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La Taberna Un lugar para conversar sobre casi cualquier tema

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Old 01-19-2009, 11:33 PM   #1
Torg_Snowflake
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Aca voy a ir colgando uno a uno los relatos que tengo en varios foros particulares del regnum, entre ellos alsius y regnum zg.

Subo ordenados por saga y por capitulo.

Saludos
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Old 01-19-2009, 11:35 PM   #2
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Empiezo con unos cuentos amateur que tienen ya un año y pico masomenos. Las andanzas de Torg como las iba(¿Feliz?) registrando, que mas adelante evolucionaron en una suerte de historia.

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Fuego y sombra

Torg nació unos años luego de que terminara la guerra y los uthgars se aliaran al Imperio. Hijo de Triggon Snowflake, un valiente caballero y Maya Icehearth, una médica conjuradora.

Sus padres siempre llevaron a Torg con ellos en sus viajes dentro del Imperio, querían que él se familiarice con las montañas, así como con sus habitantes y peligros. La vida era buena...

Un día Triggon fue llamado al frente, su compañera e hijo lo acompañaron hasta la muralla para despedirlo. Su campaña duraría 3 meses, asi que la despedida fue bastante emotiva.

Desgraciadamente, no era el lugar adecuado para bajar la guardia... una unidad de arqueros de Ignis dirigida por un elfo nigromante estaba planeando una incursión al territorio del Imperio y los encontró.

No podían huir, los cazadores seguirían su rastro...así que Maya dejó caer su báculo en señal de rendición. Sin embargo el nigromante solo sonrio... Torg vio a su bondadosa madre, quien siempre se había preocupado por curar a los heridos, caer con el pecho lleno de flechas.

En ese instante, Triggon soltó un grito de los que sólo salen del más poderoso bárbaro, tomó a torg por los cuernos y lo arrojó lo más lejos que pudo. El pequeño de 10 años se desvaneció al chocar contra un árbol.

Cuando recobró el conocimiento Torg vio a su padre cubierto de sangre, tanto suya como del enemigo. Toda la unidad ígnea había sido masacrada, de la forma en que sólo un Uthgar que dejó salir lo más salvaje su lado bestial podría hacerlo.

Triggon sostenía un libro, era rojo y negro, y se podía sentir el hedor a azufre y muerte saliendo de él. Era el tomo que contenía los conocimientos y hechizos del elfo oscuro. Temblando se lo dió a su hijo y le dijo lo que serían su últimas palabras.

-Torg, tu madre quería que fueras un conjurador como ella, ahora no podrá enseñarte...Toma este libro y aprende de el... aprende a controlar sus conjuros. Entrena duro en las montañas, te fortalecerán y evitarán que el libro te corrompa...Quema a esos elfos con su propio fuego, haz que se pierdan en las sombras que ellos mismos llamaron a este mundo. Hazlo por tu madre, por mi, y más que nada ... por Alsius
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Last edited by tomastomas; 01-22-2009 at 09:40 PM.
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Old 01-19-2009, 11:40 PM   #3
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Un encuentro inesperado

La isla de cristal, era la primera vez que Torg se aventuraba allí. Había oido que el frío en ese área era insoportable, pero habiéndose criado en las montañas, desarrolló un pelaje abundante y pensó que eso lo protegería.

Grave error... las ventiscas y los monstruos no le daban tregua. Siguió el sendero que le indicaban los guardias para terminar pronto con su misión, pero cuando llegó a la estación del último, lo encontró apenas vivo.

Estaba a punto de morir congelado, Torg tomó su báculo y se dispuso a matar un yeti para abrigarlo con su piel.
Estas criaturas nunca le habían presentado un desafío, pero en el terrible clima bajó la guardia y el yeti logró alcanzarlo con su maza de hueso.

Snowflake sintío su pelo crujir, se había congelado, y eso le salvó de un grave daño. Sin pensarlo dos veces acabó con el yeti con su hechizo de vampirismo, sanando su herida y al mismo tiempo evitando quemar la piel del animal con alguna de sus magias de fuego.

El enano le agradeció mil veces y le dijo que recompensaría su buena acción. Torg no pudo evitar levantar su gruesa ceja al oir la historia de un paraíso, un oasis en medio del hielo más duro de todo el Imperio.

Según el mapa al sur no había más que un inmenso acantilado a modo de muralla impenetrable, pero el guerrero insistió en que había una puerta oculta.

La idea de un lugar diferente en la tundra logró motivar la curiosa mente del brujo. Lo meditó y decidió probar su suerte, aclarándole antes al enano que terminaría igual que el yeti de estar mintiendo...

El viento helado no dejaba ver a más de un metro, el mago ya estaba por perder la esperanza cuando sintió algo familiar, no sabía qué era, pero se dirigió en esa dirección. Caminó un largo tiempo cuando su magnificación de fuego comenzó a agotarse, su báculo era lo único que le daba algo de calor asi que rápidamente se refugió en una cueva cercana para recuperar fuerzas.

Entonces lo sintió de nuevo, como un latido, un calor igual al que su madre le transmitía cada vez que curaba alguna de sus heridas. Recorrió la cueva y a la salida encontró lo que jamás pensó que vería... un paraíso.
Césped y árboles llenos de vida, agua que no cortaba la piel al beberla del río, un aire tibio que podría calmar al más enfurecido bárbaro...

Recorrió el lugar completamente maravillado hasta que se topó con una roca inscripta, esta marca le era familiar pero no podía recordar por qué.

Repentinamente la roca se encendió y Torg aparecío en un bosque diferente, no emanaba tranquilidad, sino tensión y peligro. Cuando la verdad cruzó su mente se horrorizó, estaba en el frente. Su entrenamiento no estaba completo y no estaba en una unidad, ni siquiera con un compañero.

Rápidamente inspeccionó el horizonte en busca de la gran muralla, pero eso no fué lo único que vió... Descansando bajo un árbol estaba un elfo oscuro, se notaba que había escapado de una batalla y estaba agotado. Tal vez fuera por la tortura por la que pasó en La Isla de Cristal, o simplemente por la memoria de la muerte de su madre... pero lo único en lo que podía pensar era en venganza.

Sus ojos se llenaron de fuego, al igual que sus manos que ansiaban rostizar la carne del maldito perro de Ignis. Reunió su mana en una sola gran bola de fuego que lanzó con todo su espíritu.

La explosión lo hizo caer de rodillas, y al levantarse no pudo creerle a su ojos... el nigromante estaba intacto, era muy poderoso para el jóven aprendiz de brujo. El enemigo no dudó en devolver la cordialidad...

Torg despertó en Rottersvall y agradeció haber grabado una runa de escape, en la ira ciega se había olvidado de ella. El encuentro no debilitó su voluntad de luchar, todo lo contrario, jamás se sintió con más ganas de entrenar y perfeccionar su magia.

Casi podía ver el futuro, su unidad luchando contra la del nigromante, venciéndolo y reclamando su honor de nuevo, por sus padres y por el Imperio.
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Old 01-19-2009, 11:42 PM   #4
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Verde y Negro

Un largo camino lleno de osos, lobos y tralls. Así llegó Torg al pueblo de Birka. Había oído que la zona era menos fria que las demás, un alivio comparado con lo que pasó en la Isla de Cristal. En fin, le interesó conocer el lugar, no sólo por la temperatura, sino por la diferente fauna y el paisaje.

Pasó los siguientes días conociendo a los ciudadanos y entrenando en las afueras. No estaba acostumbrado a hacerlo en equipo, pero era una práctica usual allí, más que nada por la agresividad de los monstruos. Si alguien estaba herido, necesitaba quien lo cubra para llegar a la ciudad.

Fue una buena oportunidad de familiarizarse con las habilidades de los demás tipos de guerreros y la camaradería era instantánea en el Imperio.

Un día oyó un ruido que venía de los establos, acercándose vió que los caballos relinchaban ansiosos. Rodeó la cabaña para encontrarse con una especie de trall de color verde, mas pequeño y sin embargo más fuerte. No parecía muy listo pero sí estar entrenado en combate. Era su primer encuentro con un orco.

El bellaco vió al brujo y corrió de frente hacia él. Snowflake alistó su báculo pero no hizo falta, una lanza atravesó de lleno al bruto. Un bárbaro enano se presentó como Dollar, le ofreció ir de caza y él aceptó.

Mientras caminaban por el bosque Torg examinaba al guerrero, jamás habia luchado junto a uno, siendo un mago pensaba que el correr como loco gritando hacia el enemigo no era buena idea. Su padre le contaba que se necesitan tanto caballeros como bárbaros en el ejército, pero él nunca comprendió su función.

Luego de luchar contra varias criaturas notó que el enano era mucho más fuerte de lo que aparentaba, levantando osos con su lanza y arrojándolos fuera del camino.
Siguieron así un tiempo hasta que su nuevo compañero lo detuvo. Comentó que le parecía raro no ver orcos, dado que suelen cuidar su territorio del bosque celosamente. Acordaron ir a espiar a una aldea cercana.

Las aldeas orcas eran muy primitivas, nunca con más de 10 ó 15 habitantes, a lo sumo 30 en lugares donde no se enfrentan a los hombres del Imperio. Pero lo que se encontraron no era lo que esperaban... era una armada de unos 200 orcos con mazas y hachas de hierro, de diseño algo brusco, pero sin duda efectivo.

Se quedaron escuchando cuando uno subió a un tocón y comenzó a gritar. No comprendian una palabra, pero cuando el líder señaló en dirección a Birka lo entendieron. Planeaban saquear el pueblo. Las defensas de Montsognir serían apenas suficientes, pero Birka no podría soportar tal asedio.

En eso un peón que patrullaba los divisó y antes de que pudieran huir los rodearon. Torg sabía que no podrían contra tantos... pero caería como Alsirio. Ámbos se pusieron en guardia. Los orcos sonreían, no estaban acostumbrados a tener la ventaja, y lo disfrutaban.

Entonces el bárbaro soltó un grito, un extraño grito lleno de furia, valor, orgullo, honor... El hechicero sintío estos sentimientos estallando en su cuerpo y juntos cargaron contra los invasores. Pasaron unos minutos antes de que Snowflake se diera cuenta que no estaba usando ningún hechizo, ni siquiera magia básica, simplemente les estaba partiendo los cráneos con el báculo. Pelear con un bárbaro era una experiencia particular.

La lucha siguió durante casi 20 minutos cuando ámbos cayeron de rodillas, abatidos por el cansancio y el dolor.
Acabaron con casi la mitad del ejército pero no podián más. Los monstruos también se detuvieron para gozar del momento de su victoria, casi como un dientes de sable jugando con su presa moribunda.

La mente ágil del mago ideó algo. Miró al guerrero.

-No hay honor en morir aquí, debemos alertar a los pobladores...

Se incorporó, lanzó una bola de fuego al cielo y la hizo estallar con un relámpago. Una lluvia de chispas callo sobre los monstruos sin hacerles daño, pero cegándolos lo suficiente para que pudieran escapar.
Corriendo lo mas rápido que podían hacia la ciudad, los brutos pisándoles los talones... por más que llegaran no habría tiempo para advertencias. Sentían las pisadas de sus perseguidores como un terremoto. Un terremoto que extrañamente comenzaba a sonar cada vez más suave, no lejano, sino débil. El sonido se apagó por completo.

Al voltearse vieron el primero de un río de cuerpos verdes. Uno a uno murieron mientras los perseguían. Torg se acercó a uno y le quito una flecha de la espalda, una flecha negra. "Las sombras" dijo el bárbaro estupefacto. El enano describió un clan secreto que tenía muchos de los soldados más fuertes del Imperio.

-¿Que hacía una unidad de arqueros tan poderosos lejos del campo de batalla?, preguntó el Uthgar. -ja ja, ¿una unidad? el enano sonrio con una mezcla de orgullo y respeto. -Era sólo un tirador mi amigo.

Por más que conociera el Imperio, Snowflake siempre encontraba algo nuevo. Esa noche mientras tomaba algo en la taberna con Dollar miró el cielo estrellado e imaginó qué otras cosas descubriría durante su entrenamiento.
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Old 01-19-2009, 11:43 PM   #5
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El olvidado

Torg examinó nuevamente el bosquejo que hizo del mapa que le prestó Dollar... Helluland era un poco más tranquila que el bosque de Vinland, pero las criaturas en el camino a Gokstad eran de cuidado. Los osos y lobos de esa zona eran tan fuertes que ni los orcos se atrevían a acercarse. Pero al sur había un lugar interesante para visitar, las Playas de Burrun Zha, hogar de la legendaria batalla de los 10.000 báculos.

Dado que tenía un viaje largo por delante, el mago intentó recordar la historia que le contó su madre de pequeño.
Los conjuradores de los tres reinos siempre se disputaron una antigua reliquia con propiedades médicas. El Guante del Dragon Azul podía aumentar los poderes de cualquier sanador y el de sus aliados enormemente.

El tesoro era llevado de un reino a otro, e incluso los sacerdotes de diferentes clanes se lo robaban entre ellos. Los bondadosos maestros de luz, médicos de todos los reinos, guardas de la vida... se vieron cegados por la ira, la ambición, el odio...

Todo concluyó con una masiva batalla en la zona sur de Alsius, antes de que existiera la muralla. Todos conocen el gran despliegue de los conjuradores en el frente, imaginar 10.000 de ellos luchando de la manera más feroz era difícil. Nadie se sanaba más que a sí mismo, los reinos no importaban, todos querían el guante.

El bosque desapareció en esa área, el largo acantilado se convirtió en polvo, ninguna planta volvería a crecer allí.... nadie sobrevivió y la reliquia que podría sanar a tantos desapareció para siempre.

Mientras se acercaba a su objetivo, el brujo comenzó a preguntarse qué habría pasado con los miles de seres invocados por los magos. Los fantasmas y demonios podían regresar a sus dimensiones terminado el contrato. Las momias, esqueletos y zombis no durarían mucho más de una semana antes de hacerse polvo. Por otra parte, los golems, marionetas de roca sin mente, no se deteriorarían ni en 1000 años.

Cuando llegó a la costa vió lo que esperaba, montones de grandes rocas todo a la largo de la misma.

Poniéndose en guardia se arrimó al más cercano y lo toco con el báculo. Instantáneamente las rocas tomaron vida y formaron un cuerpo de unos 5 metros de altura que sin dudarlo comenzó a arrojar puñetazos contra el suelo buscando aplastar a su invitado. Saltando para esquivarlos clavó su arma en la arena e hizo que gigantescas estacas salieran bajo el gigante, destrozándolo por completo.

Sin sus amos los golems no tenían más que hacer que simplemente quedarse allí, esperando que alguien se acerque para eliminarlos. El emperador nunca se molestó demasiado porque formaban una defensa natural contra los intentos de avance de los aquantis que vivían en el océano.
Habiendo sido sitio de tal épico enfrentamiento mágico, era un muy buen lugar de práctica de hechizos. Se podía sentir el mana saliendo del suelo como vapor caliente.

Pasaron los días, enfrentando las enormes invocaciones, aprendiendo nuevos hechizos de su libro y chocando con algún que otro escuadrón de exploradores aquantis.

Una mañana oyó gritos desgarradores que lo despertaron. Tomó sus cosas y se apresuró en la dirección de la que provenían. Vió a lo lejos un grupo de hombres pez corriendo hacia él. Notó que no llevaban su armas y que no iban directamente a enfrentarlo, sino que huían de los gritos.

Torg sujetó a uno de ellos del cuello y lo elevó a su altura. Los hermanos Younbross le habían enseñado algo de aquariano durante su estadía en las Ruinas de Thundermace, así que se las ingenió para preguntar amablemente qué sucedía. Sin embargo lo único que el pez gritaba era "Tosh gabosh, tosh gabosh". "¿El olvidado?" preguntó el brujo a si mismo. Soltó al pequeño que continuó corriendo con todas sus fuerzas.

No tuvo que pensar quién sería el olvidado, un golem de 15 metros, producto de un poderoso hechicero, hecho de hielo y roca de montaña apareció frente a él. Manchado con sangre verde y con algunos tridentes clavados en sus pies... eso habián sido los gritos.

Sin pensarlo dos veces el brujo comenzó a desplegar su arsenal de conjuros. Explosiones, relámpagos, maldiciones... Nada afectaba a la mole que sólo continuaba intentando aniquilar al peludo guerrero. Torg se ocultó detras de una roca para recobrar el aliento, buscó en el libro algo que le salvara el pellejo y encontró un hechizo que podría hacerlo. Era muy avanzado, si funcionaba, su entrenamiento habría valido la pena y sería una poderosa arma en el frente, si fallaba... bueno... no tendría que preocuparse por encontrar el camino de regreso.

Primero tenía que tenerlo quieto por unos instantes para poder recitar la magia. Pensó en cómo estaban formados los gigantes e ideó algo. Saltó de atrás de la roca y sin perder tiempo drenó la magia que mantenía unidas las piedras de las piernas del monstruo. Esto lo derribó lo suficiente para que pudiera decir las palabras:

-Furia de los dioses, castigo de las estrellas. Que llueva el fuego y aplaste a mis enemigos.

Un meteoro llameante aún mas grande que el golem rasgó las nubes y calló sobre él. La nube de arena caliente hubiera quemado a un nordo o a un enano, nuevamente el pelo del Uthgar lo salvó de un daño grave. Debía tener más cuidado la próxima vez, tal vez uno mas pequeño y con mejor puntería...

Un resplandor llamó su atención, venía del crater que dejó la roca estelar. No lo podía creer, allí estaba. La reliquia antigua, el guante que convirtió a los médicos en asesinos despiadados, había quedado descubierto en la explosión.

Como brujo, Snowflake no podía tocar elementos con magia blanca, a menos que quisiera una dolorosa cicatríz. Lo levantó con la punta de su báculo, y lo arrojó al mar. Algo así no podría traer más que discordia al Imperio. En épocas de guerra no se podía dar el lujo de generar escaramuzas internas, menos aún, una nueva batalla de los 10.000 báculos.

Abandonó la playa y tomó el camino a la ciudad puerto de Gokstad. Si algo se interponía en su camino, sólo practicaría su nuevo conjuro.
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No todo lo que brilla es...¡Goblins!

Quince..., por más que las siguiera contando solo tenía 15 monedas de oro... El mercader miró al Uthgar levantando una ceja.

-Mira, el precio de la túnica es de 23.000. Ni más, ni menos.

Gokstad tenía muchas cosas interesantes traídas al puerto de tierras lejanas. Un nuevo báculo resplandecía en la mano del mago, pero le costó tanto que no le quedaba nada para una túnica nueva.
La que tenía era buena, pero lo hacía ver más como un sacerdote que un brujo. Resignado se dirijió a la puerta y se sentó un rato a mirar el cielo. Pensaba de dónde sacar tanto oro en tan poco tiempo.

-¿Porqué la cara larga amigo?, Bueno más larga de lo usal, jeje.
Doomed le extendió su mano y lo ayudó a incorporarse. Snowflake había conocido al bromista nordo cuando entró en La Jihad, clan del que ahora ámbos eran miembros con el rango de verdugos.

El brujo humano confesó que también andaba corto de oro para comprar mercancías en la ciudad puerto.
-Sabes, oí que los orcos llevan a cabo un ritual de iniciación para sus guerreros en las ruinas de Dvergardunn, -¿Y qué con eso? replicó Torg, -Que el ritual consiste en atacar aldeas de goblin nórdicos para quitarles valiosas gemas. Los enanos las consiguen asaltando las caravanas que por allí pasan.

Lo discutieron un rato, y sin nada que perder acordaron visitar el área para verificar el rumor.

El camino de Dvergardunn era una vía alternativa entre Montsognir y Birka, pasando por el otro lado de las montañas y se extendía hasta Gokstad. La presencia de los ladronzuelos goblins y la dificultad del terreno, hacían que la mayoría optara por el tramo del Valle Kheled y Helluland.

Los animales eran agresivos, pero ámbos hechiceros los habían enfrentado en incontables ocasiones. Habrían deseado tener la misma cantidad de oro en sus bolsas que de garras, pieles y dientes.

Cuando arribaron a las ruinas las encontraron, como esperaban, tomadas por guerreros goblin. Los pequeños eran débiles, pero muy ágiles. Si bien un solo golpe podía vencerlos, el conectarlo podría llevar del alba al ocaso de no ser precisos.

Buscaron un lugar donde establecer su campamento, lejos de los ojos de los orejas picudas. Mientras esperaban el anochecer, intercambiaron notas de hechizos y nuevas formas de usarlos. Torg compartió la estrategia de escape que había utlizado en Birka, la combinación de fuego y relámpago que se convertía en una lluvia de chispas. Doomed le enseñó al Uthgar que, en casos extremos, un mago podía herirse ritualmente para aumentar su mana. Se llamaba a esta técnica un sacrificio ambicioso.

Anocheció. Los magos se dirigieron a la aldea. La aldea goblin era un mezcla de tiendas de pieles y grandes edificios de roca de las ruinas. Pensaron que sería fácil, los goblins tenían muy pocos guardias para atar y amordazar silenciosamente. Pero mientras los contaban vieron cómo del otro lado de la aldea un pelotón de unos 10 orcos atacó a los guardias. Todo se convirtió en un caos. Los gritos de los bajos eran chirriantes y pronto la plaza central se llenó de guerreros. Snowflake sintió un golpe y todo se apagó.

Cuando despertó ya estaba amaneciendo. Se encontraba amarrado a una mesa de madera. Frente a él había una larga escalera de roca que ascendía hasta lo que parecía un altar. Estaba vigilado por un pequeño grupo de guardias y la plaza abajo estaba repleta con el resto de ellos. A su lado vió a su amigo nordo que aún dormía, y arriba en el altar estaban los orcos sobrevivientes, algo le dijo que no lo seguirían siendo por mucho más...

Un verrugoso con corona de plumas se hacercó al altar. Daba alaridos terribles, y apuntaba al cielo con una daga. Los orcos fueron puestos en el altar y ... sacrificados. El pelo de Torg se erizaba mientras él y su compañero eran llevados por las escaleras.

Doomed estaba despierto para ese momento, miró a Snowflake con cierta calma. El Uthgar notó que la punta de su báculo estaba encendida, y silenciosamente hizo lo mismo. Estaban malheridos, y encender sus báculos les consumió la última pisca de energía que les quedaba. Pero ambos sabían que hacer.

Fueron amarrados al altar y cuando el sacerdote se acercó, quemaron sus ataduras con sus armas y realizaron una coreografía de hechizos tan perfecta que parecía de una obra preparada. Ámbos conjuradores absorbieron la magia del shamán dejándolo inconciente. Cuando los guardias corrieron en su auxilio, usaron vampirismo para sanarse y los despacharon instantáneamente. Entonces sacrificaron esa nueva energía vital para llenar sus reservas de mana y con una pequeña sonrisa de venganza en el rostro, llamaron dos meteoros que destruyeron el edificio de roca. El revuelo desatado les permitió escapar con lo justo...

Detrás de una roca ámbos recuperaban su aliento, ya habían dejado la aldea atrás y no podían dar ni un sólo paso más. Entonces Doomed comenzó a reir y luego a carcajear.

- Te juro por el emperador que si haces una de tus bromas ahora te romperé ese cuello rosado. Dijo Snowflake con cara de pocos amigos.

Entonces el delgado brujo se quitó su turbante y lo desarmó. Las telas estaban llenas de joyas, las había tomado en la confusión antes de que fueran atrapados. La cara de Torg cambió y abrazó al nordo tan fuerte que casi le rompe la espalda.

Tuvieron que descansar un par de días antes de poder volver a Gokstad para gastar su nueva fortuna.

Esa noche mientras todos en la cantina bebían algo a cuenta de los dos brujos suertudos, el jóven uthgar miró su mapa pensando qué le faltaba explorar del Imperio.
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El fin del tormento eterno

La nieve azotaba la tierra, como era usual en la zona de Hopstad. La majestuosidad arquitectónica del coliseo no sólo servía para saciar las ansias de batalla, sino también daba refugio en las feroces tormentas.

Los guerreros no estaban dentro de las habitaciones de roca, en su lugar se habían asomado a la entrada para observar el espectáculo. La ventisca era fuerte, pero la luz emitida por el báculo del mago en batalla les dejaba ver claramente lo que sucedía.

La tierra temblaba con cada garrotaso que el yeti ancestral daba. Todos tragaban saliva pensando qué les sucedería de estar en el camino del arma de hueso.

La respiración del Utghar se volvió agitada. Él y el yeti eran similares en cierto sentido, eso lo hacía enfurecer. El hecho de que semejante salvaje sea comparardo con su noble especie, e incluso que se llegara a decir que podrían ser más fuertes.

Desde la helada se oyó un grito. "¡Hiedra Espinosa!". El brujo se acercó lentamente al yeti atrapado en las lianas ponzoñosas. La bestia trataba inútilmente de liberarse. Torg se paró frente a él y se escuchó un segundo grito. "¡Estallido de cristales!". El suelo volvió a sacudirse cuando el herido monstruo se desplomó cortado por el conjuro. "¡Guardián de almas!". Con ese último y tercer grito la pelea fue tragada por la tormenta.

El grupo pensaba si ir a rescatarlo del hielo, pero un conjurador los detuvo y les dijo que si el guardián de almas surtía efecto, Snowflake no tendría ningún problema. Los presentes no comprendían a qué se refería el médico hasta que él apareció. Su túnica estaba razgada pero no tenía ninguna herida visible. En una mano llevaba su báculo de fuego, y en la otra una gran maza de hueso.

Esa noche todos celebraron la victoria del peludo guerrero, y el rudimentario martillo fue guardado en el salón de trofeos con el resto de las cabezas, pieles y armas ganadas por los valientes.

Ya el tiempo había pasado y Torg se había vuelto muy fuerte. Comenzaba a ser reconocido en algunas ciudades, pero él se preguntaba si no era simplementre porque viajaba mucho y las visitaba seguido.

Al amanecer se dirigió a Hopstad para hacer algunas compras y luego tomó el camino por las montañas a Montsognir. Le gustaba visitar esa ciudad más que nada por los libros que le prestaba Gilbor. Hechizos, historia, mapas, todo tipo de información útil para el mago.

En el camino Snowflake reflexionaba sobre qué investigaría esta vez. Si bien era más fuerte que antes, todavía había un grupo de criaturas que no podía vencer. Los fantasmas que acechan los bosques del viento helado y de Vinland lo mantenían lejos del cruce de la muralla.

Cuando llegó consultó con el nordo que le recomendó un libro de historia, -Si son fantasmas, por alguna razón no descansan tranquilos. Intenta buscarla.

El libro relataba la antigua guerra entre enanos y nordos. Contenía mapas muy interesantes de ámbos bandos. Una cosa que notó era que "vinland", significaba "viento helado" en la lengua enana antigua. El bosque padeció cientos de batallas en las que ningún lado cedía la mas mínima parte de tierra.

Según parece, la última fue en una noche de luna llena. El relato de un general enano decía: -La magia de los gigantes siempre fue un reto, pero ahora esos malditos lograron ocultar la luna. No se que suceda, se escucha que se acercan pero dudo que puedan ver algo como nosotros. Quiero luchar, pero hacerlo a ciegas no será agradable.

Al parecer el pasar muchos años en el frente le había hecho olvidar al general sobre los eclipses, pero no se lo podía culpar por eso. El libro contaba que la batalla fue terrible, las órdenes no llegaban, las unidades se separaban. Eran animales luchando en la oscuridad. El sufrimiento, el dolor y la paranoía desquiciaron a los soldados al punto de no dejarlos descansar en paz.

Lo último que se podía rescatar del texto eran algunos testimonios de gente que decía oir la batalla repetirse cuando había un eclipse. Una mirada al calendario confirmó sus pensamientos, habría uno esa misma noche.

Los altos pinos hacían que el viento ganara una extraña fuerza y que cada tanto se formasen grandes ventarrones seguidos de momentos de quietud absoluta. A medida que oscurecía las apariciones comenzaron a vagar extrañamente, casi como buscando algo, intentando recordar que hacían. Al brillar la luna llena sucedió. Todos retomaron sus antiguas formas y sin dudarlo comenzarón a pelear. La luna comenzó a desaparecer y se veía cómo el terror invadía sus fantasmales rostros.

Torg no tenía mucho que hacer en medio de semejante batalla de fantasmas así que pensó en algo. Dudando qué efecto tendría, usó su guardián de almas en el espectro más cercano. Usualmente este conjuro drena la energía vital y la fuerza de un rival. Pero siendo una aparición lo encerró en una burbuja mágica. Sin entender muy bien qué había hecho, el brujo tomó la esfera y corrió lo mas lejos que pudo a las afueras del bosque, hasta encontrar el camino iluminado con antorchas.

Entonces se sentó y sacó la esfera de su manga. En su interior podía verse un bárbaro enano que tampoco parecía comprender su situación. Golpeaba una y otra vez con su maza para intentar liberarse.

- Basta eso no funcionará. Dijo Torg al enano
- ¡Cállate monstruo! Déjame salir para cortarte la cabeza y volver a la batalla. Fue la respuesta.
- Cálmate, estás muerto, esta pelea ocurrió hace largo tiempo.
- ¿Pero qué..? (El enano miró sus manos y notó que podía ver a travez de ellas. Quedó atónito).
- Se que es difícil, pero debes aceptarlo; moriste hace años en una guerra inútil. Ahora somos todos aliados.
- ¿Y tú qué eres? ¿Una especie de elfo peludo?
- ¡Cuida tus palabras! Soy un Uthgar. Mi raza habitaba estas montañas mucho antes de que ustedes o los nordos llegaran.
- Disculpa, no estoy comportándome como un guerrero honorable. Mi nombre es Otto Gazebringer.
- Así está mejor, yo soy Torg Snowflake. ¿Acaso ninguno de los tuyos sabe que murieron hace mucho?
- Hace mucho... la batalla empezó hoy... no entiendo...

El brujo no sabía cómo hacer entender al guerrero, hasta que tuvo una idea. Se apresuró y con mucha cautela logró llegar a la muralla del Imperio. Lo liberó y señaló las gigantescas puertas.

-Mira -exclamó- Esta muralla simboliza a nuestro Imperio helado. Todos, Uthgars, Enanos y Nordos, defendemos nuestra hermosa tierra de los invasores.

Torg la miró con orgullo. -Lo hacemos por Alsius.

El enano cayó de rodillas frente a la imponente construcción. "Por Alsius..." susurró y entonces se desvaneció en una ráfaga de viento.

Snowflake sintió que era su deber liberar a todas esas almas de su sufrimiento, pero no tenía suficiente enregía ni tiempo para mostrarles la muralla a uno por uno.

- Tranquilo chico. El hechicero volteó para encontrarse con Sync Master, un brujo muy poderoso de La Jihad. Le explicó qué sucedía pero ya lo había visto él mismo.

- Tienes buenas intenciones pero tus poderes no son suficientes. Deja que te enseñe algo - ¿Conoces el conjuro de ceguera? preguntó. Snowflake asintió, recordaba que consistía en emitir un relámpago de luz para que el oponente perdiera la vista. - Bueno piensa qué ocurriría si cargamos un misil arcano con esa energía lumínica y lo disparamos.

No tuvo que hacerlo. El Titán se concentró e hizo aparecer cientos de pequeños misiles que comenzaron a brillar. Cuando el resplandor fue suficiente, los disparó todo a lo largo de la muralla causando que esta se ilumine en la oscura noche eclipsada.

Un fuerte ventarrón sacudió todo el bosque. El sonido de las armas se había detenido. Parecía que lo había logrado. Snowflake dio el mejor agradecimiento que conocía en el clan.

-Vamos a Birka, yo invito las cervezas.
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad
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Old 01-20-2009, 12:00 AM   #8
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Un día en Pinos
La luz del sol golpeó la cara peluda del mago, obligándolo a entreabrir un ojo. Movió un poco su lengua intentando despegar sus labios y con pocas ganas en realidad se levantó.

Se asomó a la ventana de la cabaña y sintió la brisa mañanera acariciar el bello de su rostro. Sonrió apasiblemente mientras revisaba la actividad de los habitantes de Birka. Todos talando, vendiendo, corriendo debajo del sol... debajo del sol...

-¡No! ¡lo olvidé por completo! gritó el guerrero casi provocando un infarto a un enano que pasaba por la ventana.
-¡¿Pero que demonios te pasa cabra desquiciada?!. Gritó el barbudo recobrando el aliento.
-¡¿Que hora es?!. Preguntó Torg haciendo oidos sordos al insulto, que por lo general le hubiera hecho ganar una bola de fuego al malhablado.
-¿Hora?, casi las ocho de la mañana

Las piernas del Uthgar explotaron como un rayo cuando tomó su túnica, báculo y salió disparado a los bosques. Las criaturas veian una masa blanca corriendo entre los árboles. Algunas intentaban atacarlo pero sólo ganaban el quedar rostizadas en el suelo. El brujo estaba apresurado y nada iba a detener su marcha. Al tiempo notó que algo corría a su lado.

Se trataba de Black z -al igual que él- brujo Uthgar de La Jihad y también al igual que él estaba llegando tarde a la cacería que había organizado el clan. Ámbos se vieron mientras corrían a todo lo que daban sus pulmones. No podían hablar pero lo pensaron. Sonrieron y se invocaron destreza felina el uno al otro. Sintiendo cómo los instintos de un dientes de sable tomaba sus cuerpos. Aceleraron aún más esquivando troncos, trolls y todo lo que hubiera en su camino.

Podrían jurar que corrieron durante horas pero en 5 minutos cruzaron el bosque completo y llegaron a la muralla, algo que debía ser un récord.

Los dos cayeron de rodillas intentando que algo de aire entre en su pecho. Snowflake subió la vista para ver a sus compañeros y amigos que aún estaban atónitos, pero al rato comenzaron a carcajear.

- ¿Quien diría que podrían correr tan rápido? jajaja, parecian elfos, muchachos. Dijo Mithrilo.
- Maestro.. uff , cuide lo que dice, cough uff uff. Torg respondió como pudo a quien alguna vez le había enseñado las artes mágicas.
- Jojojo no los molestes tanto Mith, llegaron a tiempo a fin de cuentas. La voz conocida de Sync Master sonó en las orejas del brujo.
- Si, uff, ¿lo hicimos? aa uff. Preguntó black.
- Asi es chicos, bien hecho jajaja. Afirmó Talek, el único conjurador presente.
- ¿Somos sólo nosotros?. Snowflake ya se había reincorporado.
- Así parece, cacería de magos gente, no perdamos el tiempo ¡vamos!. Sync señaló la puerta.

Dado que sólo eran hechiceros, mantuvieron la guardia alta mientras se internaban en los bosques de la zona de guerra. Decidieron que patrullarían buscando unidades antes de que intenten tomar acción, y demolerlas con su magia. Black y Snowflake no perdieron el tiempo mientras caminaban y se pusieron a intercambiar estrategias y hechizos como solían hacer siempre que se encontraban. Z se especializaba en conjuros de hielo, llegando incluso a utilizar la nieve a su alrededor para fortalecerse; Torg -como ya sabemos- maneja el fuego, así que siempre tenían algo para aprender el uno del otro.

El silencio fue interrumpido por el sonido de varias pisadas que trotaban desde el sur. Los jóvenes miembros miraron al titán pero éste les dijo que no se preocuparan, que seguro eran los enanos mineros de la zona e intentó lamarlos. Por fin los grupos se encontraron. Eran unos 15 enanos entre bárbaros y caballeros. Iban armados con mazas y hachas más grandes que sus cabezas y relucían armaduras de piel de lobo y acero encantado.

- Hey, ¿cómo los trata la tierra, nobles hechiceros?. Saludó quien parecía ser el líder.
- Bien... ¿mineros?. Los uthgar miraban a sus amigos con cejas levantadas.
- Jajaja, hay que estar armado hasta los dientes hasta para recoger flores en esta área. Respondía el enano jovialmente.

Luego de las presentaciones el guerrero contó que se dirigían a Pinos. El fuerte pidió refuerzos porque se avecinaba una taque syrtense. Sin mucho más en sus planes, los hermanos de La Jihad decidieron unirse al refuerzo y tomaron camino.

Torg preguntó a su maestro acerca de los syrtences. Jamás se había enfrentado a ellos. Mithrilo se puso serio y comenzó su descripción.

"Los syrtences componen sus filas de alturians -parecidos a los nordos- elfos y semi elfos, una cruza de los dos. Sus soldados suelen ser en su mayoría arqueros, que me duele admitir son muy buenos. Y por lo general llevan varios médicos, no soportan las heridas así que necesitan de ellos para pelear. No te confies pensando que son frágiles, es lo que quieren que hagas. Sus flechas pueden llover sin aviso, y sus conjuradores, que según ellos son "santos de la luz", llaman criaturas de los infiernos en su ayuda. Los usan como soldados de primera línea, dado que rara vez llevan guerreros a pelear."

- Santos... ¿como podría la oscuridad vencer a la luz?. Soltó Snowflake su pensamiento en voz alta.

- No te confundas peludo. Si bien usamos magia negra eso no la hace maligna, la luz por sí sola es tan perversa como la oscuridad. Se necesitan ambas fuerzas en equilibrio, nunca lo olvides. Proclamó Sync con sabiduría.

- Asi que mientras yo este aquí evitaré que se vuelvan locos y adoren al demonio. Talek logró hacer reír al grupo que recuperó su fe y apresuró el paso.

Subiendo la última colina la punta del fuerte comenzó a asomarse. Y para decepción del grupo, gigantescos estandartes verdes con gemas contaminaban las paredes de roca del cuartel fronterizo. Se veían muchos tiradores, nada que no pudieran vencer. Con un par de escudos mágicos y de acero podrían acercarse sin problema.

Las puertas de madera se abrieron y salieron tres seres con túnicas blancas. Se veía que eran una elfa y dos escoltas a modo de guardaespaldas. Al verla todos las reverenciaron. "¡Alabada santa madre!, ¡tuyo es el poder de los dioses!"

Aprovecharon este momento de distracción para cargar. Los enanos romperían las filas de arqueros y los brujos despacharían a los hechiceros blancos. Pero su plan no duró mucho. La elfa los vió en la distancia y con una malévola sonrisa movió sus manos pronunciando un encanto. La tierra se partió en dos y montones de demonios salieron y comenzaron a enfrentarse a los guerreros. Alados, y poderosos, podián pelear tanto cuerpo a cuerpo como lanzar bolas de fuego, pero los mineros se defendían en la posición dándole a los brujos una chance de pensar en algo.

- Necesito que la distraigan sólo unos minutos chicos, esa es su tarea. ¡Vayan!. Sync empujó a Black y Torg quienes comenzaron a trotar inseguros de que harían.

- ¡Torg!, probemos esa idea que teníamos.
- ¿Seguro?, no se si funcione en la práctica.
- ¡¿Acaso tienes un manual de cómo distraer perras locas que llaman hordas de demonios?!, si es así pásamelo.
- De acuerdo, entiendo, vamos.

Los arqueros no movían un pelo y simplemente disfrutaban de mirar la batalla, los demonios de la "santa madre" eran interminables así que no tendrían ni que moverse.

Mientras los Uthgar avanzaban, los magos discutían.

- ¿No te parece muy arriesgado para ellos?. Talek se preocupaba por los principiantes.
- Créeme, conozco a esa elfa... y si no intento lo más poderoso que tengo una horda de demonios infernales será la menor de nuestras preocupaciones. Sync Master no bromeaba.
- Ellos pueden Talek. Mithrilo afirmó con fe. - ¿Tu que tienes pensado?
- Necesito que me estabilicen mientas hago esto, ¡Que sea un escudo fuerte o estamos todos muertos!

Los magos tragaron saliva y empezaron.
Sync dejó caer su báculo y posó sus manos en el suelo. Comenzó a recitar un hechizo que sonaba a calumnias demoníacas. Sus compañeros mientras creaban runas mágicas a su alrededor, las marcas de magia blanca y negra flotaban en círculos a modo de escudo.

Los peludos se dispusieron a realizar su propia tarea. Bolas de fuego a la nieve del suelo, estallidos de hielo hacia las nubes. La elfa no podía evitar sonreir mientras veía el extraño comportamiento. Ella continuaba invocando demonios que se abalanzaban contra los ya cansados enanos.

- ¿Ya esta derretida?
- Si, ¿las nubes se enfriaron?
- Lo suficiente, ¡vamos!
- 1, 2, 3 ¡YA!. Gritaron juntos.

La tierra se quemaba mientras el estallido de magma convocado por Torg ascendia de las profundidades. Las nubes se tornaron completamente negras por la ventisca de Black. El calor quería subir ráfagas cargadas del agua caliente, el frió intentaba bajar las pesadas nubes repletas de nieve.

- ¡Enanos repliege ahora!. El líder había prestado atención y presintió que debían moverse lejos de allí.

Justo a tiempo. El tornado se desató barriendo con todas las criaturas del inframundo y dejando boquiabierta a la conjuradora. Esta detuvo su invocación para empezar a dominar el huracán que se dirigía a sus fuerzas, no sería difícil pero debía ponerle empeño. Se enfurecía más y más mientras lo detenía con su magia y pensaba cual de sus hechizos daría una muerte más horrible a los peludos que se atrevieron a meterse con ella.

No le prestaba atención a lo que significaría su perdición.

De los pies de Sync las sombras salían de la tierra, chocando contra las paredes de runas a su alrededor y no podían hacer más que circular junto a ellas esperando a ser liberadas. Así continuaron reuniéndose por unos minutos hasta que el titán se puso de pie y con un grito desgarrador las absorvió en su cuerpo. Este se tornó negro y sus ojos se encendieron con llamas infernales.

- ¡Ahora!, ¡liberen el escudo!

Mithrilo desvaneció sus runas asi como Talek las suyas. Ambos miraban asombrados intentando recordar la última vez que su amigo se había visto forzado a hacer esto.

- ¡TERROR!. Las sombras se concentraron en las manos de Sync devolviéndole su forma Norda.
- ¡Todos al suelo!. Llegó a gritar Talek. Intuitivamente todos obedecieron.
- ¡¡DE SULTAAAAR!! Las sombras escaparon de sus manos a modo de cañonazos de energía. Tomaban lentamente la forma de un cráneo gigante dispuesto a devorar todo en su camino.

La elfa acababa de disolver el tornado y tembló al ver semejante monstruosidad que se dirigía hacia ella.

- ¡Protéjanme! !Sean mártires y los dioses los recompensarán!.

Los soldados saltaban en el trayecto de la calavera para ser sólo noqueados fuera del paso. Esta no los dañaba en realidad, tenía un sólo objetivo y no iba a desperdiciar poder en nada más.

Retazos de su túnica blanca volaron por los cielos cuando impactó la maldición. Miles de horrores infernales entraron en su mente a torturarla mientras su cuerpo era golpeado por cientos de espíritus sin descanso. La syrtence cayó.

La armada rápidamente huyó llevándose a su agonizante líder.

Mientras volvían a colocar los estandartes del Imperio los enanos charlaban.

- Típico de los elfos blancos, preferiría luchar contra ignitas. Al menos no huyen cuando su líder cae.
- Calla que nos salvamos con lo justo gracias a esos Uthgar.
- Si si, y por poco nos llevan a nosotros también con ese ventarroncito.
- No deberías preocuparte, con tu estómago no podrían haberte levantado.

Continuaron trabajando mientras bromeaban.

Dentro del fuerte los brujos discutían el asombroso despliegue de Sync, que descansaba en la otra habitación. Torg sabía que esa clase de cosas estaban fuera de su nivel aún, pero no mataría tener un as bajo la manga.

Mientras regresaban a territorio seguro pensó en como sería el paisaje de los otros reinos, y si tendría la chance de verlos pronto. No sabía que sería en menos de lo que pensaba.
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Old 01-20-2009, 04:09 AM   #9
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Yo los lei en RegnumZG y estan muy buenos!
Te re envicias con esta historia.
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Old 01-20-2009, 11:04 AM   #10
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Jajaja perdonen las faltas y les cuento lo que pasa.

1, soy humano (no hoygan...)

2, Escribí las historias en formato txt en una pc muy vieja en la que el word colapsaba demasiado. Asi que el corrector ortográfico fui yo leyendo varias veces.

3, me levanto a las 5 de la mañana para ir a laburar todos los dias y el resto del dia ando a lo zombie.... no me rompan las pelotas! XD
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