Así empieza el camino. Así se forma, poco a poco, el Ejército Negro, enemigo de bolcheviques, nacionalistas, fascistas, imperialistas y monárquicos. Así comienza la revolución omitida, la que los soviéticos, los alemanes y los norteamericanos quisieron ocultar al mundo. Así comienza la epopeya de Néstor Makhno, el héroe olvidado. (Sigue en la segunda parte, luego la posteo. Si alguien quiere decir algo, bienvenido sea).
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12-27-2010, 01:11 AM | #3 |
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Todas las ganas de leerlo, por eso comento, para que quede en Suscripciones.
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Lysander Alcander · Tira / Devil Lysander · Brujo / Alnitak Orion · Conju
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12-27-2010, 03:43 AM | #4 |
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PARTE DOS
Negra de nuestras penas, roja de nuestra sangre (1918-1921) Mientras la fama de Néstor Makhno crece en Ucrania y los grupos de resistencia y demás partisanos se dirigen a Guliaipolé, que pronto será el centro de reunión de quienes quieren liberar el país, el conflicto entre los bolcheviques y los monárquicos crece. En 1917, ante la represión comunista en Moscú, fueron creadas las Guardias Negras de los anarquistas, células de acción directa para resistir los atropellos bolcheviques. No tardaron en marchar junto a Makhno. En 1918 comienza la revolución en Alemania, la que cambiaría la monarquía por la democracia parlamentaria y republicana. Las tropas de ocupación deben marchar. El panorama se abre para Rusia. Los monárquicos querían restituir el orden anterior, el imperio. Formaron su Ejército Blanco, sin un gobierno central, pero decididos a poner un Zar a gobernar, sofocar la revolución y reestablecer el dominio de los amos, vencidos ya, sobre sus antiguos esclavos. En Ucrania se había formado el Ejército Verde, los nacionalistas, pagado por burgueses.. Moscú tenía a su Ejército Rojo. Comienza la Guerra Civil Rusa. Los protagonistas: Denikin y el sanguinario barón Roman Ungern von Sternberg por el Ejército Blanco (con sus aliados: USA, el Imperio Británico, Francia, Japón), Grigóriev por los burgueses nacionalistas del Ejército Verde, Lenin y Trotsky por el Ejército Rojo. ¿Y los campesinos ucranianos? Esta vez no iban a ser pisoteados. Se alzó el Ejército Negro, con Makhno a la cabeza. Por supuesto, el hecho de usar estandartes negros no era casual, aunque se tomaron el trabajo de afirmar que no eran un ejército anarquista (que no los hay), sino un ejército que protegía a los campesinos anarquistas. El Ejército Negro se organizó del siguiente modo, según Wikipedia: El Voluntariado: Todos los combatientes eran voluntarios, no se obligaba a nadie a integrarse al ejército. La Elegibilidad: Los comandantes de las unidades, los miembros del Estado Mayor y del Consejo de Insurgentes, y en general cuantos ocuparan puestos importantes, debían ser elegidos o bien aceptados por los insurgentes de la unidad respectiva y por el conjunto del ejército. La Disciplina libremente consentida: Todas las reglas de la disciplina eran elaboradas por comisiones de insurgentes y posteriormente validadas en asambleas militares. Una vez establecidas, debían ser rigurosamente observadas bajo la responsabilidad personal de cada insurgente y de cada comandante. A nivel militar, se componía de unidades de alto poder combativo. El Ejército Negro disponía de Divisiones de Infantería, Caballería y Artillería. Cada División se componía de 3 Brigadas, de 3 Regimientos cada una. Cada Regimiento se componía de tres Batallones. Denikin avanza. Bolcheviques y anarquistas ponen de lado sus diferencias para enfrentar a los monarquicos. El Ejército Negro se había extendido hacia el este. Un territorio, como hemos explicado antes, de un tamaño que equivale a media Francia, poblado por millones de personas, vive la revolución libertaria. Es la gente de Makhno. Los no gobernados. Los libres en su Tierra Libre. Moscú deja ver que no tiene intenciones de llevar sus autoridades ahí donde las banderas negras ondean. El Ejército Negro parte al frente. Pero las armas prometidas por los soviéticos no llegan. Es una carnicería. No tienen con qué luchar. Carne contra balas. Sangre. Es la primera traición comunista a los libertarios. Y no será la única. La historia, que juzga pero no condena, depara a los acratas una ración de veneno, cortesía de la serpiente marxista, en cada alianza. Mil puñaladas por la espalda. Un millón de risas. Pero el olvido, su último y verdadero triunfo, les será negado. Estas palabras lo comprueban. Trotsky habla de la “Mahknivichina”. En ruso, el subfijo “china” genera una palabra despectiva. El Ejército Negro es tildado de delincuente, de contrarrevolucionario. El Ejército Blanco de los monárquicos da un ultimatum a los ucranianos: retirada gradual. Esta es obedecida por los nacionalistas, con una excepción: el ataman Grigóriev declara a sus tropas en rebeldía. Hará frente al enemigo. Es la primera ofensiva de Denikin y sus tropas pro-zaristas. Los verdes se le unen. Grigoriev expulsa a los invasores, en virtual alianza con los rojos. Las tropas soviéticas entran en Ucrania y comienzan a saquear y fusilar campesinos. Pronto Makhno es declarado fuera de la ley. Makhno y Grigoriev se ven aliados, pese al anarquismo del primero y el ultranacionalismo del segundo, a causa del enemigo común. Grigoriev sería muerto poco después. La historia oficial soviética dice que Makhno ordenó su fusilamiento por traidor (que lo era, ya que pretendía regresar con los verdes y pactar con los blancos). La historia libertaria sostiene que dio un discurso reaccionario durante un congreso. Este discurso habría detonado un furioso debate con Makhno, quien destruyó por completo sus argumentos. Ante esto, humillado al haber sido derrotado por un campesino teoricamente iletrado, enfurecido, Grigoriev desenfundó su arma e intentó matar a Makhno, lo cual llevó a un tiroteo en el que el primero perdió la vida. Mientras tanto, la Tierra Libre florecía. Adelantada a su tiempo, no había clases sociales, ni partidos, ni dirigentes, ni ninguna forma de policía, ni prejuicios raciales. La libertad de culto era plena, pero no sostenida. Es decir, existían las religiones, los funcionarios y los templos, pero eran mantenidos por los fieles de modo voluntario. En algunas regiones, es verdad, había comisarios soviéticos que traían ordenes de Moscú. El Ejército Negro se cruzó de brazos, hizo lo que prometió hacer: proteger a los individuos sin gobernar. De hecho, no tenían voto en el comité más que aquellos que fueran residentes, los que estaban de paso tenían voz, pero nada más. En varias oportunidades se desataron pequeñas luchas entre bolcheviques y anarquistas. El Ejército Negro no hizo nada, permitió que ocurrieran sin más. La pasividad en el contexto es un hecho en sí mismo. Al no hacer nada, Makhno decía a Moscú: “Va en serio”. El sur de Ucrania se había transformado en una sociedad anarquista que funcionaba en la práctica. Sin estado. Ante los hechos ante narrados, los comunistas actuaron del único modo que conocían: con violencia. Masacraron campesinos, intentaron reinar por el miedo, al igual que siniestro Leviathan de Hobbes. Es en este contexto en el que se persigue a Makhno. Y es, también, en este contexto en el que Denikin y su Ejército Blanco atacan Guliaipolé. Es el seis de junio de 1919. Makhno comprende que los bolcheviques no harán nada por Ucrania. Los blancos están fortalecidos, en alianza con los verdes, más los ingleses, franceses y polacos, la “intervención aliada en la Guerra Civil Rusa”, como se la llamó. Al mismo tiempo, los soviéticos tenían muchos frentes abiertos. El futuro era oscuro. Europa comprendió entonces que sólo el Ejército Negro podría enfrentar a los monárquicos. Makhno, al frente de 15.000 hombres, marcha a enfrentar a Denikin. A fines de septiembre de 1919 comienza una lucha sin tregua. La superioridad numérica de los blancos es abrumadora. Sorpresivamente, y tras llevar la lucha a campo abierto durante más de cuarenta horas, el Ejército Blanco huyó. Habían perdido dos divisiones. ¿Cómo? Makhno había tenido una idea brillante. Mecanizó la infantería. Así, caballería e infantería lograban moverse a la misma velocidad y concentrarse, como células, en grupos menores. De este modo destruyeron dos divisiones blancas. Y otras tres más a lo largo de la huída de Denikin. En tres días ganaron 350 kilómetros. Muchos de los lugares tomados por los anarquistas resultaron clave para el avance del Ejército Blanco hacia Moscú, lo que salvó la ciudad. A fines de 1919 el Ejército Negro enfrenta, en inferioridad númerica una vez más, al Ejército Blanco. Resultado: huída de los monárquicos y un botín de 600 camiones, munición e incluso un aeroplano para los ucranianos. La revolución y la sociedad anarquista vivieron su apogeo. Pero no duraría. Pronto llegó la inflación y los comunistas acusaron a los anarquistas de ineptitud y de beneficiar a los campesinos en detrimento de los obreros de los centros urbanos. Esto es falso. La inflación fue producida a causa de los cobros del ejército de ocupación austro-alemán, quienes habían auxiliado a los verdes en 1917 y 1918, cobrando en mercadería. Los cobros pronto se convirtieron en saqueos masivos. (Sigue en el otro post)
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12-27-2010, 03:44 AM | #5 |
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Mientras tanto, Denikin se ve obligado a demorar su ataque sobre Moscú. Necesita las tropas que tiene en el sur, las cuales ve decrecer a causa de los devastadores ataques del Ejército Negro.
Cabe destacar que los libertarios habían desarrollado una estrategia tan simple como efectiva para enfrentar a los monárquicos. Iniciaban un ataque frontal, lo sostenían durante 15 o 20 minutos y retrocedían hasta salir de la vista del enemigo. Así, avanzaban rodeándolos y los atacaban por retaguardia. El resultado era la destrucción de la moral y, casi siempre, un importante botín. Por supuesto, no todo fue positivo. Los anarquistas, al igual que los comunistas, fueron derrotados en varias oportunidades. Fue esto lo que llevó a Denikin a intentar tomar Moscú. Logró hacerse fuerte en el sur de Rusia. Pero dividido. En este contexto, varias divisiones del Ejército Negro se lanzan contra los blancos. Fue la Batalla de Umán y casi aniquila a los monárquicos. Denikin se retira a Crimea. Los bolcheviques regresan a Ucrania. Vuelve la violencia. Ocurren desapariciones, claros gérmenes de lo que luego sería la cúspide de esta nefasta práctica: la última dictadura argentina. Los soviéticos estaban en guerra con Polonia y ordenan al Ejército Negro marchar a la frontera para auxiliarlos. Makhno se niega. Comienza la lucha entre comunistas y anarquistas. Al mismo tiempo, el barón de Wrangler toma el mando del Ejército Blanco y se desata una epidemia de tifus entre las tropas acratas. Los libertarios tienen dos frentes, luchan contra dos ejércitos más poderosos. Incluso son atacados por los soviéticos mientras se baten en retirada con los monárquicos. En el verano de 1920 Wrangler toma varias ciudades ucranianas. Los soviéticos son expulsados. Si Ucrania caía, la frontera Rusa se vería comprometida. Se firmó un acuerdo de paz entre Rojos y Negros. Se habló de respetar las políticas que habían mantenido los campesinos. Se habló de enfrentar juntos al Ejército Blanco. Y, como no pudo ser de otra manera, los comunistas volvieron a traicionar a los libertarios. A mediados de octubre de 1920 el Ejército Negro enfrenta en un choque frontal al Ejército Blanco. Lo derrota y toma 4000 prisioneros. Los monárquicos, una vez más, deben retirarse a Crimea. Para acabar con la guerra de una bendita vez, deben tomar la ciudad de Perekop, puerta de ingreso a la región. La alianza con los comunistas los obliga a repartirse la tarea: los soviéticos sitiarán la ciudad mientras los libertarios toman las dos posiciones estratégicas vitales para materialiar el triunfo: el estrecho de Sivach y Simferopol, algo sólo posible a un costo humano inmenso. En los días 13 y 14 de noviembre de 1920 esto se logra. Los blancos huyen, una vez más. Así, con incontables bajas en el Ejército Negro, que sólo disponía de 5000 hombres capaces de combatir, Moscú ordena el traslado de 150.000 hombres. El Ejército Rojo toma la ciudad sin sufrir bajas, como es obvio, ya que NO HABÍA ENEMIGO QUE COMBATIR. Wrangler había huído. No hay mérito ni gloria. No obstsante, Moscú forma un estado mayor para ambos ejércitos, rechazado por los anarquistas. El 26 de noviembre los comunistas atacan todas las posiciones libertarias en Crimea. La proporción es 30 a 1, a favor de los soviéticos. Luego, el ataque a Guliaipolé resulta inevitable. Makhno aguarda ahí, con sólo 250 hombres formando una caballería. A pesar de la enorme inferioridad numérica, logran romper el cerco soviético y abandonar la ciudad. En el resto del mapa los fusilamientos se suceden. Eventualmente los efectivos del Ejército Negro logran reunirse. Al saberse juntos son víctimas de un shok: han sido reducidos a sólo dos mil hombres. Dos mil, contra 150.000 soviéticos. Aún así, no se rinden. Makhno logra formar una caballería total de 2500 hombres y ataca Guliaipolé. Recupera la ciudad a sangre y fuego. Es mediados de diciembre de 1920 y en una semana los soviéticos logran expulsar a los acratas, a los pocos que aún viven. Se hace una inmensa purga que cuesta la vida de todo anarquista, simpatizante o supuesto simpatizante. No es incorrecto llamar a este el fin del Ejército Negro. A partir de este punto la lucha se convirtió en fuerzas guerrilleras, comandos de menos de 100 hombres, enfrentando a 400 o 500 soviéticos. Día a día. Palmo a palmo. Los daños inflingidos al Ejército Rojo siempre resultaron insignificantes. El Ejército Blanco y el Ejército Verde habían dejado de existir, la lucha en Polonía había conluido. Sólo quedaba Makhno y sus guerrilleros para fastidiar a Moscú. Aún así, lucharon. Se saben de triunfos enormes. De los 150.000 soviéticos, se capturaron más de 20.000, tres mil de los cuales se unieron a la guerrilla. ¿Pero qué diferencia había? Los refuerzos soviéticos eran inagotables. Había que aceptar la verdad: la sociedad anarquista había terminado y ahora Ucrania estaba gobernada por Moscú. El final de la historia se daen agosto de 1921 con cien jinetes, treinta de ellos heridos, Makhno incluido (con un tobillo quebrado y varias heridas en el cuerpo, incluso una en el cuello) atravezando la frontera con Rumania. Aún así, hasta 1924 los restos de la guerrilla hicieron ondear el negro estandarte en combates diarios contra los rojos. En algún momento de ese año el último de ellos desapareció del escenario de la historia... por un tiempo. Muchos ucranianos, exiliados, terminaron en España, en las Brigadas Internacionales, en el Batallón Dambrowsky. Esta Brigada, la XIII, tras la caída de Catalunya cruzó los pirineos y en Francia participó en La Resistencia contra la ocupación alemana, el racismo, los campos de concentración, la imbecilidad y la muerte. Al mismo tiempo, en Guliaipolé y en Kiev, se vieron ondear las banderas negras en grupos de partisanos que combatieron por igual a nazis y estalinistas durante la Segunda Guerra Mundial. En 1953, tras la muerte de Stalin, hubo una inserrucción en un gulag. Durante horas ondeó una bandera negra con una única palabra escrita en ella: Makhno. ¿Y qué fue de Néstor? Eventualmente llegó a París donde intentó escribir la historia de lo ocurrido en Ucrania, un total de tres tomos que, lamentablemente para el estudio de la historia, sólo cubren hasta 1918. Mantuvo correspondencia con muchos sectores anarquistas europeos y latinos. Se entrevistó con el célebre Buenaventura Durruti. Se ganó el pan como obrero en Renault y falleció en la misma pobreza en la que vivió el 25 de julio de 1934, sin adaptarse a la vida ni al idioma en Francia. Fue cremado. Sus cenizas están en el cementerio Père-Lachaise. Esta la historia que todos quisieron negar. La que hoy rescato para ustedes. Este es el héroe olvidado o, lo que es lo mismo, esta es la revolución omitida. En sus memorias, hay una última cosa escrita por Makhno que quiero rescatar: “El Ejército Negro no es un ejército anarquista. El ideal de vida anarquista no puede ser defendido por un ejército, sea cual sea. En lo que se refiere a la construcción de la conciencia y de la creatividad, el ejército es impotente y nefasto". BIBLIOGRAFIA: La revolución desconocida | Volin Memorias | Makhno La Doctrina de la acción | Guerin Carta a los anarquistas españoles | Makhno Los dos octubres | Arshinov La lucha contra el estado | Makhno
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Last edited by MalditoLobo; 12-27-2010 at 10:19 AM. |
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