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La Taberna Un lugar para conversar sobre casi cualquier tema

 
 
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Old 09-04-2009, 07:55 AM   #11
MalditoLobo
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Mientras oigo como estalla una copa contra el suelo, logro ver a una encapuchada ingresar al café.

"Nuevos soñadores" pienso mientras la sangre me hierve al ver, en la barra, al abogado. Charla alegremente con la bartender. Con MI bartender. Deberé arreglar eso.

-¿Y bien? ¿vas a pagar tu deuda conmigo?-pregunta Lucifer.

-Seh...-respondo a regañadientes.

La música cesa. Él llama la atención de todos tocando el Cuerno de los Lamentos.

Se hace silencio. Las velas se niegan a arder. Un reflector alumbra la tarima.

Camino, con lentitud, y ocupo el lugar en el centro.

-Voy a contarles una historia-digo y comienzo:

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Capítulo VIII

Memento Mori


NOTA: Esta historia es la octava parte de la saga que abre el thread.

-¿Dónde han ido los arcanos vientos, Soñador?-me pregunta Miguel, con la mirada de un buey agonizante.

-Están acá-respondo mientras tomo forma física delante de Las Huestes-están en esta ráfaga solitaria que golpea tu rostro, en esta desilusion, en las falencias de tu padre. En nuestra gloria y en nuestro fracaso. En tu caída. Y en mi triunfo.

-Has cambiado...-murmura, mientras clava la mirada en el suelo. Contemplo la espada en su mano. Tiembla.

-¿Acaso no lo hemos hecho todos, viejo enemigo?

Da un paso al frente, hacia mí. Yo lo imito.

-No... no todos... Nazareno es el mismo.

-Nazareno fue echado a patadas de La Ciudad Investida en Luz. Ahora es un hermitaño que vive con temor a un mundo que no cree en él; un enamorado de la humanidad que lo desprecia.

-Lucifer...

-Lucifer está retirado. Toca el piano en un bar. Y lo hace condenadamente bien.

-Caín...

-Caín es el que más ha cambiado, Miguel. Lejos han quedado los tiempos en que fue el Primer Asesino. Ahora abraza su maldición, es uno con ella. Deviene junto a un mundo homicida y así se siente en casa.

Nos miramos un segundo. Presiento nacer en su mente -nimia, retorcida, servil- la palabra de su padre.

-María-murmura, triunfante.

Durante un momento contengo la respiración. Yo, como los arcángeles presentes. Luego, estallo en una carcajada. No esperaba esto. Es desopilante. Y me encanta.

-¿Por qué reís?

-¿María? ¡María!-exclamo-¡María, la puta María! ¡nada posee ya de virgen! ¿recordás cuando la violaste?

Gabriel evade mi mirada.

-Es la meretriz de los dioses. Vive en el Burdel donde los paraísos se cruzan; donde las felicidades de mil culturas distintas convergen. Allí los atiende a todos. Servicio clase A, puta profesional, chupapijas de primera para ellos; chupapijas deprimente, para mí.

-Debo decirtelo-gruñe Miguel, sintiendo suya la victoria-ella no volverá.

-Lo sé-respondo-y me alegra. El mundo la ha olvidado. Y ahora mismo yo soy el mundo entero.

Sonrío. Su rostro toma el color de la humana sangre.

-Vos y los tuyos-le digo-también han cambiado.

-No, Soñador, no lo hemos hecho-dice entredientes-lo único que va a cambiar en esta realidad es tu presencia. Vas a dejar de existir.

-¿Hablás en serio?

-Definitivamente.

-Ya te he derrotado. A vos y a tus huestes. No podés ganar. Y lo sabés.

-Sí... nos derrotaste durante la rebelión del segundo día. Pero no estabas solo, como ahora. Sí, nos derrotaste en los límites de la Ciudad Investida en Luz, pero esto es la tierra, no el paraíso. Sí, nos derrotaste cuando luchaste junto a Lucifer. Pero él ya no está. Y, más importante, en nuestra anterior batalla la historia aún no estaba escrita.

-¿Qué querés decir?

-Que entonces no era, aún, voluntad de nuestro padre el triunfo. Y esta vez sí lo es. Por eso nos ha dado a su obra maestra, el mejor guerrero del Paraíso, la Bestia del Fin del Mundo, la oscuridad al final de todas las cosas.

Siento un estruendo. Mil edificios al caer harían menos ruido que sus pasos, pesados, poderosos. Se aproxima a mí. Su tamaño es mayor que el de una montaña. Tiene siete cabezas y en cada cabeza siete bocas. Sus alas cubren el continente y su cola reposa entre los océanos.

-Su nombre es Mitra.


***


Los dos sujetos caminan bajo la lluvia. Amsterdam les sonríe. Ellos no le devuelven el gesto.

-¿Por qué no hay nadie?-pregunta el joven.

-Porque nadie debe haber-responde Caín.

-Vaya...

-¿Vaya qué?

-Vaya pelotudo sos.

-Estás jugándotela, hijo.

-Lo sé. Pero necesito saber qué está pasando.

-¿Qué crees que está pasando?

-Supongo que aún estoy en coma...

-Eso es absurdo. No podrías cumplir tu destino si estuvieses en coma.

-Ya me harté de escucharte hablar del destino. Quiero saber qué pasa. Quiero saber hacia donde vamos.

-¿Ir? No vamos a ninguna parte; Todas Partes viene hacia a nosotros.

Silencio. El muchacho se detiene.

-No voy a dar un paso más.

-Bien-responde Caín, encogiéndose de hombros-no des un paso.

El primero de los asesinos sigue su marcha. De pie, cruzado de brazos en una infantil pose, el joven ve como el universo a su alrededor se mueve. Contempla la procesión de los paisajes. Las calles, los árboles, el sonido, las fragancias hacen caso omiso de la ciencia humana, de la humana tiranía, y se desplazan, sin fuerzas exteriores que las obliguen.

-Te dije, Todas Partes viene hacia nosotros-murmura Caín.

-Esto es...

-No tratés de comprenderlo. No lo harás a menos que primero lo aceptés. Y sé que no está en tu naturaleza aceptar lo incomprensible.

-¿Entonces como se supone que voy a... cumplir mi destino? ¿cómo se supone que voy a hacer lo que sea que quieras que haga?

-Nunca dije que vos tuvieras que hacer algo.


***


-Mitra-murmuro al contemplar a la inmensa bestia.

Uno de los dioses ciegos, uno de los ideólogos de Yaveh, fue Mitra. Una deidad siniestra, corrupta y estúpida. La recuerdo, de la Era Antes Del Tiempo. Y si bien reconozco parte de su esencia, sé que no puede ser Mitra. Él, junto con todo su panteón, fue devorado por Yaveh.

-No triunfarás, Morpheo-dice Miguel, complacido.

La criatura se aproxima. Ahora yo soy este lugar. La siento en toda su magnitud. Huele como Mitra y posee los ojos de Vishnú, palpa mi mundo como lo hizo Guan Yu y escucha el silencio como Anu lo hiciera. Es el desecho reciclado de todas las divinidades ciegas, las criaturas de las sombras, los errantes, los perdidos, los olvidados.

Yaveh los ha regurgitado, los ha dotado de su poder y los ha transformado en esto. Vi su imagen antes, en las pesadillas de un mortal.

-¿Sabés qué es esto, Soñador?-me pregunta Miguel.

-Un plagio.

-Es tu funeral.

La bestia azota una de sus once patas. Tiembla el universo entero mientras las estrellas, en el distante firmamento, comienzan a sangrar. No me golpea, porque no estoy ahí; me golpea, porque estoy en todas partes. Yo soy el mundo. Yo soy el aire y el agua; soy un sueño, soy la realidad.

Y la realidad es que me ha lastimado. La brisa se torna lamento y el llanto no es más que vapor. Fuego. Odio.

-María, te odio-murmuro.

Gabriel sonríe. De verdad cree que puede ganar. Y en el fondo, también yo lo creo.


***


-Apurá el paso, Nazareno.

-Vas demasiado rápido, Lucifer. ¿Realmente hay tanta prisa?

-De hecho, sí la hay. Éste es el momento decisivo.

-Lo sé... pero no quiero llegar.

-¿Acaso alguien quiere?

-Él quería, ¿verdad?

-¿Morpheo? Él no sabía qué era lo quería, en verdad.

-Y vos, por supuesto, lo supiste desde siempre.

Silencio.

Caminan por el centro de la avenida, se guían por los estruendos, aunque no es necesario. Saben que deben ir hacia el este. Se los grita cada fibra de su ser.

Lucifer enciende un cigarrillo. Le ofrece uno a Nazareno.

-Aún no fumo.

-Deberías-murmura el Primer Caído.

-Son hábitos peligrosos.

-El hábito más peligroso es vivir. Todos los otros son medios para terminar con ese gran mal que es respirar.

-Vamos, no digás eso. La vida es belleza, es virtud, es amor.

-No. La vida es sufrimiento, es ira, es rencor, es esclavitud. Esclavitud hacia tu padre, como la de los mortales, o esclavitud hacia sí mismos, como El Soñador.

-Claro. Para variar, vos sos el único tipo libre.

-No, no lo soy. Soy, al igual que vos, esclavo de mis rencores, de mis miserias y virtudes, de mis pasiones y mis metas.

-¿Entonces por qué continuas? ¿por qué no te disolvés en el vacío?

-Porque ahí delante en el camino, un tipo solo está tratando de cambiar eso. Y no puedo darle la espalda.

-¿No? Pensé que podrías hacer lo que quisieras.

-Aunque él no sepa lo que quiere, aunque ahora mismo aún ignore, quizás, que nunca, jamás, quiso el regreso de una mujer que aprendió a despreciar, yo lo admiro. Admiro su tenacidad, admiro su fuerza, admiro su negación.

-¿Negación? ¿qué le ves de bueno a eso?

-¡No lo entendés, Nazareno! ¡él tiene los riñones que vos no tuviste hace dos mil años en Calvario!

-¿De qué estás hablando?

-¿No lo ves? Él se atreve a decir NO. Como he señalado: negación.

-Negación...

-Si vos fueras como él no hubieses muerto en la cruz. Hubieses masacrado a todos los soldados, hubieses empalado a Longinus en su propia lanza, hubieses hecho comer sus latigos a quienes te azotaron, hubieses partido la quijada de Pilatos de un golpe. Pero no... tuviste que ser “bueno” y obedecer a tu padre. Por eso no podés ser el salvador de nadie, Nazareno, porque para salvarnos hace falta un héroe. Y vos no lo sos.

-Decir no...

-La voluntad para quedarse.

(sigue en el otro post)
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historias, literatura

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