10-22-2009, 09:56 PM | #661 |
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Durante el crepúsculo de un viernes por la tarde, la alegre y esperanzada mujer se sienta sobre su antigua silla de madera. Todo estaba envuelto un increíble silencio. Toma una pluma larga y firme que estaba acomodada en un tintero. Abre su casi prehistórico diario, de páginas grandes, con hojas amarillentas por la antiguedad del libro. Comienza a escribir, como caídas del cielo, unas cuántas palabras:
"Sueño. Porque tu sonrisa alegra mi vida. Porque tu mirada se encuentra con la mía. Siempre que te escucho susurrar no hago más que suspirar. Siempre que te oigo hablar, dices una gran verdad. Durante el día, yo te veo; bajo la luna, yo te sueño. En un mar de amor inmenso me tienes tú inmersa; nadando para encontrarte, oculta en mi inocencia. Cada vez que en tus ojos me fijo, mirándome yo te encuentro; atraída por un pequeño hilo de lágrimas cayendo sobre mi pecho. Triste me veo en mi sueño cada vez que estás lejos cada vez que te pierdo sin haberte tenido más que en ese universo. A ciegas intento llegar a la cúspide de un mundo incierto que no tiene suelo ni cielo. Desde un confuso principio, eres mi principal anhelo, creo que hasta tí llego, mientras intento no caerme al precipicio. Cual colibrí excitado, no puedo mantener mi amor callado, mientras grita mi corazón desaforado: ¡Te amo, mi amor! ¡Te amo!" De un momento a otro, parece haber terminado. Vuelve a colocar la pluma en el tintero. Cierra el diario. Se levanta nuevamente y vuelve a ver la puesta del sol por la ventana. -------------------------------------------- A pesar de estar exhausta y tener que madrugar hoy, anoche me quedé un buen rato en mi cama escribiendo lo que leyeron. No era una opción dejarlo para otro momento. Besos, Ear.
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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10-23-2009, 04:59 AM | #662 |
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El dia que pase a formato digital alguno de mis textos publico algo aca....
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Byron El Peor Clan de Regnum Tal vez en un par de milenios la escritura hoygan evolucione hasta ser un idioma derivado del castellano (después de todo, castellano, portugués, italiano, ... no son mas que la evolución de los hoygan del latin no? ) Pescau Dixit |
10-23-2009, 05:15 AM | #663 |
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Nulla poena. Golpe a golpe retumban los pasos por el largo corredor. Ecos resuenan clamorosos de anunciar la figura de quien se acerca a un no esperado encuentro. Uno a otro se siguen. Sin pausa, pero sin prisa. Cual hordas furiosas dispuestas a saquear la confusión que reina en esa inmensa sala que se encoge a cada momento de angustiosa espera. De marcada incertidumbre. En la sala, una esbelta persona espera sentada en una frágil silla metálica. Pantalones entallados, musculosa y zapatillas bajas. Con los codos sobre la rígida mesa de acero inoxidable, frota sus ojos. La mejilla aún hinchada por el golpe. Alza la cabeza y con esfuerzo vislumbra su figura en la pulida pared parlanchina que tiene enfrente. Un as de luz entra por la abarrotada ventana y da en su rostro. Corre un mechón de cabello que le cubre el rostro. Escucha el incesante sucumbir de los pasos que se aproximan. La incertidumbre. El temor. La angustia. La ansiedad de saber lo que ocurrirá a continuación. La espera. La tan cansadora y agotable espera. Siguen retumbando esos pesados y cansinos pasos que amenazan con llegar en algún momento. Espera en su asiento. No tiene fuerzas ni coraje para ponerse en pie. Se aterroriza más. Pero decide conservar la aparente calma del desconcierto. Finalmente allí están. En la puerta de esa sala de baldosas blancas y negras. Una puerta de dos metros con un traga luz de vidrio separan a su visitante desconocido. Pasan los segundos y nadie entra. La impaciencia sigue royendo su temple. Ruidos en el picaporte. Un fuerte chirrido. La puerta finalmente se abre. Del pasillo obscuro, se observa un hombre cercano al metro ochenta. Robusto, corpulento. Pelo crecido, rostro anguloso y cansado. Demuestra cierto fastidio de tener que estar allí. No es para nada afable. Viste un largo sobretodo gris, un sombrero negro, y un traje negro a rayas con un saco de dos botones. Zapatos negros impecables. Se aproxima, y coge la silla frente a la suya. Del portafolio toma una carpeta de tres solapas color azul. Del bolsillo toma una pluma plateada con punta de oro. Abre la carpeta y comienza escribir. La primogénita habitante de la sala mira al recién llegado con asombro. Finalmente se anima a espetar: -Buen…- fue todo cuanto llegó a decir. El recién llegado le devolvió una furibunda mirada indicándole que guardara silencio. En seguida el mensaje fue comprendido, y tan pronto como asintió con la cabeza, el otro continuó escribiendo con una pulida grafía. Al cabo de unos minutos, cerró su lapicera, y habló. -Buenos días –dijo el recién llegado con vos amable. -Ya es de día por lo visto –dijo la desorientada persona que habitaba la habitación. -Así es. Desde hace unas tres horas al menos. -Llegué de noche. –dijo con resignación- -Los días y las noches se parecen demasiado últimamente. –reflexionó el recién llegado- ¿no lo cree? - Me está pasando hace un tiempo, pero ¿por qué estoy aquí? –sin poder ocultar su intriga. -¿No lo sabe? -No. No tengo la menor idea. -Veo. ¿Aún no le han dicho nada? -No, no hablé con nadie desde que me trajeron. Incluso antes de llevarme no me dijeron mucho. Yo dormía y me vinieron a buscar, y me trajeron sin decirme nada –dijo con cierto tono de preocupación. -Usted ha de ser una persona muy estúpida o muy perversa –espetó con dureza. -Oiga, no me diga así. ¿Quién es usted? -Eso no es importante. No en su situación. -¿Pero qué hace aquí? Asumo que me viene a ayudar. -No precisamente. Vengo a entender. -¿A entender? ¿Qué es lo que tiene que entender? Yo debo entender. Desde la madrugada que me tienen en esta sala y nadie me dice nada. Y aparece usted, y todo es un misterio que no logro comprender –dejando caer una lágrima en unos ojos vidriosos y una respiración que comenzó a entrecortarse. -Usted está en medio de una situación confusa. Están recabando pruebas para culminar la construcción de su caso. Francamente su crimen… -respondió con serenidad aquel cuyos zapatos relucían, y cuyos cordones existían y se hallaban anudados. -¿Crimen? ¿De qué crimen me habla? Yo no cometí… yo… Aguarde… ¿Qué ocurre? –esta vez las palabras brotaban con dificultad, entre llantos, desesperación, y un rostro empalidecido por el pánico. -Usted estaba allí. Esperaba que me cuente que ocurrió. ¿Por qué lo hizo? -Inquirió el escriba. -¿Dónde? Yo estaba durmiendo cuando irrumpieron en mi habitación. Me llevaron. No sé de qué se trata todo esto. -Haga memoria –replicó con dureza. -No sé que pude haber hecho. Debo reconocer que alguna vez he cruzado algún semáforo en rojo, o me he detenido sobre una senda peatonal, pero no sé que más. -La mataste -dijo con rabia. -No, yo no -espetó la muchacha. -La destruiste. Sentiste la necesidad de hacerlo. Por vos, por él, por ella. Decilo -de manera insistente. -No, no! -¿Fueron celos? -No lo sé. -¿Deseo? -No lo sé- -¿Ira? -No lo sé. No lo sé. Basta… -La joven rompió en llanto. Un llanto desgarrador producido por la incertidumbre, la confusión y el descreimiento. El sujeto no sabía si la muchacha había finalmente recordó lo que había ocurrido, o comprendió que nada podría hacer ya para volver atrás. No intentó consolarla, pues eso era algo que debía emprender sola. Antes de partir le dijo: -Veré que ocurre contigo. Desapruebo lo que hiciste, de hecho me genera muchísimos conflictos internos, pero debo algún que otro favor y tal vez te ayude. -¿Cuál va a ser mi pena? -Eso no lo decido yo. Ya empezaste sola. Ella miró esperanzada como el sujeto se alejaba. Paso a paso, golpe a golpe, los sordos ruidos se difuminaron en el estrecho y largo corredor. Ese andar se difuminó en una penumbra que comenzó a apoderarse de una desolada muchacha que no hallaba respuestas en los estragos de su desmemoriada cabecita. Mientras el desconsuelo y las llamas se apoderaban de la muchacha, el hombre del maletín saludaba a unos guardias de la puerta. Subía a su auto, y tras unas cuadras, llegaba al lugar de destino. Pensaba en el aviso que recibiera en su despacho hacía un tiempo atrás. Si tan sólo hubiera dicho o hecho algo a tiempo, tal vez lo hubiera evitado. Las intervenciones inoportunas. Los arrebatos de impotencia. Casi tuvo el detalle de lo ocurrido, y sin embargo, permaneció inmóvil. Sentía una absurda sensación de responsabilidad. Su rostro austero y serio continuaba inmutable. Había dado con el lugar. Un patrullero en la puerta del edificio señalaba que era la dirección correcta. Subió por el ascensor hasta el 5º piso. Llamó a la puerta, y un oficial uniformado abrió. -Doctor, buenos días –saludó con entusiasmo el joven uniformado, cual si estuviera en una juguetería. -¿Qué tal? –dijo con un tono que le indicó lo inapropiado de su ímpetu. Al entrar, dos peritos de la científica se encontraban en la escena. Una silueta en el piso, y rastro de tiza por doquier. Un fino polvo sobre el modular, la mesa de luz y el resto de los muebles indicaban una búsqueda exhaustiva de huellas. Una luz ultra violeta en un rincón. Una cama desecha. Una almohada sobre el piso de parquet indicaban una presurosa huída. Un rosario roto sobre la mesa de luz. Ropa interior, unas botas, y carteras sobre un sillón, acusaban la indecisión que requiere la perfección. -Que picardía –dijo el más retacón de los peritos- -Cada vez son más jóvenes –dijo el recién llegado. -Es cierto –contestó el otro con rostro lúgubre y cansino- Pareciera una epidemia. -¿Ya saben cómo fue? –Preguntó el hombre del traje gris. -Aún no. Pero no descartamos nada. Un arrebato de pasión. Ira, frustración, desesperanza. –sentenció el de mirada caída. El abogado se aproximó más a la escena. Se puso de cuclillas junto a los restos de la víctima. Observó con detenimiento su rostro amargado, infeliz, pero calmo. Como aquel suicida resuelto. El hombre que vuelve tras una jornada larga de labor bien hecho, pero quien todavía llega a fin de mes privándose de las comodidades. En mil pedazos yacía por el lugar los restos de la víctima. Una conciencia destruida con vehemencia y crueldad. Un espíritu libre despedazado por una realidad inexistente que se sostiene con la fantasía de los incautos. Una soñadora había sucumbido esa noche. Una conciencia pura había pagado por los delirios de una pesadilla conciente.
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Armestt, Brujo Eterno de las Sombras de Alsius Et certe cuiusque rei potissima pars, principium est. [Gaius; Digestorum L. I; T. II; 1] |
10-23-2009, 03:36 PM | #664 |
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Me encanta el feedback entre Ear y Angy. Salen textos preciosos, donde aparece a las claras el enorme cariño y respeto que se tienen.
@Armestt: Muy bueno, y encima de temática jurídica. El inicio me hizo acordar mucho al Proceso de Kafka. Pt y feo. Vos nada más escribís en papel!!
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LoneSword - El Peor Clan de RegnuM "El enemigo anónimo es un halago. No sólo le importa lo suficiente para odiarlo a uno, sino que por algún motivo no puede dar su nombre. Es un motivo de alegría, camarada." (MalditoLobo)
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10-23-2009, 06:35 PM | #665 | |
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Quote:
No podría saldar nunca lo que ella hizo un día -o varios, mejor dicho- por mí. Una amiga en serio. Fede... Qué bueno volver a leerte luego de tu ausencia. Se necesitan esos toques azulcitos que dejás en el Café. Besos, Ear.
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Earwin Spellstrike - Prisioneros del Lag
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10-23-2009, 11:14 PM | #666 |
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Posts: 0
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No se puede ser feliz solo? Autor: Nazarena!
Creo que para ser feliz con alguien, Primero debemos ser felices con nosotros mismo. Debemos poder soportarnos, tolerarnos… Tenernos mayor consideración. Como pedirle al otro comprensión?, Si ni siquiera nace por uno mismo. Conformismo o apatía?. Resignación o soledad?. Como podes estar con alguien si no poder estar bien con vos mismo? Si te miras en el espejo y no te gusta lo que vez?. Como si te sentís patéticos? Si no podes siquiera dos segundo estar a solas con tu verdad?... Como?
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---->Mi lugra en el Camino<---- ---->Flor del Desierto<--- Last edited by flor_del_desierto; 10-24-2009 at 01:29 AM. |
10-24-2009, 01:42 AM | #667 |
Count
Join Date: Dec 2007
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Posts: 1,104
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Espejo. La obsesión de las mujeres son los espejos. En ellos ven sus problemas tanto de figura como de edad. Siempre que salen, se miran en el espejo, y si este no las satisface, siempre esta disponible el marido. Los espejos son otro mundo, un mundo donde las mujeres ven unicamente sus problemas, y no lo que realmente importa. Frases como "Estoy gorda" o "Estoy vieja" son muy comunes, cuando las mujeres se ven en los espejos, buscando siempre cualquier "mancha" en su "belleza perfecta". Ellas envidian a los hombres, porque no tienen ningun problema y los odian porque no entienden que es ser mujer. Un hombre en 20 minutos esta listo, una mujer en 1 hora. Algunos hombres no entienden porque se ponen tantos productos faciales, mascaras, polvos, y mas cosas. Ellas lo hacen para no sentirse angustiadas a la hora de enfrentar el espejo.
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10-24-2009, 05:58 AM | #668 |
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Fede, ¡veo que no perdiste tu toque! Siempre es bueno volver a verte. Como verás, aún me cuesta elaborar una critica constuctiva, pero no quería dejar de comentar esto. No tengo más que decir que lo que imaginarás. Así como sabrás también las preguntas que siempre te hago. Pero lo que sí diré es que me gustó mucho. Espero, al igual que otros, continuar leyéndote por estos lados. Cuidate mucho.
Saludos,
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Inexperta al atake
C H I Z I |
11-03-2009, 12:00 AM | #669 |
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El hada celestial y su Luna.
Érase una vez un hada dulce, sensible. Se encontraba muy perturbada por los ruidos de la realidad, perdida en una masa de niebla eterna. Su corazón latía muy fuerte, el rey de los sentimientos amenazaba con abandonarla... Desde hacía un tiempo, volaba y soñaba en soledad mientras contemplaba lo infinito de las estrellas del universo, más allá del cielo y los planetas, más allá de la realidad que la frustraba. Un día espantoso, lloviendo, con una tormenta amenazante en plena primavera, volando tranquila por fuera y aturdida por dentro, se posó sobre un mar de materia polvorienta, suave y blanca grisácea. El ser, sorprendido, despertó de su sueño para ver con quién se había encontrado ahora. -Ohh. ¡Pequeña hada! ¿Qué has de hacer tú por estos lugares? El hada, sorprendida por el repentino amanecer de la Luna, soltó un grito, pero se calmó al comprender que el astro no le haría daño. -Ehm... Estaba de paseo. Necesitaba tranquilizarme un rato. No andan bien las cosas en la Tierra, ¿sabes? -Hum... Entiendo. Pero... Dime... ¿Qué problemas hay en la Tierra? ¿Por qué una realidad injusta y dura como la que todos en ese planeta tienen puede abrumar a un hada tan hermosa como tú? El hada sonrió en agradecimiento al cumplido. Suspiró unos segundos y comenzó a relatar. -El clan de hadas está en proceso de división. Algunas hadas del clan están dejando el don y se están convirtiendo en humanos poco sensibles y ocupados sobre su vida y su camino, sin pensar en lo que realmente importa. Están con los ojos vendados por la cruel realidad y no pueden -algunos no quieren- ver otra cosa más que eso... Los soñadores cada vez son menos y los sueños, pesadillas. -¡Qué desastre! Ahora entiendo por qué vuelas tan feliz por estos lados. -Pero...Te digo algo. En la Tierra, los astros como tú no llegan a alumbrar con claridad los rostros y sucumben cada noche por la mentira que imponen las miradas humanas. El astro entristeció. -Los humanos que disfrutan de una noche cálida, silenciosa, donde me pueden ver en el centro del Cielo son cada vez menos. Están ciegos, permanentemente atentos a la sociedad consumista y egocéntrica que ellos mismos crearon. No tienen tiempo para atender a la caricia de una gota de lluvia, al crepúsculo magistral que aparece cada tarde y se va cuando llega la noche; no tienen tiempo para contar las estrellas ni para levantarse a la madrugada cuando se produce un eclipse... Eso sí, promocionan la hora y el momento justo de la aparición del eclipse en los cuatro noticieros del día... Mas qué les importa a ellos el cielo, las estrellas, los paisajes, el amor o la familia si sólo tienen tiempo para planear cómo ganar esos papeles que ellos llaman dinero y por los cuales hacen trueques de todo tipo. La única recompensa que ellos aprecian son esos papelitos, que en cada continente o país tiene un color diferente. -No pensé que los astros como tú supieran tanto de la Tierra. ¿Desde cuándo te preocupas por lo que pasa en el planeta? La Luna soltó una risita. -¿Por qué crees que estoy tan informado? El hada hizo ademán de sorpresa. El astro soltó una carcajada. -Desde que existo, desarrollo una órbita pocos grados distinta de la terrestre, a menor velocidad pero siguiendo el paso de la Tierra. Casi nadie pasa por aquí… ¿Qué otro entretenimiento iba a tener yo si no el de espiar cómo es la vida de esos diminutos seres terrícolas? -Oye, que no son tan diminutos. Algunos nos buscan, quieren atraparnos. Como hadas, somos muy codiciadas por la magia que inspiramos y poseemos, pero sólo unos pocos logran capturar nuestra alma, que es el núcleo de la magia. -Entonces soy un afortunado de tenerte acá, conversando conmigo. Ambos sonrieron, el hada sonrojó. Tic tic. Tic tic. Ambos se asombraron. Inmediatamente, la pequeña sacó un aparato tecnológico de su túnica. Tenía una pantalla que irradiaba luces a la cual ella iba tocando estratégicamente. -Ah… Tecnología ¿eh? Pensé que eran todo magia ustedes. Ambos rieron. -Me atrapaste desprevenida. Sí, utilizamos celulares, generalmente de buena señal, para comunicarnos en el clan cuando lo necesitamos. -No es ningún aparatito cualquiera… Es un modelo con tecnología touchscreen. Silencio. El hada puso cara de disgusto. -¿Qué pasa? ¿Dije algo que te haya molestado? –inquirió el grandioso cuerpo celeste. El pequeño ser alado curvó sus labios en una sonrisa que no tenía más que amabilidad y cortesía. -No, majestuosa Luna. Ha ocurrido que hay una reunión en casa para solucionar un pequeño problema. Triste de un momento para otro, el astro se dio cuenta de lo que pasaba. -Ah… Eso significa que ya tienes que irte, ¿no? -Sí… No puedo dejar el mundo atrás por más que quiera. -De acuerdo… ¿Volverás? -Te lo prometo. Ambos se sonrieron una vez más y suspiraron, a pesar de ser la primera vez que se encontraban. La pequeña hada levantó vuelo y se deslizó levitando hasta perderse del rango de vista de la Luna. Llegó a casa muy feliz, de mejor humor que otras veces. Feliz por primera vez, desde hace mucho tiempo. Efectivamente, cuando un asunto va bien, otro va mal. En el hogar no tenían buenas noticias. Una de las hermanitas del clan de hadas decidió renunciar. Todas lloraron afectadas por la situación. El hadita más brillante de todas, entró en su cuarto. Era una amplia habitación pintada color rosa, decorada con maderas y detalles de color blanco. La cama, en el centro contra la pared, se asemejaba a la de una princesa, con volados de tul fucsia y un acolchado rosa, sobre el cual había dos almohadones blancos. A la derecha de la cama, dos mecedoras de madera pintada blanca y una mesa de té. A la izquierda, una cómoda y un armario inmensos donde la pequeña acomodaba sus cosas. A ambos lados de la cama, ventanales enormes por donde entraba la luz con gran poder y suaves alfombras de pelo de alpaca blancas. Ella se echó a llorar junto con un almohadón. Así hasta el día siguiente, cuando se despertó. No había dormido bien, por lo que se duchó y bajó por las esplendorosas escaleras del palacio para desayunar con sus hermanas hadas. Casi no había probado bocado cuando se levantó con desgano de la mesa, pasó por el tocador y centró la mirada sobre su reflejo en el espejo. Estaba destruida, necesitaba aliviarse. Entonces, se acordó de lo grata que había sido la charla con el espectacular astro rey de la noche y salió en su búsqueda. Él seguía ahí, dormido como muchas otras veces. Tímidamente, ella se acomodó sobre la materia gris que componía a su compañero y esperó a que despierte. -Buenos días –sollozó la estrellita alada. -Buenos días –contestó el sabio asteroide-. ¿Cómo estás hoy? -Mmm… Bien. ¿Y tú? -Bien… Sinceramente, esperaba ansioso tu llegada. Sonrieron. -No pareces muy animada hoy –dudó la Luna. -La verdad es que no. Hubo un silencio no muy prolongado, que se asemejó a una eternidad. -¿Qué ha ocurrido? –preguntó el rey nocturno. Con lágrimas brotando delicadamente de sus ojos, contestó la pequeña hada a la inquietud del astro. -Ayer… Una de las hermanas del clan ha decidido irse de casa. -Ah… ¡Qué cosa! Cálmate, pequeña, no desesperes que nada ayudarán tus lágrimas sino a que sufras más. Ambos hicieron ademán de abrazarse, pero no lo lograron como esperaban por el físico que condiciona a cada uno. Sin embargo, el efecto fue el mismo. Se quedaron así, unidos, durante un largo rato. Ambos disfrutaban la compañía del otro. Entonces, recobraron la noción del tiempo y tuvieron que despedirse de nuevo. Los días transcurrían lenta y dolorosamente para la brillante hadita. Los problemas la abrumaban y la niebla no cesaba sino cuando con la Luna se encontraba. Mientras flaqueaba por sus penas, en un corto vuelo por América, el hada fue capturada por un humano soñador que, justamente, soñando estaba. Ella no logró liberarse de los muros del esperanzado humano sino hasta un mes después de su captura. Durante ese tiempo, el astro Lunar lloraba y penaba por el recuerdo inolvidable de la hermosura de la pequeña voladora que lo cautivó desde el primer momento en que la vio. Él esperaba que ella volviera cada día como solía hacerlo hace unos cuantos días, pero eso no pasó. Al recuperarse y estar posibilitada para salir, el dulce caramelo mágico corrió en busca de su adorado para volver a su lado. Mas, se encontró a penas con los escombros mal apilados que quedaron de él. Ella se acomodó sobre el regazo del enorme cuerpo celeste, como siempre lo hacía. -Te has olvidado de mí todo este tiempo. -¡No! ¡Nunca, amor! Un humano soñador y apasionado me ha capturado. No pude salir sino hasta ayer. -No es cierto… Es que mis condiciones son un problema para ti. ¿Verdad? -No, querido. Tú sabes bien lo que yo te aprecio. Silencio. Ninguno de ellos se atrevió a objetar ni una sola palabra más. Ella largó a llorar. Él esperó una explicación. -Mañana… Nos mudamos a una galaxia distinta de la Vía Láctea. El clan del Sur llamó para la reunión anual, que para nosotros equivale a 100 años. No sé cuánto tardaré. Es mi segunda reunión y en la primera yo no participé. No puedo faltar… Más allá de esto, amor, sabes que mi corazón lucha por proteger tu imagen ahí adentro, para sostener mis sentimientos. Ambos rompieron en un llanto insostenible. Luego de un rato, se produjo un profundo silencio. El hada miró la hora. Era tarde. Lo besó y emprendió su camino. La agonía de ambos fue inevitable. Lloraban por dentro y por fuera; entrañaban un amor eterno, interrumpido por las circunstancias de la vida. Ambos se extrañaban mucho el uno al otro. En el camino de vuelta, el hada herida por el vacío permanente que sentía, se encontró con una mariposa que volaba alegremente entre nubes de humo rosa y nubes de humo negro. Comprendiesen la una a la otra, por sus desdichadas vidas. Entre risas y lamentos, charlas divertidas y discusiones necesarias, pasaban algún… No, un buen tiempo juntas. La mariposa colorida y de alto vuelto, como ella había elegido para mi imagen, volvió al planeta azul y verde que estaban contemplando desde lo alto. La dulce hada talentosa, voló hasta donde estaba su único y verdadero amor, sin importar las noticias que de él había tenido o lo mucho que por él había sufrido. Nada importaba más ya que los pálpitos de su corazón. Se reencontraron. Lloraron mares en unos pocos segundos, alegres por la vuelta de la dulce hada a los brazos de un ser estrepitoso de amor y feliz por la vuelta de su amada. -Te estaba esperando, querida mía. No veía el momento en que llegaras de nuevo a mi lado. Para siembre, brillante luz de mi corazón –gritó solemnemente el galán. -------------------------------------------------------------------- Gracias a Angy y a Diego por aportar con sus opiniones y las conversaciones varios puntos importantes de la obra. Logré terminar este cuentito de hadas y un astro que simboliza mucho el tema. No esperaba que me cueste tanto y a la vez tan poco escribirlo. Esta vez, lo escribí para alguien a quien necesito darle un mensaje. Es dedicado a Angy. (No, no me ibas a entender de otra forma.) Y agrego un mensajito que conjuré y redacté hace unas horas (espero que no sea confuso): Soñar no cuesta nada. Luchar por esos sueños es en vano si no están arraigados. Agonizar por una hipótesis es lo mismo que morir en manos de un acertijo fallado. Mas, nada vale si no se sufre por ellos, por todos esos sueños que hacen posibles nuestras vidas. Besos, Ear.
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11-03-2009, 01:39 AM | #670 |
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Vengo leyendo el Café Literario desde hace bastante y cada vez entiendo menos el modo en el que se organiza.
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And thats how Celerian sees it! Alcanzá la gloria. Encontrá vos también la Fuerza ~ |
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