06-17-2010, 03:31 AM | #1 |
Apprentice
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Descubriendo un nuevo mundo
¡Atención! Antes de leer esta historia, se recomiendo leer primero un pequeño cuento de amor para poder comprender mejor.
Capítulo 1- Rompiendo la rutina. Capítulo 2- Helena. Capítulo 3- Más que amigos Capítulo 4- Un mundo mejor Capítulo 5- Familia Capítulo 6 y 7 Capítulo 8 y 9 Capítulo 10- El arquero Capítulo 11- Amargado entrenador Capítulo 12- El comienzo del entrenamiento Capítulo 13- Pame y Tir Mc Dohl Capítulo 14- El portal Capítulo 15- El guardián del Río de las Almas Capítulo 16- Descanso Capítulo 17- La llegada al templo Capítulo 18- Intervención divina Capítulo 19- Despedida Capítulo 20- A veces uno mismo se pone serio Capítulo 21- El aporte de las ánimas Capítulo 22- Nos visitan Zeus, Hades y Poseidón Capítulo 23- Otra oportunidad Rompiendo la rutina -Vamos, es hora de despertarse. Al colegio.- dijo mi mamá zarandeándome -Tengo sueño.- intenté decir. Me volvió a zarandear con fuerza. -Tenes que ir igual, agradece que te mando.- se quejó ofendida. Suspiré. Comencé a levantarme. Mi mamá se fue a prepararme un desayuno, bueno, si una mínima taza con café y una rodaja de pan se le puede llamar desayuno. Me vestí con el verde uniforme escolar, tan solo tenía que aguantarlo un año mas. Preparé mi mochila con los libros y cuadernos necesarios, deseaba ansioso el mes de Noviembre. Mi mamá chilló fuerte mi nombre. Eso significaba que el desayuno estaba listo. -¡Ya voy!- le grité enojado. Siempre gritaba y siempre gastaba su sueldo en ella. No siempre fue así, antes era la mejor madre de todas, siempre daba todo por nosotros pero desde que la guerra se llevó a mi hermano y un maldito violador se fijo en mi hermana, ella no es la misma. Se volvió egoísta y mentirosa. Cambió de trabajo montones de veces. Aun así, dentro de todo vivíamos bien o por lo menos, bien en comparación a mucha gente. El mundo estaba en guerra por el agua y oro, increíble pero la gente deseaba más oro del que existía en las minas. Mi país, para controlar el pánico y robos de la gente, impuso un toque de queda, luego de las siete de la tarde el ejercito salía y tomaban preso a cualquiera. Llegué a la cocina y tome mi desayuno. Ni hablé siquiera con mi mamá, ni me gasté en eso. Hablar con la pared era más satisfactorio. Terminé el insignificante desayuno y partí al colegio. Por suerte, no se como, mi antiguo reproductor de música aun funcionaba. Bien o mal, pero funcionaba y esta feliz de tenerlo. Lo conservaba hace tres años, era mi cumpleaños catorce cuando me lo dieron. Mamá siempre me criticó mi gusto musical y creo que siempre lo hará. La verdad es que ya no me importaba, de todas formas era yo el que escuchaba música y no ella. Salí de mi casa para afrontar otro aburrido día en la escuela. El frío me golpeo en la cara. La para del colectivo estaba delante de mi puerta, por lo que di los pasos necesarios y me dispuse a esperar. Vivía delante de una de las avenidas, todas las noches me dormía escuchando gente borracha y colectivos pasar. Era una hermosa sinfonía para dormir. A lo lejos vi venir el colectivo, que como siempre, llegaba tarde y venían de a cinco. Subí y el colectivo estaba casi vacío, había una joven. Tenía las orejas un poco puntiagudas y su tez era paliducha. Llevaba puestos lentes de sol y un tapado barato. Su pelo era rubio y leía un libro. Me senté al fondo del colectivo escuchando música, esperando a llegar al colegio. La joven, de ves en cuando, se daba vuelta, me miraba y se volvía a voltear cuando suponía que la descubría. Cerca de la mi parada, me levanté del asiento y toqué el timbre. Sonó un feo chirrido y el colectivo comenzaba a frenar. La joven se incorporó y bajó conmigo. Caminó detrás mío hasta que entré al colegio. Subí las escaleras para llegar al piso donde se encontraba mi aula. Me senté al fondo, solo, y esperé a que la profesora llegase y ponga orden a la guerra de tizas que los infantiles de mis compañeros hacían. Comencé a dormirme hasta que finalmente la anciana profesora de literatura llegó. -Buenos días.- dijo tirando su bolso al escritorio viejo de madera. -Buenos días, profesora.- respondieron los demás. Comenzó la clase y solo entendí cuando dijo “Saquen la carpeta” porque después empezó a hablar de textos, pronombres, artículos y demás cosas que no me importaban. No se como pero surgió el tema de si alguien leía historias en sus casa y uno de los come libros dijo. -Yo leí un cuento que hablaba sobre que antes de todo, criaturas mágicas vivían junto a los humanos.- -Ah sí, lo redactó alguien hace tiempo. Se dice que lo copió de un diario que encontraron en unas cuevas hace tiempo.- respondió la profesora.- La historia trata sobre que unas criaturas, llamadas elfos de los bosques, vivían en guerra contra otros elfos malvados. Muchas cosas suceden, muere un rey, una elfa se enamora de un enemigo, cosas así se van relatando. Es muy interesante.- -¿Y como se llama?- pregunté. -No tiene un nombre fijo, unos le dicen “Historia de amor” o a veces gente le inventa un nombre.- -¿Se sigue vendiendo?- pregunté de nuevo. -Sí, en librerías donde vendan libros usados.- respondió. Luego cambió el tema y esperé todo el día, más que nunca, a que el timbre que anuncia el final del día suene. Finalmente sonó y corrí a toda velocidad para escapar de ahí. Llegué a la fría parada, luego de caminar dos cuadras, y me sorprendí de ver nuevamente a esa joven. Comenzó a llover, maldije para mis adentros y esperé al colectivo. Cada vez mis deseos de que sea Noviembre incrementaban. Ya casi eran las siete y el colectivo no venía. Dieron las sietes y una alarma sonó. Milagrosamente el colectivo llegó y me apresuré a tomarlo. Como supuse, estaba atesado de gente y tuve que quedarme de pie junto a la extraña joven. Cuando llegué a casa mi mamá no se alivió en verme, creo suponer que disimulaba su descontento. Hice mi tarea, me senté delante de la computadora y busque en internet algo sobre la historia de amor. Encontré una página de donde descargarlo y simplemente le di clic. Cuando terminó de descargar me puse a leer. No era la gran cosa, solo me llamaban la atención las partes donde describía los hermosos paisajes, la felicidad de la gente de vivir. Deseaba que ese lugar existiese. Seguí leyendo y descubrí que los elfos vivían eternamente, el tiempo no les afectaba. Dieron las once y mi mamá grito para ir a dormir. Apagué la computadora y tuve que obedecer. Dormí pesadamente hasta que nuevamente, llegó la hora de despertar. Comenzó la rutina, desayuno, preparar la mochila, agarrar el reproductor de música y esperar al colectivo. No vi a la joven del otro día pero lo ignoré, quizás fue solo coincidencia. Antes de llegar a mi parada, el colectivo se averió. Acepté las disculpas del chofer y bajé. Por suerte solo faltaban unas cuadras y tenía tiempo. Caminé un rato y cuando pase delante de una librería vi el libro “Historia de amor” y la joven que lo miraba y no quitaba la mirada. Cuando pase a su lado y la brisa sopló, sentí un exquisito aroma provenir de ella. La mire y rompió el vidrio de un puñetazo. Me quedé helado mirándola. De repente, policías se acercaban y la joven tomó el libro. -Corre, es la policía.- La seguí idiotizado, ella corría muy rápido. La seguí unas pocas cuadras hasta que le dije. -Espérame, por favor.- Ella freno, se dio vuelta y camino hasta mí. Me sorprendió que ni siquiera jadeaba en busca de oxigeno. -Ven.- dijo con una vos un tanto aguda. Me tomo de la mano y me guió a una casa abandonada no muy lejos de la mía. Se quitó los anteojos de sol y pude ver sus ojos violáceos. -Bonitos ojos.- susurré. -Gracias.- dijo ruborizándose.- Tengo que irme. Léelo muy bien.- Luego entró a la casa abandonada. Me quedé quieto en el lugar unos instantes, intentando organizar mis pensamientos. Continuara
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La Historia de Icewizard.-Pequeño Cuento de Amor.-Nuevo Mundo.-La Travesía de Apolo.- Perdido como un ruido al alba
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