Café Literario

[Icewizard]

Bueno les dejo la 3ra parte disfrutenla

La fundación

Al ver que nos alejábamos de la ciudad también vi que cada ves había mas humanos siguiéndonos y no tenia el poder de tele transportar a esa cantidad de humanos, nos detuvimos para descansar y le pregunte a Ale.

-¿Cuántos somos mas o menos?- le pregunte

-Alrededor de 350 a 400 hombres, hay guerreros y arqueros, leñadores, carpinteros, y muchos hombres que solían construir edificios en las actuales ruinas- respondió Ale

-Mmm interesante, me pregunto si…-

De la nada una mujer de ropas oscuras salió del bosque. Era humana, tenia un aspecto rudo y su cara estaba tapada

-¿¡Quien eres mujer!?- pregunto Ale, sacando su espada

-Soy Maria Olga, pero llámame Maria y será lo ultimo que hagas- respondió- Soy nómada y vi la cantidad de gente que se desplazaba y vine para observar- agrego

-Mmm veo- le dije- Ale tranquilo, no creo que se anime a matar a alguien hoy- Ale me miro con duda y asintió- Por cierto, es que ¿Nunca muestras tu cara?- pregunte

-No, no pienso cambiar ahora- respondió segura de lo que decía

-¿Estas sola? ¿O tienes a un grupo?- pregunte

-Sola- respondió.

-Ven con nosotros- le ofrecí

-¿Para que? No soy necesaria con el tremendo grupo que tienen- respondió

-No sabes que los demonios llegaron a estas tierras, ya destruyeron una ciudad o quizás más pero dejaron a estas personas sin ciudad- luego le conté toda la historia que ustedes ya conocen

Cuando termine de contar la historia ella agrego

-¿Por qué no fundan una ciudad ustedes?- pregunto ella

-No lo habíamos pensado, seria una buena idea, tenemos los hombres necesarios para ir formando un pueblo- dije

-¡SI!- grito Ale que al parecer la idea le fascino

Mas tarde Ale, Olga y yo hablamos con la gente y propusimos la idea de fundar una ciudad.

5 días más tarde

Por suerte llegamos a una ubicación perfecta, había unos pocos árboles y un buen espacio para empezar la construcción. Necesitábamos madera y muchas mas cosas por lo que los constructores y unos guerreros fueron en busca de esos materiales.
Por la noche se escucho una explosión, Ale y yo nos miramos mientras que Olga actuaba como si no hubiera escuchado nada, Ale fue corriendo con los guerreros y avisarles que se preparen mientras que yo invocaba a mi criatura aunque sea de muy poca ayuda.
Pasaron unos minutos y el demonio apareció, era más pequeño que el del bosque pero también le salía fuego por los ojos. Ale dio la orden de atacar, los arqueros lanzaron sus flechas y el demonio se tele transporto muy cerca, solo esquivo las flechas para atacar a lo arqueros que terminaron saliendo disparados para cualquier lado, si, el demonio era de pequeña estatura pero igual de fuerte que el otro. Observe como Olga quería ir a pelear pero para cuando la quise agarrar era tarde, salio disparada a la pelea y bajo su túnica negra escondía una enorme espada, aunque eso no sirvió de nada porque ella también salio disparada debido al ataque del demonio. Ale trato de hacer lo mismo pero termino con el mismo resultado. Por suerte el demonio no vio a mi invocación y sufrió el ataque, el demonio quedo tirado en el suelo pero yo sabia que no era el fin, de hecho, eso seria peor cuando vuelva en si.
Mientras el demonio trataba de levantarse yo utilice mi hechizo de curación mayor, Ale y Olga con algunos guerreros se levantaron y sanaron deprisa, y vieron también que el demonio estaba tirado lo que hizo fue que Olga, Ale y los guerreros lo terminaran de matar.

-Oh, estuvo difícil- dijo Ale

-Si y mucho- agrego Olga

-Ahora deberíamos descansar y seguir mañana, dudo que vengan mas demonios esta noche- dije al final

Ale y Olga asintieron y se fueron a sus tiendas mientras que yo me quede vigilando, no dudaba de lo que dije, pero los demonios no eran del todo mi preocupación

Continuara

[MalditoLobo]

Tras unos dias sin teléfono ni internet, ya estoy de regreso. A ver si seguimos con esto.

Les dejo un texto que hice para un micro para la facultad. A ver si cuando se edite les cuelgo el audio.

La cosa es hacer referencia a un crimen importante en la historia argentina. Me pidieron que escriba sobre el famoso "Petiso Orejudo". Salió esto:



15 de noviembre de 1944
Ushuaia.
En una jaula.



Yace en el frío suelo del fin del mundo. Se retuerce mientras sujeta su abdómen. Por dentro, lo que fuera roto hace tiempo, sangra, augura paz y martirio, angustia y silencio.

El ardor lo invade. Hierve en sus venas lo que una vez fue y ya nunca más será. Es el fin.

-Cayetano-dice una voz, lejos, distante, en un pasado que se torna futuro en la cinta de moëbius que algunos llaman existir.

-Cayetano-insiste la voz.

-Quien..?-murmura él, asombrado y confundido.

-Yo, Cayetano.

-¿Vos?

-Yo.

-Y yo-afirma una segunda voz.

-Y yo también-agrega una tercera voz.

-¿Quienes son ustedes?

-¿No nos recordás? ¿ya te olvidaste de nosotros?

-¡No sé quienes son!

-Pensé que te acordarías de mí. Compartimos un momento muy íntimo en esa casa abandonada, cuando me asfixiaste.

-¿Arturo?

-¿Qué hay de mí, Cayetano? ¿ya te olvidaste como incendiaste mi vestido?

-Reina...

-Petiso hijo de mil puta, ¿tampoco querés acordarte de mí? Yo no me olvido del piolín en mi cuello. Ni del clavo en mi cabeza.

-¡Jesualdo tenía tres años! ¡no podés ser vos!

-No soy Jesualdo. Soy el fantasma del hombre que él no pudo ser.

-¡Dejame!

-No.

-¡Déjenme!-grita, cubriendo sus desproporcionadas orejas. Y las tres voces responden a coro:

-No.

-Somos tu tribunal, Cayetano-le informa el fantasma de la niña que no pudo ser mujer. Sus palabras evidencian la sonrisa que iluminaría su rostro, si lo tuviera.

-Vinimos nosotros, aunque había otros, porque de todas tus víctimas, de todas las vidas que arruinaste, ninguna compartía con nosotros la humillación...

-Ni la agonía...

-Ni la ira...

-A la que nos condenaste, Cayetano.

-Porque el prematuro fin de nuestros días fue un comienzo...

-Fue el inicio de la verdadera tortura:

-Esto en lo que nos hemos convertido.

-¡¿Por qué vienen?!

-Porque somos tu obra maestra.

-Y, como todo creador, serás arruinado por tus propias criaturas.

-Estos largos años en la oscuridad hemos esperado el momento. Este momento.

-Tu final.

-El principio.

Y así, dotados de saber por la realidad última, la que existe más allá de la tierra y sus mitos, de la oscuridad que se extiende tras la luz, ven lo que fue, lo que creó al monstruo, lo que desencadenó a la bestia.

Lo ven en su infancia enfermo y carente de todo afecto, lo ven vagando en la calle, hacinado junto a los suyos en conventillos, azotado sin piedad por su alcohólico y sifilítico padre.

Lo ven entre los desperdicios de los hombres y el sistema, desamparado, presa del olvido y la miseria; es mugre bajo las uñas de una ciudad que devora almas en ese camino que pretende forjar Europa en América.

Lo ven regurgitar al mundo cada golpe que el mundo le dio. No sé preguntan por qué debieron ser ellos los mártires; sólo estaban en su camino, eran figurantes, como él, en la obra de la vida, la que narra la amnesia crónica de las divinidades interpretadas por quienes se llaman representantes del pueblo.

Ven el horror. Comprenden que el teatro es una cárcel donde todos los trabajos son forzados, donde los guardias también son prisioneros, donde no hay más que criminales, por acción o por omisión, y fantasmas, como ellos.

Están en su mente, en su corazón, en lo profundo de un secreto que jamás será revelado.

Esa barrera que divide victimas de victimarios, la que algunos consideran una muralla y otros un cartel mal escrito, se desvanece con celeridad y es reemplazada por algo nuevo, algo más poderoso, algo sagrado: compasión.

Por una fugaz eternidad los ciegos pueden ver y los inválidos erguirse, los enfermos sanan y los pecadores se redimen, mientras el vino vuelve a ser agua.

Por un segundo, a través de los barrotes de la vida, contemplan una idea, una promesa escrita en llamas en los albores del tiempo, un pacto entre la inmensidad y los reos:

Paz, para quienes posen los ojos en las esperanzas, sueños y temores de los otros. Y libertad, cuando comprendan que los otros son ellos.

Todo acaba. Las tres ánimas dictan su sentencia.

-Cayetano...

-Cayetano, por las 27 cicatrices que tu padre dejó en tu cabeza...

-Por quienes no te recordaron...

-Por la vida que tampoco tuviste...

-Por la sangre y los latidos...

-Y, sobre todo, por nosotros mismos...

-Yo te perdono.

-Te perdono.

-Te perdono, hijo de puta.

En el suelo, presa de una violenta agonía, él murmura su última palabra.

-Gracias.

Las sombras lo cubren durante el estertor final. Luego, la nada, el silencio. Y tal vez -sólo tal vez- algo de paz. Para todos.

[ArcticWolf]

Excelente, lobo. Qué fuerte es el perdón, que a veces es más bruto y duro que el rencor.

[Icewizard]

Más integrantes en la familia

Cuando despertaron Ale y Olga les dije si podían hacer de guardia, yo necesitaba pensar un rato solo en el bosque, por suerte ellos no eran personas caprichosas así que no les molesto mi idea y partí para el bosque.
Luego de caminar un rato escuche voces que venían de una ubicación no muy lejana. Me dirigí mas cerca y pude observar a 4 personas que hablaban de que hacer hasta que un humano, mejor dicho una humana, se percato de mi presencia, como yo ella también tenia poderes de curación e invocación, no fue difícil adivinar al ver que lanzo el hechizo invocador y su criatura se lanzo sobre mi, no me causo daño gracias a mi escudo de mana. Luego 1 de los acompañantes saco su lanza, bastante grande debo decir, y se lanzo sobre mí, logre escapar gracias a mi tele transportación cercana pero el otro acompañante se quedo en su lugar aunque luego vi que saco su báculo y su libro de hechizos, lo que me faltaba, un brujo, y peor todavía lanzo un rayo sobre mí. Quede inconsciente un tiempo y abrí los ojos, me habían atado y me quitaron mi libro de hechizos, pero ya no eran 3, eran muchos mas

-¿Qué hacemos con él?- pregunto una

-Nada, hay que dejarlo libre- dijo otro

-Que sea un esclavo- grito uno a lo lejos

-Zelk, que cosas locas decís- respondió otra también a lo lejos

-Erwene tiene razón Zelk, no podemos usarlo de esclavo- respondió la que estaba mas cerca de mí

-Bueno, ustedes 2, si ustedes, Zelk y Maga, podrían dejar de darse besos, ya es pesado- dijo otro medio riendo

-No Cori, vos sos el pesado- dijo la que seguramente era Maga

Como no tenia intenciones de quedarme decidí escabullirme de a poco pero por desgracia me descubrieron.

-¿De donde eres elfo?- me preguntaron

-De ningún lugar, no tengo hogar- respondí- pero ahora estoy con unos amigos fundando lo que será un pueblo- agregue

Ellos se rieron un corto tiempo menos uno de ellos que estaba mas serio pero luego siguieron preguntando

-Cerca de estos bosques, ¿Verdad?- preguntaron

-Si- respondí

-Con razón, esos ruidos eran infernales-dijo una- parecía una pelea mas que una construcción- agrego

-Eso fue también, una pelea- dije y luego les conté la historia que ya conocen.

-A si que los demonios quieren dominar la Tierra- dijo uno

-Si- respondí

Ellos se reunieron en grupo y hablaron un rato lo único que pude escuchar fue

-Si hay que unirse nos unimos, no podemos contra los demonios- dijo una

-Si, Sinna tiene razón, tendríamos que unirnos- dijo el de al lado

-Sefa, según vos, Sinna siempre tiene razón- dijo otro

-No se empiecen a pelear otra vez, esto es serio, nos unimos?- pregunto uno-¿Sinna?- agrego

-Si-

-¿Sefa?-

-Si-

-Zelk-

-Depende que diga Maga- todos lo miraron de mala cara

-Bueno, ¿Maga?- siguió preguntando

-Si-

-¿Cori?-

-Si-
-¿Flav?-

-Se-

-¿Y vos Guaje?-

-Si, yo también acepto, vamos a preguntarle al elfo si podemos- dijo

Luego me preguntaron, yo les dije que si, pero tendríamos que ir al campamento y ver que dicen Olga y Ale. Cuando llegamos Ale y Olga se pusieron a la defensiva, yo los tranquilice aunque no del todo

-Bueno Olga, Ale ellos son… No me dijeron sus nombres-dije

-Ah cierto jajaja, bueno yo soy Guaje-

-Yo Sinna-

-Yo Sefarius-

-Yo Zelk-

-Yo Maga-

-Yo Erwene-

-Yo Coriaj-

-Yo Flavios-

-Bueno, ellos son Olga y Ale jaja- respondí

-A si que planean construir una ciudad, ¿Cierto?- pregunto Guaje

-Si pero los demonios nos complican las cosas, un poco- dijo Olga

-Tendríamos que turnarnos para hacer guardia- dijo Sefa

-Si, ¿Tienen algún hechizo espacial?- pregunto Erwe

-Yo conjuro y curo- respondí

-Yo uso mi espada con mucha habilidad y trato de acabar a mi oponente lo mas rápido posible- dijo Olga
-Yo uso también mi escudo y trato de sobrevivir en las batallas- dijo Ale

-¿¡Eres un invocador y sanador!?- grito Sinna llena de alegría

-Si, ¿Que tiene?- pregunte

-Sinna es siempre la que nos curaba, pero con vos ya no va a tener tanto trabajo- dijo Cori

-Ahhh, ¿Y ustedes tienen poderes especiales también?- pregunte

-Si, yo soy brujo, como lo notaste en el bosque- dijo Guaje

-Yo al igual que Flav, Sefa y Olga, uso mi espada y mato lo más rápido posible- dijo Cori

-Yo mato a mis enemigos a la distancia, si llegan a mi están cubiertos de flechas- dijo la elfa Erwe

-Yo y Zelk también curamos con Sinna- dijo Maga

-Somos un buen grupo- dijo Ale

Nos pusimos a reír durante unos minutos pero de repente una explosión calla las risas.

-¡Ale!- grite- llama a los soldados y arqueros- ordene

Ale asintió y se fue, mientras que el resto me observo

-¿Qué? Hay que estar preparados, son los demonios- dije

De la nada Sinna, Zelk y Maga se pusieron detrás de mi

-¿Qué hacen?- pregunte muy confundido

-No luchamos cuerpo a cuerpo, eso lo sabes, nos quedamos aquí para curar y revivir a los caídos- respondió Maga

Olga, Flav, Cori y Sefa sacaron sus espadas enormes y se pusieron en posición.
Erwe saco su arco corto y se preparo, mientras que Guaje sacaba su libro de hechizos y su báculo de madera. Ahí salieron 2 demonios pequeños, nuevamente los arqueros y Erwe lanzaron sus flechas, aunque la de Erwe ¡Tenia hielo en la punta! Y al ver que su flecha fue la única que golpeo al demonio, al demonio se le congelo el brazo derecho, donde le había pegado la flecha. Luego Guaje lanzo ¡Un meteorito! Y uno de los demonios quedo muy débil, lo suficiente como para que Olga, Ale, Flav, Cori y Sefa le dieran los últimos golpes. Por desgracia el otro demonio se lanzo contra ellos mientras atacaban al compañero y ellos salieron disparados, como había pasado antes. Sinna, Zelk, Maga y yo fuimos a curar a los chicos pero el demonio también se lanzo sobre nosotros, salimos volando por los aires. Sinna se levanto rápido y utilizo el hechizo de curación mayor, ahí fue cuando me pude levantar, Zelk y Maga también utilizaron ese poder, por lo visto eran mucho mejor que yo. Olga, Ale, Flav, Cori, Sefa, se levantaron y fueron nuevamente al demonio, esta ves, lo mataron. El otro demonio no tuvo la opción de correr gracias a que pude lanzar las hiedras espinosas y quedo atado al suelo. Nuevamente Guaje utilizo el meteorito y Ale, Olga, Flav, Cori y Sefa lo terminaron de matar.

-Son duros estos demonios- dijo Guaje

-Si- respondió Ale

-Ale dile a los constructores que sigan trabajando y quizá mas rápido si pueden, no podemos perder tiempo- le ordene.

Ale asintió y se marcho. Luego nos turnamos para decidir quien se quedara. Flav y Ale se quedaron vigilando y cuando cayo la noche cambiamos los turnos, esta ves fue Olga y Maga.


Continuara

[Carpi]

Originally Posted by Icewizard

Más integrantes en la familia

...
Continuara

Espero el próximo...

[Earwin]

Luego de un tiempo escribir (muchos cumpleaños tuve y tengo en este mes) a causa de ciertas razones ya mencionadas, voy a presentarles el primer capítulo de la (micro)novela que comencé a escribir.

(El título completo de la novela aún no se me vino a la cabeza, aunque ya tengo un panorama de lo que será cuando la finalice).

Le dedico esta novela a mi amiga Vanesa, quien me ayudó mucho en este último tiempo

Capítulo I. Una mansión en Hollywood.

Mi nombre es John Swanson. Hoy tengo veintinueve años. Desde hace siete, vivo en New York, pero me estoy mudando a una enorme mansión en Hollywood. Siempre me atrajo esa ciudad por su fama y sus construcciones.

El edificio tenía un aspecto tenebroso, pero con un poco de limpieza quedaría excelente para joven de mi edad. Puse en el garage una Ferrari roja y un Porsche gris, deportivos.

Esta vez, les contaré la historia de mis primeros dos días en la casa.

Entré alrededor de las 2:00 horas, volviendo de una fiesta. Caminé por el largo pasillo hasta mi habitación, me cambié de ropa y me acosté. Luego de quince minutos, escuché un sonido proveniente del sótano. Encendí un candelabro y bajé... Nada, no había absolutamente nada ni nadie. Continué caminando y, en eso, escucho pasos detrás mío:

-¿Quién anda ahí? ¿Es esto una broma?-pregunté, asustado-¡No moleste a esta hora de la noche!

Con escalofríos, corrí hasta mi cuarto y me tapé con las sábanas.

-Pero, ¿qué estoy haciendo? ¡No soy un niño!

Tomé valor, quité una espada de la decoración y recorrí toda la casa en busca del bromista.

Llegando a la puerta del baño, al final del pasaje que contenía todas las habitaciones, vi de frente, durante un segundo, a un hombre vestido con una túnica negra o violácea, acercándose a mí. En ese momento, caigo y desde esa escena no recuerdo nada más, excepto despertarme en mi cama, al igual que estoy ahora.

Me levanté nuevamente. Por alguna extraña razón, traía puesta mi bata. Fui hasta la cocina y tomé un poco de agua, eran aproximadamente las tres de la madrugada. Puedo escuchar el silencio que reina en la mansión. Me senté en una de las grandes sillas del comedor y... ¡Puse el grito en el cielo!: otra vez ese extraño hombre.

Otra vez, fui corriendo hasta mi pieza, cerré la puerta, me tiré sobre el colchón y apreté mis pestañas para "despertar" de alguna manera y, en una segunda vez, me encontré perdido en mis aposentos, vestido.

Me dejé vencer por el sueño y me dormí. Todo el día siguiente lo dediqué a investigar sobre la historia de la casa, quise deducir si esas pesadillas eran solo eso o algo más serio. Estaba espantado.

Descubrí que el primer dueño fue un viejo al que mataron para quitarle la villa y desde entonces, atemoriza a todos los residentes.

-Me mudo mañana mismo-le dije a Emmanuel, un amigo de la infancia-no puedo vivir más con ese viejo atormentándome.

-Jajaja, estás loco, John.

Al ver que yo ponía una cara de enojo, compensó:

-De acuerdo, pero es tu vida y tú la riges. Además, yo tampoco resistiría vivir con un abuelo de tres siglos de edad molestándome en la noche.

La madrugada de este día fue igual a la anterior. No podía creer que una morada tan elegante tenga semejante oscuridad.

El camión ya volvía a buscar mis muebles, con ese ruido insoportable del motor, y hablé dos palabras con el conductor.

-Otra vez usted, señor, es difícil que vea dos veces a un mismo cliente en tan poco tiempo ¿qué le ha sucedido?

-Una leyenda, hombre, tan solo eso.

Fin de capítulo I.

Continuará...

Saludos, Ear.

PD: Hace cuatro días vine para escribir todo esto, y cuando puse "enviar", el explorador me envió a un aviso de error. Se había colgado internet justo en el interín en el que se publicaba el post. Era digno de tirarle unos cuantos huevos a la empresa.

[MalditoLobo]

Acá está el audio del texto que postee antes, espero les guste, yo acabo de escucharlo terminado hoy y la verdad que me gustó.

Yo interpreto un personaje (el que dice "petiso hijo de mil puta" :P)

Descarguen desde ESTE ENLACE

[Wolf_in_Black]

Originally Posted by MalditoLobo

Yo interpreto un personaje (el que dice "petiso hijo de mil puta" :P)

me hubiera dado cuenta aunque no hubieras dicho

[ArcticWolf]

Originally Posted by MalditoLobo

Acá está el audio del texto que postee antes, espero les guste, yo acabo de escucharlo terminado hoy y la verdad que me gustó.

Yo interpreto un personaje (el que dice "petiso hijo de mil puta" :P)

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Jajaja, muy bueno. La voz de la narradora me suena conocida de algún lado... ¿La antigua presentación de Regnum? ¿Teatro, tal vez? ¿Laburó con Marcelo Subiotto?

[armestt]

Jueves por la tarde...

Hoy me levanté solo. Sólo como hace tiempo lo hago. Es decir, no "solo" sin la ayuda de alguien, sino "solo" sin la presencia de alguien más que me robe las sábanas. Hace unos días que ando con esta sensación fea de que nadie me espera o se preocupa por mí, o me alegra el día con alguna pavada.

Esta semana fue toda así. Solitaria y aburrida. Triste y gris. Sin sonrisas ni días de sol. Salí del laburo, y sin ganas de llegar a la soledad y la apatía de la casa, me quedé yirando solo, buscando un lugar que me diera refugio. Para eso los tipos solitarios estamos hechos. Cualquiera puede ser nuestro lugar, no precisamos nada ni a nadie. Pero a veces pasa. A veces sentimos la necesidad de compartir, más no sea, un café con alguien más. Café, ahí está, el clásico café. El siempre compañero elixir que nos ayuda a compartir con alguien una taza de sentimientos, ideas o silencios.

Entre estas ideas, caminando por la calle, alumbrado por las bajas farolas, descubría el rocío y la humedad de esta indiferente Buenos Aires. Busqué el cafetín de siempre, ese donde encontraba amigos que andaban en la misma que yo. Bueno, al menos por momentos, pero siempre había alguien.

Llegué a la esquina de siempre, pero no estaba allí. Hace tiempo que no vengo, pero no me puedo haber olvidado la dirección. Tan boludo no soy, ¿no?. En fin, di un par de vueltas, busqué, busqué, y como dicen por ahí "quien busca encuentra". Di con el puto cafetín que antojadizamente se había sepultado calles abajo que nadie circundaba.

Entré. Para mi sorpresa, nadie. El lugar vacío y con olor a humedad. Las sillas polvorientas me indicaban que hace tiempo, los habitués de ese rinconcito del alma, de penurias y dolores, no era visitado por alguien más. Me senté en la mesita de siempre. Alcé la cabeza, y ni al mozo vi. Me acerqué al mostrador, y nadie estaba. El lugar se desnudaba abandonado ante mí. Pasé a la cocina, y un sepulcral silencio me dijo que me fuera. Me preparé un café y me senté nuevamente en la mesita. Con la mirada cansada, la cabeza adolorida y un nudo en la garganta, alcé la vista, y leí las paredes. Aquella que tenía nuestras historias. Aquellas paredes que contaban nuestras desventuras. Nuestros comienzos, nuestros anhelos. Nuestras firmas plasmadas en el concreto de la memoria. Bajo el farolito azul, sorbo a sorbo terminé el café. Dejé dos pesos sobre la mesa y me fui de ese lugar. En la vereda, al mirar atrás el cafetín ya no esta allí. Nuevamente se había movido. Nadie iba a venir ya. Yo no sabía si iba alguna vez iba a volver. Encendí un cigarrillo y me fui a casa. En el camino, tomé una pluma y escribí esto, hasta aquí, y no más...