Originally Posted by Nevinirral
-Quijo, llévame con Sofi, no tenemos tiempo que perder.
Quijo izo un ademan de afirmación.
-Vamos, los guardias no tardaran en sospechar la… ¿Dónde se metió Duvall?
En ese mismo momento los tres que estábamos parados en el umbral de la puerta nos dimos cuenta de la ausencia del arquero. Escuchamos unos ruidos que provenían de los subterráneos, entonces, apareció Duvall, con alguien cargado al hombro… era un Elfo, o un Semielfo, no podía decirlo con exactitud. Estaba mal herido, sus cabellos negros se desparramaban en su testa llena de sangre.
-¿Qué crees que estás haciendo muchacho? –Pregunto Gambli al arquero, que no salía de su asombro –No podemos estar paseando por Alsius con un orejas-puntiagudas por ahí… si ya llamamos la atención, imagínate ahora.
-Aun respira, no podemos dejarlo allí, en Alsius no se deja a nadie atrás ¿No es cierto Don Quijote?
-En efecto, joven Duvall. Se retuerce demasiado, Beleren, sostenle la cabeza mientras pongo sus partes en su lugar.
Mientras lo sostenía con dificultad, no pude evitar que el pensamiento “¿De dónde demonios lo conozco?” cruce por mi mente. Ya lo había visto antes, pero con el estado actual, era difícil de reconocerlo.
-Druem… curatio… raem… parcheare… -Las palabras del Uthgar eran susurros, pero sus efectos podían sentirse. El extranjero empezó a retorcerse, haciendo muecas de incomodidad. Luego, abrió de par en par sus ojos, que se veían tras una gruesa capa de pelo de la frente. El movimiento del Syrtiano fue rapidísimo. Me agarro del cuello. MUY fuerte. Definitivamente era un Semielfo, un elfo común no tiene esa cantidad de fuerza. Lo que es más, creo que ya sabía quién era. Mis compañeros, Gambli especialmente, se apresuro a tener en mano su arma, pero con un ademan de mano (era lo único que podía mover) le dije que no lo hiciera.
-Myr…- el elfico ya de por si me costaba horrores, mas aun cuando alguien me estaba estrangulando por el cuello – Myrblaide… I lana… I kar lat… -Dicho esto, el extraño me soltó, tirándome a mí al suelo, tosiendo para recobrar el aliento. Mientras me masajeaba el lugar en donde se había ejercido presión hace unos momentos, vi al Syrtiano que me veía con una cara de asombro más grande que la del enano. Myrblaide, en su idioma original, aquí traducido como Maldito Lobo.
-Aerl kat apep, nuever at túndalas –El Semielfo decía palabras como arquero endemoniado, las palabras eran muy complejas y muy rápidas –Myr Alsirium, dâl gantra.
-¿Qué diablos acabo de decir? –Dijo Gambli con la boca entreabierta.
-Creo… que esta maldiciendo. –Dije con poca seguridad – Emm… MyrBlaide… puedes… hablar… ¿parlâtüm ep alsririum?
-Poder… pero no hablar muy bien la letra de los imperiales –El claro acento elfico le hacía aun más fácil de entender sus palabras, pero era mejor que nada. –Necesitar irme de aquí, entregar informe, pero los rauko me atraparon primero…
-Mejor pongámonos en marcha –Dijo Duvall mirando por la ventana – El cambio de guardia se está acercando, propongo que resolvamos nuestros siguientes planes en un lugar más seguro, la casa de Ludus.
Nos encaminamos hacia los callejones de Montsgomir, pero me detuve al ver un cartel de “se busca” pegado a una pared. El cartel tenía una muy mala representación de un sujeto con cabellos azules, flequillo para el costado y varias cicatrices, abajo se leía la leyenda “Se busca, 100000000 unidades de oro, mas magnanitas para su captor, vivo o muerto. Nombre del criminal: Jace Beleren. Motivo de su búsqueda: Raptar y violar a una pequeña bajo el nombre de Sofía, luego matarla y ocultarla en un lugar ajeno a nuestra información. Asesino a varios guaridas del imperio, además de delatar planes a los elfos del bosque, más precisamente a la Syrtense “Climene”. El caza recompensas tendrá el favor real, así como la eterna gratitud del imperio.”
Gambli noto mi cara de odio, a lo que se detuvo, los demás hicieron lo mismo, Lobo, a su tanto paro unos metros más adelante, diciendo un par de maldiciones en elfico.
-Muchacho… -Dijo Gambli dándome unas palmadas en la espalda – La gente de Alsius ha sido engañada, tu eres conocido como el buscador de la verdad, este es tiempo para encontrar la mejor de las verdades, tu inocencia. Pero primero tenemos que sacarte de aquí, los sabuesos imperiales están atentos a tu aroma, necesitamos que te desvanezcas por unos meses..
-Voy a encontrar al responsable de esto… -Mi voz temblada de furia- y lo voy a hacer pagar.
Luego de arrancar el papel, seguimos nuestra caminata, llegamos por fin a la casa mencionada. No era nada del otro mundo y no era mejor de otra manera. No queríamos llamar la atención. Entramos, el Semielfo, con desconfianza. Al principio parecía que no había nadie. Grave error. Desde la oscuridad, se alzo una bola de fuego directamente hacia nosotros. Si no fuera porque había avistado a Ludus unos momentos antes en la oscuridad, no habría llegado a tiempo a invocar el escudo de energía.
-¡Maldición Ludus, somos nosotros! –Grito el enano – Por las barbas de Thundermace…
-Lo siento, no los esperaba tan pronto… pasen, pasen. Puedes salir pequeña.
Una cabeza rubia salió por debajo de una mesa. Me miro con dos grandes y claros ojos. Corrió hacia mí, la levante en el aire y la rodeé fuertemente con mis brazos. La mire unos momentos, el brillo de las lagrimas recorrían su pequeña carita.
-No volveré a separarme de ti Sofi –Le dije secándole las lagrimas.
-Dale gracias a Yits –Dijo Ludus – si no fuera por ella nunca la hubiéramos podido esconder. Después de la confusión, ella fue quien tomo a la niña y fue corriendo al Cáliz del Emperador. Aunque su excusa bastante convincente de que tú la habías tele transportado a algún lugar desconocido fue creída por muchos, Gerk y su banda de viejos podridos sospecharon. Ahora mismo Yits no está con nosotros, dado que está bajo estricta vigilancia. Por un lado nos ayuda, ya que desvía la atención. Pero… ¿Quién demonios es ese? –Dijo apuntando al Semielfo que se ocultaba tras las sombras.
-Lo encontramos en los calabozos. Dice que lo atacaron los mismos enemigos que nos encontramos a las afueras de las murallas. El enemigo de mi enemigo es mi aliado, según dice el refrán.
-Hatraz valah brujo, tenemos prisa, por si no te acuerdas. –El syrtense no parecía tener mucha paciencia.
-Bien, ¿Cuál es el plan?
-Ustedes dos… bueno, tres, contando al semielfo, tendrán que ir hacia los bosques de Vinland, encaminarse hacia los terrenos cercanos de la muralla, allí estará Facu esperándolos, con caballos. Te diré por que no podemos acompañarlos, dado el alto riesgo de que nos avisten, no nos pueden ver acompañándolos, ya que nuestras cabezas rodarían mañana al alba bajo el hacha del verdugo. No creas que no somos lo suficientemente temerarios para dar nuestra vida por alguno de ustedes dos, para nada, la daríamos voluntariosamente, pero muertos no podemos hacer nada para averiguar lo que está sucediendo ¿no? Bien –Continuo Ludus –Una vez afuera de la muralla, están por su cuenta. Trataremos de darles provisiones por algún medio, pero no prometemos nada. Lo siento, pero aquí es donde nos despedimos.
Asentí con la cabeza, pero no de buena gana. Sofi se despidió de todos, por todos derramo lágrimas, con Ludus le costó más despedirse.
-Cuídate muchacho, ahora no podre estar ahí para salvarte el culo de esas cosas ¿no? Asi que te me cuidas rapaz, no voy a dejar que mueras antes que yo. –Gambli me dio uno de sus típicamente fuertes abrazos.
Me despedí de todos, prometiendo un pronto retorno. Aunque no estaba seguro de esas palabras. Me dieron un báculo, túnicas y una espada. A Lobo le dieron una espada de manufactura enana. La probó en el aire un par de veces, y la envaino en señal de aceptación. Con una reverencia y unas palabras en elfico que eran inentendibles se fue de la habitación, seguido de Sofi que sujetaba mi mano. Me pare en el umbral de la puerta para ver a mis amigos por lo que sería una última vez en un tiempo.
El semielfo corría endemoniadamente rápido, daba zancadas largas y no se detenía a recobrar el aliento. Cuando estábamos cruzando Birka, se empezó a escuchar una campana. Las campanas de alerta.
-¡Vlaska! Deben haberse enterado que nos escapamos –Dijo Maldito Lobo, deteniéndose por primera vez desde hace un tiempo –Redoblemos la marcha brujo, no tenemos tiempo que…
-¡Alto en el nombre del emperador! –Unos tres guardias nos avistaron a unos metros de distancia, el semielfo no se izo esperar, avanzo a zancadas agigantas hacia el grupete, derribo a dos con una embestida pero el tercero se le escapo, no podía lanzar un hechizo de parálisis sin llamar demasiado la atención. Pero cuando doblo en una esquina, al perderlo de vista, volvió inmediatamente, pero volando por el aire. Bah, volando, lanzado por el aire seria una palabra más precisa. Luego de que aterrizara en el suelo con un ruido seco, una figura un tanto harapienta apareció de la esquina en la que había sido lanzado el guardia. Era mi padre.
-Hijo… yo, lo siento te falle. Le falle a tu madre.
-Papá, no hay tiempo para charlas familiares…
-Myrblaide, Il ana I kar lat.
-Il ana I kar lat, Arturuk Beleren –Dijo el Syrtense con su puño cerrado en el pecho. Definitivamente había algo que no encajaba.
-Ahora pronto, se porque te buscan hijo, te ayudare a escapar.
Volvimos a las corridas, tratando de mantener el aliento y no desmayarnos. Tenía a Sofi cargada en brazos, y hacia mucho que no ejercitaba mi trote. Me faltaba el aliento. Cuando estábamos por salir de Birka, escuchamos gritos atrás nuestro. Vi por mi hombro y los guaridas nos habían avistado. El semielfo grito unas palabras en elfico que sonaron poco amigables y redoblo su velocidad. Avistamos a Facu entre los árboles, le hice señas para que se escondiese, me vio a mí, luego a la patrulla que nos seguía y entendió todo. Se escondió, no había tiempo para subir a los caballos.
Estábamos cerca de la puerta, que por alguna razón, los guardias estaban todos en el suelo. La puerta estaba abierta, casi lo lográbamos. Pero nos iban a alcanzar. Las flechas ya pasaban zumbando sobre nuestras cabezas. A eso, veo que mi padre sacó una bolsita de sus ropas. Tira la bolsita al suelo, desperdigando un montón de estrellas con afiliadas puntas de metal. El efecto no tardo en venir, los guardias lo pisaron, tropezándose y haciendo una gran cantidad de tumulto. Cruzamos la puerta, me di vuelta y… estaba mi padre ahí, de rodillas en el suelo, con las dos piernas atravesadas por varias flechas. Otra ola de guardias ya se apresuraba en venir. La puerta se estaba cerrando, trate de ir, pero el semielfo me detuvo. Me miro, vio a los guardias que se acercaban con lanzas, me miro de nuevo y sonrió. Aunque no lo pude escuchar, estuve seguro que me dijo en un susurro “Te falle una vez, no volveré a hacerlo”.
Acto seguido, mi padre se paró, aun con las flechas en sus piernas, con la cabeza en alto grito “La verdad los hará libres” tan fuerte que hasta en Birka lo escucharon. La verdad los hará libres. O en su traducción al elfico “I lana I kar lat”. Antes de que llegaran los guardias con sus lanzas apuntando al cuerpo de mi padre, las puertas se cerraron. Justo a tiempo.
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