07-26-2009, 04:10 PM | #511 | |
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Quisiera saber cómo es el blog, ¿alguien me dice?
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Inexperta al atake
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07-26-2009, 06:25 PM | #512 | |
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07-26-2009, 09:04 PM | #513 |
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Que lindo es entrar y el lugar tan concurrido, tan lleno de vida, tan rebosante otra vez... Como lo era en un principio, cuando creíamos en otras cosas... o en algo...
Sigo sin ser muy amante de la poesía, pero me siguen gustando los relatos nuevos... metele Ear con lo que estés preparando... Angy, lindo muchacha... te he dicho que las cosas me parecen buenas cuando te dan la sensación de que te están hablando... que aquello que lees está escrito para vos, aunque no seas más que un simple espectador de lo dado... Ay Carpi, si mi Soledad hablara, la de cosas que tendría para decir de mi... ***************** Entro presuroso al bar... tengo poco tiempo, pero quiero tomarme un café, inhalar hondo en ese lugar de magia, y escribir unas notas que tengo en la cabeza. No sé si es una idea que se me cruzó tras una absurda sucesión de imágenes, o tengo que plasmar un sentimiento que no comprendo y requiere un minucioso análisis. Sea cual sea, abro la puerta y la veo. Contra el mostrador, de espaldas a mí, una rubia mireya habla hasta por los codos, con gracioso acento y con ademanes, muy entusiasmada con el tipo que atiende el lugar. Mis ojos se iluminan, el corazón se acelera, y la sonrisa asoma, tonta y predispuesta. Me acerco sigilosamente y colocando una mano sobre sus ojos, y la otra sobre su abdomen, me acerco. Se calla súbitamente. Por un instante de silencio me impregno de su aroma. Con delicadeza y miedo a romperla le susurro... -Adiviná quien. Ella infla majestuosamente el pecho tomando aire profundamente. Sonriendo dice -Estamos grandes para esto. -Tal vez, no importa, vos jugá! Nuevamente toma aire, -Federiquito! -Te perdono. Se da vuelta y me abraza fuerte, como si hubiera estado esperándome. Como si en verdad se alegrara de verme ahí. Se lo retribuyo posando mis manos tras su cintura. En un punto nos separamos, pues todos los abrazos, tristemente terminan. Me agarra de la mano y me arrastra hasta la mesa. -Vení, sentate, tengo cosas para mostrarte. Quería charlar con vos. -Bueno, pará polvorita. -Callate, dale que ya pedí... -Bueno pero yo quiero... -Nada -me interrumpe- ya te pedí... ya sabía que venías bobis... -Bueno. Comenzó a hablar como hacía mucho no lo hacía. Decía pavadas que hilvanaba con cosas serias. Entraba y salía. Yo perdido en sus ojos, prestaba atención. -Su café -irrumpió el mozo, con una cara desencajada, profiriéndome un profundo odio con la mirada. -Eh, gracias Pepe, atiné a decir. -¿Ta rico? -dijo ella. -Seh, he tenido mejores, tiene gusto raro. -Bueh, ya te ponés exigente -y siguió fantaseando y haciéndome rabiar. Al cabo de un rato, en ese sube y baja de de sensaciones, mi concentración no era la misma, y no era por esos ojos, ni el prominente escote que más de una vez había captado mi atención. Me pesaban los ojos. Un ardor en el pecho y el bajo vientre me cercenaba. La jaqueca. El malestar. La mirada fija que me tiraba el tipo de la barra. Ese pequeño hombrecito de camisa blanca y moñito no me quitaba los ojos de encima. La respiración entre cortada. La sudoración fría. Mi lucha por no caerme al piso y abrirme el pecho buscando aire. -Tas pálido, te sentís bien. -No.... -Apagá ese pucho. -No es eso... -¿Qué tenés? -Me siento mal... Desvaneciéndome, veo en la servilleta colocada debajo del pocillo "es mía". Tambaleándome, voy hasta el baño. Ella intenta seguirme, pero le hago un gesto con la mano para que se quede. Abro la puerta de un golpe y permanezco allí. Miro mi reflejo en el espejo y no me conozco. Me asusta ese sujeto. Me caigo al suelo y pierdo el conocimiento. Mientras tanto, en la mesita, ella preocupada levanta la cabeza esperando verme volver. El mozo se acerca a la mesa sonriente. -¿Flojito de vientre? -Noo, ¿no viste lo mal que estaba? pálido como este papel -dijo ella con la voz temblorosa. -Nu, a ese no le pasa nada. Todo verso. Seguro se cagaba encima. Entre lo que chupa y el café, seguro, seguro que se hacía. Poco hombre. -¿Por qué no vas a ver si está bien? -Nah, quédese tranquila. Siempre hace lo mismo. En un rato vuelve. Comé otro pedacito de torta. Le traje más café. ¿De dónde me dijiste que eras?.
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Armestt, Brujo Eterno de las Sombras de Alsius Et certe cuiusque rei potissima pars, principium est. [Gaius; Digestorum L. I; T. II; 1] |
07-27-2009, 04:47 AM | #514 | |
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Gracias
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07-29-2009, 03:17 AM | #515 |
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Daleee Lobito!!! que quiero ver si nos muere Federiquito!!...
Besosssssssssss
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07-29-2009, 03:47 AM | #516 |
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¡Vamos! Que no decaiga el Café
Acá les dejo algo que escribí hace unas noches... (con retoquesitos de Lobito ) [Sin nombre] En el silencio, el frío se me cuela en el alma, la fragilidad del cielo cae abruptamente en el desvelo, y la tristeza del inmortal rodea los vientos. Pensamientos, pensamientos al acecho. Sucumbe oh, mediocre e insulso morbo, dame el honor de aniquilarte, en las cumbres de tempestades, aquí, delante de mis ojos, en todo este alrededor tan tosco, dame el honor de enterrarte con mis propias manos, a mi gusto, y en presencia del crepúsculo. No te dejaré corroer ya mis sueños, pusilánime, escurridizo y grotesco. Deja ya de espantarme a Morfeo. Da la cara, no te ocultes tras los reos. Luego, se calmarán las aguas, y quizás muera mi cielo, pero así renacerán las ansias de quitarme este duelo. _______________________________________________ Saludos!
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C H I Z I Last edited by angy_pnsandnalgoweno; 07-29-2009 at 04:02 AM. |
07-29-2009, 05:45 AM | #517 |
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Bieen ahí Diego, ¡metiste un golazo acá eh! ojalá siga creciento todo esto.
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07-29-2009, 06:49 AM | #518 |
Duke
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Nieve
En silencio, miró por sus binoculares a la distancia. Divisó, por el reflejo del sol en una pieza de metal, a un grupo de soldados en la lejanía. Se movían lentamente, lo suficiente como para haber pasado por alto sus anteriores controles. La nieve caía sobre las ruinas del edificio y la pradera. El crudo invierno hacía de la campiña un manto blanco cortado por las formas extrañas de los arbustos, árboles y remanentes de vehículos que, en combinación con el gris del cielo, cegaban los colores. El viento, padre de las inclemencias, no sólo transportaba el ruido de los fusiles y gritos de socorro; a veces era sólo sepulcral aullo. Ajustó su mirilla. Calculó la ventisca. Tomó posición, y buscó otra no evidente para el siguiente disparo. No disparó. Levemente, hizo a un lado su rifle y miró con detenimiento a sos blancos. Él carecía de provisiones para más de una semana, tiempo en el cual debería ser relevado, pero no quería dejar su suerte al destino. Después de todo, en el frente todos son descartables. Los mantuvo vigilados hasta que llegaron a una pequeña cabaña. No iba a arriesgar su posición, pero debía tenerlos cerca para rescatar lo que pudiera. Pero no podía esperar hasta la noche. Era arriesgado, podía ser tarde si llegaban a los edificios cercanos. Podían encontrarlo, o marcharse. Además, durante la noche delataría más fácil su posición por el fuego del arma. La cabaña en las afueras y el pueblo eran un escenario traicionero. Prefería los abiertos a los pies de una montaña, o los bosques, para cubrir sus rastros y prolongar el combate. Una edificación así podría actuar tanto como jaula como escudo. Corría otros riesgos, como los ángulos reducidos de tiro. Se apostó en un lugar bajo, fuera de los techos y el campanario de la iglesia. No preparó trampas, no tenía tiempo. Tomó su rifle, calibró la mira y visualizó al grupo. Esperó hasta que uno -no divisó su rango- salió a buscar los leños cerca del cerco de piedra. No disparó. Procuró un instante a su mente. Supo que debía esperar un rato, porque la madera estaba húmeda. Al encenderla haría humo, que ventilarían abriendo las ventanas. Era una excelente oportunidad de tiro. El frío entumecía sus manos, y su largo sobretodo no lo ayudaba contra el clima. Pero sus manos no temblaban; tenía experiencia. Finalmente, una ventana se abrió y dos soldados salieron a ventilar sus pulmones. Apuntó a su brazo derecho y esperó a que el otro recogiera más leños. Hizo el tiro. Cayó en la nieve. "Por suerte", se dijo a sí mismo. Duraría más tiempo la agonía, pero el tiempo y la distancia eran sus únicas ventajas. La sangre en la nieve es más notoria que en otras superficies, y toma un tinte raro. Se quema su color, parece negra y más definida. El otro soldado soltó los leños y fue en su ayuda. Con los dos juntos, efectuó el segundo disparo sobre el que todavía estaba sano, pero en la pierna izquierda. Tenía lo que quería, un señuelo y un soldado incapacitado de portar su arma. Lentamente, retiró el arma del hueco entre los escombros y se desplazó por entre el edificio a una posición nueva. Una vez revelada la posición de tiro es necesario cambiar, si es que no se elimina a la presa. Sólo había un soldado. El otro, herido en el brazo, habría entrado para evitar posteriores daños. El francotirador preparó un tercer proyectil, directo al brazo derecho del caído. No lo mataría, no buscaba eso... Mientras más agonizara, más atraería al resto. Caerían uno por uno; sobraba el tiempo. Pero cuando estaba próximo a efectuar el disparo, un soldado entornó las ventanas e hizo fuego. En ese pequeño instante de distracción, el caído trató de indicarle la posición al resto del equipo. No tuvo más opción que terminar con su vida. Seguro habían visto el fuego de su arma, y la posición que indicó el delator. También carecía de un señuelo. "¿Cómo pudo pasar?", se dijo en voz baja. Preparó el cuarto proyectil, pero no se desplazó. Sería muy obvio a la vista que se moviera, más que utilizar una posición delatada. El soldado herido estaba condenado a morir, porque su herida había sido cercana al hombro. Parecían no tener médico entre ellos porque eran una unidad de cuatro hombres, un número bastante reducido. Esperó su próximo movimiento. Diez, quince, treinta minutos, para él no existía el tiempo. El viento decidió que era tiempo de una tregua, y el velo de la noche amenazaba con su presencia. Debía ponerle fin a su cacería antes del anochecer, pero no podía dar el primer paso. El humo de la chimenea evidenciaba que sus leños se habían agotado. Pronto tendría que combatir a dos, o bien dejar que mueran de frío y hambre. La noche cayó. Cambió hacia edificios más altos y dormitó. En medio de la bruma y penumbra, vio la puerta abrirse levemente. No podía desperdiciar el disparo. Cuando la primera mitad de una figura humana se hizo visible, tiró del gatillo. Quedaba un sólo hombre. El día bautizó la escena, amanecida de nieve y sangre. Era una batalla de dos, lo único que lo separaba de provisiones frescas. Preparó el quinto proyectil y la próxima recarga. Se recostó sobre el piso del campanario y esperó al último soldado. El sol recorrió el cielo, pero no había evidencias de movimiento. Finalmente, las sombras hicieron de Judas y delataron al sobreviviente: un hueco o ventana había servido de escape y podía verse su silueta junto a la pared. El frío y la desesperación hicieron el resto. El último de la unidad empezó a disparar al aire, salió a la vista y a los gritos parecía pedir su fin. Apuntó a la cabeza e hizo fuego. Desde el campanario tenía una perfecta vista de toda la zona. Revisó el horizonte y no encontró a nadie. Bajó las escaleras y muy cautelosamente se arrastró hasta la salida del pueblo. Pero cuando miró la cabaña no había rastros de los soldados. Se acercó a investigar, desconcertado. Nadie, ni rastros de sangre ni huellas. La semana pasó, y el relevo no llegó. El francotirador dejó escrito lo sucedido en un diario cerca del altar de la iglesia, con una última nota sugiriendo su final, desconocido para el mundo.
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I don't have a solution, but I admire the problem. |
07-29-2009, 08:33 PM | #519 |
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Xeph me escuchó
Excelente! Me encató! Sin más, aquí hay otra silla sin ocupar. Te invito a tomar asiento Espero -y estoy segura de que no soy la única- que podamos continuar leyéndote. Besos, Angy
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07-29-2009, 08:39 PM | #520 |
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¿Es que te ha cegado la luz de las ciencias, Xeph?
Weno, no importa, bienvenido al reino de las tinieblas, donde bla bla bla bajo un destino aciago porque bla bla bla del mismo modo que los murciélagos bla bla bla para poder conquistar el mundo y que todos sean mis esclavos Arrimate una silla, sentate y a seguir escribiendo. Me gustó el texto. Supervivencia, a veces no se puede aún cuando el concepto de escrúpulos sea tan distinto para uno. Me quedó la sensación de que nos traicionás por el CS
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