03-19-2009, 09:23 PM
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#501 |
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Baron
 
Join Date: Sep 2007
Posts: 708
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Nanananananana
Naaaananananaaaaaaaa No, a ver... no, hum... tampoco... No, no hay palabras che. Decir "sublime" es un insulto a esta altura del partido, simplemente gracias por compartir tu capacidad narrativa con todos 
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Tuor
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03-19-2009, 11:58 PM
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#502 |
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Master
Join Date: Mar 2008
Location: Acracia
Posts: 434
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Es impresionante la cantidad de errores de tipeo que tiene el último capítulo, me va a tomar un buen rato corregirlo =/
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03-20-2009, 12:59 AM
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#503 |
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Initiate
Join Date: Apr 2007
Posts: 209
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Tu encargate de pulicar el próximo cap hermanito, estoy impaciente ¬¬
Demasiado...
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Alexita Ickle "Se vuoi la pace, prepara la guerra" |
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03-20-2009, 01:56 AM
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#504 | |
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Apprentice
Join Date: Feb 2008
Location: en casa
Posts: 86
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Quote:
Diegui, comentarios como ese van a hacer que haya gran demanda de uñas postizas.... Sale hoy, no ??
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Hugo El que me conoce, sabe como ubicarme ... |
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03-20-2009, 01:58 AM
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#505 |
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Master
Join Date: Jul 2008
Location: En tu peor pesadilla...
Posts: 315
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Mas le conviene a Diego sacarlo antes de que me valla a dormir, sino...
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03-20-2009, 02:01 AM
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#506 | |
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Master
Join Date: Jan 2009
Location: Chile
Posts: 558
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Quote:
lo que significa... ¡¡publica el próximo antes de corregir el anterior!!
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Todos los días se aprende algo nuevo
Climene (caba re-aprendiendo a moverse) - Ananke (conju de guerreros) - en receso... |
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03-20-2009, 03:12 AM
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#507 |
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Initiate
Join Date: Nov 2007
Location: No es asunto tuyo
Posts: 240
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Lobito.. te los corrijo yo con tal de que pongas YA el proximo capitulo!
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◄•Maryan | La Orden del Caos ■ Dafnis Arcidiavolo | La Jihad•► No se como "se conquista"... lo que te puedo decir es que cuando una mujer te "calienta" en tres lugares distintos (cabeza, corazon, ...y por ahi abajo :P) esa es la mujer para uno. Y lo mismo para ellas...... supongo  lord_dvl
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03-20-2009, 03:49 AM
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#508 | |
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Baron
Join Date: Sep 2007
Posts: 708
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Quote:
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Tuor
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03-20-2009, 04:24 AM
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#509 |
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Master
Join Date: Mar 2008
Location: Acracia
Posts: 434
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Capítulo XXVII Las Huellas Del Olvido Capítulo dedicado a Alexita Why? You know why!  -Perdoname-la escucha decir. Luego los sonidos y las imágenes se van. Alguien hizo realidad su sueño, al fin. Alguien apagó el mundo. Y así fue como murió, en medio de la última batalla, de cara al cielo, apuñalado por quien salvó su pellejo en mil oportunidades. Y, naturalmente, volvió a la vida. Cuando el último aliento abandonó su cuerpo, cuando el corazón se detuvo, cuando la sangre ya no fluyó, Amelie conjuró un hechizo antiguo y poderoso. Resurrección. El cuerpo se estremeció y el bárbaro se puso en pie de un salto. Débil, tardó un segundo en hilar las palabras. -¿Qué carajo..? -Di el puntazo de modo tal que murieras, pero asegurándome de poner reanimarte, Lobo. Era necesario. -¡¿Por qué?! -Pacto con la naturaleza. Me pidieron que te mate a vos y a tu padre como compensación por ayudarnos a restaurar la naturaleza de tu medio hermano. -Odio cuando hacen eso... -Estás a salvo ahora-le dice ella, curando sus heridas y cediéndole parte de su energía. -No lo creo-gruñe él, señalando sus espaldas. Ella gira la cabeza y lo ve. Un ignita acaba de revivir al bendito alturian. -Ya no es dios-susurra la maga-ya no es rival para vos. -Yo tampoco soy el diablo. Y no estoy precisamente en mi mejor estado. El mago apoya su mano en el pecho de quien lo devolviera a la vida, murmura una frase ininteligible y absorbe el poder de este. Se pone de pie y se acerca a otro más. Repite la operación. Y luego otra vez más. Y otra. Y otra. Y otra. -¡Carajo!-exclama Lobo. -Tranquilo-le dice Amelie-pudimos derrotarlo en Arvanna. Esta vez no será diferente. -¡Esta vez tiene un ejército! -Vos también-dice una voz a sus espaldas. El guerrero los mira. Sus ojos se humedecen al ver a los héroes en fila, dispuestos a todo. Una sensación compleja y desconocida lo invade. Llamemosle orgullo. -Tiene un ejército y sacrifica a los suyos para hacerse más poderoso-le dice Draco. -Podemos perder. -Sabemos eso-afirma Faladithz. -¿Cual es el plan, entonces?-pregunta Maryan. -Pelear, como siempre-asegura Elrod. -¡En marcha señores!-grita el bárbaro y embiste. -¡Estos hijos de puta no tienen ni una oportunidad! -¡A matar o morir acá! -¡Si a alguien le falta maná que hable ya! -¡Esperá que te doy la fuerza de un oso con un hechizo! -¡Necesitás una intervención divina para llegar! -¡Alguien que me cure el brazo izquierdo! -¡Formen una barrera deflectora, caballeros! -¡Mantengan cubiertos a los magos! -¡Weeeeeeeeebooooooooooooo Surtuuuuuuuuuuuuuuussssssss! -¡Rodeenlos! Aquel llamado el maldito asesta el primer golpe, que retumba como un trueno aturdiendo a todos los enemigos diez metros a su alrededor. Otros guerreros, valiéndose de sus lanzas, lo secundan. Comienza una masacre nunca antes atestiguada. Los caballeros se interponen cuando las hordas del alturian reaccionan, resisten cada golpe y cada conjuro, cada flecha y cada sortilegio. Las bestias domadas por los cazadores generan una distracción mientras los tiradores ultiman a los caídos. Dos bárbaros se lanzan sobre Lobo. Él parte la rodilla de uno con una patada y sujeta la lanza del otro. -¡Mi nombre prevalecerá en la historia cuando entregue tu cabeza!-le dice el novato. La punta de una espada atraviesa su pecho. El ignita no puede creerlo. Ha muerto antes de caer al suelo. -¿Querés unirte al clan? -No, pero gracias por ayudarme, Lokura-responde Lobo. Un tirador alsirio tiene en la mira a Gotten. Apunta al cuello del conjurador. Antes de que logre tensar la cuerda una flecha atraviesa su yugular. Uno de sus compañeros ve a quien efectuó el disparo y ataca, hiriéndolo en el hombro. -No hablés, Picard-le dice Tuor-puedo arreglar esto -Rápido, ya vienen. -Sacanos de acá-le dice el joven tras curar la herida. Un enorme utghar divisa a un mago sin protecciones, balbuceando como un demente. Salta sobre él, va a matarlo de un solo golpe. Lo tiene listo cuando un estallido de cristales destroza su cuerpo. -¡Y vi un demonio con cuernos, como una cabra, que intentaba matarme!-grita Remus, presa de su demencia-¡pero un hombre de las nieves con su hielo salvó mi vida! -Ya cállate-le dice Faladithz mientras lo arrastra a un lugar seguro. Cuatro brujos se concentran, están esperando el momento de aterrorizar a las fuerzas de La Razón. De la nada dos cazadores se materializan, disparando flechas trucadas, confundiendolos, convirtiéndolos en presas fáciles. Orcos y yetis se lanzan sobre los vencidos, arrancando a golpes sus vidas. -Nada mal, Dama Blanca-dice él. -Buena idea escondernos tras la tumba, Quilino-responde ella. En en medio de ese infierno Lobo parte la nuca de un enano. -No te queda tiempo-le dice una voz. -¿Quien..? -No importa. Veo lo que se avecina. Sé que aún estás en contacto con éste plano de existencia, es por eso que me oís, cuando el momento llegue... El bárbaro divisa la borrosa figura del tirador. -...no te rindás. No aceptés sus condiciones. No rompás las reglas, sólo doblalas. -¿Albus? Un elfo oscuro lo tira de un golpe a su tobillo derecho. Toma posición, preparándose para destrozarle el pecho. El semi elfo es más rápido: patea su entrepierna. Se yergue y, tomando la espada del ignita, lo decapita. Entonces contempla la primera puñalada al espíritu. Ve a un bárbaro con el cual lucho codo a codo mil veces caer sosteniendo sus propios intestinos. Muere en cuestión de instantes. -Shuogo-murmura el guerrero. A la izquierda ve como seis ignitas combaten, desesperados, la irrefrenable furia de un caballero. Al final logran vencerlo, pero sólo uno permanece en pie para dar testimonio de lo ocurrido. -Ferraje. A la derecha un legión de arqueros ultima a un brujo alsirio, quien con sus últimas fuerzas invoca un centenar de rayo y se lleva media docena con él. -Armestt. Se da la vuelta y ve a otro camarada sucumbir ante una horda de hechizos. Muere, pero asesina a cuatro antes de tocar el suelo. -¡Faker! Mira el suelo, no quiere saber que ocurre. Pero no puede permanecer al margen. Su oscuro corazón demanda que se funda con la demencia, que de batalla. Aúlla y se arroja contra los conjuradores enemigos. Da tres golpes limpios, fulminando a tres de ellos. Dos brujos lo atacan. Él los enfrenta con ciega ira. Hunde el cráneo del primero, parte el esternón del segundo. Cinco cazadores delante. Libera su furia en la tierra, noqueandolos y acto seguido da un golpe que se extiende como una onda expansiva. Quizás no los mata, pero los deja fuera de combate. Un tirador a cuarenta metros. Embiste contra él. Al menos seis flechas lo alcanzan antes de que le ponga la cabeza a la altura de las rodillas en un único movimiento. Cuatro caballeros lo rodean. Se convulsiona, poseído por el Espíritu De La Retribución. Se mueve como un torbellino. Poco importan sus escudos y armaduras, el otro es el diablo. Al terminar se detiene un segundo para tomar aire. Entonces comprende cuanto lo han herido. Es un despojo humano. Apenas puede sostenerse. Cae de rodillas a causa del dolor. -Tengo que pelear...-murmura a nadie. -De eso no cabe duda-le dice una voz. No puede ni siquiera levantar la vista, pero siente como las energías regresan al tiempo que cierran sus heridas. Se yergue y ve a la conjuradora sujetándose el abdomen. -¡Har! ¡estás herida! -Todos lo estamos. Seguí, no es nada grave. -Pero... -¡Seguí, soldado! ¡Syrtis te necesita! No responde. Por una vez obedece. En su mente está redefiniendo más de un concepto, más allá de tierras y murallas, de bosques y razas. Para él Syrtis es su gente. Y es muy cierto que lo necesitan. -Bienvenido a tu funeral-le dice una bruja, interceptándolo. Ataca velozmente. Su magia es poderosa. Pero el bárbaro es letal. Muere antes de tocar el piso, mientras seis trozos de su cabeza vuelan por el aire tras el vigoroso impacto ocasionado por el martillo del guerrero. -¡Mantengan la línea!-grita mientras se acerca a sus compañeros. -¡No se detengan!-grita mientras busca a su padre con la mirada. -¡No retrocedan!-grita mientras siente los conjuros de protección cubriendo su cuerpo. -¡No se rindan!-grita cuando una lanza se clava en su espalda. No lo puede creer. No vio venir ese ataque. Se da vuelta y parte el cuello del novato agresor. Treinta flechas caen sobre él en ese momento. Al menos diez bolas de energías chocan contra su armadura. Y cae, aún sin comprender como sucede. Buena parte de sus compañeros acude en su auxilio, dividen su ofensiva para cubrirlo. -¡Lobo!-grita Luca. -No se detengan ahora...-murmura el semi elfo-terminen lo que empezamos. El enorme bárbaro asiente y da un feroz grito de guerra antes de arrojarse a la batalla una vez más, mientras el viento ondea en la roja cabellera, dándole el aspecto de una antorcha que arde formando las llamas del rencor. Desde el suelo, aquel llamado el maldito contempla el desolador panorama. No sólo mueren enemigos. Hao es devorado por un yeti. Dragokaos es desmembrado. Skua es degollado. Prisioner es aplastado. Lokura es incinerado. Aquellos a quienes conoció, los que aprendió a llamar compañeros, uno a uno se desvanecen en la nada. Para siempre. Gruñe iracundo. Duda del resultado final. ¿Podrá prevalecer La Razón? -Vamos, hombre-le dice Gotten mientras lo sana-esas heridas no son tan profundas. A mitad del conjuro un haz de luz impacta sobre el conjurador, quien cae al suelo inconsciente. Lobo se yergue y contempla a quien atacó a su amigo. -¡Vos! El viejo no contesta. Levanta las manos, preparándose para liberar su magia. -¡A un lado!-grita el brujo, apareciendo de la nada, y ataca. -¡Elrod!-exclama el bárbaro al ver caer a su amigo. No fue rival para el alturian. -Siempre supimos como terminaría esto, ¿verdad, hijo? El semi elfo no responde. Sólo lo mira en silencio mientras las estrellas arden en sus ojos. -Sólo vos y yo, en medio del caos y la confusión. Para serte sincero, debo decir que siento cierto orgullo por tus actos. No fuiste tan maricón como pensé, después de todo. >>Pero, el hecho es, sos un despojo, un cadáver que se rehúsa a morir. No estás en condiciones de luchar ni siquiera contra un oso cachorro. >>Yo, por mi parte, recuperé buena parte de mi poder. Y con eso será suficiente para eliminarte. Colgaré tu cabeza en el puente blanco, a modo de advertencia para quienes osen pensar en algo como esto. >>Nunca más habrá otra revolución. -Andate a la mierda-murmura el bárbaro en un último de acto de rebeldía, mientras se sujeta las costillas.
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Last edited by MalditoLobo; 03-20-2009 at 05:08 AM. |
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03-20-2009, 04:26 AM
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#510 |
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Master
Join Date: Mar 2008
Location: Acracia
Posts: 434
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-¿Lo que salió del vientre de tu madre?
-Jodete. -Me pregunto que oscuro demonio te patea las tripas para que luchés cuando ya todo está perdido. Pero eso no es importante, puedo vivir con esa duda. Saludame a tu madre en el otro mundo. Recordale que, tarde o temprano, volveré a ser dios. Y que allá también podré alcanzar el misterio que reside entre sus piernas. >>Alegrate, hijo. Casi me derrotaste. ¿Que más podés querer? -Yo...-murmura el bárbaro con sus últimos alientos-quiero que...-con su último esfuerzo-¡conozcas el porqué de mi nombre! Y salta contra su progenitor. Cuando va a alcanzar su cuello algo estalla a su izquierda. La fuerza de la explosión los arroja treinta metros. El alturian cae entre los suyos. El semi elfo entre los cadáveres de veinte guerreros aliados. -Mierda-murmura, sabiendo que ya no podrá levantarse. -¡Estamos perdiendo!-grita Faladithz. -No podemos sin guerreros-dice Maryan. -Detenganlos unos minutos más-murmura Amelie. La maga se acerca a Lobo, entre los cadáveres, y se sienta junto a él. -Prometeme que vas a terminar esto-le dice. -Ya no puedo...-responde él. -Sí que vas a poder. Vos y ellos-le susurra al oído, mientras señala los cuerpos a su alrededor. Inicia un cántico arcano. Un llamado antiguo. Un pacto con el universo, con la naturaleza, con las divinidades. Una sumisión vital. Lobo reconoce las palabras. Y su terca memoria lo transporta a la presencia de otra mujer, en otro tiempo, en otro lugar. Mártir. -No...-dice él, tragándose su propia sangre-no ocurrirá de nuevo... Ella lo ignora y sella su juramento. Las llamas de la vida abrazan su corazón y la luz emana de su pecho, cubriendo al agonizante guerrero y a los caídos. -¡No voy a permitirlo!-grita el bárbaro mientras absorbe la energía. Un sismo interior sacude sus seres. Amelie desfallece. -¡NO! -Lucha... terminá con esto-dice ella-prometelo... -Te doy mi palabra-le dice. Una vez más su aullido se escucha en un mundo desprevenido. Esta vez no es tristeza buscando venganza. Esta vez es la señal que marca el punto de inflexión. Eleva la vista al cielo y se concentra en el sonido de su hara. Cierra los ojos y corre hacia dentro de sí mismo, mientras a su alrededor los muertos caminan de nuevo. -El diablo...-dice la voz del universo. -El diablo ya no está en tu cuerpo... -Diablo... diablo... diablo... -No van a tomar su vida-exclama el semi elfo, con determinación. -Hizo un pacto... -Su vida por la de ustedes... -Fue su decisión... -Suya y sólo suya... -No se puede romper un pacto... -¡Pacten ahora conmigo!-grita, iracundo. -Una vida... por muchas... -Algo se pierde... -Entreganos la vida y no tomaremos la de la elfa... -Y la deuda se considerará pagada... -El pacto estará cumplido... -Entreganos la vida-dice el universo. -De acuerdo-responde él. -¿Lo juras? -Lo juro. -Que así sea... tenés un minuto... El bárbaro abre los ojos y busca por última vez a su padre. Ve como los resucitados guerreros atacan a la horda enemiga. Todos sus aliados se juegan la vida en un último y desesperado intento. La moneda gira en el aire, a punto de decidir de quien será la victoria. -Doblá las reglas-murmura recordando las palabras que le fueron dichas-te pidieron que entregués la vida. >>Pero no aclararon la vida de quién. Corre contra ellos, desesperado, en un último intento de separarse del camino que marcaron para él entidades alejadas del campo de batalla y sus horrores, de la tierra y sus miserias. Parte unos cuantos huesos antes de dar con el alturian. -¡Terminemos con esto de una buena vez!-grita el anciano. Trata de noquearlo valiéndose de un antiguo terror, intenta marearlo invocando un meteorito, quiere inmovilizarlo con una hiedra espinosa, angustiado busca congelarlo, paralizarlo, pero todo es fútil. El bárbaro resiste cada conjuro. Una vez lo tiene delante le parte las costillas y azota el suelo con su martillo, quebrandole las piernas. Lo toma del cuello y lo eleva por sobre su cabeza, ahorcándolo. El mago incendia sus manos y lo emula. Para no recibir daño innecesario, sabiendo que el tiempo se le acaba, Lobo lo suelta y patea su pecho, se lanza sobre él, le quiebra los brazos y asesta siete golpes de puño en su rostro, hasta desfigurarlo. -No matarás a... tu padre-murmura el alturian. Entonces el bárbaro siente que algo perdido para siempre regresa a él. Y habla. -Mi padre fue Kurt de Alzerán, héroe anarquista y el mejor hombre que pisó este mundo. Vos no sos más que un recuerdo que debe perecer. Hunde las manos desnudas en el vientre del mago, destrozando la piel y los músculos, abriéndose paso entre los órganos hasta alcanzar el hígado. Lo arranca de un tirón y le da un bocado, con asco y furiosa determinación. -Esto... no terminará así...-alcanza al decir quien no es su padre. Pero no importa. El bárbaro ya no escucha. Lo toma por la cintura y lo carga sobre su hombro. Camina diez pasos hasta una solitaria lanza de dos puntas, clavada en la tierra. Lo levanta y da un salto. Azota el cuerpo del alturian contra el arma. La punta atraviesa la ingle, cruza a través de los intestinos y los pulmones, pasa por la garganta y sale al fin por la boca. Un empalamiento perfecto. -Esta es mi ofrenda al universo-dice Lobo. -La deuda está saldada-informa la voz del universo, a regañadientes. -El pacto está sellado... -Cumplido... -Nada deben... -Marchen en paz... -En paz... -Herr Lobo-distingue ahora esa voz, la conoce de memoria-bien hecho, hijo mío. -Gracias, Kurt-responde él. A su alrededor vive la quietud. Todos se detuvieron al verlo combatir al alturian. Él los mira, casi complacido. Toma una espada del suelo y corta las cuatro extremidades del mago. Por último lo decapita. -Tomá-dice arrojando la cabeza a un elfo oscuro-colgalo en el puente blanco a modo de advertencia para quienes pretendan perturbar la paz... por favor. Clava la espada en una roca y busca con la mirada a los suyos. -Amelie-murmura al ver a la conjuradora, herida y exhausta pero viva, acercándose. -Vi lo que hiciste... oí tu pacto... -No digás nada... todo termina acá. -Vas a necesitar atención en esas heridas, Lobo-le dice Maryan. -Y no es el único-acota Faladithz. -Si alguien me enseña alsirio-comienza a decir Gotten-olvídenlo, no tengo ganas de aprender alsirio. No hoy, al menos. Los rencores, los resentimientos terminan acá. Las heridas cicatrizarán. Las fracturas soldarán. El mundo no cambiará durante la noche. Ni a la mañana siguiente. Ni en un año. Pero todos han comprendido hoy las posibilidades de trabajar juntos, obviando banderas y razas, credos y religiones. Pagaron con sangre el precio de la iluminación, pero ahora pueden ver. No hay cúpulas para enviarlos a morir. No hay nada más allá de sus propias voluntades. -¡Señores!-exclama Faladithz a la muchedumbre-tenemos trabajo por delante. -Andá tranquilo-dice Maryan a Lobo, por lo bajo-creo que podemos seguir desde acá. Te merecés un descanso. Él asiente y les da la espalda. Marcha en silencio, en soledad. -¿Dónde vas?-le pregunta Amelie. -Lejos... -¿No vas a quedarte con nosotros? -Sí, por eso. La sede del clan está en Nueva Raeraia y el trayecto es largo. Quiero mi cama. Ella le sonríe y camina a su lado. -¿Será para siempre? -Ya sabes... -Lo sé. Al menos decime que vas a quedarte hasta recuperarte por completo. -No iré a ninguna parte hasta que cierre la última herida-le responde, en paz con él mismo. El sol despunta en el horizonte. La luz se refleja sobre las calmas aguas. Es un amanecer de victoria. Aquel llamado el maldito respira con lentitud, inhalando los aromas del nuevo mundo que están forjando. Todo lo anterior será sólo memoria. Ahora camina hacia donde vive el olvido. Porque no hay necesidad de recordar el odio de antaño. Su espíritu se inunda de Futuro. Sus pisadas, en la arena y en el mundo, en Syrtis y en la historia, son la sentencia del cierre de un centenar de heridas que aún sangran en las almas de quienes interpretan la obra de la vida en este Teatro De Tragedias. Son las huellas del olvido. Yapa: Epílogo
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