09-18-2009, 10:46 PM | #21 |
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Capítulo VII. Interludio. La Magia Ancestral
Capítulo VII. Interludio. La Magia Ancestral
I Nos debemos remontar varios milenios atrás, al inicio de todo, al inicio de la guerra entre Syrtis e Ignis, cuando aún los elfos oscuros no habían sido obligados al exilio. En la época en que se investigaba en la magia, y se buscaban nuevas magias, los magos estaban en su máximo esplendor, conocedores de poderosos hechizos, sobretodo magia constructiva, aunque la magia elemental se conocía bastante, era menos practicada. En esa época la magia estaba sin sellar, es decir, no se necesitaban poderosos objetos mágicos, como los báculos, sino que la magia que se practicaba era más bien verbal, o proyectable a través de las manos. Esa magia recibe el nombre de la magia ancestral, la magia primera que se practicó, la más poderosa de todas, que actualmente esta magia esta completamente prohibida y además se niega su existencia, se niega que jamás se hubiera practicado, en los tres reinos, Ignis, Syrtis y Alsius. Durante siglos esta magia se fue practicando en perfecta normalidad, donde los magos tendían a aprender magia de la vida, permitiendo regenerar o curar cualquier miembro o enfermedad, otorgando así a los habitantes de Syrtis, los elfos, una longevidad casí eterna, obteniendo una aparente vida eterna, no era de extrañar ver elfos que vivieran quinientos años, mil años o más. Los más ancianos eran quienes solían acceder al gobierno de la República, en aquella época para poder gobernar se debía tener al menos doscientos años de vida y ser elfo. Durante esa época, entre los elfos vivían los alturiani, que eran los esclavos de los elfos, los cuales no tenían derechos de plena ciudadanía, como por ejemplo no podían acceder a los cargos públicos, ya que eran considerados como seres inferiores y efímeros, debido a la corta edad que podían vivir, a pesar de los cuidados que pudieran recibir, solo vivian un máximo de 120 años. Pero los elfos a veces no se contenían, y tuvieron relaciones con los parientes humanos, generando una nueva raza, los semi-elfo, que adquiririan características de ambas razas, con una esperanza de vida superior a la de su ancestro alturian, pero no llegaba a la longevidad de los elfos, que eran seres que disfrutaban de casí la eternidad. Varios siglos después, la República de Syrtis abolió la esclavitud, y dió la plena ciudadania a las dos nuevas razas, los alturian y semi-elfos, gozando de los mismos derechos que los elfos. Durante esa época esas razas recibieron las enseñanzas en el arte de la guerra por parte de los elfos, para que gozaran de plena ciudadanía, ya que debían mostrar su aptitud en el campo de batalla, tanto hombres y mujeres de cualquier raza debían mostrar habilidades en ese campo, al menos se debía haber servido en el ejército syrtense durante un año, ley que aún se mantiene. Los alturian demostraron ser capaces de aprender cualquier habilidad en la guerra, magía, arquería o el arte de la guerra, aunque en algunos aspectos superaban a los elfos como en el arte del cuerpo a cuerpo, estilo de lucha en el que el elfo era muy poco diestro. Mientrás los semi-elfos eran incapaces de realizar magia, igualaban a los elfos en arquería y eran los mejores guerreros de los que podían disponer Syrtis. Tras varios siglos, finalmente los elfos se centraron en la arquería y la magía, dejando completamente de lado el arte de la lucha cuerpo a cuerpo, haciendo que la importancia de los semi-elfos y alturian aumentara, ya que eran ellos los que sabían luchar de esa forma. Ahora hará mil ochocientos años, empezaron los problemas para el reino de Syrtis, durante varios siglos logró mantener algo de paz contra sus enemigos del norte, los enanos y los Uthgar, una raza maga muy poderosa, que su conocimiento mágico igualaba a los de los elfos. Y los enanos poderosos guerreros, que superaban al ejército de Syrtis hasta que admitió en sus tropas a los alturian y semi-elfos. Pero la paz parecía llegar a su fin, una amenaza procedente del oeste parecía crecer. Una amenaza procedente de los desiertos, de las tierras vetadas, tierras de fuego y desolación, donde se creía ninguna civilización vivía, solo terror y muerte. Esas tierras las llamaban Ignis, forma antigua de denominar fuego. La amenaza empezó ahora hará unos 1900 años, Syrtis se había expandido y colonizado las partes más cercanas a los desiertos, teniendo algunos poblados en algunas zonas posteriormente conocidas por sus fuertes, pero antiguamente habían sido poblados, uno de los más importantes era el poblado llamado Herbred, que en esa época en las afueras del poblado, unos acontecimientos terribles estaban para suceder. En una granja en las afueras del poblado de Herbred, los granjeros desaparecieron de manera inexplicable, quedando las ropas puestas que llevaban ese día, y una quemadura en el suelo. Last edited by elendriel; 09-19-2009 at 10:13 AM. |
09-18-2009, 10:47 PM | #22 |
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... continuación
Ese fue el inicio de lo que iba a pasar a continuación, ya que continuaron las desapariciones misteriosas, y finalmente se encontraron algunos cádaveres completamente calcinados. Nadie sabía de donde procedían esos ataques, pero al cabo de unos años, la gente empezó a susurrar, voces que nombraban un enemigo innombrable, se decía de unas sombras malignas procedentes del oeste, enemigos desconocidos, criaturas horripilantes, espectrales decían algunos, fantasmagóricas con poderes y maldad jamás vistas por los habitantes de la República de Syrtis. Pero, tras varios años sin desapriciones ni asesinatos, 1850 años atrás, el mayor de los terrores tenía que llegar, y el poblado de Herbred y sus alrededores fue vorazmente atacado, un ejército de las tinieblas exterminó cualquier rastro de vida en esa zona, acabando con todos los habitantes y solo las cenizas del poblado quedaron, tras un gran incendio que dicen que se podía ver desde la muralla. Tras la destrucción de Herbred, y los numerosos rumores de hordas de demonios procedentes de las tierras del oeste, de las tierras inhóspitas, el desierto de arena y fuego de Ignis, se optó por enviar una expedición liderada por el general Farag, un poderoso mago, conocedor de la magia elemental, curativa y de invocaciones. En esa expedición iba acompañado de cinco magos más, cinco arqueros y cinco caballeros, ataviados con armaduras pesadas y cinco bárbaros, guerreros tremendamente ofensivos, con armaduras ligeras y pesadas armas y terrible fuerza. Nunca se supó que pasó con esa expedición, pero tras tres semanas de adentrarse en los desiertos, no se volvió a recibir respuesta, hasta pasado un mes y medio que el general Farag logró regresar, completamente desfigurado, incapaz de conectar frases, solo balbuceaba palabras inconexas y sin sentido. En su cara se veia dibujado el horror, parecía haber visto terribles horrores, y había perdido la cordura ante tales eventos. Farag jamás recuperó la cordura, vivió sus ultimos cuatro años de vida recluido en un sanatorio, en el que continuaba diciendo palabras inconexas como fuego y palabras sin sentido, que fueron recopiladas en el diario del sanatorio, que eran: Mulag fansar groksteim igratam jralakii Se consideró que eso no significaba nada, que al haberse vuelto loco, era incapaz de pronunciar palabras correctamente. Tras el fracaso de esa expedición, se dejó de enviar más expediciones, ya que tampoco se recibieron más ataques, pero otra población fuera de la muralla fue destruida seis años después de los acontecimientos de Herbred y de la expedición de Farag. Así que se decidió enviar una facción del ejército compuesta por setenta hombres. Se tuvo contacto con ellos durante un mes, en la que contaban que aparentemente habían logrado ver monumentales construcciones, de vetusta figura. Pero que parecían estar abandonadas, pero esta fue la última comunicación que se recibió con esa facción, ninguno regresó. Las sombras y la destrucción en las afueras de las murallas seguían apareciendo causando el terror entre la población, obligando finalmente al gobierno de Syrtis a hacer regresar toda la población de las afueras de la muralla, murallas a dentro y prohibir que ningún ciudadano viviera fuera de murallas. En la vieja zona de Herbred y Algaros asentaron los precesores de lo que son los actuales fuertes. Tras esa última expedición fallida, ya no hubó ataques, pasaron las décadas sin la aparición de esas sombras, ya casí olvidando esa amenaza, solo quedando en la lejanía, como leyenda casí. 1790 años atrás un joven mago, con cualidades extraordinarias, y una magia totalmente precoz, por su corta edad, mostraba un inúsitado interés por los acontecimientos sucedidos cien años atrás. Era un mago con ambiciones terribles, sed de poder y de conocimiento que posiblemente le llevarian a la perdición, preludio de los terribles acontecimientos que pasarian después por todos conocidos, ese mago recibía el nombre de Allahed. Allahed con poco tiempo logró gran reconocimiento entre sus compañeros magos, por sus grandes habilidades, y sus logros en el campo de batalla, derrotando a varios magos, guerreros y arqueros en poco tiempo, mostrando gran conocimiento en todos los campos posibles de la magia, invocación, capaz de invocar criaturas terribles desde poderosos fantasmas, hasta terribles hienas sedientas de sangre, hasta hechizos que controlasen los elementos. Gracias al nombre que se había forjado, logró el permiso de los gobernadores para organizar una nueva expedición a las tierras prohibidas del oeste, el desierto de Ignis. En su grupo expedicionario reunió los guerreros con más sed de sangre, algunos de la peor calaña, pero leales y fuertes guerreros, y algunos magos que le eran muy cercanos y conocidos se unieron a la expedición a los desiertos ignotos. Finalmente logró reunir setenta y seis hombres. La expedición tras unos preparativos, con las provisiones suficientes para sobrevivir en los desiertos durante tres meses. Ignotos y mortíferos desiertos en los que se debían aventurar y sobrevivir a peligros insospechados y que acechan. La expedición partió preparada para cualquier peligro conocido y por conocer, tras dos días de viaje llegaron al puente prohibido, que lleva a los desiertos de las tierras occidentales. Tras pasar el puente se adentraron en las inhóspitas tierras, el desierto de Ignis, formado solo por arena y rocas, sin signos algunos de vida aparente, unas tierras muertas y siempre consideradas inhabitables hasta entaño. A la mañana del segundo día de expedición, el cielo se oscureció, volviendose casí negro, las nubes taparon el sol, eso pensaron los expedicionarios dirigidos por el gran mago Allahed. Pero en nada vieron vieron que esas nubes no eran nubes normales, sino que eran nubes de algo diferente, y que se acercaba inexorablemente hacía donde ellos se encontraban, una nube formada por arena y piedras se aproximaba veloz, una tormenta totalmente desconocida, el primer gran horror que escondía esas tierras. Los valerosos guerreros buscaron refugio para protegerse de esa desconocida y temida amenaza. Nada podían encontrar, ninguna protección natural encontraron. Los magos intentaron crear un escudo mágico que los protegiera, haciendo la primera linea de protección, mientrás los guerreros especializados en la protección usaron sus escudos para proteger en segunda linea del inevitable horror que se acercaba. Pudieron soportar la tormenta sin baja alguna, pero algunos guerreros sufrieron algunas heridas, y que debieron ser curadas. Los días pasaban sin muestra alguna de vida, el calor se les hacía insoportable y la moral en los expedicionarios empezaba a afectarles. Tras un mes de infructuosa búsqueda, y fracasos los roces entre los expedicionarios se fueron incrementando, y finalmente un grupo compuesto por diez aventureros desafío a su joven líder y decidió intentar regresar a su tierra natal, los frondosos bosques y las templadas tierras de Syrtis. Esta excisión de la partida expedicionaria no afectó a las ambiciones de Allahed, y continuó con su viaje por esas tierras de arena. La expedición continuó adentrandose hacía el oeste y dos días después de continuo viaje, se vislumbraron las posibles primeras muestras de de civilización. Una gran torre de piedra cáliza se podía ver, una torre que parecía querer alcanzar los incalzables cielos, de una altura incalculable debido a la gran distancia a la que se encontraba. La torre fue denominada como la Torre Mirthagariii. Esta visión animó a la compañía, finalmente su largo viaje, sin encontrar nada, más que arena y rocas, y un clima caluroso, muy poco habitable. Los exploradores se fueron aproximando donde se alzaba la prodigiosa y descomunal edificación, oscura como las tinieblas, y a la vez se desprendía cierta luminosidad amarillenta, característica del desierto, dandole un aspecto aún más aterrador y fascinante a la vez. Ese aspecto atraia de manera poderosa a los exploradores, sintiendo en sus corazones un pavor inhumano, de origen inexplicable, pero notaban como se acercaban a un terror jamás visto, y éste les hacía que ellos fueran hacía él totalmente incautos. Finalmente llegaron a una distancia donde ya se podían percibir nuevas edificaciones, de aspecto arenoso, en completa armonía con el terreno en la que se levantaba. La luminosidad alrededor de esas construcciones aumentaba, a pesar de ser noche, una poderosa luz se originaba de las construcciones iluminando el cielo con gran intensidad, observando que alguna gran civilización se asentaba en esas insólitas, misteriosas e inverosímiles construcciones de aspecto monstruoso y horrendo. De ellas repentinamente salieron unas sombras, de gran tamaño, pareciendo gigantes o alguna magia desconocida procedía de esa zona. De las sombras fuego subitamente apareció incinerando varios exploradores sin que pudieran reaccionar ante semejante ataque. Los exploradores, se prepararon para entablar combate o resistencia contra lo que fuera su enemigo, un enemigo al cual no podían ver, ni sabían como era ni de donde atacaria. Allahed, haciendo gala de su gran valor intentó animar a sus compañeros diciendo que de esta saldrían, peores batallas habían realizado, y por muy desconocido y poderoso fuera su enemigo lo derrotarian. Los ataques continuaron, observando como de la nada aparecía una mano enorme que agarraba y apretaba a varios guerreros procedentes de Syrtis, hasta que sus entrañas ya no eran entrañas. Las sombras se fueron definiendo y se pudó observar que eran unas criaturas que no superarian el metro y medio, algunas las más altas el metro sesenta, por alguna razón inexplicable sus sombras los hacían parecer gigantes de cinco metros. Esas criaturas de aspecto incandescente, criaturas de fuego, que mostraron unos conocimientos de magia superiores hasta al considerado mejor mago y más precoz de la historia de Syrtis, Allahed. Esas criaturas de fuego, los rodearon y algo les dijeron en una lengua completamente desconocida. Bolas de fuego y otro tipo de magia usaron para atacar, Allahed logró detener algo generando su más poderoso escudo, pero los ataques eran de tal fuerza que acabaron destruyendo el escudo y derrotando a todos los exploradores, del cual solo sobrevivieron seis guerreros. Y así descubrieron que les debió ocurrir a sus compañeros desaparecidos días antes. Allahed, herido y derrotado aunque con grandes esperanzas y de haber descubierto una nueva fuente de poder, en la cual poder mejorar su magia y volverse el mayor mago que la historia jamás haya existido, esa derrotado no hizo menguar sus ganas de poder, sino que se vieron incrementadas al tener la posibilidad de que pudiera aprender lo que para él era la magia más poderosa jamás existida, y para ello debía derrotar a esas criaturas terribles, a las que llamó ígneos. |
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