10-15-2009, 09:27 PM | #641 | |
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Te quiero mucho mucho mucho, lo sabes... Besitos
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---->Mi lugra en el Camino<---- ---->Flor del Desierto<--- |
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10-16-2009, 05:47 AM | #642 |
Pledge
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-Bueno, pará…. No te atragantés así con el whisky. No lo apurés tanto que te me vas a empedar y todavía no me contaste tu descabellada idea para ¿rescatar? Al pancho este.
-Todo a su tiempo. Por ahora es cuanto tenés que saber. Llegado el momento, voy a necesitar de tus habilidades, de tu arte, de tu expertise. -¿De dónde sacaste una chaira? ¿No se le pasa una piedra a eso? -Así es más artesanal -contestó el sanguinario libertario sin levantar la vista. -Bueno, vos sos el que sabe de esto. Al fin y al cabo tenés alma de carnisa. Avisame cuando estemos listos, tengo algo que hacer. -Ya sé. Pero no demores. Me dirigí al balcón del patiecito de atrás. Ese que no da a la calle, ni al frente, ni al lateral. De hecho no da a ningún lado, y a todas partes. Donde la Luna se muestra para los enamorados, y para quienes anhelan encontrarla. Aquél lugarcito en el que las estrellas brillan incesantemente para quienes quieren contarlas, pero sin pretender su captura. El horizonte en ese mirador es una ilusión. Un recuerdo. Algo que alguna vez te comentaron que existía. No podría afirmar si ese lugar en verdad era una ventana a alguna parte, o tan solo un grueso y pesado lienzo obscuro que nos mostraba lo que queríamos ver. Cielos color vainilla. Mañanas soleadas. Ocasos púrpuras. Ilusiones, y nada más. Me asomé a ese lugarcito, donde ella, mirando fijo un punto en el espacio obscuro, me daba la espalda. Me acerqué con sigilo. -Hola –me dijo- Podés hablarme. -No quería molestarte. -No lo hacés. -Tampoco quería interrumpir tu pesar, tu meditación, tu… -Mi… nada. Me recompongo, nada más. Ya estoy mejor –me replicó dura y dispuesta, queriendo ocultar la fragilidad de una rosa bajo el rocío de una mañana de julio. Me aproximo un paso más, y me detengo justo detrás de ella. Sigue sin voltear, con los brazos cruzados, mirando un lugar en el indescifrable no horizonte. Aún hoy me pregunto qué estaría viendo ella. Si sé que veo yo. Un entorno azulino. Una espesa bruma en el ambiente. Algunas estrellitas dispuestas a ser regaladas y muchos bichitos de luz. -Me vengo a despedir. -Lo temí. -No quería marcharme sin más. -No hace falta que vayas. -Sí, es cuanto menos puedo hacer. -No le debés nada a nadie, ¿lo tenés claro, no? -Si. Pero no estés tan segura. Podría ser más agradecido. Además, a pesar de todo, no me puedo negar a dar una mano. -También lo sé. Parado detrás de ella, reparé en un bichito de luz que se posó junto a un lunar en su espalda. Sus hombros descubiertos delataron a su cuerpo sucumbir ante la más leve brisa. Brisa que los dos percibimos. Se le puso la piel de gallina, y a mí también. Me acerqué, y tomándola por la cintura, le di un beso en el cuello. Ella se estremeció dejando escapar un tenue conforte, pero sin decir una palabra. Le levanté el bretel caído y me dispuse a marcharme. Por primera vez reaccionó, y me tomó de la mano. -¿Por qué lo hacés? No te entiendo. -Yo también le tengo estima. -Traelo de vuelta, pero tené cuidado, no soportaría que… -con los ojos llenos de lágrimas. -Tranquila –la interrumpí- Voy a hacer lo que mejor hago. -¿Encantar? ¿Conmover? -Mentir. -No seas duro. -Cierto. Falsear contenidos. Crear situaciones. Acomodar las cosas. Moldear la realidad. Retórica pura. Al menos eso me pidieron. -Sos muy duro. -Es lo que hay. Es lo que soy –repliqué, extrañamente, con la misma dureza. -Tengo miedo –me dijo con pavor. -Yo no –le conteste como un acto reflejo. -¿Por qué no? -Cuando uno no se aferra a nada. Cuando no hay nada esperándote, más que un acusador reflejo en el espejo, o tus propias huellas en tu colchón, te aseguro, que no temés perder eso, y no te importa dejarlo atrás, más no sea por cambiarlo todo por lo desconocido. -Perdoname, es que… -Dejá. Me llevo tu imagen contra el barandal. Tal vez sea suficiente si te quedás ahí, e intentas guiarme. -Cuidate –me dijo con lágrimas en el rostro. -Me cuida Diego. -Más miedo me da -suspiró, y volvió a voltear. Entrando nuevamente al cafetín de los sueños rotos, donde las formas libres se manifiestan en cada azulejo, en el que los hombrecitos reposan luego de haber burlado a la muerte. Una extraña atmósfera se desarrollaba en el ambiente. Algunos oportunistas anticipaban una celebración. Inmersos en la más grande nube de pedos, no comprendían nada más allá del ahora. Otros, con rostros lúgubres intentaban comprender lo que ocurría. Algunas almas sensibles se deshacían en trazos, en rimas, en letras, en música, en sensaciones, en gestos, en danza, en besos. Repasé uno por uno a los sujetos. Desde la encapuchada en el suelo, quien por primera vez había dejado de garabatear el suelo, para sentarse contra un recoveco con las piernas recogidas, tomándolas por los tobillos, con la vista perdida, cual si estuviera ausente. Nuestro gladiador, se encontraba apoyado con los codos contra la barra. La colorada con las piernas abiertas, sentada frente a él. Se estaban despidiendo. -¿Vamos? Dale así te ayudo a rescatar al pelotudo este. Dale que quiero volver para la hora de cenar. -Ya voy. -Me replicó desde entre los brazos de la colorada y algo más. -Metele! -lo apuré. Detesto esperar. -¿Qué te hace pensar que todavía existe la hora de cenar? -Que tengo hambre. Ese es un buen indicio. -¿Un sentido mi estimado? -me replicó. -Touché. -Otra cosa... -¿Qué? -No te hagas el rudo -y volvió a sus asuntos con la bar tender. Me aproximé al hueco en el suelo y miré a través de él. Obscuridad. Cómo la del balcón, pero más lúgubre. Me dio vértigo. Cierto pavor. Una vez más tomé el morral y lo inspeccioné. Estaba algo mal trecho. Tenía unos arañazos producto de los años, el tiempo y las desventuras. Llevaba unas palabras escritas en su interior. No lograba distinguir bien la grafía, la cual era bastante rudimentaria. Parecía latín. Quise leer “Cógito, ergo sum”. No tenía sentido que su morral dijera eso. Pero tal vez fue lo que yo precisaba para seguir. Como un mensaje a medida. Cuando lo dejé caer sobre la mesa, un ruido pesado hizo al chocar la mesa. Lo volví a tomar, y una lupa hallé en su interior. Una lupa y una pluma fuente plateada y azul. Una que mi viejo me supo regalar en mi segundo grado de primaria, y la cual creí perdida para siempre. -¿Vamos Dr.? –Atándose una vincha corbata a la cabeza. -No me llames así. -De acuerdo, hacedor de realidades –dijo con sarcasmo. -Jajaja…! Me hacés reir. Sacate eso. -Esperá! Hay algo que hacer antes. -Mirá lo que encontré. -¿De dónde sacaste eso? –Me preguntó con pavor. -Del morral del bolastristes este. -Mierda! -¿Qué tiene? ¿Que pasa? -le pregunté. -No se. No estoy seguro -rascándose la frente. -¿A donde miérda vamos? -Al mundo de las ideas -dijo, produciendo un enorme silencio.
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Armestt, Brujo Eterno de las Sombras de Alsius Et certe cuiusque rei potissima pars, principium est. [Gaius; Digestorum L. I; T. II; 1] Last edited by armestt; 10-17-2009 at 11:35 PM. |
10-16-2009, 11:04 PM | #643 |
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Soledades y un yo inmaterial, que rueda por donde no hay espacio. En un eterno lugar, vacío de causalidades, pensado y no conocido. Teniendo mil caminos que no llegan más que a otra duda. Y duda. Siempre lo hará. No siempre lo hizo. Y precisamente por eso, siempre lo hará.
Rueda, se extiende, se retuerce. Vuelve a ser alguien que olvidó, alguien sin memoria; y no se olvida de ser recuerdo. Es parte de un ayer que no cambia, que será, siempre, igual a este instante. Y siendo tanto, no es nada. Porque ser es ser percibido, y no hay nadie cerca. No hay nada cerca, más que cajones vacíos. En el pañol de la realidad, hilando cosas que de nada sirven si no martillan lo material. ¿Y donde está lo material? ¿En aquellas paredes? ¿Fuera de aquí? En todo caso... ¿Para qué?... El que se dispone a amar, se dispone a sufrir. La materia es siempre el sustento de lo vivo, y provoca muerte. Dependemos de lo corruptible para sentir lo más precioso... Y no le sorprende el cruzarse con los que creyó conocer... Estas son las ilusiones que él mismo creó. Los individuos permanecen siempre encerrados en sus carnes, y nunca sale nada de esa cárcel... !Y cómo le gustaba pensar lo contrario! Cómo disfrutaba el creer que había encontrado un suspiro divino hecho venas y sangre. Cómo se dejaba perder en una mirada viva... que luego fueron miles de miradas; y las dos manos que un día acariciaron a otra persona, que se alejaba sin mover los pies. Y la boca... la boca... La boca que había encontrado el arte de sublimar la noche, de domeñar a las Furias, de alterar el pulso... Boca que, desafiando toda ley natural, estuvo muchas veces en varios lugares al mismo tiempo. Una boca sin dueño, que jugaba a entregarse. Pero... todavía no la había encontrado por esos lugares... No sabía si el tiempo estaba corriendo, si hacia un rato o mil años que estaba ahí... Pero todavía no la había cruzado... Y eso daba esperanzas de alguna realidad que no haya sido ilusión. No ser, y sólo devenir y deconstruirse, en un lugar extraño, parecido mucho a un infierno algo más terrorífico que el de Dante... El infierno que él siempre había imaginado. El más angustiante, sombrío y oscuro. El infierno del sólo pensamiento... Y espera... Con miedo... El Coleccionista espera algo... Espera a alguien...
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R O B A L M A S
Bárbaro Filósofo de La Legión "... No hace el amor; tiene relaciones. No vive; se relaciona..." |
10-17-2009, 12:49 AM | #644 |
Master
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Posts: 434
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El Abogado y el libertario descienden a las tinieblas. Uno se siente Ulises. Piensa en Joyce y en Dante, recuerda la biblia y el corán. Su respiración se hace pesada. Su pulso tiembla un poco.
El otro parece divertirse. -Te dije que te saqués eso. -No quiero. ¿Para algo tiene que servir esta prenda, no? -Se usa sobre la camisa. -Mis camisas nunca están prendidas. ¿Para qué puedo querer esto yo? -¿Por qué en vez de hablar de corbatas no mejor encendés la linterna, Lobo? -¿Cual linterna? -Linterna... ¡pará!-exclama el abogado-¿me vas a decir que venimos a esta oscuridad sin linterna? -Sí. ¿Para qué puedo querer una linterna? -¡Para alumbrar el camino, tarado! -¿Y para qué puedo querer alumbrar el camino? -¡Para ver lo que hay bajo nuestros pies! -Nah, no tengo ganas de perder la capacidad de sorpresa. Seguime. El hacedor de realidad está pasmado. Siempre supo que seguir al anarquista en una empresa, sea cual fuere esta, implicaría desobedecer cientos de reglas, pero esto supera sus espectativas. Tiene que guiarse por el sonido. Las pisadas de su compañero son lo bastante sonoras como para que perderlo sea imposible. Se preocupa. ¿Que tal si algo espera por ellos en el camino? ¿que tal si tienen que toparse con lo que sea que secuestró a El Coleccionista? -Lobo, estamos haciendo más ruido que una motosierra. -Ajá... -¿No tendríamos que ser más... sigilosos? -No. Si vamos en silencio nos perdemos. -¿Y si algo nos quiere atacar? -Que nos ataque. Traje mi katana. De pronto, algo suena en la inmensa oscuridad que los rodea. Algo arcano, viejo y miserable. El abogado da un paso atrás. El anarquista aprieta con fuerzas el mango de la katana. -¿Qué fue eso?-inquiere el primero. -¿Eso? Sólo la Bestia Del Fin Del Mundo. Tranquilo, nada hay que temer. Todo cuanto puede hacer es matarnos. -------------------------------- Sigo después -.-
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10-17-2009, 02:34 AM | #645 |
Master
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Abroðennes
Coleridge. Cervantes. Blake. Milton. Borges. Y todos los demás que me precedieron. Agitada, mi respiración, busca un descanso. Tiembla mi pulso ante la visión de la cima. El soñar revela la vieja pesadilla, el letargo de una lágrima tan gris y tan íntima. Todo cuanto quiero es verte llegar y ante tu arribo, como un niño, me cobijo en el humo, en las sombras; de mi propio temor, mártir cautivo. Soy tiempo olvidado, remota penumbra, sombra de un héroe de cenizas. Soy la embriaguez contumaz de la ira última, la que se desvanece en la nada sin prisas. Reo de la inercia. Rey de los cobardes. Mesías de la miseria. Alborada de la tarde. Río en pleno llanto, expuesto en mi desamparo, como un animal herido, como un fantasma consciente y perdido. Hoy, mitad del hombre que una vez fui, soporto el millar de furias en mi pecho, sufro lo que el viejo zahorí dijo al apasionado y terco Orfeo. Y como él, como Ulises, como Cristo desciendo al tangible infierno. Las llamas me abrazan, pero subsisto. Ardo en rencor, pero no muero. Es mi karma. Mi tormento. Mi miedo es acostumbrarme, es ser uno más acá. Mientras se quema mi carne me rehuso a recibir piedad. El dolor es real. Leo El Epitafio Sin Tumba de Sam, caigo ante el flagelo del tiempo, me rindo ante tan cruel tempestad: No son gigantes, son molinos de viento. Esa llaga abierta en mi pecho sangra las esperanzas que una vez tuve. En la soledad, en la seguridad de mi lecho sueño a Caliope mimetizada con la urbe. Aún, un morador de Urbania, jungla gris sin relieve, se rebela ante las alimañas del pozo corrupto de lo endeble. ¡Sálvame, mujer revestida en sol! Ajeno a la visión del poeta exorcizo de mi alma el dragón que te retuvo descalza en la meseta. Porque no me atrevo a mirarte, porque sólo queda un lamento, porque no tengo palabras para hablarte, porque una vez ya he muerto. Y morir otra vez no sería suficiente. ¡Vengan a mí, negras nubes del error! ¡Cúbranme como lo hicieron con Calvario! ¡Despojenme del latir, del temor! ¡Matenme o devuelvanme el llanto! Esta desesperación, esta agonía, Padre-Bestia, ¿esto es la vida? Como, con manos desnudas y ardiente corazón, una boca muda dará el magistral discurso que cambie el rumbo, que alivie el dolor, que revele el hoy. ¿Cómo, si no temo al mundo ni a la herrumbrada guadaña pero ante su visión permanesco oculto, lejos, en mi distante montaña? Al amanecer nada quedará, sólo la pena de un corazón humano. De mi la fe se marchará, como lo hace una lluvia de verano. Abrazame, poderoso olvido, no dejes que caiga del desfiladero hacia el vacuo precipicio donde fugaz e irrelevante es lo eterno. Será el sol quien reseque mi garganta. Será la cripta donde resida. Será por tanta sangre derramada. Será, será por la vida. No hay motivo para ser un fantasma de lo cierto.
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Last edited by MalditoLobo; 10-17-2009 at 03:00 AM. |
10-17-2009, 04:03 AM | #646 |
Apprentice
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El cielo se desarma implorando tu olvido.
Mi alma grita entre recuerdos y vestigios. La oscuridad avanza procurando mi martirio. Y paso a paso me dirijo hacia el vacío. No eres tú. Ya no soy yo. Nothing else matters ruge, cuando callo, en mi interior. A paso de luz, recuerdo y lo ignoro. Mas, en el vacío y el desvelo sucumbo en desahogos. La batalla constante entre mi yo y mi razón consume toda esperanza, toda ilusión. Pues, es más fácil bajar los brazos, quemar la pasión y olvidarlo todo y corazón. No eres tú. Ya no puedo ser yo. Ya nada más importa. Me rindo ante la culpa y despierto con esta razón. Sé más de lo piensas. Agonizo más de lo que imaginas. Mas, todo resbala con la tormenta de "yo ya no estoy, haz tu vida". No eres tú. Ya no quiero ser yo. Cuando la desilusión se presentó en mi tierra borré todo deseo de tenerte, amor. Pero siempre hay un pero, y ésta no va a ser la excepción. Interpreta esto como el poema que nunca te escribí; como la grieta en la perfecta oscuridad; como lo que dice la voz sin un vivir; como el destello mismo de la tempestad. Ya no es por ti. Tampoco por mí. El sonido de esa pequeña nueva vida me atormenta, me martiriza. Su nacimiento desequilibra la exquisita oscuridad, mi vacío, mi verdad.
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Inexperta al atake
C H I Z I |
10-18-2009, 03:02 AM | #647 |
Apprentice
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Crimen.*
En una escena de las típicas que vivo, conversando con la única que me sigue a todos lados. La única que me acompaña por donde yo vaya y siempre sabe cómo me siento, aunque a veces la pierdo, mas siempre vuelve. Algunos pensarán que estoy loca. Otros se limitarán a entender. Otros menos, harán lo mismo que yo. Camino contra el viento, yendo hacia un lugar incierto. Peleando contra el destino, contra los infortúneos, contra las malas noticias, contra la vida misma. Peleando, casi siempre. Descansando temporalmente sobre una almohada que me transporta a la increíble Tierra de los Sueños, bajo una sábana que me protege de las inclemencias del tiempo, dentro de una habitación que yo llamo "Mi Mundo", donde todos los caminos llevan al núcleo de mi alma. -¿Qué hacés, Ear? -No sé. Vos eso lo tenés que saber mejor que yo, ¿no?. Yo sigo el camino que vos me guiás. Tomo y practico tus consejos. Vos construís el camino que mis pies pisan cada segundo. No entiendo cómo me preguntás qué hago. -Tonta... No era literal la pregunta. Te decía que te pongas a pensar. Pensá qué estás haciendo. Yo estoy para construirte el camino, pero el que está entre los pulmones grita cada vez más fuerte, y yo no tengo tanta fuerza como la que él tiene. -¿Vos pensás que yo no me pongo a reflexionar sobre todo? No hago otra cosa. No quiero salirme del camino que trazás con tanta suavidad -firmeza, a veces- para que pase, pero no puedo dejar a mi alma abandonada. Si no la obedezco, la perdería. Yo no quiero perder mi alma. -¡No me entendés! Parecería que no me conocieras lo suficiente. ¿Nunca pensaste que él se sentiría mal? -¿Por qué? ¿Por qué se tendría que sentir mal? Lo amo más que a mi propia vida. Siendo una narcisista de mierda, en Mi Mundo, él es el más perfecto. No podría hacerle daño, al menos no intencionalmente. No encuentro razones por las cuales tenga que sentirse mal. -Bueno ya veo que no podés darte cuenta sin mí. Desde un aspecto legal, tu relación con él es un crimen. -¿Cómo? ¿Estaré loca? ¿Por qué un crimen? ¿Qué tiene de malo? Es todo lo contrario, es lo más hermoso que existe. -Te explico. Él es mayor. Vos no. Sonará mal, pero... Se lo podría tildar de pedófilo...-interrumpo rápidamente a mi conciencia para contradecirla. -Por supuesto que no. Él me quiere. Yo lo quiero. Ambos tenemos la voluntad de estar juntos. -Nunca nos pusimos a considerar ésto, ¿no?. Ayer apareció aquél Ángel y me hizo dar cuenta. No entendí bien lo que me quiso comunicar, por eso vine a hablar con vos, para que me aclares las cosas y poder guiarte bien. Creo que estás más confundida que yo. Cambio el aspecto. Desde un punto de vista médico y social, también está mal. -Ah... Creo que vi al Ángel hace unos días -horas tal vez-. No parecía muy bien. Me gustaría poder hacer algo para ayudarlo. Deja de pensar en boludeces como lo que acabás de decir y ponete a pensar en algo mejor. ¡Dejá la mala onda, conciencia! -Repito. Desde un punto de vista médico y social está mal. Desde un punto de vista legal está mal. -Ya te expliqué por qué no me parece mal en cuanto a lo legal. Si la justicia está tan interesada en hacer las cosas tan estrictas, que primero apresen a los ladrones, asesinos y corruptos que actúan impunemente ante las narices de la gente. Ya estoy harta de no poder ir ni al almacén a comprar medio kilo de pan por culpa de un MUY MAL funcionamiento del sistema. Ése que la mitad mala del mundo odia y que la otra mitad del mundo aprecia. En cuanto a lo médico.. ¿Qué sería lo peor que puede pasar? En cuanto a la sociedad, me resbala lo que la gente piense, lo que se considere. Hay cosas mucho peores -y no con eso digo que esté mal- que están protegidas por el aval de la gente. Que la sociedad se encargue de otros temas. -En lo primero, tenés razón. La justicia tiene tanto, pero tanto para corregir... Asímismo el sistema. No funciona como debe, pero dudo que cambie. No sé qué sería lo peor que puede pasar médicamente hablando. Muchas cosas pueden pasar. Sólo tené cuidado. En cuanto a lo otro... Deberías pensar en cómo se sentiría él. Tenés que hablarle, si llega el momento. -Confío en que voy a poder consolarlo. Sé que es egoísta, pero mi vida se acaba si lo pierdo. ¿Qué vale la vida si no tengo su amor? ¿Qué vale la vida si no tengo una esperanza? ¿Qué vale la vida si no puedo sufrir porque lo extraño? ¿Qué vale la vida sin amor y sufrimiento? No tiene gracia vivir sin él. Encontró alguien mejor, pero no pierdo las esperanzas. Sé que me quiere, puedo sentirlo. Es como dice Fromm..."un corazón que ama de verdad, sólo puede producir amor...". Me siento como una falla en medio de este mundo perfecto e imperfecto a la vez. Un ser que se escapó de su celda y llegó al mundo para sentir intensamente y vivir la vida apreciando el amor y el sufrimiento y renegando con los desamores y desesperanzas... -Dejá de delirar. Apurate, dale, activá el enchufe así me uno a vos, que se acerca alguien. -Espero que sea él. Mi conciencia y yo volvimos a ser una, después de 3 o 4 conversaciones paralelas en algunos párrafos capciosos. Escuché los suaves pasos de sus zapatos, se acercaba con ese caminar tan peculiar y tan exquisito que tiene. Irresistible. -Hola, Adri. -¡Hola linda! ¿Cómo estás? -La verdad, no sé. Un poco confundida. Sólo hay algo de lo que estoy totalmente segura. ¿Nunca te lo había dicho? Te amo y no soporto la idea de perderte. Tu aroma me hace volar, la sonrisa que te caracteriza hace que el resto del mundo se disipe. No me importa nada más, sólo vos. Abrió los ojos al punto de tenerlo como dos faroles, se quedó boquiabierto. No supo qué decir. Lo demás queda a imaginación del lector. ------------------------------------------------------ *Inspirado, en parte, sobre la canción "Crimen" de Gustavo Cerati. Mensión especial para Angy...... Para que sepas que sí pienso todo lo que hablamos y que por más necia que yo sea, entiendo. No sólo esto, sino para que no pierdas las esperanzas, para que sepas que sí existe un camino, una oportunidad, un destino o algo más profundo. Ah... Una cosa más... No dejes de delirar un ratito chiquito por día. No mucho, no nada. Un poquito está bien . Abrazos, Ear.
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
¿Por qué no nos dejamos todos de joder, de insultar y le ponemos buena onda al juego y a los comentarios en el foro? Tenemos algo en común: Jugamos Regnum! |
10-19-2009, 05:30 AM | #648 |
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Capítulo IX
Sueña Conmigo NOTA: Esta es la última parte de la saga que abre el thread. ¡Gracias a todos por leer! Apoyo mis rodillas en los hombros de Miguel. Sujeto su mentón con la mano derecha. Con la izquierda empuño mi daga. -Es el final-le digo. -Lo será, si es voluntad de mi padre. -Tu padre está en todas partes, mensajero, pero te ha abandonado. Con visceral odio corto su cuello. Mi pulso no tiembla. Un chorro de sangre impacta contra mí. Mi rostro se mancha. Contemplo la incredulidad en sus ojos. Marchito, gris, Miguel agoniza. Puedo ver la oscura luz de su poder demiúrgico desvaneciéndose entre mi legión de cosas-sombra, entre los átomos del mundo material, entre sus hermanos, entre el aire y el agua, a lo largo y ancho del planeta. Se concentra sobre mí y asciende, viaja hasta los confines de la galaxia. Se torna espiral y esfera. Luego se contrae hasta no ser más que un punto en un extremo de la Vía Láctea. Lo que luego ocurra no es de mi incumbencia. De pie ahora, con el cadaver de su comandante a mis pies, contemplo a las huestes de Yaveh. La furia desatada de los miedos mortales es poderosa, pero no lo suficiente. Los ángeles caen, sufren daño, sangran, lloran, claman piedad. Pero no mueren a causa de los míos. Sólo hay un par de cuerpos tirados en las cercanías. Caín juega con los intestinos de Uriel. Risueño, lo asfixia con una parte de su propio cuerpo. Lucifer inicinera a Amenadiel. Es el calor de la Razón, antítesis de la volatil contumacia del Creador, lo que separa de sí cada aspecto de Aquel Que Es Cercano A Dios. Mis ojos van del Primer Caído a una acera cercana. Nazareno está sentado en el cordón, con el rostro hundido en las manos. Intuyo sus lágrimas. Su pena es casi tangible. Sé que no le agrada tanto dolor. Me pregunto por qué no intenta detenernos. A todos. No tiene influencia alguna, pero sus intenciones siempre fueron, cuando menos, pacíficas. Un golpe me saca de mis dudas. Una lanza dorada se clava en mi hombro derecho. -Iezalel-murmuro mientras sujeto el filo del arma. -Caerás, Morpheo, para eso fuimos enviados. No podés ganar-gruñe mientras clava su necia mirada en mí. -Decime, Mensajero, ¿cómo puede caer aquello que no tiene densidad?-pregunto. Ahora transmuto, una vez más. Soy sombras y aire, soy un suspiro solitario en el enrrarecido ambiente, soy tierra y soy baldozas, soy entorno. Soy todo lo que rodea a mi enemigo. Y, una vez más, tomo densidad. Tengo peso. Sin duda me precipito sobre él, yo, Soñador y fragmento de ciudad. Lo aplasto. Lo sepulto bajo mis escombros. Cuando sé que está inmóvil retomo mi forma anterior. De un golpe parto su esternón. Lo ultimo con la daga. Sin rencor, sin venganza. Su muerte no me reconforta. Odio asesinar a los esclavos del Tirano. Odio que una existencia, mortal o divina, deje de ser a causa de mi voluntad. Odio ser el portador de la guerra. Odio ser yo, en ocasiones. *** Ajena al feroz combate entre el tirano y el soñador, María toma asiento en un rincón. Apoya la espalda en la pared. Sujeta sus piernas, las rodea con los brazos, en posición fetal. Deja que su mejilla izquierda descanse sobre sus rodillas. Cierra los ojos. Una lágrima, parida con sentimiento, quizás, rueda por su cara. Y al morir en sus labios, una palabra es pronunciada. -Idiota... Tal vez, muy en lo profundo de la marea de emociones que baña las costas de su ambición, María siente algo que no sea sed de poder. Quizás intuye la muerte de aquel que la amó con locura, con fe, con la pureza del inocente sentir de los niños. Aunque es más probable que esa palabra se refiera a sí mismo. De no haber marchado, no tendría que recuperar su lugar. Cada entidad en este universo, y en algunos otros, sabe lo que ocurre. La batalla es consecuencia de un amor perdido. Ese hueco, ese pedazo de nada que no late en el pecho de El Tejedor; esa angustia, tan humana, tan real, tan perecedera; ese viento huracanado que lo mece en la cima de la montaña del rencor, ese fuego, frío y por momentos fatuo, que lo abraza dentro del Templo Del Adiós, ese océano escarlata de puro resentimiento que lo ahoga bajo el Puente Del perdón; esa emoción tan profunda, ese sitio entre la venganza y la redención, que lo jala, lo despedaza, lo lastima. Ese perfume ausente. Esa voz. Esas tres palabras que se repitieron una y otra y otra y otra vez. Ella no volverá. ¡Claro que no volverá! ¡jamás lo hará! ¡no lo ama y nunca lo amó! Porque nada siente la Puta De Los Dioses. Puede retorcerse bajo el peso de alguna divinidad-lumpen sin vomitar, puede dejar que la posean, que la hieran, que la usen y jamás se quejará. Porque ella posee, hiere y usa a cuantos se paran en su camino, en esa encrucijada que une el sendero del héroe con el del cobarde. Alguna vez la golpearon y penetraron en una carpintería durante tres semanas. Casi murió. Y a eso le llamó afecto. Hoy le llamaría negocios. Porque viene de un mundo indiferente, de una realidad que deja al débil morir y ríe al ver los gusanos devorar las córneas de sus cadáveres. Sobrevivió, de algún modo, durante milenios. Aprendió a camuflarse, a cosechar admiración, afecto y amistad. Fue valorada con verdadero sentir. Pero no le importó. Porque jamás buscó amor. Nada vale ese temblor furtivo que acosa la humana sombra, nada vale esa imperiosa necesidad por proteger al origen de tan poderosa combulsión, nada vale para la meretriz. Es basura, el desecho de un universo egoista centrado en el ominoso ser que lo rige. Y debe perecer junto con el mundo que la creó. *** La energía que fluye entre los mundos se mueve ahora a causa de la voluntad de Lucifer. Lo rodea. Lo protege. Y muta. Martillo es. La muerte en un golpe certero y veloz. Media docena de arcángeles caen a causa del impacto. Lo observo. Su ayuda, aunque no del todo inesperada, es bienvenida. Caín parte huesos, brama divertido, asesina Mensajeros sin piedad. Alguien en el futuro, cuando sea narrada la leyenda de La Rebelión Última, dirá que el primer asesino esperó por esto desde su destierro. Y tal vez es verdad. Las Huestes caen. Una legión de cosas-sombras, de pesadillas exorcizadas del seno de la humanidad, las acosan. Y tres renegados las ultiman. Su mayor arma fue inutilizada por un mortal. En la Ciudad Investida En Luces, Yaveh comprende, sólo ahora, su gran error. Ni siquiera los dioses pueden matar un sueño. Yo me sonrío. La victoria es nuestra. No pueden ganar. ¿Cómo destruyes lo que no es? ¿cómo anulas la más íntima esperanza? ¿cómo erradicas algo que huye de un inconsciente y se plasma a sí mismo en palabras y sonidos, en colores e ideas? ¿cómo fallece un axioma? ¿cómo se olvidan los paradigmas? ¿cómo se desangra lo inmaterial? ¿cómo se pulveriza el séfiro? ¿cómo se ahoga a un pez? ¿cómo apedrea una nube? ¿Cómo? *** La humanidad duerme. En sus corazones la blasfemia prolifera. Toma forma y se presenta ajustado a la subjetividad del espectador. Algunos ven un político honesto. Otros una enfermera. Un profesor. Un periodista. Un acomodador de cine. Un bibliotecario. Una monja. Un poeta. Un anarquista revolucionario, cínico y demente. Un ser querido. Una curandera. Un dealer. Un derrotista. Un perdedor. Una prostituta. Un ladrón. Alguien que sólo puede decir la verdad, ya que la mentira no puede vivir en sus palabras. -No hay piedad-dice su primera voz. -No hay perdón-murmura su segunda voz. -No hay recompensa por la bondad. -No hay palmadas en el hombro ante toda una vida de servilismo. -Sólo hay infierno para quién así lo anhela. -Y el único castigo es siempre una sentencia autoimpuesta. -Porque somos esclavos-sentencia su séptima voz. Humanidad nada dice. Sólo escucha, atenta, como un niño al aprender la lección del día. Los misteriosos caminos del creador son revelados ahora. -La humanidad es el combustible de la voluntad de Yaveh. -Es un soberbio, necio, egocéntrico. -Sin tu amor no podría existir. -Es un cobarde que teme a la soledad. -Y cada acto le es funcinal. -Por la fe... -...o por la culpa. Conetenés la respiración. No es lo que querías oír. Pero si los conocen la verdad ¿por qué vos no deberías? -Te usa. -Te hiere. -Te recicla. -Te humilla. -Te llena de odio. -Te vacía. -Y lo disfruta. Ya no podés más. Quema tu ser, la verdad que fue oculta bajo tu nariz. No querés aceptarlo. Pero sabés que nadie te miente. ¿Cómo podrían? -Quiere que elijás amarlo. -Quiere que esta realidad repleta de miseria y dolor... -...de angustia y soledad... -...de ira y resignación... -...lo prefiera. -Aún, la oscuridad y el rencor son mejores que la nada absoluta. -Pero podemos cambiar eso. Respirás. Una tenue esperanza se materializa en tu interior. Un berrinche infantil, olvidado en tiempos de adolescer, cobra fuerza y, como el viejo fénix, vuelve a la vida. -Cambia el mundo-dicen unísono las siete voces de la blasfemia. Tomás consciencia sin despertar. -Cambiá el mundo-dice un niño en Palestina. -Cambiá el mundo-dice una mujer en Chile. -Cambiá el mundo-dice un hombre en Noruega. -Cambiá el mundo-dice una ancina en Japón. -Cambiá el mundo-piensa en un feto en Afganistán. -Cambiá el mundo-lamenta un fantasma en las profundidades del mar Indico. Cambiá el mundo, te decis, Humanidad, a vos misma. Y entonces ocurre...
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10-19-2009, 05:31 AM | #649 |
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Un temblor sacude el lugar. Todos caemos al piso. Las Huestes y mis aliados, Nazareno y María, hombres y divinidades. Objetos e ideas.
-¡¿Qué es esto?!-grita Caín. -Algo viejo...-murmura Lucifer. -¡Padre!-gritan los arcángeles. -Viene-digo a mis camaradas. -¿Él?-cuestiona Caín. -Él-respondo. -En persona-agrega el Primer Caído. Siento su presencia. La temperatura aumenta. El espacio pareciera reducirse. La naturaleza gime, herida y horrorizada, el tiempo se curva, transcurre ahora con lentitud de sepulcro, de muerte, de no-ser mientras el fantasma de Parménides grita, iracundo, ante la paradója presente. Es luz autogenerada. O así se manifiesta. Está acá. Yaveh en persona viene por mí. Abrumados por la luz, los renegados nos erguimos. Las Huestes se postran y adoran a su maldito emperador, a su creador, a su dios. Nosotros, sin bandera ni tierra, lo miramos desafiantes. -Morpheo-su voz, pesada y prepotente, pronuncia mi nombre. -Yaveh-digo. -¿Por qué me persigues? -¿Por qué? ¿por qué te persigo? Porque sos un tirano, un miserable, un apestoso y sádico regente torturando tu creación, ahí arriba, cínico en tu cima de la nada. Porque son milenios los que mis hermanos mortales llevan soportando tu reinado de sangre, de miedo, de coerción, de cárcel, de infierno, de iniquidad, de mentiras, de manipulación, de odio, de egocentrismo. Porque sos un despota, un embustero, un ruin, un cobarde, un malcreado, un error. Porque no creo en tus guerras, porque no creo en tu policía angelical, porque no voy a matar, ni a morir, por vos, Yaveh. Porque sos todo lo que desprecio: un onanista decrépito que se masturba sobre la orgía de sangre y muerte que ha traído. ¿Eso te excita, verdad? ¡No podés sentir placer si no es causa de la destrucción! ¡por eso, y no por la soledad, creaste este mundo! Estás enamorado de vos mismo, payaso, y en tu cópula con el espejo dejás siglos de cadáveres para adornar tus macabras fantasías divinofilicas. >>Te persigo, Yaveh, porque has mutilado la voluntad. ¡Mirá a tu alrededor, tirano! ¡mirá cuanto daño has hecho a tu propia obra! Vos, que condenás la libertad, los has hecho a tu imagen y semejanza, repletos de tus miserias, de tus defectos, de tus mentiras, de tus temores. Temen las pesadillas porque vienen de mí, de tu gran enemigo. >>Contempla a quien está a mi derecha: el lucero del alba, el pastor de los soles. Tu obra primera obra. ¡Él enseñó su primera virtud, el anhelo de libertad, a los hombres! ¡cayó por eso! ¡y feliz lo hizo! ¡porque todo, incluso dejar de existir, es preferible a serte funcional, cobarde! >>Y él a mi izquierda: desobedeció tus leyes a causa de esa mancha, negra y maligna, con que ensuciaste su espíritu. Para divertirte lo marcaste; nada podrá dañarlo. Por eso, en su mente, ha sufrido todo este tiempo. Las voces de sus víctimas lo acosan cada noche. Se arrepintió una y mil veces. Pero no es suficiente. ¡Nada es suficiente para vos! >>Y a mis espaldas tu hijo: el pobre Nazareno. Sin voluntad para negarse a tus mandatos, incapaz sin vivir siquiera con la esperanza de tu amor. Lo despreciás y el muy necio mantiene fe en el cambio. Pero vos no cambiás, ¿verdad? Sos demasiado viejo, demasiado corrupto como para aprender a ser diferente. >>Y su madre... su puta madre... ¡que se joda su puta madre, también es obra tuya! >>Te persigo porque en tu realidad no veo más que muertos, cárceles, hambre, policías, ejércitos, guerras, esclavitud, reyes, presidentes, maltrato, opresión, totalitarismo, mentiras y manipulación. >>Te persigo porque alguien debe oponerse, Yaveh. Porque no puedo permitir que tu poder haga ya más daño. Te persigo porque aún puedo oponer resistencias. Y porque jamás aprendí a rendirme. -¿Y crees que podés destruirme, Morpheo? -¿Yo? No, Yaveh. Vos serás arruinado por tus propias criaturas-respondo y, una vez más, invoco a mi blasfemia. *** El Maestro en tu mente, el que te ha revelado la verdad, se estremece. -Es la hora-te dice, consternado. -¿Qué hora? ¿qué debe ocurrir? -Todo debe comenzar; todo debe terminar. -¿Todo? -Sí. Todo. Debés destruir el mundo. Este mundo. Debe ser deshecho, reducido a escombros. Y luego, con los escombros, debe ser reconstruido. Porque aquel que ocupa el trono caerá. -¿Y qué si no cae?-preguntas. -Entonces caeremos nosotros. Seguime. Y seguís al zahorí, mesías, profeta, apóstol, padre, hijo, maestro, lobo, mártir, suicida directo hacia el afuera de vos; hacia el aspecto material del mundo que te rodea. Despertas. Ahora es acá. Yaveh está presente. Es hora de decidir. *** Siento su intranquilidad. Tiene miedo. Lo sé. La inmensa luz que nos rodea se horroriza. Caen ya a la vigilia los mortales. Y ahora no creen en él. Esta es mi obra, mi legado. Libertad. -¿Debo temer, Morpheo? -Aún no lo sé, Yaveh. ¿Acaso tu voluntad no debe ser hecha? -¿Por qué haces esto? ¿por tu amor perdido? ¿por la humanidad? -No lo hago yo. Son ellos, tu rebaño. -Eso no tiene sentido. -Los caminos de la humanidad son misteriosos-murmuro con ironía-por eso no lo comprendés. Pero no te angusties. Tras tu muerte todo te será revelado. -Desiste, Morpheo. No podrés triunfar. -¿No? Vencimos a tus huestes. Te obligamos a des-crear a Mitra. Gabriel y Miguel murieron. Mira mi ejercito de sombras soñadas, de tiempo latente, de angustia mortal. Mirate a vos mismo, descendiste desde La Ciudad Investida En Luces para hablarnos. Perdiste, Yaveh. -No. Todo esto fue parte del plan desde el comienzo-responde su voz. -No lo escuchés, Soñador-me dice Lucifer-este viejo mentiroso está desesperado. Nos tiene miedo. Sabe que no puede ganar, por eso intentará pactar. -No te rindas-murmura Caín a mis espaldas. -No lo haré-respondo. -Detente, Morpheo-exige Yaveh-el mundo perecerá si no lo haces. -El mundo no está en peligro. Lo sabés tan bien como yo. -¿Acaso la creación puede sobrevivir al creador? -Sí. Eso es exactamente lo que creo. Nadie te necesita. Escucho la carcajada de dios resonar desde Sydney hasta Tampere y desde Juneau a Teherán; desde la Ciudad Investida En Luces hasta Pandemonium y desde Asgard hasta R'lyeh. Todas las entidades en todas las realidades la escuchan. Yaveh ríe. Los bellos en las nucas mortales se erizan. -La humanidad me amará hasta la muerte-dice. -Y hoy es tu funeral-respondo. -¡Ya soy Yaveh! ¡soy el verbo! ¡no puedo morir!-exclama, iracundo. -Yo soy Morpheo, soy el tejedor, antes que las musas regalaran la inspiración a los hombres yo estaba ahí. Estaré acá mucho después que tu nombre se pierda en las arenas del olvido. Yo contemplé a las divinidades ciegas y enseñé a tocar a Ritchie Blackmore, yo luché junto a los Aesir y le regalé su primer pincel a Michelangelo. Yo tengo un sueño. Y en ese sueño no estás vos. -Se terminó tu desafío-me dice, calmo ahora-creé al hombre y le di la tierra, tierra que dividió por mi voluntad. Mató y vivió en mi nombre y ahora, también en mi nombre, se postrará ante mí. Y vos desaparecerás.
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10-19-2009, 05:33 AM | #650 |
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-Comprobemos eso-digo, no sin cierta curiosidad-cesa tu influencia que yo cesaré la mía. Y dejemos que tomen su decisión. Quiero ver a quién elijen.
Y así lo hacemos. Él, luz divina de la Gran Ciudad de Plata, se apaga y se torna sombra. Yo sueño. Los hombres y las mujeres, los niños y los viejos, se aproximan a este lugar. Caminan entre los arcángeles que agonizan. Contemplan la desnudez de la virgen y el llanto del mesías, atestiguan el temple del diablo y la bondad del asesino. Ven en toda su magnitud de la oscuridad de Dios. Y eligen el sueño. -Hijo de puta-murmura un niño de seis años. -¿Por qué me insultas, niño?-pregunta él, desde sus tinieblas. -Porque me lastimás. -No te he hecho daño. -¿No? ¡Mirá lo que hiciste! -Los ángeles fueron dañados por el portador de sueños. No fue mi voluntad. -No lo digo por eso. El mes pasado el sacerdote hizo la colecta anual para los necesitados. Nos pidió que regalaramos cosas. Está bien eso, quiero ayudar. Pero... ¿por qué nos pidió que regalaramos algo con valor sentimental? Regalé mi osito... lo extraño. Bien daría ahora todos mis jueguetes por tenerlo de nuevo. ¿Por qué debo sufrir? -Porque es un viejo mentiroso, un sádico. Porque disfruta el dolor-acota Lucifer. -Porque su esquema de la realidad tiene por paradigma el tormento-comenta Caín. -Porque desprecia todo aquello que no le es funcional. Y cuando algo ya no le es útil lo arroja del paraíso. Como hizo conmigo-dice, entre lágrimas, Nazareno. -Porque eso es él-digo al niño-es el dolor, la amargura, la soledad, la tristeza, la ira, la venganza, el rencor. Es la miseria. -Tengo un sueño-me dice el pequeño-sueño que vuelo. Con mi osito. ¿Por qué al despertar jamás vuelo por mucho que lo intente? ¿por qué mi osito nunca volverá? ¿por qué olvido lo que quiero recordar? ¿y por qué la memoria retiene lo que quiero perder? -Porque los recuerdos son demonios que anidan en los laberintos del sueño. Porque al dormir somos sabios y al despertar neofitos. Porque La Vigilia guarda la maldad del corazón. Y Oniria las virtudes del alma. -¿Tendré mi osito de nuevo? -Fue un sacrificio en nombre de tu creador, hijo mío. Deberías estar orgulloso por ese dolor-interfiere Yaveh. -Tengo otro que puedo darte-digo-será un viejo amigo que aún no conocés. El pequeño me sonríe. Mira a las sombras, saca la lengua, y se va. Ahora yo sonrío. Si Yaveh tuviese rostro... -Creo que eso lo demuestra todo. -Eso no demuestra nada, Morpheo. Aún están a merced de mi voluntad. ¡De rodillas!-grita. Algunos mortales caen postrados ante su mandato. La mayoría, lo ignora. Hay un momento de estupor. Él cree que el tiempo se detiene. Yo sé que no estoy inutilizando los relojes. Tras el impacto inicial me habla. -¿Creés que esto va a matarme, Morpheo? -Ya no creen en vos, en su mayoría. Las generaciones venideras te olvidarán, Yaveh. Te perderás en la amnesia colectiva. No serás recordado. Ahora son libres. -¿Cual es tu secreto, Dador De Formas? -Negación. Ahora marchata con tus ángeles a la Ciudad Revestida En Luces. En el futuro la demoleré. Los prisioneros, tanto de tu falso paraíso como de mi verídico Pandemonium, serán liberados. Todos tienen un lugar en Oniria. Todos. -Esto no ha terminado. Volveremos a encontrarnos-dice y luego ya no puedo sentir su presencia. Debiles y derrotados, Las Huestes toman en brazos a sus caídos y emprenden el vuelo hacia los confines de la realidad. Me concentro y dejo que los humanos duerman unos minutos más. Cuando despierten tendrán dudas, pero la rebeldía en sus corazones permanecerá intacta. -Creo que podemos tomar eso como un triunfo-dice Lucifer a mis espaldas. -Sí. Eso creo-respondo. -¿No vas a dormir a este?-pregunta Caín mientras señala al joven que conocí en mi descenso. -No. No tengo influencia sobre él. Es libre desde hace mucho tiempo. Toma-le digo al muchacho mientras saco de entre mis ropas la cantimplora que me obsequió. -¿Quedan cosas por hacer, Soñador?-pregunta Nazareno. -Siempre-le digo. Ahora materializo un osito de peluche y se lo entrego-¿podrías llevarle esto a un niño que duerme mientras hablamos? -Lo haré. ¿Sabes que ocurrirá conmigo? -No. Eso lo sabés vos. Y sólo vos. Inspiro profundo. Las nubes se disipan. Amanece. Amanece sobre un mundo viejo que quiere sentir caricias nuevas sobre sus ríos y sus montañas, amanecen arcanos mitos y nuevas leyendas, amanece una nueva humanidad. Y sus ojos también amanecen. -Soñador-susurra María en mi oído. -María. -Soñador... podemos volver a empezar también nosotros. Todo es nuevo y nuevo es mi amor por vos. Danos otra oportunidad. Mi corazón es tuyo. Yo soy tuya. No respondo. Debo confesar que estoy un poco perplejo. El joven, el de la cantimplora, se aproxima. Saca una caja de cigarrillos. Me ofrece uno. Acepto. -Yo tenía una novia que decía cosas así-comenta él-era muy dulce. Y me empalagó. No nos hace falta la insulina, camarada. No. No nos hace falta. -María... María, no volvás. No latis en mi pecho. -No me olviste y lo sabés. -Siempre te recordaré. Sos una huella en mi espíritu, la marca que deja un enorme sufrimiento. Pero nada más. Cuando vea la cicatriz recordaré el dolor. A vos ya te olvidé. Andate ahora. Te esperan en tu burdel. No pensés en mí. Yo no voy a volver. Ella no dice nada. Miro hacia el este. Lucifer y Caín están ahí. -Vamos-me dice el fumador-necesito que me expliquen con lujo de detalles todo esto. Asiento. Nos reunimos con los demás. -¿Y ahora? ¿qué debe ocurrir?-pregunta Caín. -Quizás ya no portés la marca, viejo amigo, quizás ya no estés maldito. -En ese caso, veremos qué puede ofrecerme el mundo-comenta con una sonrisa. -¿Dónde quieren ir? -Vamos al bar-responde Lucifer-hay whisky y chicas, música y paz. Quizás los tiempos de guerra han terminado. Caminamos, exhaustos y gloriosos, hacia el origen de todas las cosas. Nos acompaña el humo de un cigarro y la humedad de una noche frenética que cambió el mundo. Y sanó un corazón. En mi respiración ella ya no tiene lugar. Ese enorme, insondable vacío que era el centro de mis emociones es ahora líquida materia, fluye a través de mí. Dentro llevo la mar, donde antes no había nada; donde antes sólo hubo dolor. Miro a Lucifer. Y él me devuelve la mirada. -Retiro lo dicho, Soñador. Al final sí lo dijo, ¿verdad? -Sí. Dice que me ama. -¿Y vos? -¿Yo qué? -¿Te importa ella? -No. Ya no soy prisionero de su voz. Me libré de su tormento. -Y en el proceso derrotaste a Yaveh-dice, risueño y divertido. -En el proceso, pobre diablo, dejé de ser un ser vacío. Ahora mi mundo interior está poblado. -¿Otra mujer? -Un mar. -Qué bueno. Puede ahogarte pero no quemarte. -Yo no respiro-murmuro. Nos perdemos en los laberintos urbanos, cuatro machos a la antigua, con pelo en el pecho y un corazón que late debajo. Mañana, En La Ciudad Investida En Lucesm Yaveh llorará su desconsuelo. En Pandemonium Lilith se cuestionará el futuro. En el burdel María atenderá a sus clientes, aún en busca de aquello que no llegará. En Asgard Fenris, el lobo, y Odín, el caminante de cielos, beberán alegremente, como hermanos. En Oniria Martin Luther King se preguntará si debiera reescribir sus discursos. Y en La Vigilia un niño despiertará a la mayor sorpresa de su corta vida. -Mi osito-murmurará al ver a su lado el juguete. Recordará lo hablado poco antes. Recordará las sombras que desprecia. Recordará al sujeto que llevaba la noche por vestiduras y las estrellas por mirada. Se asomará a la ventana. Apretará con fuerzas a ese viejo amigo que acaba de conocer e inundado por la esperanza murmurará a ese hombre dos únicas palabras: -Sueña conmigo. FIN
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Last edited by MalditoLobo; 10-19-2009 at 04:28 PM. |
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