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La Taberna Un lugar para conversar sobre casi cualquier tema |
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04-06-2009, 04:58 PM | #1 |
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Join Date: Nov 2008
Location: Lejos, Muy lejos.
Posts: 268
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[Relato] Recuerdos de una maldicion...
Capitulo Uno. - El retorno de los muertos.
Llovía, cosa comun en las últimas semanas, ya que era invierno. las praderas amanecian mojadas y de un verde muy vivo. En algun lugar cercano al corral vecino las gallinas comenzaban a armar su bullicio, ya no tenia sentido esperar mas... Me levanté, sabía lo que me esperaba y no quería ni salir de mi lecho, pero no me quedaba de otra, demasiado tiempo entrenando y era imposible mantenerme fuera del combate por mas tiempo, la guerra parecía no tener fin. y nadie hacía nada al respecto. Busque mi armadura, aun estaba oscura la habitacion, luego de puesto mi yelmo sali a las calles del pueblo. El olor de Doshim al amanecer, horrible me parece, pescado, mercancias que arriban en las naves... pensé que deberia darme una vuelta por e mercado, quizas necesite flechas. - buenos dias amigo, necesito flechas por favor... el mercader me mira con cara somnolienta, al parecer no entendio muy bien mi petición. - necesito mil flechas por favor- repito, parece que esta vez si entendió ya que se apresuró a armar el paquete para mi. - son 27 mil. la puta madre, pienso, con este gasto en flechas quedare en la calle muy pronto. tampoco es que tuviera mucho sentido... no poseía mas que lo que levaba puesto y el oro en mi bolsa. aun me quedaba algo de lo que habia destinado para preparar mi viaje, debia pasar por la taberna para hacerme de alguna vianda y a desayunar. son las 7 de la mañana... creo que ya estará el cocinero al menos. asi fue, alli estaba mi amigo, Onarion. el mejor cocinero que habia conocido. - Buenos dias Onarion, como te va? - Todo bien... aca andamos, luchando por ablandar esta carne de kelonte. - je, deberias hacerte con un martillo abisal. - no estaria mal... pero los civiles no podemos portar armas. - bah, a como estan las cosas ya hasta los niños deberian portar armas. - no mejora nada? - no, tenemos noticias de un avance del ejercito alsirio sobre los prados de algaros. - uh, mierda loco... aun tienes que ir? - seh, al parecer al imbécil de Ancálimon se le ocurrio que al mandar novatos no tendria que soportar las bajas en la élite del ejercito. - bueh, no hay nada peor que un pusilánime de la nobleza... - que mas da, es lo que elegí o no? al fin y al cabo soy un soldado. - oh vamos muchacho, no seas tan pesimista. te he visto practicar, tienes fuerza y buena punteria, quizas no te vaya tan mal... - quizas, que se yo... venia a buscar algo de comer. - claro... quieres huevos revueltos? - de kelonte? - los mejores... - creo que solo comeré pan, gracias... - de repente me di cuenta de que no tenia hambre. - quizás si esperas media hora mas puedes llevarte un poco de carne de kelonte, ya sabes, el camino es largo... - no, gracias. Tomaré algo de carne seca y pan, no necesito mucho. - bueno... veo que no tienes muchas ganas de quedarte. asi era, la conversacion me estaba haciendo enojar y no queria que Onarion sufriera mi mal humor. era algo asi como mi unico amigo... - te vere en unas semanas Onarion, cuidate. - Hasta pronto muchacho. espero verte pronto. sali de nuevo a la cale, el pueblo estaba ya despierto, el comercio, la gente, el ruido... tenia que alejarme, asi que comencé mi camino hacia la isla de arvanna. Mierda, recordé que debia pasar por fisgael, y ya era tarde. - que mierda podrá querer Larissa ahora?- dije para mi mismo... aunque noté que un novato me miraba con aspecto airado, uno de los lame-botas de la nobleza seguramente... Era entrada la mañana cuando llegue a Fisgael - "esto solo trae retrasos, no hacen mas que joder estos mimados"- pero no habia de otra, era un soldado y debia obedecer. El pedido era una estupidez como siempre, entregar una carta a su hijo Egan en Raeraia, como si yo fuera un maldito mensajero. que acaso no crían palomas los nobles? Decidi que quizas podria tomarme un trago en la taberna de fisgael... pero al entrar la vi. Una elfa, de cabello rojo, corto, era la elfa mas linda que habia visto hasta ese momento... ojos azules, pero vacíos... parecia estar dormida con los ojos abiertos, aunque me miraba fijamente. lo noté de inmediato, estaba acostumbrado a que me vieran de esa manera pero no de un extraño, y menos de una elfa tan guapa... de repente se levantó y caminó hacia mi. - Hola Belnazzar. me quedé de una pieza, como se supone que sabia mi nombre? - te estaba esperando, debo acompañarte en tu viaje. no puedes ir solo, te esperan grandes peligros. - se lo que me espera mujer, soy un soldado, me entrenaron para defenderme. - mi nombre es Anyelis, ex cojuradora del ejercito syrtense. creeme niño, no tienes idea de lo que te espera. asi que camina y calla, tenemos mucho camino por delante. no pude dejar pasar por alto su tono de mando, como un lider del ejército, y ademas que me dijera niño, era cierto yo era solo un muchacho pero ella no se veia mucho mayor que yo. aunque por su aspecto no me atrevi a negar que debía ser una maga muy poderosa... - que esperas? vamos - esta vez habló con mucha dulzura, ya no era un lider, ahora era una voz de animo. habia una sonrisa, aunque su cara seguia tan muerta como antes. - te ha enviado alguien? - como dije, ya no pertenezco al ejercito, asi que ninguno de tus superiores me ha enviado si es lo que quieres saber. pero me gustaria creer que el destino quiere que estemos juntos en este viaje. - arriesgas mucho mujer, es un viaje peligroso. - se lo que es y se lo que hago y creeme, eres tu el que no sabe lo que le espera. correremos peligro incluso antes de cruzar la muralla, pero no te preocupes, yo te cuidaré. - Que me cuidará? pero quien se ha creido! yo no necesito que me cuide nadie! tomo con su mano un mechon de mi cabello y lo puso hacia atras, me miro fijamente a los ojos y me dijo - vamos. Me negaba a aceptar eso, pero me di cuenta de que no tenia sentido, a simple vista se notaba que su magia era mas fuerte que cualquiera de mis habilidades, como si su actitud no fuera sificientememnte irresistible. comencé a caminar en direccion a Raeraia... y así comenzó mi viaje, el primero y el último, pero no hacia la zona en conflicto, sino hacia la libertad... |
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