06-15-2010, 11:49 PM | #731 |
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¡Revivo!
Esta es una poesia que escribi en clase, que me pidio la profesora. Tenia que tener alusiones mitologicas, hiperbaton, hiperbole y terminos grecolatinos. Tiene mas o menos eso. ------------------------- El Alado del Cielo. Por suaves y curvadas iluminadas y angelicales vigiladas por el Olimpo bello y epico es. Salvaje e indomable magico y melancolico rey de los cielos danza con aves y espiritus bello y epico es Pegaso, el Alado del Cielo.
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06-16-2010, 02:02 AM | #732 | |
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Hace unos días que venía con ganas de leer algo en el Café, algo nuevo...al no haber nada nuevo releí algunos escritos de las primeras hojas. Yo ya no escribo, ¿falta de ánimo? ¿falta de tiempo? ¿falta de "para quien"? No sé, estaba en llamas cunado me acosté. Saludos! |
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06-16-2010, 02:13 AM | #733 | |
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Que conste, yo no amo la poesia (la odio) pero le pongo garra al asunto (como dice mi abuelo) pero solo para aprobar. Las poesias que me piden en la escuela, las suelo hacer bien cortitas porque no me quiero esforzar mucho para hacer algo que detesto. Mi pasion son los relatos y novelas. He estado en eso desde los 8 años. Mi ultimo trabajo, el que quiera leerlo, aqui.
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06-16-2010, 02:59 AM | #734 | |
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Ojo con los amigos que están siempre apoyándolo... (?) |
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06-17-2010, 02:04 AM | #735 |
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Relatos bajo la lluvia.
Lágrimas dulces. El diluvio que caía en la ciudad en ese momento era incontenible, agua, agua, agua y más agua; gotas de lluvia, un poco ácida, que hacían sufrir a las plantas, los edificios y las personas. Yo estaba sentada al lado de la ventana, viendo la lluvia caer. Tengo que admitirlo, me encanta esa humedad que trae la lluvia, y por eso dejé que esas moléculas de líquido rozaran mi cuerpo, con su choque frío y repentino, como si me hiriera cada gota. No pude evitar la reflexión, que me ataca cada vez que estoy bajo las sombras de la soledad y el silencio. Pensar en el dolor pasado de época, pasado de moda, ya no era una opción. Pensar en el dolor del presente, tampoco, ya estaba harta de recordar el dolor, y además no tenía casi ninguna razón para preocuparme por eso. Pensar en el futuro, es incierto, pero era algo que necesitaba: una meta, un sueño, un deseo que se vea posible. Dejé a mi mente volar, le solté el cordón que ataba sus alas, y le di plena libertad, aunque sea por un momento. De repente, me veo en el basto parque verde que constituye la mayor parte de mi propiedad, mojándome sin ninguna preocupación, como si la fricción del agua contra mí fuese insignificante, que después de todo lo es, pero no voy a explicar en esta oportunidad. Miro con los brazos abiertos al cielo, agradeciendo estar ahí parada. Después me puse a caminar, a dar vueltas, como si esperara algo o a alguien. Y la lluvia caía sin cesar... Me apoyé en un árbol, sin ninguna preocupación o noción del tiempo, mirando hacia el pasto empapado. Por alguna razón, levanté la cabeza y miré hacia la puerta. Fueron los segundos más largos de mi vida, y los que la cambiaron por completo. Caminaba tímidamente, pero firme en su destino, sin mirar atrás, el ángel que me salvaría la vida. Su mirada azul como el mar penetraba en mis ojos, evadiendo la lluvia que se interponía. Ya no lo dudé, me buscaba a mí, y yo a él, pero no sabía eso hace tan sólo unos minutos... ¿Será que me cambió la vida, en tan pocos segundos?, ¿fueron tan fuertes esos segundos en que lo vi cruzar el campo mojado? No lo sé. Sonreía levemente, sin dejar de mirarme a los ojos, mientras continuaba caminando con el cabello aplastado y las manos en los bolsillos de su campera, como si no lloviera. -Hola -me dijo. Nos sonreímos tímidamente, como si escondiéramos algo detrás de esa timidez, como si el mundo entero nos estuviera viendo, como si nos hubiéramos visto antes... -Hola -le contesté. Hizo un ademán, invitándome a caminar con él. Me olvidé de la lluvia, del tiempo, del resto de mi vida, y acepté su invitación. Ambos estábamos en silencio, no sabíamos qué decir, y no dejábamos de mirarnos, pero sin embargo ambos disfrutábamos de ese silencio, y del flujo que se movía en nuestro interior mientras nos leíamos el alma a través de los ojos. No se necesitaban palabras tampoco, todo estaba allí, en esos círculos brillantes, y en la sonrisa compartida. Pero el silencio se volvió incómodo después de un rato. -¿Te gusta la lluvia? -me preguntó. -Sí, no... Bueno, más o menos... Me gusta la humedad que produce, pero me lastima ese choque ácido y frío del agua. ¿A vos? Sonrió, un poco más de lo que ya sonreía, con un tono casi burlón. Pero me gustó. Era muy tierno de su parte. -Me encanta la lluvia, su humedad, las calles húmedas por la noche... Miré hacia el suelo. Las baldosas se ahogaban, el césped pedía auxilio, la tierra escupía líquido, las plantas y los árboles rechazaban cada gota de agua que caía sobre ellos, y nosotros, él y yo, caminábamos sin molestia alguna. -¿Cómo llegaste hasta acá? -le pregunté. Tenía que saber cómo llegó hasta mí ese ángel salvador. -Hablamos hace unos meses... Me diste tu dirección, me dijiste que pasara a tomar unos mates cuando quisiera. Perdón por no llamarte antes, el celular se me deshizo en el lavarropas y hace dos semanas que se robaron los cables del teléfono, y no los reponen. De una manera u otra, me acordé de vos, y te extrañé, aunque nos cueste creerlo, necesitaba hablarte. Me sorprendí, pero después de todo, su sorpresa fue muy grata. Mucho más de lo que esperaba o imaginaba. Y ahora entendía por qué no sabía que él vendría, pero en mi interior lo esperaba. Y llegó. -Ah, es verdad. Ya me acuerdo. Vos sos... Rob, ¿no? -simulé sorpresa, pero sabía perfectamente quién era. No quería asustarlo, tenía que actuar normalmente. -El mismo. O no, el mismo posiblemente no, pero sí, soy yo. Tu nombre es... -Me dicen Rijah. Sonreímos. -Me gusta, pero... ¿Por qué "Rijah"? -No sé, a una amiga se le ocurrió, y después todo el mundo me llamó así. Volvió el silencio, pero seguíamos caminando. Cuando cruzábamos un camino angosto que sobresalía de un mar de agua y barro, me tropecé, y casi me caí, si no fuera por los brazos de mi ángel salvador que sostuvo todo el peso de mi cuerpo tomándome por la cintura, y llevándome rápidamente contra su cuerpo firme. Reprimió una carcajada. Yo lo miré asombrada. -¿Estás bien? -Sí, gracias Rob. Si no fuera por vos, me habría ido directo a la laguna. Por cierto... ¡Qué fuerza! Se sonrojó, y yo también. -De nada. Y gracias por el cumplido. ................................... Continúa...
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06-17-2010, 02:07 AM | #736 |
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Me limité a sonreírle. Y seguimos caminando por el parque, que era bastante amplio, pero esta vez cruzó su brazo derecho por mi cintura, y fuimos abrazados, unidos por un lateral, sin darle ninguna importancia a la lluvia que todavía caía, a la ropa deshecha por el agua, ni a cualquier otra cosa que no fuera lo que pasaba dentro nuestro en ese momento. En un andar lento nuestras miradas se unían de nuevo, las sonrisas se volvían una y los fluidos en nuestro interior se movían sincronizados.
Me apretó más contra su cuerpo, y sentí algo como nunca antes en mi pecho. Me abrazó sin pedir permiso, y cortó mi respiración. Me abrazó de repente y paró mi corazón. ¡Pero me encantan las sorpresas! -Hace unas horas que te encuentro, y ya te quiero. Me cuesta creerlo, pero así es... Te quiero. -Le encanta causarme excesos de latidos y eventuales paros cardíacos. -Me too, Rob. Fueron las dos horas más largas y más extrañas de mi vida, pero te quiero. Seguimos caminando abrazados, ahora de la mano. No se oía más que el impacto de las gotas en el suelo, y los latidos coordinados de nuestros corazones. No podíamos ver más que los ojos del otro, y el cielo encapotado. No sentíamos más que el calor que producían nuestros cuerpos, nuestras manos unidas y los proyectiles acuosos, que se deshacían al golpearse contra nosotros. Entonces llegamos a mi sector privado del parque, donde estaba el árbol que yo había plantado y cuidado desde los seis años de edad. Era un almendro, y el mes siguiente cumplía veinte años. Me adelanté, aceleré el paso, sin correr, y le pedí que me siguiera. Se quedó parado mirándome unos segundos. Y me sorprendió de nuevo. Corrió hasta donde yo me había parado, frente a él, y me abrazó levantándome en el aire, dando dos vueltas completas. Nos reímos con ganas. Sin embargo, nos quedamos abrazados, sin poder soltarnos. Y mientras tanto le conté. -Este almendro lo planté cuando tenía seis años. El mes que viene cumple veinte años, pero sus almendras siguen siendo las mejores. ¿Te gustan las almendras? -Uf... ¡Me encantan! -contestó, sarcástico. Me reí. -¿No te gustan? Se apenó. -No. -¿Las probaste alguna vez? Supongo que sí, pero nunca las que da este árbol. No es por presumir, pero son diferentes a todas las demás. -Sí, las probé, pero... Si me decís que son diferentes, que tal vez no las encuentre tan mal, algún día pruebo las tuyas. -Eso quiero verlo... Te van a encantar. -Eso espero -se rió. Seguíamos abrazados, al reparo de ese árbol, donde la lluvia se hacía más finita, y ya no hería. Me llevó aún más contra su cuerpo. -Te quiero. Te quiero. Te quiero mucho, mucho, mucho... ¡Yo sí que te quiero! Y en tan poco tiempo, aprendí a quererte tanto... No pude evitar sentir algo... Fuerte no. Fortísimo dentro de mí. Se me acababa el oxígeno, se me paraba el corazón, y mis ojos se pusieron llorosos, me emocionaba todo lo que él decía. No podía aguantar tanto. Lloró conmigo, sin saber ninguno de qué, pero lágrimas, lágrimas tan dulces como la miel. Como esa miel que recorría nuestros cuerpos. Salió el sol, pero la lluvia no paró. Ya no hería, ahora la lluvia sanaba todas las aberturas del pasado y con su dulzura nos abría la puerta hacia un nuevo futuro. Tomó mi cara entre sus manos, y yo la suya. Frente a frente, mirándonos fijamente, suspirábamos y exteriorizábamos el contenido de nuestro interior. Sus labios, tan dulces como la miel, tan suaves como el algodón, a penas rozaron los míos, cuando una luz impactó contra mis ojos. Una voz adulta me gritaba algo, pero no lograba entenderla. Estaba aturdida. -¡Arriba, arriba! -me gritaba la voz. Me encontré acostada en una cama. Abrí los ojos, tapando la luz con mi brazo. Logré reconocer la voz, que pertenecía a mi madre, y el lugar donde estaba, que era mi habitación, mi casa de cuando yo estaba en etapa de estudios secundarios. -Uh. Mierda. Tengo que ir al colegio, otra vez. ¿Por qué no puede ser sábado? -mi memoria volvió a mi cuerpo. Me levanté, un día más. Sólo podía esperar, y continuar, recordando por siempre esas lágrimas dulces que habían cambiado mi vida. ............................................ Un poco de ánimo para el café, señores... Saludos, Ear.
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06-17-2010, 02:28 AM | #737 |
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/me está en una maratón terrible.
/me tiene que escribir una novela en menos de una semana. /me cree que lo va a lograr. /me volverá pronto, con material nuevo para el café. /me vuelve pronto, como los clientes de Apu.
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07-26-2010, 04:21 AM | #738 |
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Bah siempre me da cosa postear aca porque no puedo leer todos los post. Voy a tratar de no colgarme de nuevo e ir leyendo lentamente. Posteo un cuentito ya que hoy lei varios posteos (me quita un poco de esa cristiana culpa).
"Solo aquellos minutos" Desdén sentía José (él no lo sabía). Toda su vida se había sacrificado por esto o por aquellos. Y esos muertos no se podían sacrificar ni por noventa minutos: "Esos pocos minutos deciden la felicidad de tantos..." pensaba José entre dientes "... si me dieran la oportunidad dejaría el alma en la cancha; pero estos cagones no son capaces de poner huevos por noventa minutos. Y lo peor de todo es que el viejo milico puto ese no sirve ni para pegarles una buena cagada a pedos para que ganen. Igual ahora ya es tarde. No tiene solución, lo hecho, hecho está..." -"Pepe...", le interrumpió su mujer,"... vení que ya empieza." -"No me jodas vieja...", respondió, "... no quiero saber nada de esos muertos." -"Pero si en el trabajo te dieron franco para ver el partido.", dijo su mujer sorprendida por la respuesta. -"Es la primera vez desde que tengo memoria que tengo un rato para mí, que no tengo que estar haciendo esto o aquello. Además el Chueco Lazo me dijo hace un tiempo que me quería contar algo. Ni bien me di cuenta de que estábamos afuera (yo hice las cuentas), le dije que venga a tomar ahora unos mates. Llevate la radio a la pieza que no quiero saber nada. No quiero saber nada." -"Bueno viejo, tenés más yerba en la alacena.", agregó su mujer mientras se llevaba la radio a la pieza para escuchar el partido. Hacia tiempo que José no estaba solo consigo mismo. Por la falta de costumbre no sabía bien que hacer. Entonces decidió ocupar sus manos, para que su cabeza no se retorciera demasiado. Ritualmente, como si tratara de evitar ofender a una rigurosisima deidad, preparo el mate: mientras el agua se calentaba, lentamente, ponía la bombilla en el jarrito, cierta cantidad predeterminada de cucharitas de té casi colmadas de azúcar sobre la bombilla, yerba hasta completar dos tercios, agua tibia, chupar y escupir, posapava en el medio de la mesa, agua lista, mate, pava al posapava, traste en la silla, codo en la mesa, mano en el mango de la pava, agua en el jarrito, chupar, tragar. Ahora solo queda repetir algunos pasos predeterminados, como en el trabajo, pero en este caso, José no quería que el tiempo pase rapidamente. Tenía que hacer algo distinto con el tiempo que lo que solía hacer en el trabajo. Tenía que quedarse ahí, no quería escaparse, no quería que este su tiempo, su único tiempo desde que tenía memoria se le escapara. Ya no sentía desdén, sentía impotencia. -"¡Gol!¡Pepe!...", grita su mujer interrumpiendo su impotencia. -"¡Te dije que no me jodas.", responde José canalizando su impotencia como ira contra el primero que se le cruzo. -"Bueno viejo, perdón, no molesto más ¿El Chueco Lazo no llegó?" -"Sí, está acá tomando mates.", responde sarcástico. -"Eso fue innecesario." dijo su mujer y volvió a la pieza. Sintió que tenía que disculparse, pero desistió. Por lo menos se le había ocurrido como no escaparse. El Chueco era todo un personaje. De pibes, como amigos del barrio habían pasado y hecho miles juntos. Chueco por zurdo le decían, en el potrero no perdonaba a ningún arquero. Pero eso había durado poco, y había sido hace demasiado. Se habían separado cuando José tuvo que empezar a trabajar, el Chueco pudo estudiar. Después de esa separación se habían visto menos. Los dos estaban muy ocupados, en la suya. Y aunque cada vez que José se lo había vuelto a encontrar había pensado que no era un hombre, que no ponía las barbas en remojo, todavía papaba moscas y perseguía mariposas; le envidiaba ese brillo que tenía en los ojos cuando contaba esas cosas raras que hacía con los pobres ¿Por qué se demoraría tanto? Si no era ese día, dificílmente podrían concertar otro encuentro ¿Qué quería decirle? ¿Parecía urgente cuando se vieron por última vez? No lo recordaba bien, pero sospechaba que si hubiera sido urgente habría insistido ¿No? Ahora ya no sentía impotencia, sentía una molestia que lo empujaba a moverse ¿En que estaba metido el Chueco? ¿Que era eso que hacía con los pobres? Recordó que le había dicho que les enseñaba. Eso no tenía nada de malo. Enseñar es bueno ¿no? ¿Por qué no aparecía el Chueco todavía? ¿Qué lo había retrasado? siempre había sido muy puntual Lazo. Tal vez la vida rara que llevaba lo había cambiado, o por ahí alguno de los nenes pobres esos había tenido algún problema. Había escuchado que estaban pasando cosas raras, pero eran tiempos dificiles, y de pibe José había aprendido que si no metía la nariz donde no correspondía iba a estar más tranquilo. El Chueco era incapaz de hacer mal, era curioso, pero inocente, bueno, siempre queriendo ayudar. El Chueco no podía ser subversivo, nunca ¿Pero por qué no aparecía? El Chueco siempre quiso ayudar, para eso había estudidado ¿Lo habían agarrado? Sintió entonces José un vacío que nunca había sentido, que necesitaba ser llenado imperiosamente, necesitaba saber que había pasado con el Chueco. En ese momento un grito hace temblar un país. José vuelve, y ve a su mujer que sale de la pieza corriendo exitada. -"¿Escuchaste?", preguntó su mujer. -"Sí, y cada vez me sorprende más lo estúpida que es la gente. El fútbol es nada más un juego, además no nos alcanza con dos goles." -"No, no. Vení, entrá, escuchá la radio." José la acompañó hasta la pieza sin terminar de entender del todo para que lo hacía. -"¡Este resultado le alcanza a la Argentina para seguir rumbo a la copa!¡Le alcanza para convertirse en el mejor del mundo!", brama el aparato. José no lo cree, parecía imposible la clasificación. Se acercó a la radio y le indicó a su mujer que hiciera absoluto silencio. Escucho atentamente. Efectivamente la selección argentina de fútbol todavía podía ganar la copa. José se sintió feliz, se sintió muy feliz. Escuchó el resto del partido. Besó a su mujer apasionadamente, al salir de la pieza le golpeó con picardía el trasero y le guiño un ojo, y se fue al Obelisco a festejar. Esa noche iban a hacer el amor, y él iba a dormir tranquilo. Al otro día volvería a trabajar.
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Lo que escribí arriba es solo mi opinión y espera ser discutida, corregida, contradicha y puesta a prueba. Una discusión es el proceso por el cual al menos dos personas aprenden algo nuevo. |
07-26-2010, 01:24 PM | #739 |
Master
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SENTIRTE ASI
Sentirte así a ti, Besando mi alma, Acariciando mí ser, Curando mis heridas. Sentirte así en mí, Enloqueciendo mí vivir, Trastornando la razón, Arrancando el dolor en mí. Solo en ti, Podré seguir sintiendo así, Mi piel con tu piel, Mi boca rogando tu boca. Solo en mí, Esta el calor de tu ser, El perfume de tu piel, Tu inmensa belleza. Sentirme así tan feliz, Gracias a ti, Gracias a tu cariño, Como vivir lejos de ti. pd: espero les guste saludos
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MAIPUCINO`s. Cajas de Diamantes con drops feos siempre!! (?)10 años c este vicio
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07-29-2010, 03:27 AM | #740 |
Pledge
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Location: En Casita :)
Posts: 0
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Hola gente, aca les dejo algo aun sin titulo, pero algo que necesitaba decir a gritos, jajaja... Besotes! Lentamente voy levantando mi cabeza del suelo frió después de tanto llorar, mi cuerpo duele tanto que ya no lo siento… Quiero que alguien detenga este carrusel… pero no para de girar, tengo miedo de no poderme parar.
Escucho voces a mí alrededor, soy el bicho nuevo, la gente en realidad no sabe quien soy pero sienten compasión, pobrecita sufre por amor, susurran tan despacio como su capacidad les permite. Mis pensamientos viajan muy lejos de mi, ya no controlo a mi mente, el espejismos de tu rostro me persigue por todo el lugar. Busco tus manos consuelo de mi llanto en tantas noches de tormentas, pero no están, y no se si algún día volverán a estar… este pensamiento arranca lo ultimo de cordura que quedaba en mi, el vació se ve como mi única opción, quizás sea mi salvación. No tengo nada de que avergonzarme no seria la primera que murió de amor: eh aquí mi debate… Vivir para que el sufrimiento me recuerde que nunca debo Soñar de día, o Morir sin pena ni gloria en el mar del olvido….? Futuro enemigo intimo de mis mas grandes tesoros, la incertidumbre que me traes es lo que mas me atormenta, el no saber, el no poder prever, como puedo vivir sin siquiera un ápice de seguridad, sin ver en el horizonte alguna luz que me pueda orientar. Donde estas certeza?, alguna vez nos volveremos a topar?.... Quisiera verte traer el pasado en tus manos, y escuchar de tus labios como se transforma en presente… pero no, las horas no dejan de llegar amargando a cada segundo un poco mas a mi corazón. Autor: NH
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