05-09-2009, 06:57 PM | #431 |
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De pie en el balcón Lucifer observa la lluvia.
-Podés salir de ahí. Supe que estás acá desde el momento en que llegaste-dice el viejo. -Será una gran tormenta-responde su interlocutor. -Sí. Sí lo será, Nazareno. ¿A qué debo la visita? -Son días complejos, Lucero Del Alba. Todos sabemos lo que sucederá, ¿verdad? -No. Los mortales ignoran lo que está pasando. Debieras recordarlo. -Sabés a lo que me refiero. El futuro depende de lo que sea hecho esta noche. Por eso vine. -No es difícil imaginarlo. -¿No? -No. Sería difícil que vinieras si no es el fin del mundo. Un fin del mundo, al menos. Se para junto al otrora Pastor De Los Soles y fija la mirada en el negro horizonte. Le es difícil no temblar. -Estuve pensando esta noche. Él me visitó. -Lo sé. Nadie más en este plano podría haberlo llevado. -Eso no es verdad. Caín, Tempus, Silere, vos… muchos podrían haberlo guiado. -Ninguno de nosotros hubiese aceptado. -No me lo pidió abiertamente. Me venció en la Batalla Ignota. Se lo ganó. -¿Te derrotó o le permitiste ganar? -Ambas. Sí es verdad que pretendía ayudarlo. Incluso sabía lo que quería. Pero también es cierto que él es mejor. Me hubiese derrotado de jugar seriamente. Tarde, pero lo habría hecho. -Ya lo sabes, Nazareno. Nadie tiene más imaginación que él. A veces creo que a eso se debe su función. No era nadie en especial, en el comienzo, según cuentan las leyendas arcanas de este universo. Y miralo ahora. -Sí. Señor de un reino, renegando de su posición. Pagaría por entenderlo. -Yo pagué. Y aún no lo entiendo. Ambos sonríen. No el uno al otro y definitivamente no a sí mismos. -Estaba pensando, cuando supe que todo será inevitable, que vos y yo nunca hablamos. -Dicen por ahí que una vez te ofrecí el mundo entero. -Dicen tantas cosas… -Dicen que compro almas. -¿Tienen utilidad? -Nadie quiere poseerlas, Nazareno. -Yo tenía una. Quisiera saber que pasó con ella. -Yo miraría en una fosa común. En Polonia. -No quiero encontrarla. -Lo supuse. -Quería preguntarte algo. -Te escucho. -¿Qué harás si él tiene éxito? -Tocar el piano. Mirar los atardeceres. Conversar con las estrellas. Divertirme con las chicas en el bar. Nada especial. -¿Dónde irás? -No será necesario ir a ningún sitio. Cuando abandoné el infierno dejé de ser parte de la ecuación. Ya no soy el diablo. Ahora soy sólo un tipo que ofrece cobijo a los corazones rotos. Si Yaveh cae… -Si Yaveh cae… -Si Yaveh cae lo observaré. Me pararé junto a su cadaver, escupiré, diré “¿viste? Yo tenía razón, viejo estúpido” y continuaré mi vida. -¿Estás seguro? -Definitivamente. -Yo no sé que pasará conmigo. -Nadie creerá en vos. Nunca más. Morirás. -¿Dónde iré? -¿Dónde van los sueños cuando la vigilia estruja los cuellos? Permanecen en silencio, viendo la lluvia impactar sobre el mundo que no duerme. Siempre han tenido en común mucho más de lo que alguna vez admitirían. *** La criatura no tiene forma. Es conocimiento en estado puro. Le habla a su creador. Ellos no sabían por qué dos hombres no podían amarse. Pero Sodoma y Gomorra ardieron a causa de su obra. Cientos de recién nacidos empalados en las ardientes lanzas del deseo. Porque Él había declarado la guerra a una nación; un primogénito, porque le gustan los niños. El cielo es una relación que se mantiene con el creador. Una relación de esclavitud. Vean el tormento. Arderán como estrellas agonizantes. Esa luz es su poder, el verdadero. El infierno no es más que la culpa por lo hecho. Cada hombre es su propio juez y verdugo. Satán es sólo una palabras de cinco letras. Pleroma. Porque al principio fue el verbo. Acción. Son más fuertes porque saben. Ahora todos saben lo mismo: es hora de hacer. -Incompleto. El Dador De Formas atravieza el corazón de la criatura con una idea prohibida y le insufla ironía. -Veamos ahora… *** El joven se despierta cargando sobre la espalda con el cansancio de cien hombres que han vagado por el desierto durante mil soles. Tiene la vista nublada. Palpa su cabeza. Sabe que fue herido de bala. Ve una silueta frente a él. -¿Dónde estoy? -Amesterdam-le responde la grave voz. -¿Me dispararon, verdad? -Alguien te dio un tiro en la cabeza. O eso dice el informe. He visto cosas peores. Pero es raro que sobrevivan. Algunos profetas hace tiempo. Un par de santos. Casi todos terminaron locos. Veo que no es tu caso. Y eso me inquieta. -Gracias por el halago-dice el joven latino tras inspirar profundo. -Es complejo lo que sucede. De pronto el mundo parece irse por el caño y alguien se rehusa a morir. -¿Qué? -Lo que oís. Llevás una semana inconsciente. Y cuando las balas impactan en la cabeza de la gente el sueño es eterno. Sin embargo, despertaste. Sólo un hombre hizo algo así. Hace mil cuatrocientos años. En Escocia. -¿Qué clase de broma es esta? -Apuesto a que podés ponerte de pie sin esfuerzo. -Estoy confundido. Y cansado. Y no sé quien sos. -Ya tendrás respuestas, en su momento. Por lo pronto vestite-le dice arrojándole su ropa. El muchacho desconfía, pero no quiere quedarse en la cama, en el hospital. Hace lo que se dijo, pero no es obediencia. -Dejame adivinar algo. Cuando dormís, soñás seguido con un tipo alto, delgado y pálido. Habla poco, dice mucho. Te decís que es tu subconsciente. Pero en el fondo, nunca creíste que eso. Siempre pensaste que es alguien. Y nunca le contaste esto a nadie. Es más, ese tipo te sugirió que tomaras las decisiones más importantes de tu vida. -Insensato-le dice el joven, mirándolo fríamente a los ojos. -Nunca mataste a nadie. Pero hiciste mucho daño. No comprendes, aún, la naturaleza del homicidio. -¿Y vos sí? -Por supuesto. Yo soy el primero de los asesinos. -Claro, claro… -Apurate, tenemos que estar en un lugar en treinta minutos. -¿Qué te hace pensar que voy a ir con vos a alguna parte? -Algo que un amigo niega. -Y eso es… -El destino. Tu destino. *** -Es la hora-dice la voz, retumbando en sus corazones al tiempo que el gran relój da la tercera campanada. Son irradiados por la terca y morbosa ira de Dios. Y toman forma material en los cielos de la ciudad. Son altos y bellos, inabarcables, incontenibles. La luz resplandece. Un sol de medianoche muy lejos de Noruega. Todos los hombres y todas las mujeres alzan la vista y son cegados por un momento. Luego caen al suelo, inertes. Sólo unos pocos mueren con el impacto. El resto duerme sin poder soñar. He aquí la astucia del Señor. No hay barreras para dividirlos. Su esencia está atada a la vigilia, no puede volar libre hacia Oniria, porque todas las puertas fueron cerradas. Las murallas que los separan unos de otros tiemblan. Toda vida en la tierra sucumbirá en instantes, porque no puede haber tantos juntos a la vez. Es demasiado. Hay un axioma que lo permite, pero es imposible imaginarlo fuera de un sueño. Y en lo profundo del corazón de la metáfora, Morpheo siente la combulsión de su tierra. Y comprende lo que su enemigo ha hecho; comprende que Él hará cualquier cosa para destruirlo. Sabe que si no hace algo su gente perecerá. La gran pesadilla que está creando requiere de todo cuanto puede dar. ¿Como brindar a alguien todo un mundo si no puede acabar una aberración? Él apoyó la espalda contra la pared de la ansiedad. Yaveh sólo acaricia su cuello con la espada del morbo. No lo medita. Conoce sus responsabilidades. Las entradas se abren y los soñadores caen en las ilusiones como una catarata de bilis. Las Huestes podrían ingresar ahora. Pero saben que no hay necesidad. Angustiado, el Dador De Formas se hace presente en una dormida vigilia. La reunión, la batalla, será en una plaza pública. En el centro de la ciudad, donde los amores nacen y mueren, donde las esperanzas estallan y se contraen. Donde las mujeres pasean a sus niños y donde los ancianos ven correr las horas para nunca volver. Donde todos los caminos convergen. Se paran uno frente al otro y se contemplan en silencio durante un minuto. -Morpheo. -Miguel. ¿Así que será acá? -Sí. Éste es el lugar decretado por mi padre para tu ejecución. -Interesante. Veo que trajiste al despojo-dice señalando a Gabriel. -Mutilaste a mi hermano y esa es la causa de tu perdición. ¿Osas burlarte? -¿De verdad creen que algo de esto tiene que ver con él? Date cuenta, Arcángel, tu creador quiere destruirme porque soy una amenaza. Le importa poco y nada lo que les suceda a ustedes. -¿Por qué tantas mentiras, Dador De Formas? -Tu padre y yo tenemos algo en común: ninguno juega a los dados. Para tu desgracia el universo no le pertenece. -Demente… te parás solo frente a las divinas huestes… esgrimiendo sólo tus palabras… sin tu yelmo, sin tu coraza, sin ninguno de tus simbolos reales. -Se los dije una y mil veces, Miguel, no soy un rey. Soy sólo un tipo. Pero un tipo muy cansado. -Suficiente. Esto terminará ahora. Da la orden y todos le obedecen. Cinco mil de ellos toman los cielos en todas direcciones, rodean al Soñador y se aferran, seguros de sí mismos, a sus lanzas y espadas, bajo sus escudos y armaduras. Morpheo los contempla, impasible. Entonces Gabriel lo comprende. Un hábil manipulador se descubre a sí mismo manipulado. Están haciendo no sólo lo que él espera que hagan, sino lo que quiere que hagan. La duda se apodera de su corazón. Tiembla. En medio de todo un ejército no puede sentirse más sólo. -Hermano-le dice a Miguel. -Ahora no, Gabriel. Hurde tu venganza, no te detengas. -No, escucha, él sabe… -Ataca, no tiene nada excepto su voluntad y sus pesadillas. Nosotros somos Las Huestes. No sobrevivirá. La voz les indica el momento y ellos se avalanzan sobre él. -No lo hagan hermanos-murmura Gabriel, pero ya es muy tarde. Todos caen al unísono sobre un único individuo. Y por supuesto, él no está ahí. Chocan entre sí, desplomándose. La gravedad los afecta. Y nunca aprendieron a usar sus alas, no como los pájaros al menos. La confusión los domina. Ignoran lo que sucede. Entonces alguien les habla. -Oniria siempre fue más que una dimensión. Carece de fe pero está superdotada de esperanza. Es la proyección de los anhelos. No posee espacio físico propio. Pero tampoco está aislada en la mente de nadie. -¡¿Qué has hecho, Morpheo?!-exclama Gabriel. -Los traje a mi tierra. Porque Oniria es donde residen los sueños. -¡Esto no puede ser tu reino! -¿No lo entienden? Decidí mudarme a la tierra. ¿Y qué soy yo sino un sueño? Gabriel palidece. -Con todos los soñadores juntos a la vez en otro sitio, mis actos no podrían dañarlos de ningún modo. Siempre me contuve a la hora de obrar, porque de otro modo alguien saldría lastimado. Pero ustedes son muy fuertes. Ahora no tengo ese problema. Las estrellas brillan en los ojos del Soñador. Habrá una batalla. Y será definitiva. Antes del primer golpe el dedo de Dios señala a las huestes, que comienzan a sentirse victoriosas en medio de un océano de dudas. Ellos lo saben. Pero no se hacen la pregunta esencial: ¿Cual dedo?
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05-09-2009, 07:42 PM | #432 |
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Muchas gracias, Angy.
Si, tienen un gran significado para mí esos versos... aunque no literales. Seguramente seguirán leyéndome, me agrada mucho escribir y leer también. De hecho, me bajé Las huellas del olvido para leerlo. Espero tener tiempo, es larguísimo (o al menos así se ve desde el otro lado de la pantalla). Estoy leyendo un libro de Gastón Leroux, "El misterio del cuarto amarillo", tantos detalles que el joven Joseph Rouletabille tiene talento para ver, acompañado de su abogado amigo Sainclair. Es interesante, espero terminarlo pronto para empezar otro ¡tengo tantos en la lista de espera! Señales (de Patrick Lencioni) es un libro que me va a servir para toda la vida. Sinceramente, no recuerdo bien los otros, están allá en el armario, esperando a ser interpretados. En cuanto al capítulo 7 de la historia creada por Maldito Lobo, me interesa mucho, leí tan solo la primera parte y este capítulo. Encierra sentimientos y tantas otras cosas entre sus palabras... Es lindo leer relatos como ese. Saludos, Ear.
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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05-15-2009, 12:21 AM | #433 |
Pledge
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Mis mas sinceras disculpas señorita Earwin... no me percaté de su femeneidad.
Me alegra ver que más gente se adentra en este lugar a dejarse llevar por la impronta de la pluma. Diego, siempre me invade esa sensación de que planéas destituir todo orden dado. Ni arriba, ni abajo.... tan solo horizontal. En verdad sos un soñador. Todo esto, y el reciente post que hay en la taberna acerca de lo que creemos de la muerte, me va a llevar a postear algo que tengo escrito hace un tiempo, pero que lamentablemente no lo tengo encima, así que en algunas horas lo estaré colgando. Sé que no se van a impacientar (porque no tiene grandeza alguna, y porque curiosamente, cada vez se entra menos a este cafetín). Les dejo mis saludetes.
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Armestt, Brujo Eterno de las Sombras de Alsius Et certe cuiusque rei potissima pars, principium est. [Gaius; Digestorum L. I; T. II; 1] |
05-15-2009, 03:03 AM | #434 |
Banned
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Hola Gente, aunque yo no postee los sigo leyendo.
Muy lindo 'earwin', muy bueno lobo. Otro día, en otra época, volveré a comentar más profundamente. Solo quería dejar en claro que no he dejado de leerlos, tan solo de comentar. el último intervalo sin que alguien publique fue largo, entraba a diario solo para ver esto, el café. Chau! |
05-15-2009, 09:25 PM | #435 |
Apprentice
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Comparto el sentimiento por la literatura y por el café, Carpi. Yo también entro todos los días... Tan solo para releer los "viejos" (entre comillas porque no concuerdo con que los textos envejezcan) cuentos y poemas escritos.
Acepto tus disculpas, no tenías por qué hacerlo, mi nombre no remarca mi feminismo pero aun así tuviste un lindo gesto. Pasando a otro tema... Prometí que seguirían leyéndome y aquí vengo a saldar mi deuda. Tardé una semana para hacer el cuento, los estudios me toman mucho tiempo y, generalmente, no puedo ponerme a escribir tranquila. No así estos últimos días. He aquí el fruto de mi inspiración: El Arpa Mágica de los umpithas Era un mundo habitado por seres pequeños, seres fuera de la vista del ojo humano. Se llamaban umpithas. Vivían en los bosques, junto a los árboles. Esta historia sucede en un pueblo umpitha muy pequeño, habitado por 20 familias y 3 hombres solteros. Cada mañana, al amanecer, se reunían todos alrededor de un arpa mágica de oro macizo que les tocaba su canción de la mañana. Lumpi, el mayor y líder de los umpithas, sacaba el arpa de su caja y pronunciaba la siguiente frase: -Toca para nosotros en este nuevo día, Arpa Mágica. A lo que ella respondía: -Como diga, mi señor. La suave melodía energizaba y daba voluntad a todos. Al terminar, hombres y mujeres se dirigían a trabajar la vegetación y la tierra, y los niños a estudiar. Los sábados y domingos, paseaban por el bosque, se encargaban de su propia tierra o tan solo se quedaban en sus pequeños fosos de madera. Un temporal muy frío azotaba esa noche de viernes en el bosque. Mucho viento, lluvias, tormenta... Cuando esto pasaba, en general, los umpithas se exaltaban y comenzaban a pensar en lo arruinada que estaría la espesura a la mañana siguiente. Entre tanto ruido por el viento y las gotas que caían del cielo, Lumpi escuchó el chirrío de la puerta que protegía al Arpa Mágica pero, con semejante clima era posible que la puerta se moviera y no le prestó mucha atención. -La tormenta duró alrededor de dos horas-dijo Lumpi a su esposa al amanecer-habrá que trabajar mucho hoy. Fue una tormenta que no sentía desde pequeño. Iré a despertar al Arpa. Recorrió doce metros hasta la caja del Arpa, la abrió y empalideció drásticamente. -¡El Arpa!-comenzó a gritar-¡El Arpa no está! Al escuchar semejantes gritos, todos los habitantes de ese pequeño pueblo de umpithas salieron despavoridos de sus casas a ver qué pasaba. Al saber la noticia, hubo dos minutos de silencio y, un poco más calmados, uno de ellos propuso: -Seguramente alguien la robó durante la noche. Todos apoyaron al unísono: -¡Si! ¡Si! Eso fue lo que pasó. Lumpi, siempre muy astuto, replicó: -No nos apresuremos, compañeros. Con ese temporal es muy difícil que alguien se la haya llevado. Investiguemos los hombres aquí, a ver que podemos deducir. Mujeres y niños vuelvan a sus casas. Todos obedecieron al líder con caras de tristeza y decaimiento. No era para menos, para ellos era un hábito escuchar el Arpa Mágica, que era su más preciado tesoro, no solo por el oro del que estaba hecha, sino por el valor sentimental que el pueblo le tenía. Más relajados los varones, de la mano de Lumpi, empezaron a razonar: -Yo escuché el chillo de la puerta anoche. Es posible que se haya caído y la tierra la haya tapado, hagamos una revisión del lugar antes de pensar en cualquier otra cosa. Así fue, veintitrés hombres buscaron el Arpa por todo el perímetro, sin éxito. Volviéndose a reunir el grupo, desesperados, iniciaron las dudas: -Ya sabemos que el Arpa Mágica no se ha caído por ningún lado, ¡alguno de nosotros la tiene en su casa y no quiere decirlo! ¡Vamos! Quien haya sido, confiéselo y no le haremos daño, sólo queremos el Arpa. Continúa en el próximo post...
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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05-15-2009, 09:27 PM | #436 |
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Continuación...
Dicho esto, uno de los umpithas señaló al más soberbio entre ellos: Comba. Este personaje, era considerado el más soberbio de todos ya que llegó a robar los tesoros del pueblo en una ocasión y los escondió, pero Lumpi logró desenmarañar el crimen y apresaron a Comba durante dos meses en una de sus celdas. Inmediatamente, el sospechoso se defendió y alegó que él estuvo en su casa toda la noche con motivo de estar engripado. -Pruébanos tu coartada y te dejaremos libre, por ahora estás bajo vigilancia-sentenció Lumpi-hasta que se demuestre lo contrario. No todos los umpithas trabajan los vegetales. Al igual que en nuestra sociedad, había varias profesiones, aunque no tantas como actualmente. Había policías, curanderos, maestros, comerciantes, artesanos, etc. Una vez que esto terminó, la mayoría siguió con sus tareas habituales, salvo el líder y por lo tanto responsable de ellos. Se sentía muy mal por lo que había pasado, estaba perturbado, desesperado, sin poder pensar ni concluir nada concreto. Los días pasaron igual que antes, pero sin la alegría que el Arpa impartía. Mientras tanto, los encargados del caso investigaban el hecho y buscaban alguna manera de resolverlo. Cinco días después del delito, Lumpi tiene un sueño, donde aparece un ser desconocido, grande y sombrío que le revela una pista: el Arpa Mágica había sido robada por la persona que él menos creía. -¿Quién es usted?-preguntó el umpitha, muy acelerado-¿Quién es el ladrón que robó el Arpa Mágica? El ser, siempre muy sombrío, respondió: -Mi nombre no importa. Lo demás, tú lo sabrás, yo ya tengo que irme, ya he cumplido mi misión. -¡¡No!! Por favor, no se vaya. Dígame quién es el ladrón del Arpa. Sin más, Lumpi despertó, sorprendido. -Estás pálido como si hubieses visto un fantasma-dijo la mujer del líder. -Tranquila, querida, estoy bien, fue solo una pesadilla. Luego de este episodio tan horroroso, Lumpi se levantó de la cama y, como todos los días, fue a la reunión que ellos acostumbraban celebrar y dio el siguiente discurso: -Señores míos, anoche tuve una revelación… Un sueño donde un ser muy extraño me dijo que el ladrón de nuestra Arpa es una persona en la que yo confío. Si tú estás aquí, ladronzuelo, házmelo saber y no me defraudes. Todos los presentes quedaron asombrados, sin palabras y siguieron su camino a trabajar. Pasaron 3 días más y no se encontraban pistas hasta que, un martes por la tarde, uno de los investigadores del caso ve algo extraño, ve una huella distinta a la de todos los pueblerinos e inmediatamente alerta a Lumpi sobre el descubrimiento. El líder, ante esto, pide resguardar el área y reunir a todos los aldeanos para saber de quién puede ser esa huella. Diez minutos más tarde, todos estaban formados mostrando sus pies a las autoridades, sin éxito, los uniformados dejan ir al pueblo y siguen con su investigación. Lumpi se pone a investigar el sitio, busca en cada centímetro algún elemento que le permita sospechar de alguien. -¡Eureka!-festejó Lumpi. -¿Qué pasa, señor? ¿Qué hay? -Nada, nada, no se atormente, no pasa nada. Muy inteligente, el descubridor de la pista crucial, se la guarda para sí mismo. Él encontró una pulsera de mano que ya había visto, pero no se acordaba en quién había Continúa en el próximo post y último
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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05-15-2009, 09:30 PM | #437 |
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visto la pulsera. Siguió buscando y… ¡Zas! Se topó con un pequeño sombrerito que tenía unas hojas vegetales grandes adentro, escondido detrás de un montón de ramas y hojuelas.
Tomó el sombrero con las hojas, y vio que también había unos cordones que estaban entrelazados con ellas. De inmediato comparó una de las hojas con la huella que habían visto y… -¡Señores, señores! ¡Miren esto! -¿Qué hay, señor? ¿Alguna pista? -Sí, observe esta comparación entre unas hojas que encontré y la pisada que descubrimos. Efectivamente, como usted lo ve, son de tamaño idéntico. Estoy seguro que el ladrón utilizó estas hojuelas y se las ató a los pies para no dejar rastros concretos. -Ciertamente, amigo Lumpi, ciertamente. -¡Vean esto! ¡Vean esto, muchachos! –dijo el más pequeño de los trabajadores que estaba allí-la hoja tiene tintura color mora, creo que con esa pista podemos descubrir al ladrón. ¡Propongo una nueva reunión del pueblo para revisar la planta de los pies de cada hombre, mujer y niño de esta aldea! Es así como sabremos quién fue y porqué lo hizo. -De acuerdo-dijo Lumpi- que toda la población se reúna aquí en el centro para una nueva revisión. Espero que de esta hazaña salgan buenos frutos. De hecho, yo tengo otra pista… Eso me permitirá tener más eficacia para el arresto. Después de quince minutos de espera y organización, nuevamente estaba el pueblo formado frente a las autoridades mostrando sus pies. Los dos policías que revisaban, dijeron al unísono: -¡Aquí! ¡Es éste! Lumpi se quedó totalmente asombrado, al igual que todo el pueblo. Los incriminados eran dos ciudadanos muy queridos en el pueblo, un niñito de diecisiete años de edad y un hombre de cuarenta y tres. Al ver semejante confusión, habiendo tan solo un par de hojas, decidió sacar la pulsera que había encontrado y la probó en ambas muñecas derechas. -¡No puede ser! ¿Cómo pudiste hacernos esto, hijo? El niño se quedaba callado, mirando hacia el suelo porque lo habían descubierto. Todo el pueblo estaba atontado, nadie movía ni un músculo hasta que Lumpi decidió apresar al pequeño durante dos largos años. -Antes de irte, muchacho, dime porqué has cometido este crimen. -Lo hice por mi familia, porque vivimos en la pobreza, pero no pude vender el Arpa y por eso aún está en mi casa, bajo mi cama. De no haber sido por ello, habría obtenido el dinero suficiente para sacar mi familia de las deudas. Solo pido que me perdonen, pido misericordia, nada más. Todo el mundo se quedó callado mientras los policías se llevaban al ladrón. Él era hijo de la familia más pobre de la aldea y, tratando de ayudar a sus familiares, cometió un delito que quitaría la voluntad a todos los habitantes. Su familia lloraba, muchos otros decían “lo lamento” y se iban a sus casas. Era un momento de incertidumbre y desesperación total, nadie podía razonar en ese momento. Luego de esto, Lumpi se encargó de poner el Arpa nuevamente en su caja y la llevó cerca de su hogar, para cuidarla. Nunca más se robó nada en aquel pueblo y aun siguen escuchando el Arpa Mágica todas las mañanas, bajo el mundo humano. Espero que les guste... Saludos, Ear. PD: lamento las divisiones de oraciones, copié y pegué por hoja de Microsoft Word. Es decir, un post equivale a una hoja de MS Word.
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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05-15-2009, 11:37 PM | #438 | |
Count
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Quote:
Por cierto me presento para el que no me conoce me llamo Florencia. Muy buenas las cosas que lei!!! todos tienen algo diferente y eso esta buenisimo. ...Y si tiene un poco de "Eyes Wide Shut" pero tambien un poco de "Fuga de Cerebros".... hoy pongo mas y seguro ya te vas a ir armando una mejor idea, si te digo me parece que pierde la gracia @Maldito Lobo : Muchas Gracias por los elogios, pero siento que aun no los meresco. es la primera cosa que escribo de ese estilo Saludos a todos!
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S∆M∆R∆ ♣ Bruja ♣ RIVŌŦRIL ♣ Conjuradora ♣ ŦOMOE SUKISHIRO ♣ Barbara ♣ DARKIŦA LA CAZIŦA ♣ Cazadora ♣
Juga limpio o come mierda. |
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05-16-2009, 11:32 PM | #439 |
Apprentice
Join Date: Feb 2007
Posts: 98
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Quisiera compartir con ustedes la letra de una de mis canciones favoritas. Si bien no es obra mía, quisiera compartirla con ustedes.
A puro dolor, de Sin Bandera Perdona si te estoy llamando en este momento Pero me hacia falta escuchar de nuevo Aunque sea un instante tu respiración Disculpa se que estoy violando Nuestro juramento Se que estas con alguien, que no es el momento Pero hay algo urgente que decirte hoy Estoy muriendo, muriendo por verte Agonizando muy lento y muy fuerte Vida, devuélveme mis fantasías Mis ganas de vivir la vida Devuélveme el aire... Cariño mio, sin ti yo me siento vacío Las tardes son un laberinto Y las noches me saben A puro dolor... Quisiera decirte que hoy estoy de maravilla Que no me ha afectado lo de tu partida Pero con un dedo no se tapa el sol Estoy muriendo, muriendo por verte Agonizando muy lento y muy fuerte Vida, devuélveme mis fantasías Mis ganas de vivir la vida Devuélveme el aire... Cariño mio, sin ti yo me siento vacio Las tardes son un laberinto Y las noches me saben A puro dolor... Vida, devuelveme mis fantasías Mis ganas de vivir la vida Devuelveme el aire... Carino mio, sin ti yo me siento vacío Las tardes son un laberinto Y las noches me saben A puro dolor... Perdona si te estoy llamando en este momento pero me hacia falta escuchar de nuevo aunque sea un instante... tu respiración... Es una linda canción. Plagio la idea de Samara (o Florencia) Saludos, Ear.
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¿Por qué no nos dejamos todos de joder, de insultar y le ponemos buena onda al juego y a los comentarios en el foro? Tenemos algo en común: Jugamos Regnum! Last edited by cerebrito; 02-24-2013 at 07:32 AM. |
05-17-2009, 04:00 AM | #440 |
Pledge
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Ni arriba, ni abajo, ni nada.
Mariano despertó esa mañana como tantas otras. El sol colándose por la hendija de la persiana rota. Le molestaba. Las muecas le hacían doler el rostro. Sabía que estaba despierto, pero quería robarle unos minutos más a la fiaca. Era consciente que abrir los ojos implicaba afrontar la hora, y eso lo conllevaba a tener que levantarse. Finalmente, prometiéndose una vez más que repararía su infalible y cruel despertador, cedió. No encontró justificativo para yacer ahí sin poder conciliar el sueño, como así tampoco hacer luego todo a las corridas. Se levantó de la cama de un salto, cual si hubiese ansiado hacerlo. Fue al baño. Se miro al espejo. Descubrió con tristeza una nueva cana plateando su sien. Se lavó los dientes. Hizo pis mientras se duchaba y se afeitaba. Se cortó las uñas. Talco en los pies. Medias limpias. Camisa a cuadros. Pantalón de gabardina negro. Zapatos algo mal trechos. Todo dentro de lo normal. Saludó a su pececito antes de salir del monoambiente en Villa Crespo. Salió a la calle. Era una linda mañana para caminar. Aún estaba un poco fresco, pero levantarse antes le dio tiempo a salir a la calle y contemplar su barrio con otros ojos. Mariano era asistente gráfico en un estudio de medio pelo que se dedicaba al diseño de portadas de revistas gráficas, páginas web, animaciones 3-D y otras cosas. En su trayecto hacia el trabajo, iba pensando en las múltiples cosas que haría hoy. Terminar la página de Ferrundo era una prioridad. Juan Carlos era un tipo muy bueno, pero demasiado meticuloso. Tenía suerte de tenerlo como jefe. Por lo general no le hacía planteos raros, siempre y cuando hiciera las cosas a tiempo. No le quedaba mucho, tan sólo terminar unas pavaditas y hacer una cita con el cliente para ver si le gustaba lo que había hecho. Ese Ferrundo sí era jodido. Mario Ferrundo. Director de Ferrundo Inc., fábrica de balastos para luminarias. Un galpón con 10 operarios que producía lámparas para alumbrado público. Mariano tuvo oportunidad de conocer las instalaciones. No era la gran cosa. No al menos lo que él estaba proyectando en el diseño de la página. Dudaba ciertamente de que el Señor en cuestión produjera lo que decía. Tenía la sensación de que todo ese catálogo seguramente era importado de China o algún país asiático, y este los vendía a precios infladísimos en el mercado local. Mientras caminaba, iba percibiendo el aire y la luminosidad. Los encargados de los edificios baldeando las veredas, era el más sacramental acto que contemplaba desde su ritual de sueño. La vecina paseando al caniche, lo saludaba con gesto desconfiado. Llegó a la esquina, sacó un bollito de billetes, y compró el diario. Con el diario bajo el brazo, siguió su camino. Mientras caminaba y ojeaba el diario, su panza le recordaba que no había desayunado, y lo bien que le vendría hacerlo. Desde la tarde anterior que no probaba bocado, y eso no era bueno. Pensó en comprar unas galletitas antes de llegar al laburo, y tomarse un cafecito ahí, tan rico como los que preparaba la secretaria. Ah, la secretaria. Pausa obligada en su recorrida para contemplarla mentalmente. Imposible no detenerse un instante y pensar en Dolores. La secretaria del estudio. Que linda era Dolo, o Loly, o Lo, o “rubia te mato”. Era un encanto. Era unos 10 cm. Más baja que él. Pelo rubio ceniza. Ojos miel. Boca carnosa. Un cuerpo que inquietaba desde atrás del mostrador. Siempre el botón de la camisa abrochado hasta el lugar justo. Revelaba sus dotes de fémina, pero seguía siendo una señorita. Siempre comportándose. Impecable, impoluta. Una mina para decir “mamá, mi novia”. Mariano quería invitarla a salir, a tomar algo, a charlar en otro lado, o algo. Cualquier cosa. Un motivo para charlar con ella fuera de ese lugar. Él pasaba cada mañana por delante de su escritorio, y ella, con los auriculares puestos, y recibiendo llamado tras llamado, siempre tenía la deferencia de contestar el tímido vaivén de cabeza con una sonrisa. “Si hoy llego antes que ella la espero”, se atrevió a pensar. No sabía que le diría. Qué excusa era buena para encararla. Al fin y al cabo, no sabía nada de ella, más que era preciosa. Comedida. Efusiva. Elocuente. Y por demás, siempre olía a primaveras en esa recepción. Mariano no era el único que había reparado en esa bella dama. Un pelele de la parte de Administración, un tal Ignacio, le arrastraba el ala. De hecho, él pasaba horas en el escritorio de Dolores conversando con ella. Interrumpiéndola, molestándola. Distrayéndola de su trabajo. Apartándola de sus quehaceres. Importunándola con vaya a saber quien cuantas propuestas indecentes y frases indecorosas. Como odiaba a ese tipo rechoncho, que tenía tanta confianza al hablar y hacer ademanes con sus manos. Se imaginaba golpeándolo repetidas veces con algo contundente, o mejor aún, con sus puños, como una vez lo había hecho de niño. Entre estos pensamientos, Mariano, algo distraído, cruzó la calle sin prestar demasiada atención al tránsito. Lo inevitable ocurrió. Un taxi que dobló un poquito ligero, se lo llevó puesto. Rodó por el capot y cayó en el asfalto, golpeándose con fuerza la cabeza. De repente, una claridad lo invadía todo. Era la luz de su ventana aumentada cien veces. Las muecas no lo refugiaban. La claridad no se disipaba. Miraba a su alrededor y no lograba distinguir nada. Todo era demasiado claro. Al cabo de un rato empezó a distinguir siluetas. Un horizonte pero sin línea, donde el arriba y el abajo se unían en un medio infinito. El abajo era esponjoso, algodonado, suave. El arriba era de un tenue celeste rosáceo. Un terciopelo. Un lienzo colgado en el espacio. Caminó un poco y se encontró con un sujeto en un extraño mono gris. -¿Quién eres? –preguntó el tipo con un palo de escoba en la mano. -Mariano. ¿dónde estoy? -Esto, querido Mariano, es el cielo. -¿Qué?... ¿cómo? ¿Me morí?- replicó sobresaltado y aterrorizado. -Que se yo pibe, si estás acá debe ser. Seguí caminando hasta el mostrador 8. Pregunta por Pancho, que él te va a decir. -¿el 8 me dijiste? ¿Pancho? Está bien. Mariano se aventuró a descubrir su destino. Miraba todo a su alrededor entre maravillado y temeroso. No estaba seguro de qué se trataba. Temía estar muerto, pero de estarlo, creía preferir estar ahí que en el otro lado. Al fín de cuentas, era el lugar esperado para ir cuando muerto. Llegó al mostrador 8. Un sujeto de barba gris, y mucho pelo gris también, en un mono gris, lo estaba esperando. -Mariano, querido… ¿qué carajo estás haciendo acá? -No sé, estaba cruzando la calle, y creo que me atropellaron. ¿Me morí?. -No pibe. Todavía no. Bah, no sé. Depende quien te atienda en el Hospital de Clínicas. Creo que por eso estás acá. -¿Cómo creo? ¿Pero quién me trajo? ¿No sos Dios acaso? -¿Yo Dios? No seas gilastrún. Yo soy Pancho. Acá te indico más o menos lo que tenés que hacer, te doy las reglas sin minucias, tu trajecito gris, y listo. El resto corre por los demás. Tomá, ponete este que te va a quedar bien. -¿Pero para qué? –preguntó Mariano. -No querrás asustar a los demás. Todos los que están acá, se acostumbraron a no ver gente como vos. -¿Gente como yo? ¿Qué tengo? -Pelo negro, algunas canas, un insipiente bigotito. Pantalón, camisa, zapatos, combinados pesimamente si me permitís decirte (los mocasines y la camisa a cuadritos, no van). -Bueno –dijo con resignación poniéndose el mono gris. Sigue en el próximo post
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Armestt, Brujo Eterno de las Sombras de Alsius Et certe cuiusque rei potissima pars, principium est. [Gaius; Digestorum L. I; T. II; 1] |
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