La Historia de Icewizard

[Adriaan]

Originally Posted by Asca

Bien, Icewizard me dijo que yo siga la historia que el se retiraba, mañana mismo empiezo a escribir sobre su muerte :º

No me vas a matar no? D:

[Icewizard]

Importante favor

-Le juro que intento comprender, pero no lo consigo.- le dije a mi diosa mientras ella continuaba danzando en su claro mientras yo la miraba sentado. Sus lobos rodeaban el claro con cautela.

Mi vida era muy difícil desde que Guaje se fue. Flav y Cori se fueron en su busca hace ya más de un mes. Sinna estaba destruida emocionalmente, Erwene solo se limitaba a mirar el bosque y rezar en silencio. Olga y Poeta organizaban a los guardias para lo que se avecinaba. Árema, la diosa de los bosques, apareció en mis sueños para darme un mensaje. Noche a noche, sueño a sueño, ella aparecía y me contaba la historia de ella y sus hermanos, con quienes se encontraba en guerra desde el inicio del tiempo.

-No es difícil de entender.- dijo ella con infinita paciencia.- Mi hermano, Noíus, ha encontrado a su campeón al mismo tiempo que tu perdiste un aliado.-

No quería pensar en ello. Árema intentó decirme aquello una y otra vez, pero yo me negaba a la idea.

-No podría matarlo, no podría.- repetí tontamente.

-Por eso mismo Noíus lo ha escogido, hará lo imposible para conquistar este mundo, para acabarme…- y su voz murió en la última frase.

-Nunca.- dije negado.- No dejaré que pase.-

-Eres amable, campeón mío, pero si es cierto lo que dices y no podrás con Guaje, entonces ya no tengo salvación.- el lobo plateado de Árema la rodeó y se lamentó junto a ella. Ambos se sentaron en el suelo.

-Pero… ¿Y Sinna, Erwene, Flav y Cori? No me lo perdonarían.- dije.- Ese es mi real miedo.-

-Mi niño, ¿acaso crees que los junté para luego separarlos? Creí que me conocías mejor.- y Árema rió.

-No, pero… no sé si será lo mismo.- luego miré al suelo, aún decepcionado de mi futuro.

-Eso no lo sé yo tampoco, no soy diosa del futuro. El tiempo siempre fue libre.- luego Árema suspiró para quedarse en silencio un breve tiempo.- Pídele ayuda a Sinna, dile de mi parte que será recompensada.- ideó finalmente.

Poco a poco mi visión se tornaba borrosa.

-Buena suerte, mi campeón.- susurró la diosa.

Desperté exaltado. Ya casi amanecía, todavía se veían algunas estrellas en el cielo. Estaba fresco, pero de todas formas salí a tomar un paseo. La brisa me acompañaba, o mejor dicho, Árema. Caminé entre la aldea. Me preocupaba ella, que con tanto esfuerzo logramos fundar. Éramos invisibles ante los demás, no éramos ni una amenaza ni un interés económico importante como para llamar la atención. Sin embargo, no éramos invisibles para los demás dioses.
Continué mi silenciosa caminata y finalmente encontré a Sinna, quién estaba recostada sobre un árbol mirando las estrellas.

-Bonito amanecer, ¿no?- preguntó distraída.

-Sí, lo es.- respondí sonriendo levemente.

Nos quedamos en silencio mirando el horizonte.

-¿Hay algo que necesites?- preguntó después de un rato.

-¿Yo? Sí, necesito algo muy importante.- respondí mirando mis pies.- Necesito que me enseñes a pelear, tú eres la mejor hechicera que conozco.-

Ella continuó contemplando el amanecer.

-No puedo.- susurró.

-Lo necesito, solo tú puedes ayudarme.- rogué. Me senté a su lado pero ella me ignoró.- Es la única forma de salvarle…-

Se puso de pie y comenzó a llorar.

-¡No puedo ayudarte a que mates a mi hermano! ¿Qué no entiendes?- gritó. Su voz hizo eco en el bosque vacío.

-¡Él ya no es Guaje! Está hechizado, lo sé. No lo mataré, no quiero hacerlo. Pero tampoco puedo dejarme morir.- incluso yo comencé a elevar mi voz.

Sinna se quedó en silencio. El viento la despeinaba. Sus ojos estaban rojos y derramaban lágrimas.

-Árema te recompensará, créeme.- le dije en un intento desesperado.

-Sólo te enseñare a defenderte, al menos por ahora.- dijo suspirando. Sin decir nada, se fue. Lo había conseguido.

A la mañana siguiente, cerca del corazón del bosque, me re encontré con Sinna. No se veía feliz.

-Comencemos de una vez.- dijo fría.

Nos enfrentamos, desde entonces, día y noche. Sólo nos quedaban pocas semanas para la gran batalla.

Continuara

[Adriaan]

Mañana lo leo querido (?)

[AleBvk]

-.- Texto, texto.

[CRISTINA15]

Muy buena historia ^^, tengo muchas ganas de ver cuando aparezca yo
Ptda: Rors cuando uno comenta dice algo no caritas DDD (?)

[Icewizard]

Bueno chicos:

A partir de ahora los capítulos van a estar divididos en 3 (No todos, pero algunos sí)
Como la historia esta narrada en primera persona, lo que tuve que hacer es partir el capítulo para que cada protagonista contase su versión.

Espero lo disfruten ^^

[Icewizard]

El camino de los campeones

Despertarse sudando en medio de la noche es molesto. Despertarse sudando en medio de la noche porque tu diosa en sueños te dice “Es el día” es incluso peor.
Por durante casi un poco más de un mes esperé este momento, sabía que llegaría, solo que siento que aún no estoy listo. Sinna entrenó duramente conmigo, pasábamos tanto tiempo juntos que incluso nos adoptamos uno a otro. Aunque nuestra prioridad era entrenar, siempre nos deteníamos unos momentos a descansar y hablábamos de nuestro pasado. Poco a poco nos conocíamos.
Un día inesperado, la compensación de Árema llegó. ¿Quieres saber que era? Árema me dio un tío. Sí, un tío. Era Talego, un joven cazador que deambulaba por el mundo y sus aventuras le cruzaron con Sinna. Talego observaba nuestro entrenamiento, bueno, observaba a Sinna todo el tiempo. Sí, al comienzo de su relación sentía celos de él. No se confundan, era una parte de mí que desconocía. El afecto que tuve con Sinna no lo había tenido con nadie y para que luego llegue un aventurero y se la lleve.

-Es hoy.- le dije a Sinna. Estaba junto a Talego en nuestro lugar de entrenamiento, en el bosque. Si cuando la necesitaba ella no aparecía, debía buscarla en el bosque mientras cazaba con el tío.

Ellos se miraron con miedo.

-¿Estas seguro?- me preguntó.

Asentí con la cabeza.

-¿Esta todo listo?- preguntó Talego.

-Casi, solo necesitamos pedir ayuda de las otras ciudades.- respondí con ansiedad.

-Entonces vamos.- dijo Sinna.

El tiempo volaba, aceleraba y no frenaba. Nos encontrábamos en una carrera contra el tiempo. Ale, Olga, Cori y Flav partieron a pedir ayuda. Contábamos con ellos, aunque el duelo definiría todo, si perdía nada me aseguraba que el ganador no intentase atacar nuestro reino.
El pueblo ya contaba con una barricada defensiva vigilada por torres. Una parte de nuestros guerreros se quedaría a defender en caso de derrota. Sabía que era inútil, las fuerzas enemigas eran mayores.

-Saldremos de esta.- dijo Sinna mientras me entregaba mi armadura.

-Eso espero.- le contesté.

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-¡Señor!- dijo el capitán Ascaron.- ¡Las tropas están listas!-

-Que esperen afuera, Capitán.- oí decir a Cris.- Guaje aún sigue meditando.-

Estaba solo en una vacía habitación congelada, de hecho, todo el edificio era de hielo solido. Desde que Baldrick me enfureció y lo transformé a una original escultura de hielo, tomé control de estas tierras. ¿Golpe de Estado? Puede ser, no me interesaba. Nadie se opondría a que el Campeón de Noíus gobierne. ¿Quién mejor que el elegido del dios?
Hoy era el día. Me enfrentaría a los campeones enemigos. Noíus mencionó que no sería sencillo, sería un duelo que dejaría cicatrices en el tiempo. No me preocupaba eso, lejos estaba eso en mí. Sin embargo sentía algo extraño en el aire, algo anormal.
Llamé a Siulas y este entró volando derrumbando el techo. Le preparé para el viaje. Mi mitad hermano lobo, mi compañero, el único a quien le confiaría la vida además de Cris y Adrián. Siulas aulló con preocupación notable.

-Si no sobrevivo… por alguna extraña razón, huye a las montañas. Mi magia desaparecerá de este mundo si muero. Baldrick te dará caza.- le expliqué.- Pero calma, no me dejaré morir.-

Siulas entendió todo a la perfección, remontó vuelo y desapareció. Decidí que era momento de irme. Cuando estaba por salir, una presencia helada apareció detrás de mí.

-Noíus.- dije reconociendo su esencia.

-Guaje.- respondió al saludo.

El hombre azul ahora era una espesa neblina, su cuerpo era etéreo.

-¿Qué sucede?- le pregunté al ver su aspecto.

-Nada alarmante. Sólo que se acerca mi batalla también. Prefiero ahorrar mis energías para mis hermanitos.- respondió con tono de burla al final.

-¿Necesitas algo?- pregunté de nuevo.
-Que ganes.- respondió seco.- No falles.-

Asentí.

-Entendido, Señor.- y finalmente salí de la habitación.

-¡Cris, Adrián! ¡Nos vamos!- grité.

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Me hallaba junto a mi amiga Aelin. Nos encontrábamos en una habitación dentro de la catedral de Medenet. Estaba oscuro, los pocos rayos del sol que lograban traspasar los sucios vidrios dejaban ver un baile de polvo. Aelin me ayuda a colocar mi armadura de combate y al mismo tiempo me alentaba. Yo seguía distraída, pensando como es que todo esto pasó.
Era una noche de luna llena mientras paseaba por la playa. La luz plateada de la luna iluminaba con delicadeza cada duna y cada ola que chocaba con la orilla. El viento soplaba y era como una suave caricia a mi rostro. Era una noche perfecta hasta que el viento levantó una gran cantidad de arena. Me asusté, estaba indefensa. De golpe, un hombre salió de la arena. Vestía una armadura dorada muy grande. Llevaba un arco a su espalda y una espada en su mano izquierda. Su rostro estaba debajo de un casco con alas doradas y solo sus ojos, que eran profundos y de color arena, eran visibles. Era Esiso, fue en ese entonces que me volví su campeona.

-Ganarás, lo sé. Eres la mejor de todo el desierto, pradera y montaña que conozco. Nadie jamás te ha vencido en combate.- dijo mientras me hacía un rodete en el pelo.

-No puedo evitar estar nerviosa.- le dije con la voz muy baja.- Es solo que todo sucedió muy rápido.-

-Sí… no hace mucho solíamos vestirnos para bailes y fiestas importantes. Ahora vistes una armadura de guerra…- susurró con nostalgia.- Por cierto, dice el monje que Tornadito esta haciendo destrozos.-

Me reí. Tornadito era mi Preliator, era un pequeño dino de color rojo con pequeñas manchas café. Era cachorro aún, sin embargo era capaz de llevarme a las batallas a velocidades sorprendentes. Lo encontré cuando era un huevo en una expedición de caza y desde entonces estamos juntos.

-Seguro no le dan de comer lo suficiente. Pobrecito, debe de estar hambriento. Iré a verlo.- dije entre risitas.
Me puse de pie y tomé mi arco. Al salir de la habitación me tropecé con un sacerdote de poca categoría.

-Disculpe.- dijo con miedo.- No me castigue.-

-No fue nada.- dije y me marché con curiosidad.

Deambulé entre la catedral. Las antorchas iluminaban los angostos pasillos y sus cuadros. Eran imágenes religiosas y de antiguas batallas.
Estaba llegando a la puerta de la catedral cuando Rahman se interpuso en mi camino.

-Anita… que preciosa te vez así.- dijo en un intento de seducirme.

-¿Qué quieres?- le dije de forma seca.

-Dicen que hoy es el día y a juzgar por tu atuendo… mmm…- dijo mirándome atrevidamente.

-Sal de mi vista, que seas el que de ordenes aquí en la catedral no te da derecho a mirarme así.- le dije casi gritando.

Puso sus manos sobre mis hombros y se lanzó sobre mí. Comencé a gritar y le di un puñetazo en la cara, haciendo que se caiga al suelo. Saqué mi arco y apunté una flecha.

No vale la pena, su sangre no importa.

Dijo una voz áspera y ruda. Era Esiso.

Vete, monta a tu Preliator y pelea.

Dejé atrás a mi acosador, no sin antes darle una buena golpiza para que aprenda. Tornadito me esperaba con ansias.

-Vamos.- susurré a su oído.

Y comenzó a correr.

Continuara

[cdnn]

Lo que sea :_

[Icewizard]

Originally Posted by cdnn

Lo que sea :_

No ves que sos gil? :_

[CRISTINA15]

Jeje Nico te felicito muy buena historia, me re gustò. ^^ te quiero mucho groso