Relato: La Aventura de un granjero

[Masterkick]

La Aventura de un Granjero

Nota: La idea es que leas el relato mientras escuchas la música que lo acompaña. Aunque diga .wav esta en MP3

Capítulo 1: La vida de la aldea

El aire es pesado. La típica niebla matinal se extiende por sobre los verdes prados. El sol, aún frío, se levanta más allá del ancho mar.
Me despierto. Mis piernas aún no consiguen aguantar mi peso; como cuando un pájaro se para sobre una joven rama, me desplomo sobre la cama. No me rindo. Vuelvo a intentar pararme. Esta vez las piernas me responden. Abro la vieja persiana de madera que me ampara de los rayos del primer sol y miro el exterior.
Las casas de la aldea parecen amontonadas, muy cerca unas de otras, como si intentaran escapar del frío de la noche. Un viejo riega su jardín prestando mucha atención a cada una de las flores, mimándolas como si pudieran sentir sus tratos. He oído hablar de algunos elfos que sostienen la existencia de vida en las plantas, aunque yo soy uno de esos testarudos que tienen que ver para creer. A lo lejos, justo en el umbral en el que mi vista se vuelve difusa, llego a ver la gran cascada, con sus cabellos de agua flotando al viento.
Un longevo elfo, me atrevo a decir longevo por los años, ya que su figura parece la de uno que está en la plenitud de su vida, yace sentado en una desvencijada silla de mimbre. Con ambas piernas sostiene un bastón tallado, con la punta un poco sucia y en mal estado. No se a que se debe, pero la vara llama mi atención de un modo especial.
Se escucha un ruido de cascos. Veo siluetas de caballos en el horizonte, pero solo uno esta montado. El hombre que se acerca parece tener unas brillantes vestiduras metálicas y un objeto con forma de pala, pero más largo y al parecer, afilado. Ni bien entra en la aldea exclama con una vos firme y portentosa: –¿Quién es el encargado de la seguridad de este lugar? El elfo de la vara se paró ayudándose con el bastón y respondió a la solicitud del hombre montado: Yo soy –su voz parecía lejana, como un eco de alguien que alguna vez tuvo una importante tarea en este mundo– ¿a que se debe tu consulta, viejo amigo? El hombre se apeó del caballo, se quitó lo que parecía ser una capucha y abrazó al elfo. Al parecer se conocían desde hace largo tiempo. –Aún sigues aquí—dijo el viejo amigo del elfo. –La guerra no me reclama—prefiero pasar todos los días de mi vida en esta aldea antes que correr el riesgo de morir bajo una espada.
Estaban hablando de cosas valiosas, o más bien curiosas, así que no pude soportarlo y, luego de haberme abrigado, salí a “observar el panorama”.




Los capítulos van a ser tan largos como me de el bocho... lo hago en matemática cuando ya terminé los ejercicios XD