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06-04-2008, 05:58 AM | #22 |
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12º Capitulo
La toma de Shaanarid - 2º Parte
Vi luces a lo lejos y poco a poco el contorno de la fortaleza del desierto surgió ante mi vista, el imponente castillo negro llegó a ocuparlo todo. Como esperábamos ya estaban al tanto de nuestra llegada, si las cosas habían salido bien, los cazadores que habían ido a luchar a Samal y luego escapar habían logrado que el grueso de las tropas de Ignis aún estuviera viajando, al parecer así era, superábamos ampliamente en numero a nuestro enemigos. Valinor, Ferraje, Eorwyn y Gismo fueron los primeros en embestir contra los enemigos, sus gruesos escudos los protegían de la lluvia de flechas, se les unieron el resto de los caballeros seguidos por los bárbaros. Las espadas chocaron y los enemigos fueron cayendo. Los cuatro caballeros fueron abriéndose paso por el camino en subida que llevaba a la puerta, protegiéndose mutuamente con sus escudos y habilidades y matando a los que se acercaban, finalmente se corrieron para dejar que los bárbaros acabaran con la puerta. Prácticamente no se necesitó la intervención de nadie más, los cuatro caballeros habían acabado con la mayoría de los enemigos que se encontraban afuera, haciendo uno de los sistemas de defensa del castillo una trampa mortal, en aquel lugar solo podían luchar hasta cinco guerreros lado a lado. Me quede sorprendido ante aquella imposible victoria, pero no tenía tiempo para pensar, por lo que realicé el mismo hechizo usado anteriormente en Ferraje Y Remus y atravesé la puerta, es increíble la cantidad de vidas que esa magia puede salvar si es utilizada en buen momento, y aquel era el mejor, todos los golpes que recibían mis aliados eran desviados mágicamente, el único vulnerable era yo, aunque Tatu me estaba protegiendo con distintos hechizos. Rápidamente logramos tomar el fuerte, Jenofonte, Mordred y Cuajoneta subieron a las murallas, yo esperé en la rampa con los demás. Finalmente llegaron los enemigos. Nazgul y Hada estaban entre ellos, había llegado la hora de la venganza. La batalla fue titánica, Tatu se que quedo adentro curando a aquellos que debían escapar del campo de batalla, mientras yo me quede lado a lado con Har. Pasado un tiempo comenzamos a competir por quien era el que mayo cantidad de guerreros curaba, pero perdí la cuenta luego del trescientos quince, si alguno de nosotros resultaba herido era rápidamente curado por el otro, lo que se transformaba en una burla hacía el herido. Vi como Narnia moría muy lejos del castillo entre la enorme cantidad de ignitas. Me lancé la protección perfecta y corrí a revivirla, pero demasiado tarde me di cuenta de que estaba muy lejos. Logre revivirla y comenzamos a correr una desesperada carrera hacía los aliados. Pero como lo había previsto mi poder no era suficientemente fuerte como para continuar con el hechizo y quede vulnerable. Recibí tres flechazos en la espalda, pero Serena que ya estaba a mi lado se apresuró a curarme. Narnia se detuvo y realizó un golpe en la tierra que hizo que nuestros perseguidores se detuvieran, pero ahora lo hacían desde otro ángulo. No llegaría, los bárbaros pronto podrían darme un golpe fatal, pero cuando estaban cerca Morgoth hizo que el miedo los invadiera, aún así algunos continuaban siguiéndonos. Mordred lanzó una flecha al cielo que se destruyó en miles de agujas que castigaron a los perseguidores que quedaban, Cuajoneta lanzó una flecha eléctrica que terminó el trabajo comenzado por su amigo. Pero aún me seguían dos enemigos, el bárbaro Denethor y el tirador Nazgul. El primero tuvo que retroceder ya que estaba muy cerca del grueso de nuestras tropas, pero el segundó tenía un gran rango de ataque, y sus ataques nunca fallaban, cuando me preparaba para recibir el golpe final, Edhesso se materializó delante de mí y lanzó dos flechas juntas a Nazgul que se desplomo sin vida, vi que Hada se acercaba para revivirlo, pero usé un hechizo para aumentar el rango de mis poderes y lancé un temblor que hizo que perdiera la concentración y no pudiera salvar al traidor. Cuando llegue entre mis aliados todo desapareció. Cuando recuperé la conciencia estaba en el suelo, tenía varios huesos rotos, me apresuré a curarlos y vi que me rodeaban los enemigos, creían que estaba muerto, probablemente también lo creían el cazador que me embosco y los que me habían pisoteado. Me apresuré a lanzarme la protección absoluta y una vez dentro de mi pequeño santuario vi que ya no quedaban Syrtenses en el lugar, habíamos perdido mientras estaba inconsciente. Solo tenía una opción para escapar, usé la magia del pergamino de tele transportación que había encontrado antes de comenzar la batalla y ante mis ojos la imagen comenzó a difuminarse para quedar nítida otra vez en el centro de Doshim. Corrí hacia el herrador, le pedí un caballo pero me lo negó, en ese momento no tenía el precioso material que me pedía a cambio, por lo que antes de que pudiera reaccionar lo golpee con mi báculo y mientras caía inconciente me subí a un caballo. Cuando llegue a Herbred tenía diez guardias siguiéndome, no me importó, había mucho en juego, mientras más me persiguieran sería mejor. Pasó un buen tiempo hasta que llegue al puente blanco y lo crucé, le advertí a los que allí se encontraban que se prepararan para la defensa, no dormí, no lo necesitaba, exigí el caballo al límite para llegar hasta donde estaban mis aliados. La retirada era lenta, los guardias dejaron de prestarme atención y se dedicaron a luchar contra los ignitas que acosaban el grupo. Aún éramos montones, pero el castillo no podría ser mantenido por más tiempo, me dediqué a curar y a dar energía, le dejé el caballo a aquellos que necesitaban dormir, para que lo hagan en la montura. Rápidamente llegamos al puente blanco, ya que no dormimos ni comimos, me enteré con pesar que Morgoth, Hércules y Mordred habían muerto, pero no era momento para ponerme triste. Los enemigos habían dejado de seguirnos, la batalla de Shaanarid había terminado, ahora todo volvería a la normalidad, un ciclo de muerte y dolor eternos, eso ya era la normalidad para mí, pero aún no había terminado. Cientos de cazadores enemigos aparecieron de la nada. Muchos de los nuestros resultaron muertos o heridos, la mitad de los atacantes escaparon, pero nadie estaban con fuerza para seguirlos, ni siquiera Julius y Edhesso. Reviví a un tirado que ese día entre en Fénix junto con su esposa, en ese momento vi dos cosas, Cedric yacía muerto junto al cuerpo sin vida de Taleneo. No podía revivirlo, no podía hacerlo tan seguido ya que nadie tenia tanto poder ni energía, pedía ayuda a gritos pero nadie acudió, ya todos habían llevado sus poderes al limite. Cedric había muerto, pero se había llevado consigo a uno de los principales enemigos del reino. Me acerque al cuerpo del ignita y vi algo que me llamó la atención, llevaba un anillo con una piedra roja en un extremo, tenía algo grabado en su perfecta superficie aunque era ilegible, se lo quité y lo coloqué en mi dedo, había visto uno igual antes, aunque no recordaba donde, por alguna razón solo podía pensar en aquella roca, algo de ella llamaba misteriosamente mi atención. ¿Dónde la había visto?
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Mario que vamos hacer esta noche...lo mismo que hacemos todas las noches icarus, tratar de conquistar el REGNUM! Fuego de Fenix
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