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12-06-2009, 03:45 AM | #1 |
Apprentice
Join Date: Aug 2008
Location: Flores, Capital Federal
Posts: 60
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Relato corto: Valhala
Buenos/as días, tardes noches gente del foro. Posteo para publicar un relato que escribí hace poco, y que probablemente sea la norma de mis próximos relatos.
Intenté escribir novelas, pero me canso demasiado rápido. Por eso decidí volver a mis raíces, y escribí una historia corta, ambientada en Regnum, en un lugar muy específico geográficamente. Espero que les guste: El puente de los pinos este. El sol estaba en el centro del cielo, el viento soplaba suavemente. Por algún motivo, pude sentir el peligro en las cercanías. Caminé unos cuantos pasos, antes de conjurar todas mis defensas, invocar mi furia y despertar el poder barbárico que aprendí con los años. Caminé menos de treinta pasos, cuando al otro lado del puente pude ver la silueta de mis enemigos. Distinguí a dos elfos y un alturian. Un mago, un arquero y un guerrero, eso fue lo que deduje por sus ropas. Grité con todas mis fuerzas, tratando de atemorizar a mis rivales. Sujeté con fuerza mi martillo de guerra. Una gota de sudor recorrió mi frente, la sed de sangre se manifestó en mi carne, mientras que el desquiciamiento tomó control de mi mente. Me volví uno con mi arma, uno con mis poderes. Grité con más fuerza, pero no para asustar, sino para envalentonarme. Ellos se prepararon. El mago convocó a los espíritus del suelo; el arquero ajustó su arco; y el guerrero, un caballero, plantó su pie derecho con firmeza sobre el suelo. No sentí miedo, y supongo que ellos tampoco. Desde el momento en que comenzás tu entrenamiento, te preparan para enfrentarte a todo sin temer nunca. Forjan tu mente, confunden tu corazón y engañan tus sentidos. Todo esto lo hacen con un solo objetivo en mente: Matar a tus enemigos de reino, masacrar elfos, moloks, semi-elfos y todo humano que no sea alsirio. No importa si sos uthgar, enano o, como en mi caso, nordo. Nadie de otro reino merece vivir. Es la norma por la que vivimos y morimos. Nuestra única recompensa es volver a casa, de vez en cuando, y descansar. Pero el descanso es efímero, pues las memorias de las matanzas te persiguen hasta en los sueños. Los espectros nunca duermen, esa es la regla. Y a pesar de saber esto, y de estar convencido de que ellos lo sabían, los cuatro estábamos en ese momento específico. Un momento dónde no importa el reino, la raza o siquiera nuestras creencias y convicciones. Lo único que importaba en ese momento era quién vivía y quién no. Yo estaba en desventaja, eso era más que obvio. Los caballeros al menos tienen un escudo, pero los bárbaros sólo tenemos nuestros cueros y nuestra carne, símbolo del poder que esgrimimos, cicatriz de nuestra maldición. No evadimos, no hechizamos, ni siquiera nos resguardamos. Un arma, un cuerpo, y nuestra fe y esperanza de por medio. No hay diferencias en como mueren los soldados, y el lugar al que vamos es el mismo, con distintos nombres. Corrí hacia ellos. Nunca voy a esperar la muerte, si yo mismo puedo ir a su encuentro. Grité, aullé e insulté en mi lengua. Corrí más rápido, impulsado por la ira de Siulas. Me dirigí al mago, le quebré varias costillas y lo dejé sin aire. Pero el arquero fue más rápido que yo. Me disparó un flechazo a la espalda y me dejó inmóvil. El caballero vino, e intentó golpearme con su escudo. Lo resistí a duras penas, y con un fuerte martillazo, me libré del dolor del flechazo por un segundo. Quise ver mientras agonizaba. El arquero volvió a disparar. No me importaba mi propio sufrimiento. Mortalmente herido, saqué fuerzas de la nada y volví a golpear al caballero, abollando su armadura y matándolo. El mago se levantó, recuperado, y descargó sus rayos en mí. Fue insoportable, pero aún así, moribundo, le asesté un golpe devastador en el pecho, dejándolo casi muerto. A veces creo que aún le duele, aunque se haya recuperado. Pero nada fue suficiente. Entre los dos me mataron. Lo sé porque pude ver mi cuerpo, mientras me dirigía al Valhala, el único descanso de la guerra. El único lugar dónde un guerrero puede encontrar la luz en su oscuridad.
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Correspondencia, cortometraje ganador del 2° lugar en el concurso Hacelo Corto 2009. En la más temible tempestad, una luz encontrarán...Por ahora, en el DDO
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Tags |
descanso, muerte, soldado, valhala |
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