03-18-2009, 03:21 AM | #91 | |
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Sithel es el lado oscuro de Tuor? D:
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03-18-2009, 03:22 AM | #92 |
Baron
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Es mi tirador eterno lvl 43 (nunca leveo )
Y vamos a ver qué tan malo es, y que tan "bueno" resulto yo (?)
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Tuor
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03-18-2009, 03:24 AM | #93 | |
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03-18-2009, 09:50 PM | #94 |
Baron
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Capítulo X El Paraíso La roca se partió en dos ante el paso de la oscuridad; una noche inmune al sol y al fulgor del astro rey. Una oscuridad con forma física, con la estela de la destrucción pisándole los talones. El espíritu atravesó el Cruce de Nae presuroso, con su destino fijado en la bella ciudad de Fisgael, en el confín austral del globo. La capital de la república se despertó como en cualquier amanecer, dando paso a la bulliciosa actividad diaria. No muy lejos de allí, con un gesto de su mano, el espectro desterró las tinieblas de su entorno hasta convertirse en un semielfo de mediana estatura y cabellos dorados. Con una tenebrosa ambición por debajo de esa apariencia inocente, franqueó la entrada ante la indiferente mirada de los somnolientos guardias. Su objetivo estaba cercano, ahora que había eliminado al conjurador tan solo debía ejecutar a sus progenitores. Una vez hecho eso sería inmune a los mortales, y lo suficientemente poderoso como para hacer estallar las estrellas. * * * Una gota de agua cayó sobre su rostro. Llueve, se dijo a sí mismo, aunque no recordaba haber dormido al aire libre. Incorporándose, el mago miró a su alrededor extrañado. Las marchitas hojas de Arvanna habían desaparecido, siendo reemplazadas por un paraje idílico, un refugio de pureza y vitalidad circundado por un muro de hielo. Las gotas que creyó que eran lluvia provenían de una pequeña, chapoteante y canturreante cascada. - ¿Estoy muerto? – preguntó en voz alta, temeroso incluso de romper la serenidad del lugar con su voz pero con la necesidad de saber. - Parece que no – dijo alguien a su espalda. Tuor se giró rápidamente. Un enano de corta estatura y aire noble estaba sentado sobre una piedra, su vista fija en un fragmento de madera que tenía en sus manos y al cual le daba forma con un cincel. - ¿Quién sos? - Soy Reliak Craftbringer, mucho gusto - Mi nombre es Tuor… ¿Cómo…, cómo llegué acá? ¿Y dónde es acá? – inquirió el mago, llevándose la mano al cabello en actitud desconcertada y percatándose de que tanto su sombrero como su báculo no estaban con él. - No sé cómo llegaste acá mago, estás lejos de Syrtis, este sitio es conocido como el Valhalla Perdido. Tuor miró fijamente al enano. Había oído leyendas sobre un lugar en el corazón del Imperio de Alsius con ese nombre, un lugar con una belleza sin comparación, un lugar del cual incluso se rumoreaba que los dioses observaban con frecuencia, regocijándose ante el paisaje. - No entiendo… yo estaba en Arvanna, ¿Cómo llegue acá? Estoy del otro lado del mundo… ¿No me viste llegar? - Si, apareciste ahí, en el piso, de la nada. Alto cagaso me agarró. Pensé que estabas muerto, no tenías ni pulso. Habrán pasado más o menos dos horas desde que llegaste. - ¿Y vos qué haces acá? - Yo soy sólo un artesano – exclamó, esbozando una sonrisa y mostrándole el fragmento de madera, en el cual había grabado una espada entrelazada con una serpiente – Este es mi lugar de retiro. Hubo una época, un breve período de paz, en la que yo recorría los tres reinos vendiendo mis obras, fue así que aprendí a hablar syrtense e ignita, pero hace ya mucho tiempo de eso, mucho tiempo… Tuor no salía de su asombro. Había estado al borde de morir ante las manos de su hermano corrompido por un oscuro poder, y ahora estaba hablando plácidamente con un enano en los confines más remotos de Alsius. ¿Cómo había llegado allí? Parecía que el enano no conocía la respuesta, y él mismo mucho menos. - Tengo que salir de acá, tengo que detener a mi hermano. – susurró en voz alta, más para sí mismo que para su interlocutor. - Ah, hermanos, yo tenía un hermano, el pequeño timy, pobrecito terminó convertido en oso… - dijo Reliak, rascándose la barba. - ¿Cómo salgo de acá? - No podés. Estás en Alsius che. Si alguien te llega a ver acá te va a acribillar a flechazos antes que puedas decir quién sos. Eso sin contar que para cualquier alsirio tus palabras sonarían como un “uguel buguel ugul…” Tuor frunció el entrecejo. El enano tenía razón, no podía salir de allí por medios convencionales. Las palabras de su hermano resonaban en su mente, sentía dentro de sí un apremio incontenible. Era su familia la que estaba en un terrible peligro si el argumento de los lazos de sangre era real. Raliek, quién veía al mago tan ensimismado, se acercó lentamente y le tiró de la túnica para llamar su atención. Tuor bajó la mirada y lo miró por primera vez a los ojos. Dio unos pasos hacia atrás, sorprendido. Su mirada era enigmática, atemporal se podría decir. Ningún ser viviente podría tener jamás aquellos ojos, esa expresión en ellos, como si pudiera ver todas las cosas ocultas a los mortales; los secretos de la mente, los entresijos del alma, las confesiones del corazón. La expresión de afabilidad se había borrado del semblante del enano, dando paso a la seriedad, a la majestuosidad, a la nobleza de espíritu. La comprensión asaltó al conjurador de tal modo en que abrió los ojos de par en par, mientras retrocedía otro paso. - Yo te ayudo a irte, como te ayude a llegar –dijo con voz una profunda, totalmente diferente a la anterior - Pero tené en cuenta que tu enemigo no es sólo tu hermano. Una antigua y poderosa fuerza se esconde en su interior. Las visiones que tuviste son reales, pero no definitivas. El destino no está escrito, es moldeable, acordate Tuor. - Pero… ¿Qué? ¿Por qué yo, señor? El enano esbozó una sonrisa, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la cascada. Un haz de luz envolvió al mago y el paraíso desapareció sucedido por un torbellino de arcanos poderes. No había magia en el mundo capaz de realizar semejantes sortilegios. Nadie era capaz de salvar a alguien del borde de la muerte del modo en que ese sujeto lo había hecho, ni mucho menos de transportarlo a través del espacio tan hábilmente. Las murallas de los reinos estaban protegidas ante sortilegios de teletransportación normales, pero desde luego aquel individuo no tenía nada de singular. Tuor sonrió al recordar el nombre y comprender el truco tras el mismo. Pensar que un dios le había salvado la vida y lo había aconsejado le provocó un escalofrío. Reliak, Kailer, el dios de la forja y la creación.
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Tuor
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03-18-2009, 10:43 PM | #95 |
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LOL...
cuidado chicos, no vayan a terminar inflándoles el ego XD que bueno que pusiste un nuevo vapi, esta buenisimo... además te evitas que Lobo te empale para "inspirarte" XD ps: actualiza el blog (?)
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Todos los días se aprende algo nuevo
Climene (caba re-aprendiendo a moverse) - Ananke (conju de guerreros) - en receso... |
03-19-2009, 02:11 AM | #96 |
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me mato lo del Kai, era flogger el enano ese, no ???? Tuor, devolveme las musas............. Abrazo amigo Hugo
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Hugo El que me conoce, sabe como ubicarme ... |
03-20-2009, 05:27 PM | #97 |
Baron
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, gracias por sus comentarios.
Hoy creo que sale otro cap, PD: el blog lo deje de lado, quizás cuando tenga la historia completa lo reedite, :P
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Tuor
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03-20-2009, 11:28 PM | #98 |
Baron
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Capítulo XI Títeres La mujer de mediana edad abrió lentamente la puerta del dormitorio. Una pequeña luz de tonos violáceos brillaba en lo alto del báculo que portaba en su mano izquierda, reluciendo con un tono maquiavélico. La faz de la dama estaba provista de expresión, sus ojos vacíos sin brillo alguno. Ingresó a un cuarto pequeño, repleto de estanterías llenas de libros en las paredes, pues la sala contigua no alcanzaba para almacenarlos todos. Una cama matrimonial ocupaba gran parte del lugar, sobre la cual una figura dormía acompañada por su acompasada respiración. Sus pasos hicieron tanto ruido como el de un ratón corriendo a través de una mullida alfombra. El silencio era total, quebrado únicamente por un ocasional murmullo del individuo en la cama, quién no era otro que un elfo de cabellos rubios y parecía tener pesadillas. La mujer alzó su mano extendida en dirección hacia el sujeto. Unas palabras surgieron de sus resecos labios con un tono monótono. La luz centelleó purpurea y el elfo se incorporó asustado y desconcertado. De su interior surgió una luz brillante de tonos celestes, la cual tomó forma corpórea durante unos momentos para luego ingresar al báculo de la hechicera. Se trataba del ánima. Aquel sortilegio no era otro que el conocido como el Guardián de Almas, capaz de arrebatar el espíritu mismo a la víctima, asesinándola de una manera cruel y ruin. El elfo observó a la mujer con los ojos abiertos de par en par, llevándose las manos a la garganta como si no pudiera respirar. Sus ojos se tornaron vidriosos y lentamente se derrumbó hacia un lado, acallando su respiración en un estertor final. Su última mirada se posó en su ejecutora, aquella mujer con la que se había casado y con quién había pasado gran parte de su vida, concibiendo un hijo incluso. Ella lo miró con aquellos ojos vacíos, sin brillo ni color. Y entonces una voz susurró entre las hojas de los libros, en el interior de aquel pequeño cuarto. - Elnher, aquí termina tu pobre existencia. El portador de la voz se materializó en el cuarto, un arquero de ropajes oscuros y ojos ígneos, con un arco de fuego negro en su mano siniestra. Había manipulado a través de sus poderes a la dama para que ultimara al elfo, no porque fuera incapaz de hacerlo él, sino porque así lo encontraba más divertido. Mirando el cadáver de su padre, Sithel sonrió con mofa y agregó: - Gracias madre por acabar con él, veo que el amor no supuso una barrera entre ustedes. * * * El crepitar de las antorchas se mezcló con los susurros de órdenes impartidas por un caballero de porte noble llamado Fardog, capitán de la guardia de Ulren Asir. - Quiero a los arqueros apostados cerca de la ventana, si llegan a ver que la hechicera se escapa acaben con ella inmediatamente. Ustedes dos conmigo – dijo, señalando a sendos guerreros que llevaban cotas de mallas y el uniforme de la guardia - subiremos ahí. De un golpe y sin previo aviso, los tres guardias quebraron la puerta de la casa y entraron, rápidamente corriendo hacia el dormitorio donde les habían reportado que había tenido lugar un horrible asesinato. Una alturian lloraba arrodillada al pie de la cama, sobre la cual se encontraba la figura inerte de un elfo. Fardog se adelantó y juntó las manos de la mujer con fuerza. - No quise hacerlo, no quise hacerlo, no fui yo, no fui… yo lo amaba… no, no pude… – sollozó la mujer, hasta que una mordaza selló sus labios como medida de precaución para que no invocara hechizos. - Uriannas, quedas apresada por el asesinato del elfo Elnher. Serás enviada a Fisgael dónde una corte decidirá tu sentencia. Mientras los guerreros cubrían el cuerpo del yaciente y Fardog llevaba a la mujer afuera, una sonrisa taimada de dientes blancos apareció en las sombras. Las piezas habían sido dispuestas según sus designios en el tablero. Los hilos de su enorme red estaban ya en movimiento. Las marionetas de aquel enorme teatro debían cumplir su papel, al pie de la letra, y él, titiritero de la obra, se encargaría de que así fuera. * * * La herida cerró tan rápido que pareció como si nunca hubiese existido. El semielfo alzó la cabeza, dispuesto incluso a rendirse a los pies de la conjuradora que le había salvado la vida; pero ella rechazó sus agradecimientos con altivez y frialdad. - No, no me agradezcas, no me interesa. Agitó su rostro moviendo sus ondulantes cabellos rojos en una actitud de desafío y vanidad para luego seguir caminando hacia la ciudadela. Se había encontrado con aquel joven arquero elfo en las cercanías de Raeraia, ciudad a la cual deseaba llegar antes que cayera la noche. Había sido un día agotador para la conjuradora, pues había recorrido toda la distancia desde el Fuerte Herbred hacia la Muralla, encontrándose en el camino con dos cazadores ignitas de los cuales supo escapar hábilmente. Sonrió despectiva al recordar aquel encuentro, al rememorar la inutilidad de los enemigos al lanzar ella sobre sí misma sus formidables sortilegios de protección. Para la mayoría de la población el típico mago blanco debía ser de temperamento tranquilo, paciente, noble y humilde, capaz de sacrificar su vida en beneficio de sus compañeros. Esta hechicera era el patrón opuesto de dicha descripción, y sin embargo era una de las más hábiles y bellas conjuradoras de toda la historia. Fría, orgullosa y engreída, pero también dulce, enigmática y encantadora, así era Har, dual como el océano, hechicera de cabellos carmesí del heroico clan Fuego de Fénix. Entró a Raeraia con aspecto agobiado. Uno de los guardias se aproximó con la intención de ayudarla pero ella lo rechazó en tono gélido. Los dioses sabían el nivel de cansancio que tenía, pero no deseaba ni anhelaba la ayuda de nadie. Finalmente llegó a su hogar. Anochecía y las luces de la ciudad comenzaban a encenderse. Musitando una palabra arcana, Har removió el hechizo que guardaba el umbral y que impediría que cualquier intruso ingresara allí. Al entrar dejó el báculo apoyado sobre la pared, se quitó su ropa y se arrojó directamente a la cama. Refunfuñó desde su posición al escuchar unos suaves toques en la puerta unos minutos después. Incorporándose, se puso una capa para cubrirse, caminó hacia la puerta y la abrió. Se encontró con una joven novicia que llevaba un pergamino en su mano. - ¿Qué? – demandó, algo irritada. - Ehm… mi señora… ehm… - tartamudeó – Me enviaron esto para usted, llegó hoy temprano a mi señor Celebrian, quién me pidió que se lo entregara a usted. Har tomó el pergamino y despidió a la novicia con una sonrisa y unas palabras afectuosas, lo cual dejó aún más desconcertada a la niña. Entrando nuevamente a su estancia, la conjuradora dejó la capa sobre una mesa, abrió el pergamino y lo leyó. Se detuvo al final y volvió al inicio, esta vez pasando las líneas mucho más rápido, como si intentara confirmar lo que acababa de leer. Con el rostro pálido, alzó la vista del papel y cruzó su hogar para buscar su túnica y cubrir su cuerpo. Justo en ese instante, un fogonazo de luz apareció en el centro de su hogar, secundado por un torbellino de viento que impulsó a la joven muchacha hacia atrás. Un hombre vestido con una túnica de tonos verdosos mezclados con negros apareció erguido en el centro del huracán, para luego derrumbarse inconsciente en el suelo con un sonoro estrépito.
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Tuor
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03-21-2009, 12:10 AM | #99 |
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Tuor, felicitaciones, un relato en el que me pones los pelos de punta y solo apareces en los ultimos dos renglones, soberbio.
Que bien que manejaste la intriga. Adelante , amigo.
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Hugo El que me conoce, sabe como ubicarme ... |
03-21-2009, 12:39 AM | #100 |
Baron
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Gracias hugo ^^
No se si lo notaron () pero en cada capitulo incluyo una imagen relacionada con el mismo. La idea siempre fue hacer suficientes imágenes para armar un gif animado, y habiendo superado el décimo capítulo, acá va la primera versión de este gif
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Tuor
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