Swordhand

[elendriel]

Capítulo I. Norkul Swordhand

- Hola Dardove, al fin te encuentro.
- Saludos mi señor, ¿Que hace un señor de vuestro nombre en estos páramos tan lejanos?
- La hermandad de Ignis, requiere de nuevo de vuestros servicios
- Me retiré, ya estoy anciana, mi espada ya no blande tan duro como antes, se acabó la lucha para mi
- Se necesitan los mejores guerreros, el ejército enemigo esta juntando sus mejores hombres alrededor de la muralla, los fuertes y el Castillo han caido, prontamente entraran en el reino si no lo impedimos
- Discúlpeme mi señor, pero no puedo hacer nada, mis días han llegado a su fin. Pero sí que conozco a alguien que puede ayudar, lo enviaré cuando lo consideremos necesario, ahora por favor marche.
- Señora, requerimos de su ayu...

La vieja guerrera harapienta interrumpió al señor que vino a solicitar ayuda, con un golpe con su mano en la mesa en la que estaban sentados, haciendola añicos, y obligando al señor que vino solicitando ayuda.
Señor, cuando sea necesaria la ayuda, la recibirás, pero ahora no quiero que se me moleste.

Tras el enorme ruido, salió de una pequeña habitación un joven que no supereria los 13 años, con unos ojos llenos de sed de sangre, pelo largo de un color negro muy vivo, de complexión muy robusta. Poco después observó como la guerrera se desmayaba.
- ¡Madre! ¡Madre! ¡Despierta!
- Ah Hola hijo, al fin te despertas..despertaste,
- Madre, ¿Qué pasó aquí? Oí un fuerte ruido, y vi a un señor salir corriendo.
- Nada, hijo, parece que nuestra gente esta en peligro, y vinieron a pedir ayuda...
- Madre, no hables más, estas agotada, descanse
Norkul, escuchame, debes luchar por Ignis, así como yo hicé, tú eres la nueva generación, ya te enseñé todo lo que debías saber de las artes de la guerra. Estoy muy enferma, mis días llegan a su fin, ahora es el momento de las nuevas generaciones
- Y, ¿cómo sabre cuando es el momento de luchar?
- Lo sabrás, por ti mismo lo verás, en ese momento deberás salir de las sombras, hijo ten mucho cui..cui...
- ¡Madre! ¡Madre!

El joven guerrero, al ver como su madre se desvaneció para la eternidad, se sentió perdido, pero pensó:

- Debo ser fuerte, no debo llorar, ha llegado el momento de partir y dejar mi casa.

El guerrero, fue a buscar sus equipamiento, se pusó una armadura resplandeciente, una daga, y el enorme martillo que tenía, un martillo forjado con sus propias manos de piel de piel y garras de dragón mezcladas con metal, dandole una dureza inigualable. Y finalmente se pusó la una capa, para cubrir su rostro y armadura para pasar desarpecibido, tras recoger todo lo necesario, prendió fuego a la casa con su difunta madre dentro, adentrandose aún más a las profundidades de las montañas. Y allí espero el momento oportuno.

Varios meses después, se acercó hacía Altaruk donde salía un humo negro muy espeso, fue a mirar y vio como toda la ciudad estaba en llamas, los enemigos ya habían llegado, vio un enorme ejército, formado por orejas puntiagudas claras.
Se escondió entre las sombras, para no ser visto por nadie, y acercarse al enemigo por su retaguardia, vio algunos enemigos que estaban más rezagados y sutilmente apareció por su espalda y con la daga los degolló.

El mermado ejército ignita se replegó, cerca de las murallas interiores, la zona más protegida, y allí se preparó para defenderla de un ejército proveniento de los profundos bosques que avanzaba inexoblaramente. En unas horas el ejército syrtense estaria ya sobre la muralla para traspasarla.

El joven guerrero se preparó para intervenir, esperó a que no hubiera tropas enemigas más detrás que lo pudieran rodear, ya los dos ejércitos se encontraron, y una encarnecida y definitiva batalla empezó. Los syrtenses iban avanzando, el ejército ignita poco podía hacer, pero lograron que el enemigo se juntara, los magos ignitas que aún estaban de pie, hicieron caer sobre los enemigos los terrores de Sultar, Sultar mismo estuvo dirigiendo ese ataque, haciendo que el enemigo retrocediera.
Norkul apareció por detrás como una sombra y fue matando los enemigos uno por uno, un arquero se dio cuenta e intentó detenerlo, le tiro una flecha perforando su pierda izquierda, pero ese golpe, en vez de detenerlo, lo hizó enrabiar, haciendo que se moviera como un trueno, alcanzando al arquero, dándole un duro golpe en la cabeza, aplastandola con su martillo desparramando los sesos.

El guerrero tras esa herida, enloqueció, sus ojos se bañaron en sangre, volviendose rojos, y de un aspecto temible, empezó a atacar indiscriminadamente, no pudiendo reaccionar los enemigos ante tal ataque, además de tener el enemigo ignita enfrente, que recuperó la moral, con Sultar, Alexia y Sigfrid al frente, y Norkul por detrás destruyeron el ejército syrtense, obligandolo a huir.

Ese día fue terrible, Ignis había sufrido miles de bajas, entre civiles y soldados. El guerrero que apareció entre las sombras desapareció de igual forma, preguntandose quien podía ser ese temible guerrero, que se movía a gran velocidad, no era un bárbaro normal.

Esta es la historia paralela y que se junta también con la de la Bruja Oscura, así que consideré interesante contarla, cuando llegue al momento que se solapan ambas historias continuaré la de la Bruja Oscura, esto se podría decir que es una precuela, y explica algunos personajes que salen en la de la Bruja Oscura