Nuevo Mundo

[Adriaan]

Originally Posted by Icewizard

ésa es una buena forma de pedir las cosas... ahora voy a escribir (pero por la mañana eh) por ese comentario... :P

La proxima te putiamos aver que pasa

[Lysander_Alcander]

Yo te tengo otra buena forma de pedir las cosas Nico..

[Adriaan]

Originally Posted by Lysander_Alcander

Yo te tengo otra buena forma de pedir las cosas Nico..

http://www.artemis-cuchilleria.com/fou1.jpg

jajajaja que culiao'

[steyr]

:S quiero seguir leyendo, me re enganche con tu cuento compa, si lo cortas me pego un tiro

[Icewizard]

Sigo escribiendo jojo...

Che... no estaría bueno que arregle el anterior?

[alusis]

No se nota que sigas escribiendo

[Icewizard]

Originally Posted by alusis

No se nota que sigas escribiendo

Estaba hasta que me sacó mi hna

[Adriaan]

Originally Posted by Icewizard

Sigo escribiendo jojo...

Che... no estaría bueno que arregle el anterior?

que arregles el anterior que?

[Icewizard]

Nos visitan Zeus, Hades y Poseidón

La tierra seguía vibrando hasta que finalmente se hizo un silencio espectral, sentí que estaba en el ojo de la tormenta. Solo era cuestión de segundos antes de que los soldados se lancen, o mejor dicho, lancen su ataque.
Elentari me abrazó débilmente. La noté cansada, entonces vi a los demás. Galathriel estaba de pie con la mirada fija al bosque, esperando algo. Supuse que era a Treeck, pero no pregunté. Lysander flotaba lento de un lado al otro, aburrido. Sinna seguía con sus rezos. No pude evitar que tal vez fuésemos todos a parar con los dioses. Con respecto a eso, mi mente se dividía en dos. Al haber nacido y criado la mayor parte de mi vida en los finales del siglo XXI, tenía una parte que rechazaba esa idea. En el mundo humano había sido ateo, no creía en ningún Dios salvador del mundo. Sabía que todo era culpa del humano, su salvación o su perdición no dependían de nada, simplemente de ellos mismos. Pero ahora había otra parte en mí, la fracción que aceptaba lo nuevo. Estaba en un nuevo mundo, no podía negar eso. Las reglas del juego de la vida cambiaban, eran distintas a las que conocía.
No pude seguir debatiendo eso, una terrible sacudida removió la tierra. Los humanos volvieron a marchar. Entonces Tir, junto a Sinna, crearon otro escudo a nuestro alrededor. Lysander me miró.

-Te diré un consejo, no intentes matarlos de a uno. Concéntrate, como te enseñaron. No pienses en uno solo.- dijo.

Lo miré confundido, supuse que la muerte le había afectado gravemente el cerebro. Asentí con la cabeza. De todas formas, intenté lo que me dijo.
Apunté a un soldado. Me concentré cerrando los ojos. Sentí que mi arco se desviaba y apuntaba al cielo aunque yo quería apuntar hacia otro lado. Disparé, abrí los ojos y vi que la flecha al volar sobre las cabezas de los soldados se transformó. Entonces una lluvia rápida cayó sobre los humanos. Estos gritaban de dolor mientras caían muertos al piso. De esta forma acabé con todo un pelotón enemigo. Solo quedaban los tanques de guerra.
Nuevamente se detuvieron los humanos, o eso pensé. La tierra no dejó de vibrar y aparecieron mas soldados. Cada vez eran más y más. Finalmente habían creado un semicírculo a nuestro alrededor. Tanques, aviones, bazucas, y todo tipo de arma de fuego que se puedan imaginas. Caí al suelo de rodillas.

-Estamos perdidos.- susurró Galathriel, totalmente desesperanzada.

Nadie respondió, y me sentí incluso peor. Deseaba que alguien negase lo que había dicho Galathriel, pero si lo hacían, hubiese sido una gran mentira. Miré a Lysander y este se tensó. Comenzó a evaporarse y susurró.

-No todo está perdido…-

-Volvamos a la ciudad, no van a atacar por ahora.- dijo Sinna.- Se van a reagrupar y planear una estrategia. Después, arrasarán todo.-
Me puse de pie y todos corrimos a la ciudad. Miré lo que había sido un hermoso paisaje hasta hace unas horas. Los bosques estaban casi del todo secos. El pasto se había vuelto de un tono amarillento y el cielo ya no era azulado, si no más bien grisáceo.

-El paso del hombre asesina todo muy rápido.- dijo Tir, un poco enojado.

-No.- dije.- Lysander tenía razón.-

Nos detuvimos, Sinna miraba el cielo.

-No hay que matarlos, hay que asustarlos.- agregué.- Los humanos asesinan todo lo nuevo que descubren por miedo. Ellos quieren el agua de este mundo, pero tienen miedo de lo que esta tierra puede hacerles. Por eso van a destruir todo… quieren asegurarse el agua y que nada los moleste.-

-Tiene sentido.- dijo Pame.- ¿Cómo los podemos asustar? Les invoqué criaturas y sin embargo siguen saliendo más humanos.-

-Solo era un pelotón y murieron todos. Hay que dejarlos con vida y mostrarles que no pueden hacer lo que ellos quieren.- respondí. Miré a Sinna.- Estas pensando lo mismo que yo.-

Ella asintió.

-Sí, invocar el poder de los Dioses, pero… no sé si querrán intervenir.- dudó Sinna.

-Hay que intentar.- dijo Galathriel.- ¿Cómo vamos a invocar su poder?-

-En el palacio de la ciudad, si todavía no la destruyeron, hay una gran fuente. Antiguamente se arrojaba una moneda de oro y se pedía un favor.- respondió Sinna.

Elentari sacó seis pequeñas esferas verdes. Las arrojó al aire y por magia se transformaron en caballos.

-Caballos mágicos, no duran eternamente… pero nos servirá para llegar rápido a la ciudad.- explicó mientras montaba uno.

Me acerqué a uno y me miró con unos grandes ojos negros. Lo monté, relinchó y los caballos empezaron a correr una vez que todos habían subido a uno.
Llegamos a la ciudad, incluso el ambiente era distinto. No había nadie en las calles y eso que era pleno mediodía, los guardias estaban nerviosos. La ciudad perdía su color, se iba apagando minuto a minuto. Cuando entramos en el palacio no intentaron detenernos, incluso algunos sirvientes hicieron reverencias al ver a Sinna. Llegamos a un cuarto donde había un trono en el centro. Los caballos desaparecieron y caí al suelo. Fui el único, lo supuse porque Elentari me ayudó a incorporarme, los demás me miraron raro e incluso creí ver una sonrisa diminuta en el rostro de Tir. Sinna nos guió hasta el final de la habitación. Ahí se encontraba una gran fuente que iba desde el suelo al techo. El agua caía tranquila, creando un agradable sonido. Me parecía estar cerca de un arrollo.
Pame sacó de su bolsillo una moneda de oro. La arrojó y nada pasó.

-¿Qué pediste?- preguntó Elentari.

-Que vuelva mi hijo.- susurró.

Entonces un destello rojo brilló en la sala. Cuando recuperé la visión noté que Hades, Señor del Inframundo, se hallaba de pie frente a nosotros. Llevaba una barba que parecía un triangulo. Sus ojos eran de un intenso rojo. Llevaba una extraña corona decorada con imágenes de cráneos. Era muy alto, una o dos cabezas mas que nosotros en altura. Vestía una larga túnica negra que iba arrastrando por el suelo. Sus manos se apoyaban en su delgado vientre. Una encima de la otra, tapadas por la gran túnica.
Sinna se arrodilló frente a Hades, pero este con mover su mano le pidió que se incorpore.

-No hay tiempo de reverencias. Los muertos no esperan, tengo mucho trabajo. ¿Saben el tráfico de fantasmas que esta llegando al inframundo? Caronte será mas rico que nadie.- se quejó Hades. Su voz era áspera y fría, pero grave.- Ahora, me llaman desde las profundidades para pedir algo que siempre estuvo prohibido.-

Miré a Hades confundido.

-Los muertos se quedan en el inframundo, todo lo que entra se queda.- explicó.- Ah, y como no tenía ganas de tener un traductor viviente, aprendimos su lengua.-

-S-s-señor Hades. – Dijo tartamudeando Pame, interrumpiendo mi próxima pregunta.- ¿No puede haber una excepción?-

Hades la miró como si esta le hubiese dado un golpe e insultado al mismo tiempo.

-¿Pero…? ¡¿Qué te crees?!- chilló el Señor del Inframundo.- Obviamente no hay.-

Ella bajó la mirada y noté como caía una lágrima de sus ojos. Me moví junto a ella y la abracé tiernamente. Hades empezaba a caerme mal. Entonces Sinna dio un paso adelante y Hades uno atrás.

-Sinna, querida, te respeto pero sabes que no me gustan los mortales. No te me acerques.- dijo mas calmado.

-Señor, necesito de su ayuda. Nuestro mundo corre peligro.- pidió Sinna.

-Lo sé, querida, lo sé.- respondió Hades.- Por más que quiera, mi hermano mayor Zeus lo prohíbe. Yo odio a los humanos extranjeros por olvidarnos, yo mismo les quitaría sus vidas pero juramos no interferir.-

No se que fue, pero sentí un impulso enorme en mi interior. De la nada tenía una moneda en mi mano y la arrojé a la fuente. “Deseo ver a los demás dioses, Zeus y Poseidón.” Recé para mis adentros.
Como había sucedido con Hades, dos destellos de color blanco y azul brillaron intensamente. Luego apareció Poseidón con su gran tridente dorado y Zeus con un rayo en su mano. Los tres vestían túnica iguales, pero cada una de diferente color. Hades una negra; Poseidón una azul mientras que Zeus una de color blanco.
Poseidón no era barbudo como se mostraba en las estatuas. Tenía la apariencia de un joven de no más de veinte y tantos años. De los tres, era el de menor estatura. Su pelo era muy ondulado, castaño. Miré sus ojos color mar. Sentí un escalofrío horrible.
En cambio, Zeus, tenía la apariencia de un hombre más adulto y responsable. Sus ojos eran de color chocolate, como su pelo. Tranquilamente podría hacerse pasar por un simple mortal. Me miró a los ojos y no podía escapar de su mirada.

-Ya te dijo Hades, no vamos a intervenir.- respondió sin que nadie pregunte.- Para ustedes es muy fácil, llamamos al gran y poderoso Zeus para que resuelva nuestros problemas. Pero no, no haré tal cosa.- su voz penetrante retumbó por toda la habitación.

-Hermano, hay que calmarse.- dijo Poseidón con tono incluso más joven de lo que su apariencia aparentaba.- Necesitan ayuda, tenemos un enemigo en común. Claro, gracias a que Hades se fue a dormir en su hora de trabajo pero… esta todo bien, ¿no?- dijo la última frase con tono gracioso y sarcástico.

-Nunca pensé que iba a escaparse, ¿Sí? Creí que la jaula de Zeus era más resistente.- respondió enfadado Hades.

Zeus levantó su rayo, Hades sacó una enorme espada negra de la cual un humo verdoso salía de ella. Poseidón simplemente se corrió del lugar acercándose a nosotros. Por lo visto, él no estaba enfadado con nadie.

-Mis señores.- interrumpió Sinna.- No es momento de pelearse entre ustedes. Como ya dijo el Señor Poseidón, tenemos un enemigo en común que lidera tropas humanas. Descubrimos que solo necesitamos espantarlos, no queremos asesinar a sus creaciones.- y luego se arrodilló frente a Zeus.

Este pensó un momento. Miró a sus hermanos inmortales y asintió con la cabeza.

-Quiero algo a cambio.- susurró.

Sinna lo miró y esperó la petición.

-Quiero que detengan al Oscuro.- pidió Zeus.- Los ayudaremos, pero quiero que lo capturen y lo encierren.-

Zeus invocó un collar con una piedra dorada. La cadena llevaba los colores de los dioses, dorado, azul y rojo. Siempre repetía ese patrón. Sinna lo tomó en sus manos. Los hermanos se juntaros y empezaron a desaparecer.

-Suerte, hijos.- dijo Poseidón para luego finalmente desaparecer.

[Valkasar]

acaso soy primero?
muy bien ice, te felicito por como escribis