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La Taberna Un lugar para conversar sobre casi cualquier tema |
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01-20-2009, 11:18 AM | #11 |
Master
Join Date: Nov 2008
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me estan gustando mucho, ya podian sacar algun libro del regnum jeje
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01-20-2009, 11:27 AM | #12 | |
Apprentice
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Saludos
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Biersi, Deva, Marea, Guaxa, Chasca, Chssss - Clan EjeRcitO
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01-20-2009, 06:50 PM | #13 |
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Momento de reflexión
Todo estaba muy calmo esa tarde. Un día con sol y sin señales de enemigos a la vista. - Decidido, Volvamos chicos. - ¿Seguro Sync? ¿Ya te sientes bien? - Talek no estaba seguro si era lo correcto. - ¡Como nuevo! Eres un gran médico mi amigo. - Jaja, sólo es mi trabajo. Vamos entonces. Mith llamá a los muchachos, creo que estaban en la biblioteca. - ¿Dónde más pueden estar esos dos? Siempre con los cuernos en algún libro de hechizos.- El brujo comenzó a subir la escalera - ¡Hey chicos! ¡Estamos de salida! - Vamos, sólo un minuto - Black gritó desde arriba - Oiste Torg - Si si, creo que con esto terminamos. Que cosas interesantes tienen los libros del fuerte... El grupo de magos se despidió de los enanos que cuidarían el fuerte hasta que llegara un reemplazo. Nuevamente acordaron estar con la guardia alta, nunca se sabe que podría pasar. Sin embargo tuvieron un camino tranquilo hasta el cruce. - ¡Maestro cuidado! - Snowflake saltó delante de Mithrilo recibiendo una flecha en el pecho. - ¡¡Torg!! - Los magos divisaron rápidamente el árbol del que vino la flecha. - No quedaron ni astillas en el área de la que vino el disparo luego de la furiosa descarga de los compañeros del clan. Quien quiera haya sido era polvo ahora. - ¡Idiota!¡Esa flecha era para mi! - Mith sostenia al Uthgar mientras Talek se apresuraba a examinarlo. - ¡Demonios razgó su corazón! No puedo con algo así ¡Quédate conmigo chico!¿¡Me oyes!?- El brujo ya no podía contestar y simplemente se desvaneció. Los ojos de Torg se abrieron. Podía ver un techo de madera. Se incorporó un poco, pero su pecho le dio una punzada de dolor y cayó de nuevo en la cama. - ¡Hey! quédate quieto, tienes suerte de estar vivo. - Miró a un lado y noto a una Uthgar. Su pelo estaba trenzado y usaba una túnica celeste. - ¿Quién eres?¿Dónde estoy? - Alcanzó a preguntar. - Mi nombre es Morna Stonehearth, estás en el puesto de la muralla. Tus amigos te trajeron apenas vivo hace 3 días y yo me encargué de ti. Te dejaron esta carta, toma. La peluda le extendió un trozo de papel. Resumiendo, la carta tenía las gracias de Mith junto con algunos insultos por hacerlo preocupar y un dato extraño. Decía que la chica que lo atendió fue discípula de Maya, su madre. Torg y Morna conversaron acerca de Maya un tiempo. Ella estaba muy sorprendida de que él hubiera terminado siendo un brujo, pero luego de oir su historia comprendió. Ella le contó que Maya sólo le había enseñado conjuros de vida, era estrictamente médica y no conocía magias de invocación o hechicería. Continuaron así hasta que Snowflake relató la ocasión en la que se encontró con un ignita por primera vez. Sus puños se apretaban mientras contaba sus sentimientos al verlo. Ella se puso seria un momento y le dio una advertencia. - Escucha, si continuas luchando a los ignitas con odio en tu corazón, ese fuego que creas consumirá tu alma. - ¿¡Cómo te atreves a decir eso!? ¡Ellos mataron a mi madre!¡ A tu maestra! - ¡Lo sé! Pero el odio no te lleva a nada, debes luchar por defender la paz y la justica, no por la sed de sangre. - ¡Cállate! - Torg ya no quería oir esa voz que parecía ser su concienca haciendo eco en su cabeza. - ¿¡Sabés cómo se llama a un nigromante pirómano hambriento de venganza!? - ¿¡Cómo!? - ¡¡ELFO OSCURO!! Eso fue todo. Snowflake cayó sentado en la cama con los ojos perdidos y la boca abierta. Ella tenía razón y lo sabía. - Yo.. perdóname... - La médica se dio cuenta de lo que dijo. - No. Tienes razon... - Escucha, debes entender que tu lucha es por defender, no por destruir. Torg se puso de pie y comenzó a vestirse y acomodar sus cosas. - ¿Te vas? - Preguntó ella - Sería conveniente que descanses un poco más. - No. Necesito que el aire helado cierre mi herida, y necesito pensar. La próxima vez que vaya al frente pasaré a saludar. Luego de despedirse comenzó a marchar hacia Gokstad. Al final de la carta había un mensaje de que La Jihad haría una reunión en unos dias. "Quema a esos elfos con su propio fuego, haz que se pierdan en las sombras que ellos mismos llamaron a este mundo. Hazlo por tu madre, por mi, y más que nada ... por Alsius" Las palabras de su padre resonaban en su cabeza. Tal vez él no se refería a que los vengara, sino a que evitara que algo así sucediera otra vez. Evitar que hijos pierdan a sus padres en una guerra que ya era muy larga. Ayudar a terminarla de una vez. Un Uthgar terminando una guerra. Con paz o sin ella, no se podía seguir así. En cierta forma el calor que siempre ardía en su corazón estaba cambiando. La venganza ya no alimentaría el fuego de sus manos, lo haría el ansia de justicia, de paz, de tranquilidad. Se podría decir que su corazón, bajo el fuego y las sombras, siempre fue y sería el de un conjurador.
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-20-2009, 06:52 PM | #14 |
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Rie antes de llorar
Helluland, hacía tiempo que Torg no pasaba por el camino. No había cambiado en mucho, seguía repleto de osos y lobos. Pero muchos con quemaduras en la piel lo recordaban y decidian quedarse tranquilos mientras pasaba. Era gracioso, con tantas criaturas al acecho nunca había podido admirar el paisaje. Los riscos que daban a la costa, las llanuras verdes, los pinos liberando su escencia en el viento. De verdad parecía que el odio en su corazón se había apagado, pero no estaría seguro hasta comprobarlo en el frente. A pesar de conocer a muchos miembros, era la primera vez que Snowflake iba a reunirse con la totalidad del clan. Conocería mucha gente de la que había oido, como por ejemplo el líder del clan, Homaq. Meditando en eso vio de lejos el establo. Gokstad estaba bajo la colina, pero al atravezarla quedó sorprendido. Decenas de carretas repletas de guerreros esperaban fuera. - Sabía que el clan era numeroso... pero ¿qué es esto? - Pensó en voz alta. - Ja ja, debes ser Torg. Mith te describió bien. El brujo volteó pero no encontro nada detrás. - ¡Aquí abajo bestia!" ¡Donk! - Un golpe de maza en las piernas derribó al Uthgar. Un metro debajo de su línea de visión había una enana sosteniendo un enorme martillo de dos manos. Sabía que a los enanos no les gustaba que se refirieran a su altura así que simplemente preguntó - ¿Y tu eresss...? - Soy Bárbara - Respondió - Si eso lo veo, ¿pero cual es tu nombre? - ¡SOY BÁRBARA! ¡DONK!. Un duro martillazo en la cabeza y Torg quedó fuera de combate. El mago despertó dentro de la taberna. Estaba sobre un banco largo. Se incorporó y miró a su alrededor. Estaba lleno de guerreros, magos y arqueros de todas las razas que bebían alrededor de una mesa muy larga. - Miren despertó el suertudo jajaja - Un Uthgar en armadura no paraba de reir. - Shh Nico, de verdad fue suertudo. Si no me hubieras dicho que era del clan lo hubiera matado ahi mismo... - Arriba chico, ughh -el guerrero lo ayudó a levantarse- Soy Nico Vitale, caballero de La Jihad y esta niña es Soy Bárbara. Ese es su nombre y te recomiendo que no te burles ni de el ni de su altura si quieres conservar tu vida je je je. - No hay tiempo para presentaciones ahora, por favor Snowflake siéntate y terminemos con la reunión. Dijo el tirador en la cabecera, debía ser Homaq. Mientras se trataban técnicas de batalla referentes a los caballeros, tema en el que no estaba muy interesado, Torg revisaba las caras en la mesa. Sync Master, Mithrilo, Talek, Black Z, Selen, Robercop. Muchas caras conocidas alegraban su vista. Intentaba mientras reconocer a los otros por historias cuando el tirador se puso de pie. "Bueno terminadas las frivolidades seguimos con la presentación del nuevo miembro. Algunos ya lo conocen y hasta tuvieron la experiencia de luchar a su lado. El brujo Torg Snowflake, de los nobles Uthgar como pueden ver. Bienvenido. Siento que hayan pasado un par de años antes de tu presentación formal pero preferimos hacerlo en la reunión general" "Muchas gracias a todos. Un gusto conocerlos." - Entonces el brujo notó que si bien la concurrencia era importante no eran tantos como los que esperaban afuera - "eee, perdonen. ¿Acaso no había mucha más gente afuera?" Un minuto de silencio con miradas extrañas pasó seguido de una carcajada general. - jajaja ¡Vienen por la fiesta! -Mithrilo aclaró- Siempre que nos reunimos organizamos las mejores del Imperio. Toda esa gente vino porque vamos a encender este puerto. ¿¡Verdad gente!? - ¡¡SAAAAA!! Todos alzaron sus cervezas - ¿Alguna cosa que quieras tratar antes de que declaremos por terminada la junta y empecemos los preparativos? -De hecho una idea revolvía hacía tiempo la mente del brujo. Pero al ver tanta felicidad y hermandad en la mesa no tuvo el valor de arruinarla con una desición tan pesada. El Utghar alzó la cerveza que le acababan de servir. "¡Que empiece nomás!". Las luces que el puerto despidió esa noche parecían las de una batalla. La música podía oirse en todo el bosque de los alrededores. Continuaron celebrando hasta el amanecer. Ya pasado el mediodía comenzaron a despertar uno a uno. Cansados pero a la vez relajados empezaban a despedirse todos y a acercarse a la puerta del pueblo. Torg esperaba junto a los guardias y le pidió a La Jihad que lo escuchase un momento. - Lamento no haber dicho esto en la reunión, pero quería que todos la pasaran bien antes de considerar esto. Las miradas fijas en el mago esperando sus palabras. - Todos estamos sufriendo mucho en esta guerra. Y creo que podemos terminar todo. - ¿Qué quieres decir? ¿Que terminemos la guerra? ¿Quieres que nos rindamos?. Los gritos de algunos ofendidos se elevaban furiosos. - ¿Rendirse? ¡Nunca! ¿Retirarse? ¡Jamás!. Estoy hablando de atacar en serio. Nada de tomar un fuerte, ¡Si nos organizamos podemos invadir Ignis y Syrtis! - ¡Maldita cabra! ¡Te volviste loco!¡Ni con todo el clan podemos pasar esa muralla, y si lo hicieramos no lograríamos nada! - ¿QUIEN DIJO QUE IRÍAMOS SOLOS? Todos callaron. - Marchemos a Montsognir a hablar con el Emperador. Es hora de que Alsius se levante unido y ponga fin a esta masacre sin sentido que lleva años desgarrando nuestra nación. - El silencio seguía, pero se podían ver los ojos de todos encendidos con los recuerdos de la guerra que venían cargando en sus hombros. Homaq dio un paso al frente -Sabes que no hay vuelta atrás una vez que hagamos esto. Es vencer o desaparecer. - ¡Vamos! ¿Acaso no es así siempre? ¡Díganme todos por qué luchan y dejan caer su sangre cada vez que cruzan las puertas! - ¡¡¡POR ALSIUS!!! El bosque entero calló luego de semejante grito de batalla. Los miembros de La Jihad, rodeando el centenar de guerreros, avanzaban por el bosque que seguía en silencio luego de su grito. Parecía que les temia...No...Que los respetaba. Mientras se acercaban a Montsognir pensamientos de despedida a sus familias, de estrategias, de duda zurcaban sus mentes. Excepto una. El Uthgar de túnica oscura que llevaba un báculo y un libro en sus manos tenía muy clara su mente. ¡Esto va a terminar de una vez!
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad Last edited by tomastomas; 01-22-2009 at 09:33 PM. |
01-22-2009, 09:26 PM | #15 |
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La desición
Por los pasillos de piedra del castillo de Montsognir, una figura corre apresurada. Casi cayendo en las esquinas, y atropellando a sirvientes y guardias por igual, el nordo flacucho se adentró en la cámara del trono. Entrando de sorpresa y deteniéndose para descansar se dio cuanta que había olvidado la formalidad e hizo una gran reverencia. Una figura de armadura dorada estaba sentada en el trono. Miraba con cierta sorpresa al mensajero exhausto. Luego de recobrar el aliento dijo: - Su majestad, ¡El clan La Jihad está entrando en la ciudad! - ¿Y por eso vienes tan exaltado? jajaja me diste un buen susto chico. Es usual que los consejeros de los clanes vengan a traerme noticias o a pedir permisos... - Mi emperador...¡Son todos!. Interrumpió - ¿A qué te refieres?.- La mirada del gobernante cambió. - A que todos los miembros estan entrando a la ciudad, ¡son más de cien y siguen llegando! Solicitada una audiencia, los más importantes miembros se dispusieron a encontrarse con el regente. Homaq le pidió a Torg que los acompañe, tenía mucho para explicar. El emperador abrió la discusión - Clan La Jihad de Alsius... jamás en mi periodo al mando había oido que se reunieran en su totalidad. ¿A qué se debe esto? - Mi señor... - comenzó Sync Master - uno de nuestros Leviatanes trajo una importante idea a nuestra consideración y pensamos apoyarlo. Nos gustaría que lo oyera - ¡Da un paso al frente Leviatán!, preséntate y dime qué tienes en mente para movilizar semejante cantidad de soldados. - Soy Torg Snowflake su majestad, hijo de Triggon Snowflake, brujo del Imperio. Voy a hablar sin rodeos... se que podemos terminar la guerra y reclamar los territorios en disputa. Quiero pedirle que llame a la junta general. El nordo en armadura dorada dio un suspiro profundo y volvió a mirar al Uthgar. - "Eres la viva imagen de tu padre. Noticias de tus hazañas han llegado hasta aquí, pero también lo hacen de muchos otros guerreros... - ¡Señor!, La fuerza del Imperio y sus valientes guerreros son más que suficientes para vencer, sólo debemos usarla bien para evitar todas las bajas que podamos. - JA JA JA, Eres sin dudas idéntico a tu padre. Ganar una guerra con pocas bajas. Se lo debo a Triggon, convocaré a la junta. Más vale que sepas de lo que estás hablando Una semana pasó hasta que llegó el día de la junta. Se levantó un gigantesco campamento a todo lo largo del Valle de Kheled para dar habitación a los miles de alsirios que llegaban de todas partes, cargando estandartes de sus clanes junto con el del reino. Nombres como Las Sombras, La Fragua, El Peor, La Legión, Los Thugsters, Disney, Valhalla, Avalancha, TOD´s, La Camada y bastantes más resonaban en los oídos de todos. Muchos de los guerreros se dirigieron a la casa de correo para escribir cartas a sus familias. Otros -que eran de la ciudad- fueron a pasar por sus hogares. Algunos se dirigieron con los herreros, armeros, carpinteros, encantadores y sastres. Los Titanes y consejeros entraron a la sala de consejo, nuevamente pidiéndole a Snowflake que fuera con ellos. - Muy bien líderes, la situación es la siguiente. Ya ha pasado tiempo desde que formaron sus respectivos clanes y sus miembros han alcanzado una fuerza increíble, formando un conjunto de habilidades particulares y de lucha en equipo que nos permiten la consideración de los siguiente. Vamos a terminar la guerra. Para sorpresa del emperador nadie reaccionó ante esta proclama. - Disculpe majestad pero ya todos habíamos oído de la situación, fue por eso que trajimos a todos nuestros hombres. La cuestión principal sería cómo tomaremos acción.- Uno de los representantes ponía con esto las cartas sobre la mesa. Muchos pensaban y murmuraban. Algunos decían que enviáramos llamados de paz, pero eso ya había sido intentado antes. Otros que los pongamos uno contra el otro con más ferocidad y que se masacren solos, pero eso ya parecía imposible a estas alturas. Uno incluso llegó a decir que -"Si tomamos un par de fuertes tendríamos una buena posición para negociar" Un enano saltó y con un grito clavó su hacha de doble filo en la mesa. - ¡¡Están pensando como elfos!!, ¡¡Simplemente vayamos a cortarles las cabezas!! - ¡Eso es!. Torg se puso de pie. - ¿En serio?... digo ¡Miren, el peluche me apoya! - No, me refiero a que deberíamos "cortar sus cabezas". Si logramos secuestrar a sus líderes la batalla es nuestra. Los syrtenses le son muy leales a su rey y sin su sumo sacerdote no hay quien dirija la furia de los ignitas. - Mmm, no es mala idea - al emperador le gustó como pensaba el jóven mago - ¡Manos a la obra!, planeemos como hacer esto, gente. Una hora más tarde el gobernante convocó al pueblo a la plaza de Montsognir. Desde arriba de la pared del frente comenzó a dar el siguiente discurso. ¡Mis hermanos! Incontables años de guerra han lastimado nuestro espíritu, destruido nuestras familias y desgarrado a la tierra misma. Los vengativos ignitas y los traicioneros syrtences nos han arrastrado a este conflicto suyo. ¡Pero es suficiente! -la concurrencia estaba en completo silencio atrapada por las palabras del caballero- es hora de dejar de defendernos... ¡y atacar! Es en este día que les pido que se unan a mí bajo el estandarte del hielo, no para que vayamos a la guerra, ¡¡Sino a la victoria!!¡¡Ignis y Syrtis caerán!! Los gritos que se soltaron ese día resonaron por toda la tundra helada. En ese instante un guardia en la muralla verde levantó su oreja y miro al norte. - ¿Qué sucede? - preguntó su compañero. - No lo sé, me pareció oir algo...tengo un mal presentimiento
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-22-2009, 09:28 PM | #16 |
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La caída del gran árbol
La monumental armada alsiria partió rumbo al oeste llevándose consigo a todos los guardias de la frontera. El emperador ordenó a todos los civiles que se refugiaran en la isla de iniciación en caso de que hubiera un ataque mientras luchaban y como medida preventiva envió brujos a destruir los dos puentes conectores con Ignis y uno de los de Syrtis, dejando solo uno para cruzar. Como había prometido, Torg visitó el puesto de Morna. - Hola, ¿estás aquí?. -El cornudo se asomó por la cortina de la entrada. - ¡Torg! -la Uthgar le dió un gran abrazo al brujo haciendo que se sonroje un poco bajo su pelaje. Pero ella lo fue soltando y dijo "oi las noticias...promete que te cuidarás, no quiero que vuelvas a aparecer por aquí con el corazón atravesado" - Tranquila... no planeo morir. No es que no pudiera pasar... Supongo que irás a la isla con los civiles - Sí, no podría soportar estar en ese pandemonio al que te diriges. - Atacaremos Syrtis primero. Necesitamos sus armaduras encantadas para enfrentar las hordas de hechiceros de Ignis y el trabajo de sus carpinteros es muy bueno también. Sus armas ayudarán a nuestras filas de arqueros - Recuerda que lo principal es terminar con el odio... sino la guerra solo se hará mas fuerte. - Si. Yo ya lo dejé ir. Me pregunto si los elfos podrán hacer lo mismo... - Ve, la fila casi termina de pasar. Yo rezaré por ti. Rezar por un brujo que juega con fuerzas infernales... Bueno no tenía porque rechazar cualquier tipo de ayuda. - Te veré en unos dias. Adiós La interminable hilera de soldados avanzó pasando por Aggersborg y luego giró al sur a Trelleborg para sumar también a los guardias allí asentados a las filas. Si todo resultaba bien los fuertes ya no serían necesarios. Habiendo alcanzado el puente, el gigantesco grupo se tomó un momento para descansar. El emperador repartió entonces unos sobres con órdenes para los líderes de los clanes. Homaq leyó rápidamente las de La Jihad. Vamos, somos el primer grupo en partir y cruzar el puente, saldremos con otros clanes bordeando la costa al oeste Torg se levantó y tomó rumbo junto a sus compañeros y la mayoría de los clanes. A excepción de tres. Notó que Las Sombras habían desaparecido entre los árboles frondosos del reino verde, algo que era usual en ellos. Avalancha y los Thugsters tomaron dirección a Algaros y Herbred respectivamente. Snowflake se acercó a su viejo maestro. - ¿Cual piensas que sea la idea? Mithrilo lo miró serio como había hecho contadas veces - Mira, los elfos del bosque tienen un sistema político algo débil. El rey necesita constantemente demostrar que es poderoso y que cuida al reino para no sufrir una rebelión. Cada vez que alguien toma uno de sus fuertes él va con sus mejores soldados al castillo y envía unidad tras unidad de guerreros principiantes a ser masacrados. Luego él ataca con su guardia de élite y vence fácilmente abusando del cansancio del enemigo. El jóven mago, horrorizado por el trato que el elfo daba a sus propios hombres, no podía mover los labios. - Creo que entiendo el plan del emperador. Quiere que se tomen ámbos fuertes para que el rey salga de territorio seguro y entre al castillo, allí lo atacaremos con todo lo que tenemos. Pero no va a ser fácil, además de su escolta personal, el castillo tiene una base donde los guerreros más fuertes se reúnen por el miedo que su soberano tiene de ser atacado. - Entonces esto va a ponerse pesado... - Al fin dijo Snowflake. - Es una manera de verlo. Los dos peores factores en nuestra contra son el terreno que les es favorable y que el rey elfo es un gran arquero. Cada vez que el castillo es atacado él simplemente se asoma por la ventana de la torre más alta y comienza a disparar flechazos que golpean de la forma más certera incluso antes de que alcancemos las paredes... Ámbos miraron el suelo un momento pero entonces Mith volvió a sonreir como siempre. - Tendremos que patearles el trasero con más fuerza aún JA JA JA. Desde la cima de la loma en la que se encontraban podía verse el castillo de Syrtis. Imponente y hermoso, parecía que no estaba hecho para la guerra. Pero las apariencias engañan. Puestos de tiro hechos de plataformas de madera y pequeñisimas endijas cubrian todo lo ancho y alto de las murallas. Ya de por sí los arqueros eran poderosos, con esa defensa de roca eran insuperables. El emperador sacó su enorme espada de su vaina y apuntó en dirección a la enorme construcción. - ¡Mis hombres! Este es el primer paso a nuestra ansiada victoria. Detrás de esas paredes se oculta el temeroso rey de los traidores elfos del bosque y sus igualmente avariciosos y orgullosos cómplices. Es en este día que traeremos orden y paz a estas tierras corruptas. ¡Vamos hermanos!¡¡¡Carguen!!! - ¡¡¡POR ALSIUUUUS!!! El terrible bramido de batalla junto con el tronar de las armaduras aplastando el césped y la tierra llamó inmediatamente la atención de todos en el castillo. - ¡A sus posiciones!¡Los infieles atacan!. -el gobernante llamó a sus soldados desde el balcón de la torre- ¡Traigan mi arco y despierten a Dálalu! Un caballero le alcanzó su gigantesco arco de metro y medio de largo junto con su flechas de punta de amatista. - Señoria, su hija necesita descansar... aún no se recupera de la derrota en Aggersborg y... -una de las flechas del rey se clavó en la pared a menos de una milésima de milimetro de la puntiaguda oreja del espadachín. -Dije que la alisten para la batalla ¡¡YA!! El sol de la tarde se vio cubierto por una lluvia de flechas. Escudos de acero y mana cubrian a los soldados, pero a medida que se acercaban más y más quedaban tendidos en el camino. Se podía ver que el miedo en los ojos de algunos comenzaba a vencer al valor. Pero entonces como un augurio divino...nieve. El sol fue cubierto por una oscura nube más negra que la noche y una terrible ventisca se desató. - ¡¡Los dioses están con nosotros!!¡¡El terreno ya no será una molestia y los arqueros no podrán disparar desde la muralla!!¡¡VAMOSS YAAAARRR!! Los alsirios recobraban el coraje y cargaban con mas fuerza. Una duda cruzaba la mente del mago así que miró hacia atrás y confirmó sus dudas. Black Z estaba usando todo su poder desde la loma para crear las nubes de ventisca y cubrir el ataque. Algunos se quedaron para defenderlo así que simplemente continuó avanzando confiando en que su amigo sabía lo que hacía. Sin muchas opciones el rey ordenó que bajaran la puerta y salierann todos a enfrentar al enemigo. Una figura femenina con una túnica blanca entró a la habitación de la torre. - Padre, aquí estoy. Voy a luchar... a protegerte. - Dálalu, sabes que no lo pediría si no fuese una situación dificil -viendo que le faltaba algo de entusiasmo a su primogénita agregó: - Sabes, todo Alsius está atacando. Me engañaron tomando los fuertes para que dividiera a las fuerzas, de seguro que el resto de su armada se acerca -la joven lo miraba sin entender a qué se refería. - Estoy seguro que el brujo que te hizo esa cicatriz en tu hermoso rostro y las cabras que lo ayudaron estan ahí. Los ojos de la joven centellaron con luz dorada. "¡MALDITOS!¡ARUINARON LA PUREZA DE MI ROSTRO!¡¡¡LA LUZ LOS QUEMARÁ POR SIEMPRE!!! La energía brotaba de sus puños cerrados. Sus uñas se clavaban en sus propias palmas por la fuerza que ejercía. La elfa decendió las escaleras a toda velocidad y saltó junto a los soldados que cruzaban la ahora abierta puerta. Las filas chocaron y el brujo se dispuso a lanzar sus hechizos como de costumbre. Pero era diferente, la adrenalina disparaba por sus venas haciendo que sus pelos se erizaran y sus garras se asomaran hambrientas. Sus ojos saltaban de un lado a otro atestiguando pequeños enfrentamientos. En medio del caos y la nieve que seguía bombardeando el campo, buscaba a sus compañeros. Glacihus y Rober ya se habían adentrado en medio de la batalla. La terrorífica máscara de acero del nordo paralizaba a los syrtences. Por su parte Rober no perdía el tiempo, se podía saber dónde estaba porque se veía a los guerreros caer súbitamente. ¡Se había distraído! Un espadachín comenzó a atacarlo y el brujo sólo podía intentar escapar a sus cortadas. Una flecha gelpeó su hombro y lo tumbó. Cuando levantó la vista el alturian se preparaba a terminarlo cuando un gigantesco oso albino se abalanzó sobre él. - ¡Cuidado idiota! Le prometiste a tu amiguita que volverías. Elisabeth apareció montada en un enorme lobo. -¡Ataca brujo!¡Están empezando a retroceder!" Dijo y se montó a un grifo perdiéndose también en la neblina helada. Ya habían pasado 25 minutos desde que comenzaron la pelea. Y los ánimos estaban lejos de disminuir. "¡Torg!" Selen se puso espalda contra espalda y se cubrieron mutuamente mientras repartían flechas y bolas de fuego. - ¡Levanta tu pie derecho ya! -haciendo caso inmediatamente esquivó una flecha que se clavó en el piso. - ¡Sabrina! ¡Torg tiene una herida! La enfermera avanzó entre los soldados mientras su lich la protegía. -Quítate la flecha detendré la hemorragia. De nuevo obedeciendo a una compañera al pie de la letra, se quitó el proyectil que tenía en el hombro. La punta de amatista, un regalo del mismisimo rey. - Listo, ahora ¡Escudar! Una hombrera del mismo material que las burbujas de mana que usaba se materializó sobre la herida. - ¡Sigamos! Como venían haciendo todos los que se cruzaba, sus aliadas desaparecieron en la ventisca. Cuarenta minutos desde que empezó la batalla. Se oyó un trueno y un enano salió disparado entre las nubes. Todos miraban atónitos la trayectoria del bajo que terminó en el río. Una parte de la hilera empezó a retroceder por no decir que corrían temerosos. De entre la neblina un gigantesco Zarkit de 20 metros de altura infundía terror entre los hombres. En su hombro una elfa de túnica blanca lanzaba misiles arcanos y gritaba. - ¡¡SYNC MASTER!!¿¡DONDE ESTAS MALDITO COBARDE!?¡¡APARECE Y ENFRENTA LAS CONSECUENCIAS DE TUS ACTOS!! Entre los asustados que corrían un gorro de punta blanca avanzaba hacia la monstruosidad. El hechicero notó al nordo que le habian presentado como Rocan recitando un extraño encantamiento. Finalmente dijo algo que si entendió. "Gracias por la nieve Z" sus manos se encendian con luz blanca. El piso se rompía en pedazos mientras enormes rocas se reunían en el cielo con la nieve que ya había caido. - Si el alsirio no lucha junto a la montaña...¡¡La montaña luchará junto al alsirio!!¡¡CRYSTALLUS PETRO MAXIMUS!!" Una figura conocida al brujo se alzó entre los suyos. ¡El olvidado! El giantesco golem de roca y hielo con el conjurador en su hombro cargó contra el demonio. - ¡El dios de las montañas lucha con nosotros!¡Victoria! Si algo había que reconocerle a los hijos del hielo era que se motivaban fácilmente. Un brutal boxeo entre ámbos gigantes terminó con el Zarkit cayendo sobre el castillo y destruyendo toda la entrada junto con la mitad de la muralla. La elfa había caído con él pero no aparecía a la vista. Una hora había pasado cuando se escuchó un cuerno gigante soplar y el ruido del acero se detuvo. Los syrtences dejaron caer sus armas. Black -exhausto- por fin detuvo la ventisca que se disipaba rápidamente. De las paredes del castillo colgaban enormes banderas blancas. ----------------------------------------- sigue abajo
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-22-2009, 09:28 PM | #17 |
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El rey estaba en el balcón y dijo a sus hombres que lo miraban con decepción.
- Es suficiente, fuimos derrotados. No quiero que se desperdicien más vidas Los elfos agradecieron a su benévolo lider. Nadie podía ver que un arquero con capa y armadura negra sostenía una flecha del mismo color contra el cuello del cobarde. Todos los guerdias estaban amarrados y amordazados mientras que sus puestos habian sido tomados por más miembros de Las Sombras. El tirador finalmente habló. - Di la verdad basura, si no fuera porque te obligamos a rendirte habrías sacrificado a todos e intentado huir ¿no es asi?. El elfo solo guardó silencio. El emperador le hizo jurarle lealtad y pidió que todas las fuerzas supervivientes se retiren dentro de las murallas. Por mas útiles que fueran sus arqueros el atacar Ignis con ambas fuerzas solo provocaría que el rencor se encendiera aún más. Se siguieron los planes y se tomaron el acero encantado y flechas especiales de Syrtis. Nuevamente el nordo de armadura dorada dijo unas palabras a sus seguidores. -Denle sepulcro a los muertos y traten a los heridos. Duerman bien. Mañana al amanecer sigue Ignis. Torg estaba sentado entre la nieve cuando Rober se apresuró a buscarlo. - ¿Que pasa? Déjame descansar un poco... - Es Black Z... él... está muriendo - ¿¡Qué dices!? -No esperó una respuesta, corrió toda la distancia hasta la loma donde estaba su compañero. Su piel estaba arrugada como la de un viejo y temblaba mucho. - Lo sabía, era demasiado para su reserva de magia -Talek explicaba- Gastó su propia energia vital para mantener la ventisca. No hay nada que pueda hacer..." - ¡¡Tonto!!¡¡Maldito idiota!!¡¿como fue que hiciste esto?!" Las lagrimas del Uthgar caían en el pecho de su compañero de sangre. Black empezó a toser y entreabrió sus ojos. "Torg...Ga..¿Ganamos?" - Si... Se rindieron - Bien... -una sonrisa se abrio en su prematuramente anciano rostro- Ahora podemos volver...a casa... ya puedo ver las montañas... La mano que sujetaba Talek cayó al piso. El conjurador cerró sus ojos con la palma de su mano "Ve con tus antepasados noble amigo" Entonces el brujo corrió con toda su energía hasta la meseta mas alta donde se podía ver todo el campo de batalla. Y soltó un grito de dolor como el que había soltado su padre aquella vez. A todos los supervivientes se les encogió el corazón sintiendo la profunda tristeza del peludo. - Falta poco... -pensó- Por ti, amigo, por tu sacrificio... ¡Juro que lo lograremos!
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-22-2009, 09:29 PM | #18 |
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Rompiendo el ciclo
Una semana es el tiempo que Alsius decidió tomarse para recuperarse, si bien pensaban atacar al día siguiente, como no tenían una estrategia fija para Ignis se prefirió esperar y rogar para no ser detectados antes de tiempo. Las ciudades de Syrtis mostraron ser ideales para descansar. Relajantes, de hermosos paisajes. La temperatura templada era extraña pero agradable a los habitantes de las montañas. Habiendo cierto sentimiento de alianza por parte de los grupos no hubo mayores problemas mas alla de alguna discución en un bar y algunos golpes, las armas permaneceron envainadas por suerte. A un día de cumplirse la semana un guardia medio elfo apareció trotando en el horizonte. Se dirigió a los lideres de clan que estaban conversando. "Señores, vi a un humano que se dirige al puente desde Ignis, parece un conjurador" "¿Es de los rojos?" Preguntó un enano. "No puedo distinguir su facción, lleva un gorro que tapa su rostro. Se que viene solo" "mmm" Homaq pensó un momento "¡Torg!" el Uthgar levantó la oreja y se acercó al tirador. Luego de haberle explicado la situación le dijo. "Vé a investigar e infórmame lo que puedas, si anda solo debe ser fuerte. Y lleva Esbirro contigo" Un Nordo vestido con cuero se acercó. "¡¿Y porqué tengo que ir yo?! No eres mi jefe para andar dándome órdenes. ¡jamás lo fuiste y jamás lo seras!" "¡Basta de berrinches idiota! yo tampoco quería esta posición pero me fue entregada. ¡Ahora obedece!¿O quieres solucionarlo con un duelo de tiradores?" Homaq sonrió levemente conociendo la respuesta. Esbirro enfurecido dió media vuelta y comenzó a caminar al norte. "Vamos chico, terminemos rápido con esto" Caminaron cerca de una hora bordeando el camino para evitar encuentros inesperados, hasta que por fin vieron a la figura blanca que descansaba cerca del puente en la orilla del rio. Ya habia cruzado al territorio del bosque. Esbirro preparó una de sus flechas y sacó un pequeño frasco con un líquido verde oscuro. "Esto es veneno de cobra espectral...no te imaginas por lo que pasé para conseguirlo pero puede paralizar en segundos, además de detener cualquier intento de magia. Es especial para magos jejejeje" Dejó caer una gota en la punta de la flecha y esta empezó a humear liberando un hedor insoportable. "Veamos si andas a escondidas luego de esto" Liberó la flecha a toda velocidad contra el mago. Pero esta se detuvo a unos centímetros de su objetivo. El humano se puso de pie y la flecha simplemnte flotó lentamente al piso. "siempre disparando antes de preguntar...¿no es así Esbirro?" El tirador dio un salto, corrió hacia el hechiero y se arrodilló frente a el. "¡Jefe, volvió para guiarnos!¿Puedo matar a Homaq para que reclame su lugar?" Dijo con ojos iluminados. "JAJAJA, eso no será necesario. Solo vengo para ayudarlos en la batalla. Mi viaje aun no termina" Levantó la vista hacia el Uthgar y preguntó "¿Y el quien es?¿Miembro nuevo?" "Ho..Hola, Torg Snowflake señor" Dijo haciendo una pequeña reverencia, presentía que debía tenerle respeto. "No le hagas caso a Esbi, no me importan las formalidades. Soy Cerberus, conjurador de Alsius y antiguo lider de La Jihad" Un silbido agudo cortó la conversación y vieron una lluvia de flechas que estaba por caerles encima. Esta vez con una mirada furiosa, Cerberus movió su mano y las flechas se detuvieron a medio camino callendo en el rio. Tomó su báculo y lo clavó en el suelo haciendo que gigantescas hiedras crecieran del otro lado sacando a toda una unidad de arqueros ignitas de su escondite. Aprisionados por las lianas con espinas miraban con odio al poderoso mago. - Hay dos cosas que me molestan... que me miren mal y ... - ¡No quiero oir tus palabras perro de Alsius! -gritó un elfo oscuro. Grandes mordazas etéreas silenciaron a todos los arqueros. - ¡¡Y QUE ME INTERRUMPAN!!. Esta vez el terror entró en los corazones de los capturados. -Saben usualmente les hubiera lanzado uno de mis conjuros más dolorosos para que carcomiera su carne lentamente... pero no se lo merecen. Que se encarguen los gusanos. Diciendo esto movió nuevamente su báculo. La tierra se abrio y las lianas decendieron llevándose consigo a los ignitas. La tierra se cerró dando un gran golpe y no se oyó nada más. - ¿Seguro que eres un conjurador? -finalmente pudo decir Torg cuando salió de su asombro. - Jajaja, hay formas y formas de usar la magia blanca. Ahora vamos, llévenme con el resto. Mientras caminaban Torg no pudo evitar el preguntar cómo luchaban los elfos oscuros, con su vasta experiencia Cerberus podía contestar y así lo hizo. -Imagina casi el opuesto exacto a los elfos del bosque... no es fácil intimidarlos, pero sí lograr que se desorganicen. Sus filas las forman bárbaros, algunos pocos arqueros y en su gran mayoría brujos. Poderosos nigromantes maestros del los elementos. No fue mala la idea que tuvieron de tomar las armaduras encantadas de Syrtis, así tal vez puedan resistir un poco sus conjuros. Entonces el veterano notó el libro que llevaba Torg - Ese tomo es uno de los grandes libros arcanos de los Ignitas -olfateó un poco el aire- Sí, puede sentirse su hedor... Sacudió su cabeza un segundo y volvio a concentrarse. - Escucha. La mayor amenaza de todas es el sumo sacerdote de los elfos oscuros. Entrenados desde pequeños en las artes mágicas y sometidos a las pruebas más duras desarrollan habilidades sorprendentes. Da por seguro que sea maestro del fuego y la sombra, además de varios conjuros de magia negra. Dicen que sus reservas de maná son prácticamente ilimitadas. Nadie en una batalla contra el sumo sacerdote sobrevivió para ver su magia agotarse... Luego de un momento de silencio agregó. - Ese tomo podria ser la llave para comprender sus poderes... y encontrar la forma de detenerlos. Torg, es tu deber romper el ciclo. El Uthgar asintió silenciosamente y continuaron camino. Muchos se abalanzaron a saludar al antiguo líder del clan. Y a pesar de la cálida bienvenida este no pudo evitar suspirar y endurecer el rostro. - Tengo malas noticias -los jefes lo oían atentamente- Ignis sabe que estamos aquí. Está reuniendo todas sus fuerzas en este mismo momento y planean venir a buscarnos. La discordia y el miedo corrían libremente en las mentes de los soldados. El ejército había perdido al menos su tercera parte y si todo Ignis se dirigia hacia allí estarían superados al menos por 10 a 1. - ¡Escuchen Hombres! -el silencio se apoderó del campo nuevamente ahora que el Emperador hablaba- esta es la última prueba. Si podemos derrotar a los elfos oscuros y liberarlos de su rencor, todo habrá terminado." - P..¡Pero Señor! -un joven nordo se acercó al regente- con tal desventaja no podemos vencer... - ¡Diez a uno no es nada! -el sol comenzaba ya a salir por encima del castillo y avanzaba hacia el campo bañando la dorada armadura del caballero con luz. - Acaso si estuvieras solo frente a 10 ignitas ¿rogarías piedad? ¿¡o tomarías tu espada y los cortarías en pedazos?! - ¡¡Los despedazaría por amenazar mi tierra!! -El jóven se dio cuenta de lo que dijo y que había desenvainado su espada... lentamente la guardó y miró sus manos sorprendido. - Si este chico está dispuesto a defender su tierra...¿¡Qué me dicen ustedes!? -miró la multitud ganando fuego en sus ojos, de repente todos parecian más decididos que cuando habían puesto un pie fuera de Montsognir. "¿¡VAN A LUCHAR!?" "¡¡YAAAAR!!" "¿¡VAN A VENCER!?" "¡¡YAAAAAAAR!!" "¿¡Y POR QUIEN LO HACEN!?" "¡¡POR AAAAALSIUUUUUS!!" A pesar de que se dió la orden todos ya habían empezado a avanzar hacia el puente. Homaq se acercó al grupo del clan. "Si atacamos por sorpresa no podrán organizarse. Pero la ventaja está en que nosotros sí, tengo un par de ideas chicos y quiero oir las suyas". Los clanes discutían estrategias entre ellos. La gran cantidad y variedad de artilugios, técnicas y movimientos preparados no tenía precedente. Y no era para menos, si querían vencer debían derrotar 10 enemigos cada uno... y más si querían que sobrevivieran algunos. Estos pensamientos también invadían la mente de Snowflake que recordaba a Black Z. "Estos malditos cabezas duras no se rendirían jamás... lucharían hasta el último hombre por su sed de venganza...y eso los hace fuertes..." Pensaba para sí mismo "Si tan solo hubiera un forma de detenerlos y al mismo tiempo extinguir sus deseos de pelear...una forma de romper el ciclo". Entonces el brujo abrió su libro, buscando entender de qué sería capaz su más terrible enemigo. El puente de roca crujía. Las gárgolas parecian estar hechas de papel por la forma en que vibraban mientras pasaba la armada. Luego de avanzar un tiempo, los estandartes rojos se asomaron por el horizonte. Las manos apretaban las armas, el calor de Ignis comenzaba a sentirse a pesar de estar en las afueras y el sudor cubría los rostros de todos. Una gigantesca meseta estaba delante de ellos, pero permanecian ocultos en los árboles. En la planicie descansaba el campamento del ejército rojo. Grandes carpas de piel ocupaban toda el área. La cantidad de soldados era la que habían aproximado...miles. - ¡Alsius! -llamó el Emperador -¡tienen la fuerza, úsenla!¡Vamos a terminar todo! -Miró el cielo. Ya era mediodía y el sol iluminaba por completo el campo de batalla. - ¡Historias de este día se contarán por siempre, de cómo un puñado de valientes derrotó a la adversidad y unificó un continente!¡Alcen sus armas mis valientes, mis hermanos!¡¡Y CONVIÉRTANSE EN LEYENDA!! -------------------------------------------------- sigue abajo
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-22-2009, 09:30 PM | #19 |
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El grito salvaje hizo volar a todas las aves lejos del bosque. Nuevamente se olló el sonido de las armaduras alsirias aplastando la hierba y la tierra tembló, como anticipando su destino. Unos guardias vieron la laguna de armaduras brillantes que se acercaba desde el bosque y dieron la alarma. Una lluvia de flechas recibió a los primeros que se asomaron fuera de sus tiendas.
Rápidamente los Ignitas se armaron y se lanzaron contra los conquistadores. No repartieron ningún tipo de órdenes, simplemente cargaron en la inagotable sed de sangre que los caracterizaba. Uno puede luchar en 100 guerras y aún no estar preparado para el ruido del choque de las filas que se enfrentan. Esta vez Snowflake tenía algo de experiencia y se dispuso a revisar los alrededores para ver qué sucedía con más calma. Naturalmente el enemigo atacaba en forma de herradura intentando rodearlos, asi que los conjuradores del flanco izquierdo estaban resguardados por algunos caballeros, pero los del derecho parecían solos. - ¡Maestro, nadie cuida el flanco derecho! - ¡Tranquilo chico! El Emperador esta en ese flanco" Mithrilo gritó. El Uthgar afiló un poco la vista y notó que el emperador estaba deteniendo sólo a toda una unidad. Las flechas rebotaban en él, y las espadas no penetraban su piel. - Así que eso es el "ejército de uno" del que hablaban. Entiendo por qué es el líder... Siguiendo el recorrido vió que un grupo de guerreros se había separado. Eran 4 del clan y estaban siendo rodeados en una loma, parecía que no les iba a ir bien. - ¿Listos chicos? -preguntó Killi mientras detenía las flechas con su escudo. Rober, Glacihus y Nico asintieron. El enano levantó su hacha en el aire "¡Ahora!¡Tumbémoslos!". Todos alzaron sus armas y saltaron sobre los enemigos "¡¡AVALANCHA!!". Habiendo barrido a un gran número de sus compañeros, los que esperaban abajo se alistaron a atacar pero Nico llegó primero. "¡GOLPE TRUENO!" La tierra se sacudió sacando a todos de balance. Los enanos Killi y Rober ya estaban abajo protegiendo a Glacihus que parecia estar meditando en su lugar, su martillo de dos manos apoyado en el suelo con la cabeza abajo. El barbudo caballero reventaba los huesos de sus oponentes con duros golpes hasta que un brujo se acercó para atacarlo. Rober lo notó y fue en su ayuda. El mago inútilmente intentó doblegar su voluntad con un conjuro, pero el bárbaro estaba desquiciado y lo hizo pedazos. Cuando la situación se complicaba Glacihus finalmente habló. "¡Al suelo!" Sus compañeros se dejaron caer en el lugar. Los elfos oscuros rieron mientras se preparaban a rebanarlos. Pero entonces el nordo enmascarado alzó su gigantesco martillo cuyas runas se encendieron. "¡¡TORBELLINO!!" El polvo y los Ignitas que salieron volando evitaron que Torg pudiera presenciar más de la pelea, en cambio sus ojos se movieron sobre Sync y Eli que avanzaban solos entre la multitud. Si bien eran fuertes, juntos parecian una armada. Las flechas y los conjuros de sanguijuela barrian con los oponentes de manera increíble. Bailaban un tango destructor. Sin embargo al dejarse llevar se vieron superados en número. "Sabía que debía traer a los muchachos" Eli dejo caer cuatro bolas de cristal al suelo. Estas estallaron en mil pedazos liberando unas figuras fantasmales. "¡Guardianes de Alsius, al ataque!" Los espíritus de la montaña arrasaban a sus oponentes con su control sobre los elementos. Snowflake no podía evitar preguntase cómo consiguió domarlos...y más aún encerrarlos, pero no era el momento de dudar...nuevamente su mente lo distrajo y tenía un fanático de dos espadas intentando cortarlo. Una gigantesca esfera de fuego incineró a su atacante y un Zarkit apareció por su espalda. "El amo dice que se cuide". "Si ...gracias" Respondió sin pensar. "¿¡UN ZARKIT HABLANDO!?" Dió media vuelta y vio a Cerb saludando a lo lejos...lógico, sólo alguien así podía lograr eso. Junto a él se encontraba Esbirro diligentemente cuidando su espalda. Mithrilo volvió a la fila de los conjuradores para descansar un momento y que lo ayuden con unas heridas. Entonces aprovechó a hablar con Homaq y Reivax que cuidaban a los médicos. El brujo, el tirador y el caballero buscaron un punto en el que se necesitara ayuda y pusieron su atención en la parte izquierda del centro donde se estaba perdiendo terreno. "Bueno hagamos esto" Reivax tomó una de sus lanzas y la arrojó con toda su fuerza impactando a un milímetro de un skelio que quedó petrificado. Pero luego todos rieron por la mala puntería del guerrero. "Mi turno" Homaq disparó una flecha cargada con energía eléctrica, pero nuevamente no salió herido ningún enemigo. Las carcajadas de los rojos se volvieron irritantes. "JAJAJA" Mith rió por sobre los otros mientras movía sus manos y el cielo se nublaba. - ¿Ninguno de ustedes notó que la flecha dió en la lanza cierto? Muchos dirían que es muy peligroso estar cerca de un pararrayos -los ojos de los elfos oscuros se abrían mientras comprendían lo que se acercaba. "¡¡TORMENTA ELÉCTRICA!!". Normalmente el área habria sido inundada por una lluvia de relámpagos. Pero gracias al arma cargada que los atraía todos se unieron en un sólo rayo que destrozó todo lo que había a su paso. Del otro lado del campo Cerb y su demonio Mascota observaron el resplandor. "Vaya que son buenos, parece que no perdieron el tiempo mientras no estuve JA JA J..¡¡UHG!!" Cerb sintió que algo que se clavó en su espalda. "Maldito..." Dió un paso al frente y se liberó de la espada que habia penetrado muy poco en su cuerpo. Pero al voltear notó porqué. Esbirro la había recibido y lo atravesaba por completo. "¡¡NOO!!, El resplandor del luz se repitió del otro lado del campo de batalla, pero esta vez habia sido un misil arcano, uno realmente grande. Esbirro yacía en el suelo agonizante. "¡IDIOTA!¡Sabes que no conozco magias de curación!...es mi debilidad". "No importa... lo haría otra vez si pudiera..." Sacó el frasco de veneno de su bolsillo y se lo entregó a Cerb. "Guárdelo jefe, me costó mucho conseguirlo..." Su último suspiro se fue con el viento. El ambiente se estremeció con el dolor del conjurador. Gigantescos tentáculos etéreos se asomaron de su pies atacando todo lo que tenían cerca. Eso no es ningún hechizo...-Doomed veía de lejos al veterano liberando su ira -Es sólo magia descontrolada. Pero muy poderosa. El Conjurador buscaba consuelo haciendo crujir los huesos de sus enemigos, aunque no lo encontraría tan fácilmente. El ocaso se acercaba y el cielo se tornó rojo con el sol acercándose al horizonte. Fue en ese momento que la temperatura empezó a elevarse, el aire perdió toda humedad y se podía sentir el horrendo aroma del azufre. Lejos de la primera fila, justo en el centro de la armada Ignita, una figura negra como la noche alzó sus manos al cielo. El fuego empezó a llover sin clemencia sobre los Alsirios que trataban de esquivarlo como podían. "Es él, debo intentarlo... Pero cómo podría..." El pensamiento de Torg fue interrumpido por el avance sorpresivo de Rober. "¡Es el maldito líder!¡Lo haré pedazos!" - ¡Espera, es un experto en nigromancia incluso podría conocer...! El Sumo sacerdote se quitó su capucha revelando sus ojos encendidos con llamas negras. "Pequeño bárbaro que vuela como mosca a mi red. jejeje. ¡MAESTRO DE LA DESTRUCCIÓN!". Una extraña radiación oscura comenzó a emanar del brujo, dibujando espirales de energía negativa a su alrededor. Cada paso que el enano daba le costaba el doble del anterior, sus fuerzas lo abandonaban a medida que alcanzaba su objetivo. Cuando al fin estuvo a distancia de golpe intentó dar un hachazo, pero un grueso escudo mágico hizo que su arma saliera despedida. Ya con todo borroso frente a sus ojos el guerrero cayó de rodillas, pero antes de que terminara de desvanecerse fue retirado por un velóz arquero. A todo esto Torg había llamado a Homaq y Doomed siendo los dos el tirador y brujo con mejor puntería del clan. Antes de que el sacerdote inciara de nuevo la lluvia de llamas debían intentar un último plan. Vencer o ser vencidos. - Un conjuro de fuego tiene pasos que deben seguirse. Tanto para una pequeña llama como para lo que él hace... Creo que puedo romper el ciclo. Finalmente decidido dijo. - Homaq usa una flecha etérea con él, pero báñala en esto -el Uthgar entregó a su lider el poderoso veneno dejado por Esbirro- estamos a mucha distancia de él... Espero tener puntería. - Créeme que si funciona debemos estar lo más lejos posible, es una suerte que no esté cerca de nuestros hombres. Habiendo analizado nuevamente la batalla el sectario volvió a alzar sus manos en el aire, preparando su devastador castigo mágico. "Primero te concentras...abres tu reserva de maná...yyyy, ¡AHORA!". La flecha fantasmal atravesó varios soldados sin hacerles el menor daño, luego pasó por los escudos de magia como si ni siquiera existieran y finalmente golpeó al sanguinario brujo en el pecho. Este se quedó inmobilizado en el acto. La toxina era muy poderosa, sólo sus ojos pudieron girar lo suficiente para ver el lugar del que venia la flecha. - ¡AHORA DOOMED, LANZA UNA CHISPA DE IGNICIÓN! ¡¡Y POR FAVOR CORRAN CON TODA SU FUERZA!!. El nordo lanzó la pequeña chispa al aire. Viajó de una manera estrepitosa pero precisa. El elfo oscuro no podía hacer más que sudar mientras la veía acercarse. Si pudiera haber hablado le hubiera dicho a sus compañeros que corrieran. Sus manos estaban liberando maná crudo como si fuera gas, y se encendió como tal. El fuego se disparaba de sus manos, boca y ojos en todas direcciones hasta que su cuerpo no pudo más y se desintegró dando lugar a una columna de infierno de cientos de metros de diámetro. En un sólo resplandor el ejército rojo quedó diezmado y completamente aterrado...gracias a la casi infinita reserva de poder de su líder. No hizo falta mucha motivación para que dejaran caer sus estandartes y aceptaran que el poder, y la victoria, estaban con los hermanos de la montaña. En los años que siguieron la prosperidad inundaría las tierras conocidas ahora como "El Imperio". Alsius, Ignis y Syrtis pasaron a ser provincias. Se descubrió que abriendo las relaciones tanto comerciales como culturales grandes avances eran ahora alcanzables. Planes de exploración de los mares en búsqueda de nuevas tierras están siendo elaborados. Quién sabe que se encontrará en nuevos continentes... Pero volviendo a la última batalla. El brujo Torg Snowflake rechazó los cargos políticos que le ofrecieron y simplemente se dirigió a Ignis. Allí visitó a la biblioteca de la capital. Grandes paredes de roca negra, contruidas con particular estilo gótico, albergaban cientos de miles de libros de brujería. Finalmente encontró lo que buscaba, un hueco con algunas telarañas en la sección de nigromancia y dejó allí el libro que faltó por más de 20 años. Cuando se retiró en su mano cargaba un tomo de color blanco mucho mas pequeño. Con letras doradas se podía leer en su tapa "Magias y conceptos básicos para los aprendices de conjurador". Regresó entonces a Alsius. Al puesto de la muralla, donde encontraría su nuevo hogar y su nueva maestra. FIN
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Torg Snowflake Brujo Pirómano de Alsius, Vagallero Cornflakes y Consejero de La Jihad |
01-22-2009, 09:31 PM | #20 |
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Epílogo: El límite
El bosque que durante miles de años se halló inerte, se encuentra hoy separado. Esta barrera artificial durará muy poco para su memoria, dado que por más que sus creadores venzan o sean vencidos, esta no permanecerá erecta por siempre. Incluso si lo hace durante 500 años no seria sino un parpadeo en la vida de la tierra. Los animales, tan ignorantes como eternos, la contemplan de vez en cuando, teniendo un segundo de razonamiento en el que respetan semejante símbolo, sin embargo simplemente vuelven a perderse en sus instintos. Solo los mortales tienen el gran privilegio, y la gran maldición de existir poco tiempo en este plano. Solo los mortales pueden comprender, en sus cortas vidas, lo que ese montón de roca, sudor, sangre, lágrimas, gritos, banderas y polvo significa. Parado en el límite se encuentra el hogar de un hombre cabra. El y su compañera deben a su raza un fuerte lazo con la naturaleza, y un amor natural por las artes filosóficas. El Uthgar de túnica blanca observa la frontera que una vez protegió con todo su espíritu, y ríe ligeramente al pensar que de hecho todo por lo que lucharon y lucharán podría no ser nada en la historia del universo. Cada vez que la contempla puede sentir su vieja túnica oscura ondeando con el viento, puede sentir su pesado libro de conjuros colgando de su correa. Puede volver a oler la carne quemada con la que solía arrasar por defender lo que pensaba que era correcto. Pero cierra los ojos y vuelve a recordar que ahora su báculo no conoce el fuego, y sus manos solo se moverán para sanar. Su compañera lo llama para comer, pero mientras da los pasos hacia la choza de madera una visión lo golpea. En el rostro de su amada ve el de su madre, en su pecho las flechas que le quitaron la vida, en su corazón el dolor del inocente. De rodillas y con sus manos en la tierra respira agitado. Mientras se pone de pie, algo se alza con él, un ansia que no sentía desde hace años. La paz lograda en sus días no fue más duradera que el vuelo de una mariposa, se sentía culpable por eso, pero pensaba que ya no era su asunto, pensaba que podía ser feliz si lo ignoraba. Puede ver a lo lejos la puerta, en ella una figura conocida lo observa. Su antiguo yo esta listo para la batalla, pero en sus ojos solo hay desdén. Con vergüenza voltea su cabeza pero sigue sintiendo su mirada penetrándole la piel. A pesar de haber jurado nunca hacerlo, libera un demonio de sus ataduras y le permite ingresar a esta dimensión. Su amada sabe que no puede detenerlo y ruega al bosque que lo proteja. Blanco o negro. Antes o ahora. Incluso si las hazañas de todos se pierden en la historia, el sabe que por un instante el universo temblará por la voluntad de unos pocos. Avanza sin temor con su esclavo, pues sabe que va a morir, y eso es lo que lo vuelve inmortal.
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